You must be a loged user to know your affinity with Olivares
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

6.7
1,908
7
12 de enero de 2011
12 de enero de 2011
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poca gente puede presumir de haber tenido un debut como director tan bueno como Bogdanovich. Targets es una película buena, entretenida, pero que además tiene un plus en forma de mensaje y reflexión sobre el cine, y el momento histórico que atraviesa.
Targets cuenta con unos diálogos y una interpretación muy bien llevados, muy modernos por su sencillez y falta de artificiosidad si se me permite. Además, el hecho de que Boris Karloff y Peter Bogdanovich (en el papel de Sammy) se estén de alguna manera interpretando a sí mismos, ya nos establece un cambio en la metodología de trabajo, una auténtica búsqueda de la autenticidad a través de la humildad).
Aparte de esto, la puesta en escena y la cámara me parecen muy bien resueltas, muy interesantes y dramáticas para estar hechas por un “novato”. Bogdanovich demuestra una gran intuición en este sentido, sabiendo discernir en todo momento “Qué quiere contar” y “de qué manera puede hacerlo mejor”. Memorable la familia mirando la tele en casa, o la secuencia en el Drive-in. Bobby fumando un cigarrillo en la oscuridad de su habitación cuando llega su novia.
Hilando muy fino, la única cosa que encuentro floja en el film se ve a través del montaje, pero quizá tiene su origen en el guión: hay una cierta falta de ritmo, es un poco un chicle que pierde su sabor cuanto más se lo estira. Esto puede ser debido al gran peso de los dos personajes (Orlok y Thompson), que se traduce en un montaje en paralelo eterno, que genera una buena tensión, pero que acercándose al final (a mí) se me hace insostenible. La sensación es de que avanzamos demasiado lentos hacia el gran final. Bogdanovich se empeña en no renunciar a ninguno delos dos personajes en ningún momento, está demasiado enamorado de ambos para mi gusto, aunque sea comprensible.
Targets cuenta con unos diálogos y una interpretación muy bien llevados, muy modernos por su sencillez y falta de artificiosidad si se me permite. Además, el hecho de que Boris Karloff y Peter Bogdanovich (en el papel de Sammy) se estén de alguna manera interpretando a sí mismos, ya nos establece un cambio en la metodología de trabajo, una auténtica búsqueda de la autenticidad a través de la humildad).
Aparte de esto, la puesta en escena y la cámara me parecen muy bien resueltas, muy interesantes y dramáticas para estar hechas por un “novato”. Bogdanovich demuestra una gran intuición en este sentido, sabiendo discernir en todo momento “Qué quiere contar” y “de qué manera puede hacerlo mejor”. Memorable la familia mirando la tele en casa, o la secuencia en el Drive-in. Bobby fumando un cigarrillo en la oscuridad de su habitación cuando llega su novia.
Hilando muy fino, la única cosa que encuentro floja en el film se ve a través del montaje, pero quizá tiene su origen en el guión: hay una cierta falta de ritmo, es un poco un chicle que pierde su sabor cuanto más se lo estira. Esto puede ser debido al gran peso de los dos personajes (Orlok y Thompson), que se traduce en un montaje en paralelo eterno, que genera una buena tensión, pero que acercándose al final (a mí) se me hace insostenible. La sensación es de que avanzamos demasiado lentos hacia el gran final. Bogdanovich se empeña en no renunciar a ninguno delos dos personajes en ningún momento, está demasiado enamorado de ambos para mi gusto, aunque sea comprensible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En el fondo (que como ya hemos dicho es lo mejor del film), Targets nos habla de un cambio de época, y de un cambio de cinematografía. A través de sus personajes principales, Byron Orlok el viejo actor de películas de terror, y Bobby Thompson, el hombre corriente que esconde en su interior el nuevo terror mucho más moderno y efectivo, porque está enterrado bajo una capa de absoluta normalidad, Bogdanovich nos habla del paso del tiempo, del cambio generacional, tanto en la sociedad americana como en su cine.
De hecho, casi parecería que hay la película funciona a la vez como premonición de la nueva sociedad estadounidense y los terrores que en ella se ocultan, y por otro lado parece reclamar con cierta nostalgia a esos “adorables monstruos” del terror clásico: los dráculas, frankensteins y demás, para que nos salven de un terror mucho más cercano y real. El de un familiar, un vecino, un amigo, que un día por sorpresa, decide romper con todo lo apacible de la standarizada e inexpugnable vida norteamericana y emprenderla a tiros con todo el mundo. Y lo que es peor, de forma totalmente gratuita, con total frialdad y ausencia de motivos. Como un autómata, el psicópata de la posmodernidad, lanza la piedra sólo para oír el ruido que hace al impactar. No hay consecuencias, no hay regla moral que lo impida. Los monstruos clásicos al menos son pura fantasía...
La película da para grandes diatribas, metáforas, simbologías, etc... Yo me quedo con el coche blanco de Thompson en el drive-in vacío del final. La normalidad y el horror separados por una finisima línea. La “manzana podrida” del barril. Imposible de distinguir de las otras manzanas.
De hecho, casi parecería que hay la película funciona a la vez como premonición de la nueva sociedad estadounidense y los terrores que en ella se ocultan, y por otro lado parece reclamar con cierta nostalgia a esos “adorables monstruos” del terror clásico: los dráculas, frankensteins y demás, para que nos salven de un terror mucho más cercano y real. El de un familiar, un vecino, un amigo, que un día por sorpresa, decide romper con todo lo apacible de la standarizada e inexpugnable vida norteamericana y emprenderla a tiros con todo el mundo. Y lo que es peor, de forma totalmente gratuita, con total frialdad y ausencia de motivos. Como un autómata, el psicópata de la posmodernidad, lanza la piedra sólo para oír el ruido que hace al impactar. No hay consecuencias, no hay regla moral que lo impida. Los monstruos clásicos al menos son pura fantasía...
La película da para grandes diatribas, metáforas, simbologías, etc... Yo me quedo con el coche blanco de Thompson en el drive-in vacío del final. La normalidad y el horror separados por una finisima línea. La “manzana podrida” del barril. Imposible de distinguir de las otras manzanas.

7.0
2,888
5
24 de enero de 2011
24 de enero de 2011
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un Rey en New York es la crítica de Chaplin a la “Caza de Brujas” de los años 50. Es su venganza a una sociedad norteamericana que pasa de adorarlo a obligarlo a exiliarse por sospechas de comunismo. Y más ampliamente, es un retrato de la sociedad de la época, que vivía en un auge capitalista y de apuntalamiento del American Way of Life, con su omnipresente publicidad, su entretenimiento frívolo, y su inmensa maquinaria de adoctrinamiento de masas son respecto al papel de EEUU en el mundo moderno. Y es en este sentido donde Chaplin acierta plenamente en clavar su dardo y mostrar una gran valentía e implicación con la sociedad. El contenido de la película, encuadrado en este contexto metafílmico es muy bueno, pero eso no disimula para mí algunas de las carencias puramente fílmicas de la película:
-El humor está falto de gracia, y sobretodo de ritmo. Algo pasa con el humor en esta película. En contadísimas ocasiones me arrancó una sonrisa, a mí y a toda la sala donde la vi. Cabe preguntarse si era necesario el humor en un film de este tipo, pero asumiendo que Chaplin sea incapaz de vivir sin él, encuentro los gags muy poco inspirados. No pasan de inocentones y caducos “pastelazos en la cara”. ¿Donde está el canallismo y la picardía de Charlot? ¿Dónde esas situaciones inverosímiles pero en la que podemos vernos reflejados a nosotros mismos o a nuestros más ocultos pensamientos y deseos? Si el Humor es Drama+Tiempo, Chaplin no supo cómo cuajar el segundo ingrediente, quedando siempre las bromas como retardadas, congeladas en la nevera, y bastante infantiles para un film de madurez artística como éste. Recordar solamente los niños en la escena del orfanato, dónde lanzan bolitas de papel al Rey Shadov cuando no mira, y un niño pastelero usa el dedo de hurgarse la nariz para hacer pasteles. El equivalente actual de este gag sería la tarta de manzana en American Pie por lo menos...
-La puesta en escena es teatral y artificiosa. Todos los planos y su movimiento interno de personajes, acciones, etc. se plantean desde esa frontalidad tan típica de la comedia, y sobretodo del cine mudo. Salvando las distancias, y pese a ser filmada en Inglaterra quizá no con muchos medios, estamos en 1957. Tan sólo tres años después se estrenará El Apartamento, y hay un mundo entre una y otra. La comparo con El Apartamento porque no es una película de acción ni de grandes filigranas técnicas, pero en cambio tiene una puesta en escena actual cuanto menos. Una resiste el paso del tiempo, la otra no. Aquí se evidencia una falta de adaptación de Chaplin a las nuevas técnicas y al nuevo lenguaje. El tiempo no pasa en balde lamentablemente... Y esto se puede aplicar tanto a la cámara, como al montaje, la interpretación, los decorados, etc. Imposible desprenderse de la sensación que detrás de la cámara hay un set de rodaje, con un cámara, un sonidista, un chico de producción con los cafés... pero no un director, que lamentablemente no puede estar en dos sitios a la vez.
-El humor está falto de gracia, y sobretodo de ritmo. Algo pasa con el humor en esta película. En contadísimas ocasiones me arrancó una sonrisa, a mí y a toda la sala donde la vi. Cabe preguntarse si era necesario el humor en un film de este tipo, pero asumiendo que Chaplin sea incapaz de vivir sin él, encuentro los gags muy poco inspirados. No pasan de inocentones y caducos “pastelazos en la cara”. ¿Donde está el canallismo y la picardía de Charlot? ¿Dónde esas situaciones inverosímiles pero en la que podemos vernos reflejados a nosotros mismos o a nuestros más ocultos pensamientos y deseos? Si el Humor es Drama+Tiempo, Chaplin no supo cómo cuajar el segundo ingrediente, quedando siempre las bromas como retardadas, congeladas en la nevera, y bastante infantiles para un film de madurez artística como éste. Recordar solamente los niños en la escena del orfanato, dónde lanzan bolitas de papel al Rey Shadov cuando no mira, y un niño pastelero usa el dedo de hurgarse la nariz para hacer pasteles. El equivalente actual de este gag sería la tarta de manzana en American Pie por lo menos...
-La puesta en escena es teatral y artificiosa. Todos los planos y su movimiento interno de personajes, acciones, etc. se plantean desde esa frontalidad tan típica de la comedia, y sobretodo del cine mudo. Salvando las distancias, y pese a ser filmada en Inglaterra quizá no con muchos medios, estamos en 1957. Tan sólo tres años después se estrenará El Apartamento, y hay un mundo entre una y otra. La comparo con El Apartamento porque no es una película de acción ni de grandes filigranas técnicas, pero en cambio tiene una puesta en escena actual cuanto menos. Una resiste el paso del tiempo, la otra no. Aquí se evidencia una falta de adaptación de Chaplin a las nuevas técnicas y al nuevo lenguaje. El tiempo no pasa en balde lamentablemente... Y esto se puede aplicar tanto a la cámara, como al montaje, la interpretación, los decorados, etc. Imposible desprenderse de la sensación que detrás de la cámara hay un set de rodaje, con un cámara, un sonidista, un chico de producción con los cafés... pero no un director, que lamentablemente no puede estar en dos sitios a la vez.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
-La Narración sólo avanza a partir del chico. Ahí reside la única historia que Chaplin pueda contarnos, y por tanto interesarnos y emocionarnos. El resto del metraje es una lenta presentación del Rey Shadov, de su relación con una publicista (excusa para la crítica a este submundo. Buena crítica, pero insustancial excusa), de gags de sombreros chafados, y demás relleno. ¡Al grano Chaplin, al grano! En general, todo el guión es un caos, en el que se vislumbran pinceladas de genialidad crítica hacia esa sociedad americana de vez en cuando, pero el resto del tiempo es un ejercicio de adivinación para intentar saber “de que va a ir esta película”. Se nota que Chaplin pone mucho de su vida personal en ella, pero a menos que te leas toda su biografía detallada, no puedes entender el porqué de muchos de los puntos de interés del film. El hecho de que al final el Rey Shadov se vaya igual que ha venido, dejando su relación con la publicista (preciosa y bien actuada Dawn Addams), el hecho que vuelva con su mujer, que deje al niño al que supuestamente aprecia tanto. Creo que en ningún momento conocemos al Rey Shadov y sus motivaciones, porque es simplemente Chaplin y no un rey, y por tanto no empatizamos con él, no le entendemos.
Como he dicho al inicio, el film es irregular. Esta falta de definición del protagonista, de ser el Rey Shadov y Chaplin a la vez, juega a la contra. De la misma manera que el hecho que sea un Drama-Comedia, que haya crítica y humor todo junto pero mal mezclado, también le resta puntos. Las reglas del juego no están bien establecidas desde el inicio, y a mí como espectador no me queda más remedio que prestar atención e intentar discernir en cada momento si vamos en serio o no, si es el Chaplin actor o el director el que habla...
En mi opinión, Chaplin tenía demasiado enfado y demasiada prisa en poner toda una serie de ideas y vivencias sobre el celuloide, y no hizo el necesario ejercicio de análisis y selección de las mismas, de buscar una idea unificadora de todas ellas, que le dieran a su mensaje forma de película, de historia. Y el resultado es, lo diré una vez más por si no ha quedado claro, irregular. Pero es Chaplin y se le perdona, siempre es bueno conocerlo un poco más. Y la intención está allí, que cuenta y mucho. Espero que la viera McArthy.
Como he dicho al inicio, el film es irregular. Esta falta de definición del protagonista, de ser el Rey Shadov y Chaplin a la vez, juega a la contra. De la misma manera que el hecho que sea un Drama-Comedia, que haya crítica y humor todo junto pero mal mezclado, también le resta puntos. Las reglas del juego no están bien establecidas desde el inicio, y a mí como espectador no me queda más remedio que prestar atención e intentar discernir en cada momento si vamos en serio o no, si es el Chaplin actor o el director el que habla...
En mi opinión, Chaplin tenía demasiado enfado y demasiada prisa en poner toda una serie de ideas y vivencias sobre el celuloide, y no hizo el necesario ejercicio de análisis y selección de las mismas, de buscar una idea unificadora de todas ellas, que le dieran a su mensaje forma de película, de historia. Y el resultado es, lo diré una vez más por si no ha quedado claro, irregular. Pero es Chaplin y se le perdona, siempre es bueno conocerlo un poco más. Y la intención está allí, que cuenta y mucho. Espero que la viera McArthy.

8.0
6,724
7
15 de noviembre de 2010
15 de noviembre de 2010
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
“ÉL” (1953) Luis Buñuel
Si algo no se puede negar a esta película es la vigencia y “modernidad” de su tema: el maltrato de la mujer en el matrimonio. Luis Buñuel se adelantó una vez más a su tiempo, a lo políticamente correcto, e hizo un film que en España le hubiera causado algo más que problemas (desconozco la opinión que mereció en México). Pero no es éste el lugar para hablar de la fuga de cerebros que sufrió (y sufre) España. Vayamos al film, y para variar, empezaremos por lo “malo” de la película.
Pese a esa “modernidad” innegable, el film adolece en casi todo su metraje de un clasicismo formal que aunque entendible (sobretodo tratándose de una producción Columbia), sigue siendo decepcionante para Buñuel. La estructura resulta engañosa, ya que aunque toda la parte central del film es un flashback gigante donde la protagonista explica a su antiguo prometido y amigo como ha sido su matrimonio, esto no altera para nada la estructura real del relato en tres actos, que es tan manida y previsible que llega a aburrir. Se genera expectativa sobre la resolución, sí, pero de una manera que ya hemos visto y revisto. Hecho. Vayamos ahora a la bueno de este film, que hay y mucho:
La puesta en escena destaca por la tendencia a los planos-secuencia en los diálogos de los protagonistas, que le da una gran fluidez al relato y además permite a los dos actores (buena actuación de ambos creo yo) dar lo mejor de sí.
También la dirección artística tiene una gran repercusión en el film, especialmente el decorado: una casa modernista donde abundan las líneas curvas y cierta sobrecarga decorativa, que nos sugieren la inestabilidad emocional del protagonista.
Y sobretodo, lo que realmente tiene de meritorio este film, y a partir de dónde le podemos sacar todo el jugo y los motivos para verla, es que el protagonista de la película no es la víctima, si no el maltratador. Esto convierte al film en un viaje a la mente de una persona con unos problemas emocionales, que aunque muy serios, no lo hacen un monstruo. Eso es lo más aterrador. Francisco, no deja en ningún momento de ser de carne y hueso, y Buñuel nos posiciona de su lado, lo queramos o no. Y como eso sería quizá algo morbosamente gratuito, el contexto del personaje nos deja en pinceladas los oscuros motivos de toda esa violencia. Obviamente, él es descendiente de terratenientes, un hombre rico y que además quiere recuperar tierras perdidas. Eso lo aplica a su esposa, que pasa a ser parte de su propiedad, y al igual que con las tierras, sufrirá un miedo constante a que se las arrebaten.
Si algo no se puede negar a esta película es la vigencia y “modernidad” de su tema: el maltrato de la mujer en el matrimonio. Luis Buñuel se adelantó una vez más a su tiempo, a lo políticamente correcto, e hizo un film que en España le hubiera causado algo más que problemas (desconozco la opinión que mereció en México). Pero no es éste el lugar para hablar de la fuga de cerebros que sufrió (y sufre) España. Vayamos al film, y para variar, empezaremos por lo “malo” de la película.
Pese a esa “modernidad” innegable, el film adolece en casi todo su metraje de un clasicismo formal que aunque entendible (sobretodo tratándose de una producción Columbia), sigue siendo decepcionante para Buñuel. La estructura resulta engañosa, ya que aunque toda la parte central del film es un flashback gigante donde la protagonista explica a su antiguo prometido y amigo como ha sido su matrimonio, esto no altera para nada la estructura real del relato en tres actos, que es tan manida y previsible que llega a aburrir. Se genera expectativa sobre la resolución, sí, pero de una manera que ya hemos visto y revisto. Hecho. Vayamos ahora a la bueno de este film, que hay y mucho:
La puesta en escena destaca por la tendencia a los planos-secuencia en los diálogos de los protagonistas, que le da una gran fluidez al relato y además permite a los dos actores (buena actuación de ambos creo yo) dar lo mejor de sí.
También la dirección artística tiene una gran repercusión en el film, especialmente el decorado: una casa modernista donde abundan las líneas curvas y cierta sobrecarga decorativa, que nos sugieren la inestabilidad emocional del protagonista.
Y sobretodo, lo que realmente tiene de meritorio este film, y a partir de dónde le podemos sacar todo el jugo y los motivos para verla, es que el protagonista de la película no es la víctima, si no el maltratador. Esto convierte al film en un viaje a la mente de una persona con unos problemas emocionales, que aunque muy serios, no lo hacen un monstruo. Eso es lo más aterrador. Francisco, no deja en ningún momento de ser de carne y hueso, y Buñuel nos posiciona de su lado, lo queramos o no. Y como eso sería quizá algo morbosamente gratuito, el contexto del personaje nos deja en pinceladas los oscuros motivos de toda esa violencia. Obviamente, él es descendiente de terratenientes, un hombre rico y que además quiere recuperar tierras perdidas. Eso lo aplica a su esposa, que pasa a ser parte de su propiedad, y al igual que con las tierras, sufrirá un miedo constante a que se las arrebaten.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pero sobretodo, el eje central sobre el que gira toda la locura y problemas emocionales de Francisco es la Iglesia. Recordemos al cura de la primera escena besando los pies de los jóvenes niños en la ceremonia, con gran “delectación”. Recordemos que el cura está siempre en las fiestas de Don Francisco, y que dice de él ser un perfecto caballero. Recordemos que Gloria acude al cura pidiendo ayuda, y éste se la niega, ya que Francisco ha acudido a él antes y le ha explicado otra versión de los hechos (la Iglesia aprueba lo que hace Francisco). Y ahora recordemos una de las últimas escenas, la mejor sin lugar a dudas, en la Iglesia, donde Buñuel se destapa como creador libre de nuevo en todo su esplendor. Francisco sufre alucinaciones, e imagina a un gran número de feligreses imaginarios riéndose de él, y él temiendo porque según dice “lo saben”. Francisco se levanta de su banco y se dirige al cura que está oficiando misa, e intenta estrangularlo entre las risas imaginarias que su mente oye. Unos cuantos hombres intentan separarlo y reducirlo, y la única frase que proporciona el cura es “dejarlo, es mi amigo”...
¿Me estoy volviendo loco yo también, o en todos estos detalles se entreve una relación de pederastia apenas susurrada, quizá ni premeditada? A mí me parece claro, si no la escena de la Iglesia carece de bastante sentido. En todo caso, si así es, la película gana aún más enteros, y la convierte aún más en una pequeña joya de una “modernidad” escandalosa para la época, más que visible hoy en día, y con el trasfondo crítico del mejor Buñuel.
¿Me estoy volviendo loco yo también, o en todos estos detalles se entreve una relación de pederastia apenas susurrada, quizá ni premeditada? A mí me parece claro, si no la escena de la Iglesia carece de bastante sentido. En todo caso, si así es, la película gana aún más enteros, y la convierte aún más en una pequeña joya de una “modernidad” escandalosa para la época, más que visible hoy en día, y con el trasfondo crítico del mejor Buñuel.
12 de enero de 2011
12 de enero de 2011
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me cuesta, me cuesta escribir esta crítica. He discutido sobre ella, he reflexionado, y me debato entre la benevolencia/respeto hacia alguien como Chabrol y en pensar que debería concederle otro visionado al film, o en ser honesto conmigo mismo y ser tan contundente como mi espíritu crítico me pide que lo sea. He aprendido en estas clases que la crítica destructiva no aporta nada, pero creo que no puedo aparentar ser un crítico “que entiende” a Chabrol y Gracias por el Chocolate. No colaría. No puedo analizar lo que tiene el film que me gusta o no me gusta. Sólo veo carencias y más carencias. Allí voy, y que me perdone Chabrol:
1-No tiene Tensión. Está basada en una novela de intriga, en una idea de Hitchcock, tiene toques de Highsmith... pero no tensiona, no intriga, ni tampoco inquieta. Dicen que Chabrol no buscaba esto. Pongamos que lo acepto, va. Vamos a buscar si tiene otras cosas...
2-No tiene profundidad en los personajes: Los motivos que los mueven nos son desconocidos. Curiosamente, cuanto más secundarios son parece que mejor definidos están. Pero el trío protagonista (Mouglalis, Dutronc, y sobretodo Huppert) se desdibujan cada vez más. Si un personaje se conoce por sus acciones, vamos apañados. Nadie hace nada de forma decidida ni resolutiva: ni asesinar, ni tocar el piano, ni investigar... Todo lo hacen por una especie de inercia, hay un flujo que los lleva, pero desengañaos, no es la vida posmoderna, ni un pasado tortuoso, ni nada explicable ni explicado. No. Es simplemente la mano del guionista empujándoles.
3-Visualmente no es nada del otro mundo, nada destacable más que la interpretación de Huppert (no sé si es muy fácil o muy difícil hacer un personaje tan frío y vacío como el suyo). La dirección artística va de la mano de Huppert para definirnos la casa, blanca, fría, aséptica. En general, el apartado estético (igual que el narrativo) tiene el principal problema de que no sabe “a qué juega”. No se sabe cual es el estilo, ni el tono, ni el ritmo de la película, y de ahí se deriva que al final no hay ni forma, ni fondo.
4-No tiene estructura narrativa. O mejor dicho:: No explica NADA. Enlazado con lo anterior, en general la película da la sensación de no avanzar. Para mí tiene aspecto de pintura, es un simple retrato de unos personajes. Nada más. Un retrato vulgar además, porque tan sólo se limita a pintarlos, no nos expresa nada. “¿Y que tiene eso de malo?” podríais preguntar. Quizá para muchos es algo aceptable. Para mí no. Un film está estructurado en un tiempo, y como tal no puede ni debe desprenderse de una cierta narrativa (al igual que tampoco se desprende de cierta estética o cierta plástica) Términos como Tesis, Hipótesis o Síntesis nunca deberían quedar fuera de una película, pero en Merci pour le chocolat! no tienen cabida, son irrelevantes. Simplemente cabe preguntarse después de ver el film “¿nos explica algo más allá de que el mal existe?”.
1-No tiene Tensión. Está basada en una novela de intriga, en una idea de Hitchcock, tiene toques de Highsmith... pero no tensiona, no intriga, ni tampoco inquieta. Dicen que Chabrol no buscaba esto. Pongamos que lo acepto, va. Vamos a buscar si tiene otras cosas...
2-No tiene profundidad en los personajes: Los motivos que los mueven nos son desconocidos. Curiosamente, cuanto más secundarios son parece que mejor definidos están. Pero el trío protagonista (Mouglalis, Dutronc, y sobretodo Huppert) se desdibujan cada vez más. Si un personaje se conoce por sus acciones, vamos apañados. Nadie hace nada de forma decidida ni resolutiva: ni asesinar, ni tocar el piano, ni investigar... Todo lo hacen por una especie de inercia, hay un flujo que los lleva, pero desengañaos, no es la vida posmoderna, ni un pasado tortuoso, ni nada explicable ni explicado. No. Es simplemente la mano del guionista empujándoles.
3-Visualmente no es nada del otro mundo, nada destacable más que la interpretación de Huppert (no sé si es muy fácil o muy difícil hacer un personaje tan frío y vacío como el suyo). La dirección artística va de la mano de Huppert para definirnos la casa, blanca, fría, aséptica. En general, el apartado estético (igual que el narrativo) tiene el principal problema de que no sabe “a qué juega”. No se sabe cual es el estilo, ni el tono, ni el ritmo de la película, y de ahí se deriva que al final no hay ni forma, ni fondo.
4-No tiene estructura narrativa. O mejor dicho:: No explica NADA. Enlazado con lo anterior, en general la película da la sensación de no avanzar. Para mí tiene aspecto de pintura, es un simple retrato de unos personajes. Nada más. Un retrato vulgar además, porque tan sólo se limita a pintarlos, no nos expresa nada. “¿Y que tiene eso de malo?” podríais preguntar. Quizá para muchos es algo aceptable. Para mí no. Un film está estructurado en un tiempo, y como tal no puede ni debe desprenderse de una cierta narrativa (al igual que tampoco se desprende de cierta estética o cierta plástica) Términos como Tesis, Hipótesis o Síntesis nunca deberían quedar fuera de una película, pero en Merci pour le chocolat! no tienen cabida, son irrelevantes. Simplemente cabe preguntarse después de ver el film “¿nos explica algo más allá de que el mal existe?”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Para acabar con quizá la crítica más destructiva que he escrito, y cómo no quiero cargar las tintas contra una película que seguro “quería” hablar de algo (lo siento Chabrol, otra vez será), y que seguro tiene cosas buenas (a mí los árboles no me dejan ver el bosque), quiero expresar que el subtexto sobre personas creativas (Dutronc y Mouglais), frente a personas destructivas como Huppert y su hijastro, es lo único plausible, interesante y aún aún así confuso y poco concluyente del mensaje de este film. Si lo que Chabrol quería era hacer una película tan carente de emoción como la psicópata protagonista, le pongo un diez. El problema es que también le ha quedado un film sin interés.
9
1 de marzo de 2011
1 de marzo de 2011
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Chocante, atrayente, hiperrealista, divertida, emotiva, escandalosa... Bob Fosse se tomó una pausa entre Cabaret y All That Jazz para rodar una película que quizá hubiera merecido más atención. Lenny es la historia del cómico y monologuista Lenny Bruce, un americano de pro, judío para mas inri, que se dedicó a denunciar todo el puritanismo y la doble moral de su sociedad, y además lo hizo con humor, que es aún más difícil.
De una fuerza magnética intachable, quizá lo que más sorprende del film es su estilo formal. Rodada en un pulcrísimo blanco y negro con una gran fotografía de Bruce Surtees, y unas interpretaciones memorables de Valerie Perrine y Dustin Hoffman que realmente fueron “abducidos” por sus personajes, el hiperrealismo que impregna la película reduce Requiem por un Sueño a la categoría de spot publicitario (increíble la escena del teléfono). Pero por encima de todo, es su formato documentalista, estructurado en base a entrevistas a conocidos y amigos del personaje, y sobretodo a Honey (Perrine), la mujer de Lenny, que nos va desgranando poco a poco la vida del artista y lo que significaba estar a su lado. El tono es a la vez de confesión y de visita al psicólogo, y ahonda sin barreras en la vida liberal de los años 60. Porque un film sobre un personaje que intenta destruir los tradicionalismos sobre el racismo, el sexo, la vida en pareja, el sistema judicial, etc... no puede permitirse poner barreras, y como Lenny en si mismo, la película avanza hasta el objetivo más oscuro y recóndito, sin florituras ni concesiones, o estás con él o no estás... o blanco, o negro. Las confesiones de Honey-Perrine (indivisible unidad), nos muestran como todo lo que Lenny-Dustin era sobre el escenario también lo era en su vida... guarro, mal hablado, incisivo... pero también honesto, divertido, y luchador... coqueteó con el sexo libre y las drogas, y habla sobre ellos en sus speechs, consigue acercarse al público como nadie lo ha hecho... Y todo eso es demasiado para un establishment americano que sigue viviendo no ya en la guerra fría, sino en el puritanismo de los padres fundadores, y ¡oh, sorpresa! La ley escrita les importa poco cuando se trata de eliminar a alguien indeseable para “el buen funcionamiento y la cohesión de la sociedad”. Como un auténtico predicador en el desierto, Lenny Bruce se subía al escenario, dejaba que el foco le apuntara solamente a él, y decía unas cuantas verdades para que el resto pudiéramos disfrutarlas.
De una fuerza magnética intachable, quizá lo que más sorprende del film es su estilo formal. Rodada en un pulcrísimo blanco y negro con una gran fotografía de Bruce Surtees, y unas interpretaciones memorables de Valerie Perrine y Dustin Hoffman que realmente fueron “abducidos” por sus personajes, el hiperrealismo que impregna la película reduce Requiem por un Sueño a la categoría de spot publicitario (increíble la escena del teléfono). Pero por encima de todo, es su formato documentalista, estructurado en base a entrevistas a conocidos y amigos del personaje, y sobretodo a Honey (Perrine), la mujer de Lenny, que nos va desgranando poco a poco la vida del artista y lo que significaba estar a su lado. El tono es a la vez de confesión y de visita al psicólogo, y ahonda sin barreras en la vida liberal de los años 60. Porque un film sobre un personaje que intenta destruir los tradicionalismos sobre el racismo, el sexo, la vida en pareja, el sistema judicial, etc... no puede permitirse poner barreras, y como Lenny en si mismo, la película avanza hasta el objetivo más oscuro y recóndito, sin florituras ni concesiones, o estás con él o no estás... o blanco, o negro. Las confesiones de Honey-Perrine (indivisible unidad), nos muestran como todo lo que Lenny-Dustin era sobre el escenario también lo era en su vida... guarro, mal hablado, incisivo... pero también honesto, divertido, y luchador... coqueteó con el sexo libre y las drogas, y habla sobre ellos en sus speechs, consigue acercarse al público como nadie lo ha hecho... Y todo eso es demasiado para un establishment americano que sigue viviendo no ya en la guerra fría, sino en el puritanismo de los padres fundadores, y ¡oh, sorpresa! La ley escrita les importa poco cuando se trata de eliminar a alguien indeseable para “el buen funcionamiento y la cohesión de la sociedad”. Como un auténtico predicador en el desierto, Lenny Bruce se subía al escenario, dejaba que el foco le apuntara solamente a él, y decía unas cuantas verdades para que el resto pudiéramos disfrutarlas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Respecto a esto, dejadme comentar un aspecto estilístico que encuentro memorable. En el film, las confesiones de Honey van acompañadas de un flashback que nos muestra lo que dice: es destacable que estas confesiones se realicen en una privacidad hermética y con pudor, ya que ni Honey puede seguir el ritmo de la transgresión continua de Lenny. Pero aún más allá, intercalados entre estos dos tiempos fílmicos, vemos a Lenny en sus monólogos, haciendo referencia a lo que se nos ha contado y haciendo avanzar la narración. Pero estos insertos de espectáculo, en los que Lenny está solo, con el foco apuntándolo y aislándolo en un fondo de negrura, donde muchas veces no se nos muestra siquiera un público, tienen algo de esotérico. Es un limbo. No está ubicado en ningún espacio ni en ningún tiempo. Es como si Lenny nos hablara desde otro sitio, o desde un rincón de nuestra cabeza, y ciertamente tiene algo de inquietante, de voz interior... Pues bien, lo que hace Bob Fosse en este tipo de escena es para quitarse tres sombreros, pues subliminalmente nos va plantando lo que pasará al final. Lenny muere. Lenny ha estado muerto durante todo la película, pero hemos tenido el privilegio de escucharlo aún así, desde esta especie de más allá, de conciencia si gustáis, y su mensaje sigue totalmente vivo, y quedó vivo para las generaciones futuras, ya que la muerte de Lenny, quizá, abrió un camino hacía un poco más de libertad. Un camino que habrá que ir cuidando, manteniendo, y protegiendo, y que honre a personajes como Lenny Bruce que lucharon por él.
Más sobre Olivares
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here