La RevoluciónSerie
2020 

Aurélien Molas (Creador), Jérémie Rozan ...
5.2
734
Serie de TV. Terror
Serie de TV (2020). 8 episodios. En esta historia que reimagina la Revolución Francesa, el futuro inventor de la guillotina descubre una enfermedad que mueve a la aristocracia a asesinar al pueblo. (FILMAFFINITY)
26 de octubre de 2020
26 de octubre de 2020
47 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
...pues de vuestros nefastos comentarios me he llevado una grata sorpresa.
De una serie mayormente valorada con la nota más baja y de la que se ha dicho, entre otras cosas, que es un panfleto propagandístico, uno esperaba encontrarse la mediocridad hecha ficción. Gracias a la prolongada desconfianza durante años de las críticas en esta, nuestra querida plataforma de cine, he aprendido a disertar -y sobre todo discernir- entre los comentarios objetivos y los comentarios subjetivos. Y, en este caso, mis queridos cinéfilos, era más que evidente que esta serie estaba subjetivamente infravalorada por aquellos que, al parecer, se molestan porque en la Francia feudal del siglo XVIII se hablara de justicia social, revolución y soberanía popular.
Vamos a ver, mendrugos, no sé qué esperabais encontraros con un título así: "La Revolución", y una portada donde se ve a una rebelde portando un cóctel molotov en una posición iconográfica (mundialmente conocida como símbolo de resistencia y rebelión social) y donde los colores del humo forman la bandera de Francia. A no ser que seáis más gaznápiros de lo que parecéis con vuestras "críticas", sabíais perfectamente que trataría, como mínimo, de la revolución francesa, que, por si aún no os habíais dado cuenta, se inició por una serie de injusticias sociales y políticas que desataron la lucha social del pueblo obrero contra la burguesía francesa. ¿Hola? ¿Qué queríais que contara esta serie? No sé, tal vez podrían haber hablado de la forma de vida y la idiosincrasia de los nativos americanos, o puede que de los aborígenes australianos, o de los beduinos del desierto... pero, ¡sorpresa! La serie está ambientada en la revolución francesa y en la ideología imperante en las calles de Francia del siglo XVIII.
Obviamente, estamos en el siglo XXI, así que, por lógica, percibimos la historia de antaño con nuestros ojos modernos y la modificamos a nuestro antojo. Porque la historia es así: se reescribe una y mil veces, y, sobre todo y lo más importante, que no pretende ser una serie histórica sino una ficción basada en un momento determinado de la historia. A ver si aprendemos a diferenciar, joder.
Más allá de ideologías políticas o no, esta serie me ha dejado muy buen sabor de boca. Engancha desde el minuto uno. Es inmersiva, original, intensa, diferente, coherente... La banda sonora me pone las pelotas de punta; la fotografía, la recreación, la ambientación, el vestuario y los efectos especiales son sencillamente espectaculares; la trama es sorprendente: emociona, cabrea, te divierte... En definitiva, te hace sentir. Cosa que la gran mayoría de ficciones se quedan solo en el intento.
Incluso le dan una explicación lógica (dentro de la fantasía) al mito de la sangre azul y la realeza, al origen de la bandera francesa actual y al motivo por el que se inventó la guillotina. Joder, ¡está todo muy bien pensado y enlazado!
Por eso le pongo un 8. Porque, siendo una serie de un 7, se merece remontar la nota y que el resto de espectadores le den una más que merecida oportunidad.
De una serie mayormente valorada con la nota más baja y de la que se ha dicho, entre otras cosas, que es un panfleto propagandístico, uno esperaba encontrarse la mediocridad hecha ficción. Gracias a la prolongada desconfianza durante años de las críticas en esta, nuestra querida plataforma de cine, he aprendido a disertar -y sobre todo discernir- entre los comentarios objetivos y los comentarios subjetivos. Y, en este caso, mis queridos cinéfilos, era más que evidente que esta serie estaba subjetivamente infravalorada por aquellos que, al parecer, se molestan porque en la Francia feudal del siglo XVIII se hablara de justicia social, revolución y soberanía popular.
Vamos a ver, mendrugos, no sé qué esperabais encontraros con un título así: "La Revolución", y una portada donde se ve a una rebelde portando un cóctel molotov en una posición iconográfica (mundialmente conocida como símbolo de resistencia y rebelión social) y donde los colores del humo forman la bandera de Francia. A no ser que seáis más gaznápiros de lo que parecéis con vuestras "críticas", sabíais perfectamente que trataría, como mínimo, de la revolución francesa, que, por si aún no os habíais dado cuenta, se inició por una serie de injusticias sociales y políticas que desataron la lucha social del pueblo obrero contra la burguesía francesa. ¿Hola? ¿Qué queríais que contara esta serie? No sé, tal vez podrían haber hablado de la forma de vida y la idiosincrasia de los nativos americanos, o puede que de los aborígenes australianos, o de los beduinos del desierto... pero, ¡sorpresa! La serie está ambientada en la revolución francesa y en la ideología imperante en las calles de Francia del siglo XVIII.
Obviamente, estamos en el siglo XXI, así que, por lógica, percibimos la historia de antaño con nuestros ojos modernos y la modificamos a nuestro antojo. Porque la historia es así: se reescribe una y mil veces, y, sobre todo y lo más importante, que no pretende ser una serie histórica sino una ficción basada en un momento determinado de la historia. A ver si aprendemos a diferenciar, joder.
Más allá de ideologías políticas o no, esta serie me ha dejado muy buen sabor de boca. Engancha desde el minuto uno. Es inmersiva, original, intensa, diferente, coherente... La banda sonora me pone las pelotas de punta; la fotografía, la recreación, la ambientación, el vestuario y los efectos especiales son sencillamente espectaculares; la trama es sorprendente: emociona, cabrea, te divierte... En definitiva, te hace sentir. Cosa que la gran mayoría de ficciones se quedan solo en el intento.
Incluso le dan una explicación lógica (dentro de la fantasía) al mito de la sangre azul y la realeza, al origen de la bandera francesa actual y al motivo por el que se inventó la guillotina. Joder, ¡está todo muy bien pensado y enlazado!
Por eso le pongo un 8. Porque, siendo una serie de un 7, se merece remontar la nota y que el resto de espectadores le den una más que merecida oportunidad.
26 de noviembre de 2020
26 de noviembre de 2020
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi al mismo tiempo, Netflix ha estrenado dos producciones propias, europeas y de corte histórico-épico: "Bárbaros" ("Barbaren", 2020) y la serie que nos ocupa. Si en aquélla adaptaba los hechos al tontorrón gusto de su espectador tipo, en ésta los reescribe groseramente, con lacayuna fidelidad a las coetáneas servidumbres étnicas y de género, y obviando la existencia de toda una clase social, la burguesía urbana, protagonista absoluta de la Revolución Francesa y todos sus ecos posteriores —incluida la imperfecta implantación del liberalismo en nuestro país—, así como artífice y consumidora de los valores ilustrados que les sirvieron de inspiración.
Claro, que se antoja mucho más sencillo reducirlo todo al maniqueo antagonismo entre aristócratas degenerados y "sans-culottes" brutalizados. No sé, supongo que se reservan a los Mirabeau, Lafayette, Robespierre, Danton, Marat, e incluso Napoleón, para una eventual segunda temporada que, habida cuenta de la escasa calidad acreditada hasta la fecha, el espectador tampoco merece padecer.
De momento, sin esos estratos medios, ostentadores del verdadero poder económico y deseosos de hacerse también con el político, la revolución anunciada por el mentiroso título y por sus insípidos protagonistas hacia el final del penúltimo episodio (!) no habría pasado en el mundo real de mera pataleta campesina como las que cíclicamente estallaban aquí y allá con motivo de las malas cosechas, la subsiguiente epidemia, o nuevos impuestos con que sufragar el manirroto tren de vida de los estamentos privilegiados, pero que de ningún modo suponían la menor amenaza para los seculares cimientos del Antiguo Régimen.
Caso de no tenerle muy en cuenta lo anterior —que ya es perdonar, indultos menos onerosos se han visto—, "La Revolución" ofrecía posibilidades como desfase "survival" zombi con casacas y pelucas empolvadas, un poco al estilo de "El pacto de los lobos" ("Le pacte des loups", 2001), sin patadas voladoras y cambiando a los licántropos —el monstruo de moda hace dos décadas— por muertos vivientes. De hecho, sólo en sus pasajes más locamente caníbales, o vampíricos, resulta moderadamente satisfactoria. Lástima que no abunden, especialmente durante sus dos primeros tercios, donde, al contrario, predomina una plúmbea solemnidad que, en una simplicísima trama de buenos y muy malos, se hace todavía más ridícula.
En fin, lo que de verdad subleva no son las sevicias perpetradas por la nobleza, sino el despilfarro de recursos para tamaña escualidez argumental e interpretativa. Me temo que sólo salvaría de la guillotina (figurada) a los responsables del lujoso diseño de producción y al joven Julien Frison, cuyo conde Donatien de Montargis es el único que parece haber entendido el insalubre espíritu "pulp" que demandaba la historia. Tal vez la idea fuera disimular la bochornosa vacuidad del guion y la desesperante inoperancia del reparto con un aturdidor despliegue de oropeles escenográficos y presupuestarios. Pues bien, definitivamente no lo han conseguido.
Claro, que se antoja mucho más sencillo reducirlo todo al maniqueo antagonismo entre aristócratas degenerados y "sans-culottes" brutalizados. No sé, supongo que se reservan a los Mirabeau, Lafayette, Robespierre, Danton, Marat, e incluso Napoleón, para una eventual segunda temporada que, habida cuenta de la escasa calidad acreditada hasta la fecha, el espectador tampoco merece padecer.
De momento, sin esos estratos medios, ostentadores del verdadero poder económico y deseosos de hacerse también con el político, la revolución anunciada por el mentiroso título y por sus insípidos protagonistas hacia el final del penúltimo episodio (!) no habría pasado en el mundo real de mera pataleta campesina como las que cíclicamente estallaban aquí y allá con motivo de las malas cosechas, la subsiguiente epidemia, o nuevos impuestos con que sufragar el manirroto tren de vida de los estamentos privilegiados, pero que de ningún modo suponían la menor amenaza para los seculares cimientos del Antiguo Régimen.
Caso de no tenerle muy en cuenta lo anterior —que ya es perdonar, indultos menos onerosos se han visto—, "La Revolución" ofrecía posibilidades como desfase "survival" zombi con casacas y pelucas empolvadas, un poco al estilo de "El pacto de los lobos" ("Le pacte des loups", 2001), sin patadas voladoras y cambiando a los licántropos —el monstruo de moda hace dos décadas— por muertos vivientes. De hecho, sólo en sus pasajes más locamente caníbales, o vampíricos, resulta moderadamente satisfactoria. Lástima que no abunden, especialmente durante sus dos primeros tercios, donde, al contrario, predomina una plúmbea solemnidad que, en una simplicísima trama de buenos y muy malos, se hace todavía más ridícula.
En fin, lo que de verdad subleva no son las sevicias perpetradas por la nobleza, sino el despilfarro de recursos para tamaña escualidez argumental e interpretativa. Me temo que sólo salvaría de la guillotina (figurada) a los responsables del lujoso diseño de producción y al joven Julien Frison, cuyo conde Donatien de Montargis es el único que parece haber entendido el insalubre espíritu "pulp" que demandaba la historia. Tal vez la idea fuera disimular la bochornosa vacuidad del guion y la desesperante inoperancia del reparto con un aturdidor despliegue de oropeles escenográficos y presupuestarios. Pues bien, definitivamente no lo han conseguido.
9 de enero de 2022
9 de enero de 2022
18 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imaginad que cualquier plataforma televisiva estrenara una serie que reinterpretara el Tercer Reich, la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Según ésta, se descubre que un virus infecta a los judíos de toda Europa para transformarlos en vampiros, según los maquiavélicos planes de un oscuro sanedrín, con el objetivo de acabar con la raza aria y dominar el mundo. Pero entonces, ante los crímenes atroces de los vampiros judíos, un grupo de valientes alemanes agrupados en el partido nazi, liderados por el heroico líder Adolf Hitler, se levanta para salvar a la civilización occidental del sionismo internacional. Y después de una feroz lucha, finalmente la raza pura, noble en sus ideales y objetivos, derrota a sus enemigos mediante la Solución Final. Sólo el gas tóxico y los hornos crematorios son capaces de eliminar a estos seres infrahumanos, a estos untermensch, sedientos de sangre aria. Pues que el escándalo sería tan monumental que los creadores irían a la cárcel, sin exagerar, y probablemente cerrarían la emisora que se hubiera atrevido a la difusión de semejante producto enfermizo.
Pues esta misma aberración es la que llevan a cabo Aurélien Molas y compañía, pero desde el lado oficialmente progre-liberal. Entonces esta serie se convierte en una coartada más para justificar la masacre genocida que supuso la aciaga Revolución Francesa, con una falta de sensibilidad tan grosera como ofensiva para sus muchas víctimas, la inmensa mayoría, por cierto, del tercer estado. Es terrible que se fantasee con la idea de que si se decapitó a la nobleza, al pobre Luis XVI o la desgraciada María Antonieta es porque se lo merecían, porque no eran personas, sino monstruos. Está claro que para casi toda la izquierda sus crímenes, sus genocidios, no son tales sino actos de justicia que merecen una defensa, aunque sea fantástica. Esto es lo que ofrece la presente serie, tratando de enmascarar además, mediante falsedades históricas, palabrería barata progre, feminismo anacrónico y ridículo, pensamiento woke y una trama llena de agujeros, que la Revolución Francesa no fue más que un horror, además de un error, tanto desde el punto de vista ideológico como práctico.
Pues esta misma aberración es la que llevan a cabo Aurélien Molas y compañía, pero desde el lado oficialmente progre-liberal. Entonces esta serie se convierte en una coartada más para justificar la masacre genocida que supuso la aciaga Revolución Francesa, con una falta de sensibilidad tan grosera como ofensiva para sus muchas víctimas, la inmensa mayoría, por cierto, del tercer estado. Es terrible que se fantasee con la idea de que si se decapitó a la nobleza, al pobre Luis XVI o la desgraciada María Antonieta es porque se lo merecían, porque no eran personas, sino monstruos. Está claro que para casi toda la izquierda sus crímenes, sus genocidios, no son tales sino actos de justicia que merecen una defensa, aunque sea fantástica. Esto es lo que ofrece la presente serie, tratando de enmascarar además, mediante falsedades históricas, palabrería barata progre, feminismo anacrónico y ridículo, pensamiento woke y una trama llena de agujeros, que la Revolución Francesa no fue más que un horror, además de un error, tanto desde el punto de vista ideológico como práctico.
19 de octubre de 2020
19 de octubre de 2020
43 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando vi anunciado el tráiler de esta serie pensé que estaba ante una serie tipo Penny Dreadful o Kingdom (también de Netflix), pero desgraciadamente no ha sido así. Me he encontrado con otra de serie con contenido políticamente correcto para variar... y muchos, muchos anacronismos tales como: mujeres empoderadas que rayan lo absurdo y lamentable, conceptos como "justicia social" a finales del S.XVIII (esto me mató), todos los hombres blancos son malos, diversidad racial, la cual por cierto, no había en aquella época y un largo etc.
No voy a negar, que la ambientación, el vestuario e incluso de la premisa de la serie sea mala, al contrario, esta bien planteado en estos términos, pero el hecho de meter en una serie (con calzador) tanta propaganda postmoderna, como que no era necesario y que la gente que nos interesa ver series históricas (con o sin contenido sobrenatural) queremos disfrutar de una buena historia. No vengo a que me adoctrinen con ideologías postmodernas de las que todo el mundo, esta huyendo y con razón.
Asumirlo de una vez Netflix, la gente esta harta de vuestras chorradas postmodernas dejar de tirar el dinero a la basura y hacer mas series como Dark y menos series como La Revolución. Espero sinceramente que esta serie sea guillotinada y que no haya mas temporadas, yo solo he visto el primer capitulo y no soy capaz de pasar de ahí, el destino de esta serie es el mismo que el de Luis XVI, María Antonieta o Robespierre. Que les corten la cabeza.
No voy a negar, que la ambientación, el vestuario e incluso de la premisa de la serie sea mala, al contrario, esta bien planteado en estos términos, pero el hecho de meter en una serie (con calzador) tanta propaganda postmoderna, como que no era necesario y que la gente que nos interesa ver series históricas (con o sin contenido sobrenatural) queremos disfrutar de una buena historia. No vengo a que me adoctrinen con ideologías postmodernas de las que todo el mundo, esta huyendo y con razón.
Asumirlo de una vez Netflix, la gente esta harta de vuestras chorradas postmodernas dejar de tirar el dinero a la basura y hacer mas series como Dark y menos series como La Revolución. Espero sinceramente que esta serie sea guillotinada y que no haya mas temporadas, yo solo he visto el primer capitulo y no soy capaz de pasar de ahí, el destino de esta serie es el mismo que el de Luis XVI, María Antonieta o Robespierre. Que les corten la cabeza.
12 de abril de 2021
12 de abril de 2021
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando nunca te apetece ver el siguiente capítulo de una serie, es que algo falla. Lo intenté, pero solo llegué hasta el quinto capítulo. Cuando tocaba ver el sexto siempre encontraba excusas para no seguir. Y finalmente desistí.
La serie partía de una buena premisa que podría ser interesante, si estuviera bien tratada. Pero se me hizo tremendamente aburrida. Todos los personajes son banales. Seamos claros, tienen la profundidad de un charco. No hay nada en ellos que pueda atraer al espectador. Al menos a este espectador. Y tampoco hay nada destacable en el resto de aspectos de la serie. Es monótona y tediosa en todos ellos.
Esta serie me recuerda a Maldita. Otra serie de Netflix que partía de otra idea interesante (como lo es revisitar la leyenda artúrica con Nimue como protagonista) pero que me costó horrores acabar por lo sosa que es (entre otras cosas). En definitiva, un tostón más de Netflix. Una buena idea que no han sabido convertir en una historia interesante.
La serie partía de una buena premisa que podría ser interesante, si estuviera bien tratada. Pero se me hizo tremendamente aburrida. Todos los personajes son banales. Seamos claros, tienen la profundidad de un charco. No hay nada en ellos que pueda atraer al espectador. Al menos a este espectador. Y tampoco hay nada destacable en el resto de aspectos de la serie. Es monótona y tediosa en todos ellos.
Esta serie me recuerda a Maldita. Otra serie de Netflix que partía de otra idea interesante (como lo es revisitar la leyenda artúrica con Nimue como protagonista) pero que me costó horrores acabar por lo sosa que es (entre otras cosas). En definitiva, un tostón más de Netflix. Una buena idea que no han sabido convertir en una historia interesante.
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