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Aleksandra

Drama Ambientada en Chechenia. Cuando Aleksandra Nikolaevna (Galina Vishnevskaya) va a pasar algunos días con su nieto, uno de los mejores oficiales de su regimiento. descubre un nuevo mundo, un mundo de hombres en el que no hay lugar para los sentimientos. Lo que está presente en todo momento es la lucha entre la vida y la muerte. (FILMAFFINITY)
Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
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7
1 de abril de 2008
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sombra de un conflicto que ya cumple décadas entre Chechenia y Rusia sobrevuela este último film de Sokurov de manera cadenciosa, con tanta fatiga como hay en las piernas de Aleksandra, la abuela protagonista que visita a su nieto en un campamento militar. Nada más significativo para mostrar el agotamiento de una (o todas) las guerras que ese devenir tan lleno de dolores, de sufrimiento de esta anciana viuda por entre un mundo de hombres uniformados y malolientes. Nada más fuera de lugar aparentemente que esta señora que revela a quien quiera escucharla las inutilidades de la violencia, que despierta entre los soldados un sentimiento de compasión, de amor que ya han ido olvidando, dejando atrás ante el espectáculo de la muerte. Es un film sin muertos pero donde la sombra de la tristeza sobrevuela cada uno de los metros de ese campamento. Alexandra sale fuera de las vallas, encuentra a una anciana del otro lado viviendo en casas derruidas y entabla amistad desde el valor de la experiencia y no del odio. Sokurov no alardea de puesta en escena, sus planos son concretos, concisos, su historia sencilla y cuando hay talento tras la cámara esa sencillez es una ventaja, una virtud para llegar a la esencia. No es para todos los paladares, pasa leve como la brisa y cuando te quieres dar cuenta ya has aprendido algo.
8
31 de octubre de 2008
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Narra la historia de una abuela rusa que va a visitar a su querido nieto soldado a un asentamiento militar de ocupación en Chechenia.
En ningún momento hay una acción de guerra y tampoco se alude expresamente al conflicto checheno, algo que sin duda hace más universal la reflexión.
La película es un deambular de la abuela por el asentamiento y fuera de él. Dentro del asentamiento nos muestra unos militares inexpertos por su juventud (la mayoria tienen 20 años), con equipos militares viejos y que ven a la abuela como la suya propia. Los dialogos de esta con los soldados muestran que estos mismos desconocen por que estan ahí. También la abuela pasea por fuera del asentamiento donde conoce a otras abuelas chechenas que lo han perdido todo, se enfrenta a las miradas de odio de algunos y a las preguntas de muchos. Genial el diálogo que tiene con un joven que le pregunta por que no le dan la libertad a su pueblo, un diálogo en el que se nos muestra la reflexión de la película "No se vence ni con las armas, ni con las manos, solo con la inteligencia".

Una austera puesta en escena con una cuidada fotografía que muestra una reflexión sobre las guerras, de una manera universal por lo que podríamos encontranos en cualquier asentamiento militar. Un película más de miradas que sugieren que de palabras. Un cine diferente de unos de los mejores directores en la actualidad. Muy buena.

Como curiosidad decir que la abuela es interpretada por la soprano Galina Vishnévskaya, la viuda del genial violonchelista Rostropovich.
8
9 de agosto de 2008
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Miércoles 7 de noviembre de 2007.
11:15 a.m.-Aleksandra (Teatro Lope de Vega, pase de prensa): Aleksandra se erige como un film extraño; un film aparentemente sencillo, y a la vez tremendamente ambicioso. Existe una cierta contradicción entre crear algo sencillo y complejo a un mismo tiempo; sencillo en las formas: una puesta en escena maravillosamente clara, limpia y directa; y complejo en el entramado emocional y temático: una historia con un calado hondo, plagada de reflexiones; he aquí la ambición.
La soprano y a ratos actriz Galina Vishniévskaya, viuda del recientemente fallecido y legendario músico Rostropóvich, interpreta a una abuela que va a visitar a su nieto a una base militar rusa en Chechenia. Tras esta humilde premisa, y con el espanto de la guerra como música de fondo, se suceden una serie de acontecimientos que nos descubren, primero, una personalidad única, sólida y fuerte; y segundo, el tópico de las miserias generadas por un conflicto bélico, desnudas como piedras; todo eso tomando como base el día a día de esa anciana y su deambular por la cotidianidad de la base: su nieto le enseña su arma, le enseña los tanques; conoce a los oficiales; conoce a las abuelas chechenas que se hayan viviendo en infraestructuras calamitosas, etc…
La iluminación, de tonos arena y tabaco, insufla a la película un hálito de melancolía y nostalgia que vemos, como en un espejo, en el rostro de Aleksandra: la soledad, el sufrimiento, el tiempo pasado, las cosas muertas, el endurecimiento del espíritu…
Ese enfant terrible del cine ruso que es Alexander Sokurov nos da aquí una muestra inexcusable de talento y sutilidad al narrar esta enternecedora historia que tiene sus mejores bazas en las escenas de Aleksandra y su nieto.

16:00 p.m.- Iszka Utazása (Iska’s Journey): Dura película húngara de Csaba Bollóck, tan conocido aquí como la hambruna. Cuenta la historia de una chica que se dedica a recoger y vender basura en la antigua transilvania húngara, hoy Rumanía.
Llevando a cabo una suerte de realismo poético, el director recoge en este inteligente y conmovedor film los pedazos de una vida hecha trizas, la vida de Iszka (vida real, puesto que la chica se interpreta a sí misma y a sus propias vivencias), una niña en ciernes de convertirse en adolescente que se ha visto abocada a un mundo desolado y hostil en el que debe sobrevivir.
No se trata de un film de denuncia al uso, ni siquiera creo que se trate de un film de denuncia, sino de un recorrido atroz por los tempranos días de Iszka, que la llevan de un vertedero anónimo en medio de la nada a las garras de una mafia de prostitución (esta última parte ficticia); pero de una manera tan poco evidente, sin señalar ni inventar soluciones, con una mirada entre lo turbada y lo implacable.
Sobre todo, la película cuenta con unas actuaciones potentes, donde los actores principales no son profesionales.
(Sigue en spoiler por falta de espacio).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Finalizada la proyección, tuve la suerte de intercambiar unas palabras con el director (Gran Premio en la Hungarian Film Week por Iszka Utazása) y con su mujer, productora del film y con un pequeño papel dentro del mismo. Aparte de algunas anécdotas sobre el rodaje, quedó clara la siniestra actitud de las distribuidoras, negadas en redondo a dar pie a que este tipo de cine tenga un hueco más holgado dentro de la industria europea y dentro de la red de difusión cinematográfica; todo ello, al parecer, por la presencia de un final amargo que no deja esperanza alguna.

18:30 p.m.-Jean–Pierre Melville, Portrait en Neuf Poses (Jean–Pierre Melville, Retrato en Nueve Posturas): Documental sobre Melville, gran maestro del polar francés, a cargo del célebre André Sylvain Labarthe. Este documental está englobado dentro de la ambiciosa serie de documentales conocida como “Cinéma, de Notre Temps”, producida por la cadena franco–alemana ARTE, donde el nexo común de todos ellos consiste en que un célebre director o figura representativa realice un esbozo sobre la personalidad y obra de otro célebre director (ej.: “Jean Renoir le Patron, la Direction d’Acteur”, realizado por Jacques Rivette). En el festival, claro, únicamente se proyectaron los documentales sobre directores europeos.
Este en cuestión fue el primero que vi y me gustó de una manera especial; admirar el proceso de creación de un gran artista como Melville, su visión del cine, el original planteamiento de Labarthe, el inevitable vouyerismo de acercarse a la intimidad intelectual de un creador de tal calibre…
En definitiva, fresco, original, desinhibido y ágil acercamiento a la obra y figura de este gran autor.

21:30 p.m.- Boldog Új Elet (Happy New Life): Bajo el sugerente título de esta película se esconde una auténtica factoría de bostezos.
Película húngara dirigida y escrita por Árpád Bogdán, quién, basándose en un hecho real interesante acaecido en Hungría, rinde un claro homenaje al placer de dormir en el cine.
Tenía sueño y estaba cansado, era la cuarta proyección del día, pero algún dios acerbo hizo que no pudiera conciliar el sueño y que tuviera que tragarme ese pestiño infumable que, entre la incoherencia de las imágenes, la pésima calidad de la misma (se proyectó en Betacam) y la indiferencia general que causaba su visionado hizo que los 81 minutos que duraba se me hicieran muy largos… y pensar que me perdí la nueva versión restaurada de L'Avventura de Antonioni por ver aquella cosa…

Jornada intensiva, estimulante y gratificante a partes iguales, después de todo.
8
8 de mayo de 2009 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aleksandra es una película con un alto sentido alegórico, simbólico y onírico. Y aún así, curiosamente, es de un realismo impactante.La fotografía quemada y asfixiante del propio director y su peculiar banda sonora, nos hacen sentir próximos: la incomodidad, el sudor, el polvo y los ruidos de la guerra en el campamento ruso.

La abuela Aleksandra quiere saber personalmente qué está pasando. Quiere recopilar información, conocer el "trabajo" de su nieto y los demás soldados. Un ejército regular en un campo de batalla sin enemigos visibles.

Nadie da respuestas a la curiosidad de la anciana. No existen las respuestas. ¡Todo es tan absurdo!. Los jóvenes militares dan vueltas por el campamento, perdidos, cansados, esperando ordenes y sumidos en la confusión. Se acercan a Aleksandra buscando calidez, como perritos desvalidos. Limosnean migajas de humanidad.

Como siempre, demasiadas víctimas para que alguien pueda cantar victoria. La Madre Rusia, abochornada e impotente, vuelve a la soledad y a la paz hipócrita. Chechenia se desangra. Nadie se alegra.
7
20 de febrero de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sokurov es uno de los cineastas más interesantes que hay ahora mismo en la Rusia del zar Puttin, ex jefe del KGB soviético que pretende devolverle a la madre Rusia por la fuerza de las armas, el imperial esplendor de siglos atrás. Discípulo de Andrei Tarkoski, su cine es muy apreciado en los festivales de toda Europa, en cambio no es muy seguido en su país, donde prima ese cine occidental de evasión, vacuo de ideas y sentimientos, conocido y comercial. “Aleksandra” es la constatación del desconocimiento que se tiene de Rusia, de la silenciada guerra de Chechenia, del mundo militar y la resistencia civil. Se podría entender el film como bélico y antibélico, al mismo tiempo, está claro que a Sokurov no le interesa mostrar la guerra explícitamente con disparos sangre y explosiones, él prefiere indagar la parte humana del conflicto ruso-checheno.

La entrañable anciana Aleksandra Nikolaevna (Galina Vishnevkaya) es una “babushka” (abuela en ruso) que viaja en trenes atestados de soldados, en tanquetas incómodas, con más determinación que fuerza a la desolada Chechenia, a un remoto puesto de las tropas rusas para visitar a su nieto Denis (Vasily Shevtsov), uno de los oficiales de su unidad, al que no ha visto desde hace siete años. Pasará allí unos días y descubrirá un mundo nuevo y desconcertante para ella. Un acuartelamiento donde sólo hay hombres jóvenes, muy jóvenes, en territorio, árido y hostil, sin apenas vegetación, la atmósfera resulta espesa, el calor asfixiante y también el tedio, todo eso sin contar con el rechazo o desconfianza de los moradores del lugar, viejos, mujeres y niños, pues los hombres han muerto o están en la guerrilla.

Denis la recibe con los brazos abiertos pero sin querer responder a las preguntas de la anciana, más allá de explicarle lo fácil que resulta usar el “Kalashnikov”, las preguntas de la lúcida anciana en sus paseos parsimoniosos no suelen despertar la simpatía de la tropa, para ella son unos simples niños desorientados en medio de un conflicto que no se plantean, nada más allá que sobrevivir. Tras haber desplegado Sokurov su gran cine con el talento para crear atmósferas y capas cromáticas, saca a la “babushka” del acuartelamiento, después de refunfuñar en algún momento y la lleva al mercadillo de una pequeña ciudad devastada por las bombas y la metralla, con la excusa de comprar tabaco para la tropa.

Allí conocerá en la anciana Malika (Raisa Guichaeva), una antigua profesora que ahora, víctima de la guerra se dedica a vender cigarrillos, ha perdido a sus seres queridos. Dos mujeres de similar edad muy lejos la una de la otra que ni el té ni la conversación puede hermanar la amistad de opresora y oprimida. La “babushka” es una mujer determinada y valerosa, una mujer gruñona sin lazos con el presente y cargada de la sabiduría y la experiencia de la edad, que camina como una sonámbula entre soldados apáticos y chechenos desconfiados. Una visión nada complaciente del conflicto checheno, que a Putin y sus seguidores no agradará. Porque no tiene acciones bélicas heroicas, lo que se nos muestra son las consecuencias y las tragedias humanas.
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