El nombre
Comedia
Vicent, cuarentón y triunfador, va a ser padre por primera vez. Invitado a cenar a casa de Élizabeth y Pierre, su hermana y su marido, se encuentra con Claude, un amigo de la infancia. Mientras esperan a Anna, la joven esposa de Vincent, entre el buen humor le hacen preguntas sobre su próxima paternidad. Pero cuando le preguntan si ya ha elegido un nombre para el niño, su sorprendente respuesta provoca el caos. (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2012
14 de octubre de 2012
41 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos comprenderán por qué es tan temida la llegada de determinadas épocas del año, repletas de festividades, en las que las familias se reúnen en su totalidad para celebrar cualquier evento social universal, véase la Navidad. También comprenderán que, ausentes de contacto durante todo un año, algunos miembros de la familia tienen más bien pocas cosas en común y muchas en discordia. Esto convierte algunas de estas reuniones en auténticas bombas de relojería (esperemos que no sea su caso) en las que el más mínimo comentario puede hacer estallar toda una serie de rencores, patrañas y resquemores que, guardadas bajo la máscara de la convivencia familiar, pero a flor de piel, terminan por salir a la luz. No son, pues, pocos los casos (reales) en los que alguna fuerza del orden debe intervenir en las mencionadas fechas.
Pues bien, "El nombre" tiene mucho y nada de esto. Un grupo de amigos se reúnen en el piso de un matrimonio, perteneciente a éste, para disfrutar recíprocamente de su compañía, como suelen hacer. Todo se desarrolla entre risas, con total normalidad, hasta que uno de ellos, el narrador y protagonista, revela el nombre del hijo que va a tener dentro de muy poco, con su reciente esposa. Y, a partir de ahí, todo es magia. La cena se va desarrollando y los diálogos se suceden magistralmente en una diégesis tan creíble como desternillante, culminando en una escena que no les relataré pero absolutamente memorable. Como ven, algo similar a lo que les contaba al principio. La diferencia: esa mencionada tensión inicial no existe y todo se produce en un ambiente de amistad y absoluta relajación y armonía. Son un grupo de amigos heterogéneo, sí, con distintas personalidades y opiniones en muchos aspectos, pero sólidamente conjuntado. Todo se desarrolla desde un pequeño comentario que terminará resultando en algo que nadie, ni personajes ni espectador, podía esperar.
En contra de lo que han versado muchas opiniones, "El nombre" no es en absoluto una copia de "Un dios salvaje" (película anterior similar en su vertiente teatral, en la situación de su argumento y también francesa) sino un trabajo superior en todos los aspectos. Tiene más personajes, lo que le da una complejidad argumental mucho mayor, y éstos están fantásticamente definidos, siendo partícipes de una profundidad, una verosimilitud y un carisma magistralmente retratados en pocos minutos de cinta. La carga humorística es mucho mayor con diferencia y no es, en apariencia, un relato tan ácido como el de "Un dios salvaje", aunque eso no le quita drama alguno y lo hace aún más humano. La perfecta interpretación de los actores y la mordaz, culta y ágil pluma de su desarrollo terminan de definir una grandísima película, tal vez sólo criticable por algunos puntos en los que el montaje se atasca un poco.
En "El nombre" el cine aporta al teatro la multiplicidad de visiones y los rápidos saltos temporales, terminando de complementar lo que es ya de por sí una historia memorable. El resultado de la síntesis de estas dos artes (que son capaces de compensar otra completamente inexistente, la música) es impagable. Una maravilla.
Pues bien, "El nombre" tiene mucho y nada de esto. Un grupo de amigos se reúnen en el piso de un matrimonio, perteneciente a éste, para disfrutar recíprocamente de su compañía, como suelen hacer. Todo se desarrolla entre risas, con total normalidad, hasta que uno de ellos, el narrador y protagonista, revela el nombre del hijo que va a tener dentro de muy poco, con su reciente esposa. Y, a partir de ahí, todo es magia. La cena se va desarrollando y los diálogos se suceden magistralmente en una diégesis tan creíble como desternillante, culminando en una escena que no les relataré pero absolutamente memorable. Como ven, algo similar a lo que les contaba al principio. La diferencia: esa mencionada tensión inicial no existe y todo se produce en un ambiente de amistad y absoluta relajación y armonía. Son un grupo de amigos heterogéneo, sí, con distintas personalidades y opiniones en muchos aspectos, pero sólidamente conjuntado. Todo se desarrolla desde un pequeño comentario que terminará resultando en algo que nadie, ni personajes ni espectador, podía esperar.
En contra de lo que han versado muchas opiniones, "El nombre" no es en absoluto una copia de "Un dios salvaje" (película anterior similar en su vertiente teatral, en la situación de su argumento y también francesa) sino un trabajo superior en todos los aspectos. Tiene más personajes, lo que le da una complejidad argumental mucho mayor, y éstos están fantásticamente definidos, siendo partícipes de una profundidad, una verosimilitud y un carisma magistralmente retratados en pocos minutos de cinta. La carga humorística es mucho mayor con diferencia y no es, en apariencia, un relato tan ácido como el de "Un dios salvaje", aunque eso no le quita drama alguno y lo hace aún más humano. La perfecta interpretación de los actores y la mordaz, culta y ágil pluma de su desarrollo terminan de definir una grandísima película, tal vez sólo criticable por algunos puntos en los que el montaje se atasca un poco.
En "El nombre" el cine aporta al teatro la multiplicidad de visiones y los rápidos saltos temporales, terminando de complementar lo que es ya de por sí una historia memorable. El resultado de la síntesis de estas dos artes (que son capaces de compensar otra completamente inexistente, la música) es impagable. Una maravilla.
14 de noviembre de 2012
14 de noviembre de 2012
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un buen rato en el cine, si señor. Se trata de una comedia en clave teatral, como muchas otras en cuanto a planteamiento (grupo de amigos que comienzan a conversar con indolencia y que acaban poniendo sobre la mesa lo que no esperaban), y también como muchas otras (Los amigos de Peter, por ejemplo) entretenida, agradable, con su punto sorprendente, sus inflexiones atinadas en el guión... Es decir, si alguien busca una novedad, no la va a encontrar, pero se divertirá y a ratos pensará y reflexionará.
Yo hacía mucho que no me reía tanto en el cine, y eso que sobre el papel amenazaba con adolecer de esa incontinencia verbal pseudo-intelectual de algunas producciones del género. Pero no: buenos actores, buen guión, buen ritmo y todo sin pretensiones....¿Qué más se puede pedir?
Yo hacía mucho que no me reía tanto en el cine, y eso que sobre el papel amenazaba con adolecer de esa incontinencia verbal pseudo-intelectual de algunas producciones del género. Pero no: buenos actores, buen guión, buen ritmo y todo sin pretensiones....¿Qué más se puede pedir?
9 de febrero de 2013
9 de febrero de 2013
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hace mucho se estrenó “Un dios salvaje”, de Polanski, en la que dos matrimonios discutían en una sala de estar porque el hijo de uno de ellos le había pegado al hijo del otro matrimonio. La reunión comenzaba de una forma cordial y educada y se encarrilaba luego hacia el cruce de acusaciones directas y sin miramientos. En este sentido, la película “El nombre” se le parece. (No en vano ambas son adaptaciones de obras de teatro francesas ). ¿Cuál es mejor? Ambas son buenas según mi opinión. Los actores/actrices están magníficos en ambas, si bien en la de Polanski, dado que la carga dramática del guión es mayor, destacan más. Sin embargo, las situaciones me parecen más creíbles en “El nombre”, por ser menos exageradas. Todos hemos vivido alguna velada así, en la que todo empieza como una agradable reunión y luego salen a relucir los recónditos rencores de unos hacia otros y viceversa.
Se trata de una película inteligente, basada en los diálogos rápidos y brillantes, el fino humor y la ironía, sin olvidar el sarcasmo más o menos cruel, y la denuncia de las falsas posturas “progres”. Muy recomendable.
Crítica 61
Se trata de una película inteligente, basada en los diálogos rápidos y brillantes, el fino humor y la ironía, sin olvidar el sarcasmo más o menos cruel, y la denuncia de las falsas posturas “progres”. Muy recomendable.
Crítica 61
17 de septiembre de 2012
17 de septiembre de 2012
30 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mientras veía la película he sonreído, no he parado de sonreír, sin que nada me hiciese gracia en particular, incluso me he reído cuando no había que reír. Me ha pasado igual que con uno de esos chistes largos y malos: esperas que sea tan genial, la gracia tan graciosa, que disfrutas en vacío, sin que haya nada real de lo que disfrutar, sabiendo que al final todo será recompensado. Aunque, en este caso, ese final nunca llegue.
Todo son escenas con entusiasmo, con movimiento, con multitud de detalles, que se desinflan al final en gracias tontas, situaciones tópicas o demasiado cotidianas para ser dramáticas.
Pese a que todo gira alrededor de las bromas, que se buscan con las actuaciones sobreactuadas y los gritos y las maneras de esos franceses aburguesados, nada cuaja.
No cuenta nada especial, nada que importe sobre los personajes. Es como ver una riña familiar, donde todos son demasiado histriónicos y exagerados en sus conflictos. Todo es demasiado concreto para poder implicarte. Son asuntos privados como los tiene cualquiera y que no importan a nadie.
Todo son escenas con entusiasmo, con movimiento, con multitud de detalles, que se desinflan al final en gracias tontas, situaciones tópicas o demasiado cotidianas para ser dramáticas.
Pese a que todo gira alrededor de las bromas, que se buscan con las actuaciones sobreactuadas y los gritos y las maneras de esos franceses aburguesados, nada cuaja.
No cuenta nada especial, nada que importe sobre los personajes. Es como ver una riña familiar, donde todos son demasiado histriónicos y exagerados en sus conflictos. Todo es demasiado concreto para poder implicarte. Son asuntos privados como los tiene cualquiera y que no importan a nadie.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El principio de la cinta define a la misma. Una larga descripción sobre el trayecto de un repartidor de pizza que acaba, por equivocación y a las fatídicas vidas de los hombres que inspiraron los nombres de las calles de Paris, en la casa de los protagonistas; recibiendo, por parte de los anfitriones, un rapapolvos sin gracia ni sentido como pago y señal.
Los tópicos se ceban, sobre todo, en los personajes femeninos. Una estirada ejecutiva, que por independiente decide ser la única mujer que fuma durante el embarazo. Y una ama de casa pluriempleada, harta de que no se le tenga en cuenta, y sea la última para todo. Dos personajes sin gracia que protagonizan, entre las dos, los momentos más dramáticos de la cinta, en los que me sacaron un gran bostezo de aburrimiento.
"El nombre" es una copia burda en planteamiento a "Un dios salvaje" o "la cena de los idiotas", entre otras. Es, a lo más, un entretenimiento facilón. Al menos no es pretenciosa.
Los tópicos se ceban, sobre todo, en los personajes femeninos. Una estirada ejecutiva, que por independiente decide ser la única mujer que fuma durante el embarazo. Y una ama de casa pluriempleada, harta de que no se le tenga en cuenta, y sea la última para todo. Dos personajes sin gracia que protagonizan, entre las dos, los momentos más dramáticos de la cinta, en los que me sacaron un gran bostezo de aburrimiento.
"El nombre" es una copia burda en planteamiento a "Un dios salvaje" o "la cena de los idiotas", entre otras. Es, a lo más, un entretenimiento facilón. Al menos no es pretenciosa.
19 de septiembre de 2012
19 de septiembre de 2012
17 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia llena de pequeñas historias que se van desatando una a una en el transcurso de una reunión. Influenciada claramente por el cine francés de los 70 y por la tragicomedia en su estado más puro, los directores bordan lo que hacen, una brutal reflexión sobre la apariencia y lo que subyace. Plagada de personajes asquerosos y deliciosos a partes iguales vuelve a destacar Patrick Bruel.
Lo mejor: No necesitareflexión posterior, es tán sumamente bruta y directa que ves excatamente lo que quieren que veas.
Lo peor: Un pelín de sutileza se agradecería en determinadas circustancias.
Bravo nuevamente por el cine francés. Son geniales.
Lo mejor: No necesitareflexión posterior, es tán sumamente bruta y directa que ves excatamente lo que quieren que veas.
Lo peor: Un pelín de sutileza se agradecería en determinadas circustancias.
Bravo nuevamente por el cine francés. Son geniales.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here