Ésta es la cita de la novela que dá nombre a esta completísima película. En ella se alude a la posibilidad de cada uno de elegir su destino y con ello de demostrarse a sí y al mundo que se puede ser libre incluso encerrados en un "manicomio-prisión" dejado a la mano y capricho de una "enfermera-jefe" dictatorial y resentida .
Papel estelar de Jack Nicholoson encarnando al entrañable "Mc Murphy", quien es capaz de hacer dudar de su cordura incluso al propio espectador. El reparto comulga cantidad y calidad en una proporción poco habitual. Y en la película se ríe y se llora. Especialísima sensibilidad del director para transmitir que la realidad está en la mente de cada cual. Y que por ello cada cual puede construirla y transfromarla (incluso convertirse en médico), encontrando así la libertad que buscamos.

Incluso en el manicomio más represivo se puede alcanzar la satisfacción de sentir que uno no está loco sino que son los demás. Especial atención a la escena del partido de beisbol ficticio.

Ésta es la gran pregunta que nos hace el director de este thriller. El hastío de una vida insulsa, un marido inconsistente , y un trabajo tedioso y rutinario en una localidad periférica de la américa profunda, no podría tener mejor resultado cinematográfico.
Aunque sin la calidad artística de "American Beauty", "The good girl" pretende hacernos chocar de lleno con el sinsentido de nuestras vidas. Sin metas, sin sueños, y sin nada más que un marido -que ya encontró el sentido de la suya en la marihuana-, Justine (Jennifer Anniston) decide que quiere vivir. El desencadenante un joven incomprendido, exalcohólico e idealista con el que coincide trabajando en el centro comercial más deprimente de todo América del norte. Su objetivo: soñar, soñar que puede cambiar su vida.
¿Qué es más fácil?.Escapar de tu insoportable día a día o hacer lo correcto. La respuesta esta clara. "Buena chica, has hecho lo correcto".

No. Esa es mi respuesta al hablar de la película "Cinema Paradiso", retrato fiel de la forma de vida de los pueblos, los barrios y en definitiva los pequeños espacios donde se desarrolla la vida del "día a día". La película cuenta una historia cotidiana, de esas que pueden pasarle a cualquiera. Localizada en un pueblo italiano de la posguerra comienza en clave de comedia para ir avanzando, madurando y haciendo madurar la perspectiva del espectador a la vez que madura el pequeño Totó hasta conevertirse en Salvatore. La segregación social, las ideas políticas, la precariedad económica, la duda de si marchar o no para su realización personal, la permanencia del espíritu del pueblo a la vez que evoluciona y cambia... Todo es diferente con el regreso de Totó; por las calles del pueblo pasan más coches, los vecinos son mayores, y el cinema paradiso también. Pero en el fondo todo es igual. La memoria colectiva está en la mente de hombres y mujeres. Ha pasado el tiempo y los recuerdos se van convirtiendo en la vida de la gente, y gran parte de esa vida tuvo lugar en el cinema paradiso de cada ciudad, villa pueblo o barrio. No se pudo contar de forma más bonita lo grande que puede ser lo más simple.

Desde la fiesta en la que se conocieron Frank y April transmitieron incertidumbre. Parecían querer construir una entrañable historia de amor como las de los cuentos de hadas, príncipes y princesas que nos contaron y que ahora leemos y releemos transmitiendo a nuestros hijos. ¿Unas sonrisas, química, juventud, belleza, amor, perdices, y felicidad para toda la vida?...mentira! Sam Mendes con la agudeza que ya nos dió a conocer en "American Beauty", soltó las amarras del verdadero "Titanic" del amor. Los mismos protagonistas que parecían capaces de resistir al frío del Atlántico norte con solo mirarse, se embarcan en una verdadera relación de pareja. Una historia de caos continuo en la que no se sabe quién quiere a quien, quién miente o quién quiere bajarse del barco definitivamente. Una pesadilla de celos, discusiones y peleas en la que los sueños y expectativas del amor romántico se diluyen irremediablemente. En ella la locura se persona para poner un poco de cordura. Y cuando todo va a explotar entre tanta incertidumbre, llega la auténtica salvación del "Titanic"… "buenos días cariño, ¿qué te apetece desayunar?".

Radiografía incontestable de la convivencia social occidental. Diseñada para quienes sean capaz de intuir lo subversivo, el club de la lucha identifica el absurdo modo que tenemos de construir una sociedad frívola y superflua, y de protegerla como si fuera parte inherente a nosotros mismos. Creemos ser lo que tenemos. Construimos nuestra identidad occidental a partir de lo que consumimos (vestimos, comemos...). Y la protegemos a toda costa por miedo a perderla.
Con el insomnio aparece Tyler. Aparece todo lo que "Jack" (personaje de la novela inspiradora) rechaza. Aparece una verdadera identidad que trasciende de lo convencional y que parece ser común a numerosos firmantes del pacto social occidental. Tyler tiene un objetivo; hacer que desaparezca el miedo. Con él se irán nuestros comportamientos estúpidos. Cuando no tengamos miedo estaremos preparados para cambiar algo más profundo que nuestro peinado o la camisa que llevar a trabajar. Eso es el club de la lucha. El camino para perder el miedo a la autodestrucción.Si logramos vaciar nuestras "almas" de todas las vanalidades que nos dan nuestra identidad, estaremos preparados para cambiar lo que no nos guste de nuestro mundo. Estaremos preparados para la revolución en sentido ampliamente apolítico.
En referencia a las controvertidas críticas que polarizan las opiniones, no son más que el ingrediente que le faltaba para convertirse en una película de culto. La claridad y rotundidad con la que capta el espíritu de la vida capitalista de la que todos somos partícipes, pone en entredicho nuestro raciocinio. De ahí que a quien no le guste asumir y reconoocer su estupidez le cueste entender (que no admirar) lo que significa El Club de La Lucha.