Es tan buena, que de repente se ha terminado. La película fluye sola. Sus personajes son tremendos, y te hacen subir y bajar por la escalera completa de las emociones. Indefinible, la tragicomedia se le queda corta, y te tiene en vilo como el mejor thriller. Consigue que nos identifiquemos no con uno, sino con media docena de personajes maravillosos, un elenco lleno de friquis con sufrimientos. Nos hace reír y pensar.

Casi no se pueden tocar más temas delicados, sortea la corrección política con exquisita elegancia. Y sí, también tiene tiros, acción y suspense. Moraleja, si tienes una tara no estás tan lejos de ser un majara, y ni siquiera eso es negativo.

Al Sr. Canet se le va la mano con las especias dramáticas, y fastidia el guiso al final.

En mi opinión lo mejor de la pelicula es François Cluzet, que por cierto, parece un clon francés de Dustin Hoffman. Los momentos valle de la película vienen originados por interpretaciones que no están a la altura, especialmente los actores masculinos (que hacen de ) más jóvenes.
Película superproducida, lo que se agradece, con un nivel de factura superior a lo que nos acostumbra el cine europeo.
Pone un poco nervioso ver lo mal que lo pasan una panda de treintaañeros con sus terribles problemas de soledad y egoísmo; tal vez por que todos ellos tienen una inmadurez más propia de una década menos de edad. También sorprenden las trayectorias vitales de los protagonistas: ¿dónde están los niños? ¿Cómo de bien se lo montan los franceses, no? Poco creible.
Lo mejor de la película son sus gags cómicos y un interés mantenido más o menos constante durante el largo.
Y… ¿por qué será que da la impresión de ser una película francesa hecha para los americanos?

En fin, una buena película, visible, pero sobre la que no se deben tener expectativas de ‘obra maestra’ o ‘mejor película francesa’, no lo es.