Tengo que reconocer que me enfrenté a este drama con prejuicios. Me olía a más de lo mismo. A posteriori tengo que decir que es una peli pasable, con buenas actuaciones (la chica que encarna a Rose está excelente... me recordaba a una joven Juliet Binoche) y un interés sostenido.
Lo que me desconcierta siempre del cine norteamericano (bueno, de un tipo de cine norteamericano) es una cierta esquizofrenia: no tienen reparo en encajar con calzador en el guión algunas cosas sin justificar y, por otro lado, sienten siempre esa necesidad de que todos los detallitos encajen (atención al fundido a negro del final y el sonido de la campanilla... no revelo nada).

Y mira que me fastidia. Somos un país con buenos directores y directoras, excelentes actores y actrices... pero también hacemos bodrios como este. Si salvamos la pequeña (y estupenda) aparición de Joaquín Reyes, y un poco a Fele Martínez (el resto del elenco no tiene salvación) no hay dónde rascar. Es Pajares y Esteso del siglo XXI, pero sin Pajares y Esteso. Una comedia plagada de clichés, con actuaciones horrorosas (lo de Salomé Jiménez es de juzgado de guardia), con un guión escrito por un mandril...
Mejor no perder el tiempo.

...Estoy harto de las historias inverosímiles
...Estoy harto de las historias de amor nada creíbles
...Estoy harto de los personajes planos, más livianos que una pluma

Cold Mountain me cansó. La historia de amor entre los protagonistas es insustancial, no es creíble y tiene menos aristas que una bola. Es un amor tontorrón, medio pasión medio no sé qué. Nada hay en los personajes que los enlace, que haga la espera satisfactoria, nada...
El contexto de la película (la guerra de Secesión americana) aporta muy poquito a la historia: podía haber sucedido perfectamente en una aldea sueca, en París o en cualquier otro lugar. Nada de complicaciones argumentales, nada de trasfondo político o ético, nada de nada más que el horror facilón de la guerra (de cualquier guerra, por cierto).
Fotografía bonita y poco más. Ni siquiera las actuaciones se salvan (una Kidman poco creíble y una Renée Zellweger que se pasa la peli hablando como si fuera una tarada). Un metraje larguíiiiisimo e innecesario (mucho arroz para tan poco pollo, como dice el refrán).
Vamos, algo digno de olvidar cuanto antes.

-"¿Cómo se consigue un matrimonio tan perfecto como el tuyo?"
-"Hay que escoger a la adecuada para la madriguera y cuando sales de ella guardar la polla en los pantalones"

Este diálogo entre Denis Quaid y Topher Grace en un momento de la película revela a las claras qué es este pseudo producto cultural: un documental ideológico que aglutina todos los tópicos de la sociedad norteamericana, con sexismo y moralidad barata incluidos.
Aparecen en la peli todos los totem yanquis:
-La familia (por supuesto, con los roles absolutamente marcados: ella, amante ama de casa, anodina y desprovista de personalidad; él, macho que protege y alimenta a los cachorros).
-El trabajo: competitividad absurda, lealtad infantil entre jefe y empleados. Es el lugar propio del varón.
-El amor-sexo: sin fondo, con caras bonitas que se enamoran y desenamoran con la misma facilidad (alguna vez habrá que pensar en la grave responsabilidad americana por decir tantas veces "te quiero", en cualquier circunstancia).
-El deporte, la casa y el coche completan las obsesiones norteamericanas.

En fin, una peli tan vacía y simple como la ideología que transmite. Sólo se salva la música y un más que correcto Topher Grace (que me recuerda al primer John Cusak)

Hay algo en las pelis de Burton que, inevitablemente, nos hace pensar: "Ahí está el viejo Tim"; no se toca, no se ve, no se huele... es una atmósfera especial, algo que envuelve cada película y la marca con un sello inimitable, particular. En "Charlie y la fábrica de chocolate" vuelve a pasar. Los personajes flotan en esa atmósfera burtoniana de personajes imposibles, con un punto de mala leche a pesar de tanta azúcar.
Desde luego, la peli no es de las mejores: un Depp histriónico (casi lo prefiero así que cuando interpreta "de verdad") algo irregular (a veces casi genial, a veces una especie de clon de Michael Jackson); una historia con una estructura recurrente, que hace que a veces el espectador sienta que le sobran 30 minutos, y una moralina made in USA que lejos de parecerme educativa me resulta empalagosa.
A pesar de todo, el guión tiene golpes divertidos (el libro de Dalh es maravilloso; hay que leerlo). Y el mundo fantástico donde se desarrolla toda la trama desborda imaginación, algo de lo que no estamos sobrados en estos tiempos.
P.D. Espero con impaciencia la nueva de animación. Tengo la intuición de que ahí recuperaremos al mejor Burton.