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España España · Poblads
Críticas de ToniV
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
9
23 de mayo de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película la de Chazelle. Tan sencilla en su planteamiento como astuta. No es una película que requiera de gran esfuerzo intelectual , tampoco tiene varias capas a desgranar, pero realmente deja un poso de emociones inmenso y una sensación de haber visto buen cine. Drama, romance, comedia y musical, en una primera parte vitalista, entusiasta, llena se sueños y color, buena música, ritmo donde el director juega con el clímax del espectador que se mete en la piel de los personajes de forma imponente. Y luego, ese baño de realidad que entristece y deja sin aliento. ¿ Cómo es posible que con sólo esto se logre una película de deje un poso tan enorme ?. Veamos:

Este film juega serio con los recursos cinematográficos que utiliza. Números musicales en plano secuencia y musical de cuerpos enteros, tomas lentas en momentos, vigorosas en otros. Elaboración en los planos, ritmo y montaje de gran dirección, la sensación de poner siempre la cámara de la manera más óptima y de conocer muy bien los clásicos. Un director capaz de presentarse con una obra coherente con esa edad, hoy en dia es inaudito. “La la Land” es buen cine.

Personajes bien trazados y con 2 protagonistas inmensos. Ésta es una película de sólo 2 personajes, muy íntimo, donde no importan los extras, de hecho, ni les conocemos. Dos actores en estado de gracia. Capaces de bailar, cantar, hacernos reir, emocionar y llorar sin grandes artilugios, y talento para mostrar multitud de registros de una autenticidad palpable.

Película agria y lacerante, cuyo tema principal es lo que perdemos a lo largo de nuestras vidas por obtener nuestras ilusiones y como el tiempo puede agudizar esa sensación. El film mide el tiempo en futuro (ese “Te querré siempre…” ) y en pasado (con el epílogo final) y como ese tiempo pasado se convierte en nostalgia sobre todo por lo que perdieron, pero también, aunque en menor presencia, por lo que ganaron.

Y por encima de todo, película de miradas; como pocas. Una cámara en constante captación de miradas de los dos protagonistas. Miradas que ligan cada escena con el espectador: sorpresa, recuerdo, flechazo, entusiasmo, suspiro, vitalidad, rabia, tristeza, resignación, vida . Y esa escena final, con esa capacidad para saber captar la cruda realidad de nuestras existencias y el poder terrorífico del paso del tiempo.
ToniV
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10
15 de febrero de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que caracteriza, en mayor medida a “Uno de los nuestros”, es que resulta un film atemporal. Es una película que no pertenece a ningún género, o quizás modela a muchos para sintetizarlos sin crear uno de nuevo. En cierta manera desordena, desorganiza, revuelve y descompone los modelos del cine contemporáneo. Película rodada hace 27 años, hoy no notaría el paso del tiempo. Reinventa ? Aquí radica su trascendencia.

Es difícil hallar una película que se contraponga tanto en fondo y forma. Se opone y enfrenta a ella misma continuamente. Siendo una de las películas menos épicas de Scorsese, deja esencias de epopeya. Es nostálgica y regocijante. Es desternillante y frívola, cómica y pavorosa. Aunque su estructura es lineal, el desorden cronológico forma parte de su esqueleto. Cada escena que intuye una acción queda contrariada por la siguiente. A un ritmo vertiginoso le sigue un paro narrativo. Repleta de contrastes rítmicos. A un recurso audiovisual lo complementa otro. Y así… Sin descanso.

A ello unir que el esqueleto está yuxtapuesto, en sus diferentes partes, por una profunda disección antropológica. Trabajo de campo. Estudio profundo del clan (patriarcal ), la tribu se intuye (y se incorpora sólo en momentos decisivos) y el detalle se explica (bodas, comidas, relaciones entre familias y entre grupos, signos de pertenencia, esposas, hijos…). Guión pletórico.

Película que incorpora el montaje como arma definitiva para dotar de ritmo vertiginoso una narración. Influencia visceral de Einsinstein, el montaje nunca había servido tan a la causa. La última hora es una lección académica de ritmo a través del montaje. Lo que pasa a ritmo relativamente sincopado durante 30 años, se rebela tremendo, excitado, alterado, furioso, nervioso para explicar tan sólo un dia. Que día... De nuevo el contraste.

Dos voces en off, BSO y rock que secunda, refuerza e impulsa lo que vemos en pantalla, narración que incorpora todo lo aprendido en una vida. Están Eiseinstein i Welles, el espíritu realista italiano y la Nouvelle Vague. I el Free Cinema. Cassavettes sobrevuela. Y más… Película que sintetiza corrientes y directores, tendencias y momentos de cine para reinventarlos. Que enlaza maestros anteriores para influenciar a otra generación mediante una puntual y extraordinaria lección de cinematografía.
Película Capital.
Anécdota (O no). Ciudad de Dios es la película con mejor calificación en Filmafinitty de los últimos 17 años. Esa película seria hoy imposible sin la influencia de “Goodfellas”.
ToniV
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7
10 de agosto de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pareciera como si Nolan intentara cambiar el registro de las películas bélicas hechas hasta ahora dónde los protagonistas habían sido siempre de carne y hueso . Probablemente “Save Private Ryan” había sido la última máxima expresión de un tipo de cine donde se intenta explicar las consecuencias físicas y psicológicas que se desprenden de un conflicto de este tipo.

Y parece como si aquí los protagonistas de la película tuvieran que ser aquellos elementos que marcan el comportamiento de esas personas. Aquí los protagonistas no son soldados, ni jóvenes ni veteranos, ni los familiares, ni madres, ni hermanos, ni enfermeros, ni traidores, ni enemigos…. Aquí esos personajes no tienen nombre, no se les ve, no sabemos nada de ellos. Viven tapados detrás de una máscara. El guión, voluntariamente, se despreocupa de ellos. Hasta aquí, el film, es singularmente original.

Más controversia podemos encontrar cuando analizamos a los protagonistas reales de la película. Protagonistas principales: La angustia, el pánico, el tiempo, el instinto, el miedo, el egoísmo, la moral propia, la pérdida, la supervivencia, la agonía, el estar allí, el vivirlo. Y como Nolan lo quiere cuadrar para que la película resulte entretenida al máximo. Un montaje hecho a base de ámbitos temporales diferentes en diferentes espacios físicos, rematados con una voluntad de que el suspense lo inunde todo. Es allí donde aparecen los personajes secundarios, ésta vez, casi protagonistas: una banda sonora atronadora y épica, relojes que marcan el tiempo, una edición que exige al espectador, la cuadratura del puzzle…

Bajo estas singularidades, el problema de la película es el resultado global final. No seduce ni emociona como debiera, a ratos desengancha, ningún protagonista encandila, ningún secundario enamora (quizás solamente la BSO…). En momentos, pierde esa aura documental que intenta recuperar en otros. Esos errores con calles y edificios contemporáneos …. Resulta, a ratos un film aséptico, con voluntad de una cierta épica artificial, ahondada con la voluntad de que la película sea en todo momento agónica, y más agónica, y más…Hasta perder veracidad.

Ciertamente, queda un poco lejos de otras películas suyas, en que el espectador también debía dar mucho. Como “Interestelar”, por ejemplo.
ToniV
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9
5 de mayo de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las carreras más coherentes del cine contemporáneo és la de Martin Scorsese. Sólo así se puede entender que después de “El Lobo de Wall Street” rodara “Silencio”, películas diferentes pero paralelas, en cuanto al concepto de una carrera donde nada desentona. Esa coherencia y esa especial, por personal, manera de entender el cine hace que el análisis de la película no sea nada fácil. Cómo la película en sí.

Después de varios visionados, que los necesita, y en síntesis, “Silencio” se presenta como una película exigente, donde cada espectador debe dar mucho, inabarcable por la multitud de temas que toca, ambiciosa por como los toca y los temas que toca; valiente por ser una película a contracorriente; inteligente porque permite hablar de muchas cuestiones sin abrazar una sola visión, con un guión trazado a múltiples capas y lecturas y, además, contundente por la sensación de acabar golpeado y agotado. Toda una experiencia.

Película enmarcada dentro de un cine de tipo metafísico y existencial europeo , a lo Bergman, Dreyer, Tarkowsky o Bresson, de donde saca esa crudeza formal que en momentos rememora Ordet, Persona, La Pasion de Juana de Arco o , incluso, El séptimo Sello. C¡ne seco, con ausencia de BSO habitual, trazado de elementos naturales, de primeros planos, de rostros y caras, de manos, de personas, de torturas existenciales y dudas interiores. Pero al mismo tiempo, con referencias al cine oriental de la misma época, con planos que recuerdan Kurosawa ( toda una larga escena que se estudiará en academias de cine con esa referencia a Yojimbo) o Mizoguchi. Y esa atmosfera, en momentos tan contemplativa, que recuerda tanto a Ozu…

Película con multitud de capas:
- ¿ Como poner en imágenes la duda interior ?. ¿ Cómo representar la crisis de fe del Padre protagonista ?. Película compleja, puramente metafísica sobre Dios, su búsqueda y su respuesta; pero también, y sobre todo, sobre su ausencia.
- Película eminentemente humana. Y humanista, sobre la voluntad de creer ( la profesión de fé ), el sacrificio, la redención y la búsqueda del Yo. Y también el orgullo, la arrogancia, la valentía, la cobardía y la debilidad de la naturaleza humana. Mística.
- Exposición de argumentos sobre la falsedad de los paraísos religiosos, sobre el engaño, sobre el choque de religiones y culturas y la relativización de la cultura y el culto frente a una postura mucho más intimista. Y donde de subraya el vínculo de la fe con lo humano y por tanto, con una esfera más cultural.
- Película de aventuras, clásica, con ínfulas de thriller final. Que recuerda a Joseph Conrad. Con personajes que se transforman. Y al mismo tiempo un viaje espiritual, donde se pasa de la inocencia al sacrificio, del dolor al perdón y del orgullo a la resignación.
- Personaje de Kichijiro como verdadero espejo del protagonista, que marca en todo momento que va a sucederle a éste, resultando al final el alma del proceso de cambio del personaje principal. Contrapunto del protagonista, profesa su fe sin orgullo y en silencio.

Película con 3 voces en Off. Planos estudiadísimos, estáticos i frontales, encuadres muy influenciados por el cine japonés de los 50 y que no son fáciles de digerir. En fin, película absolutamente imposible en estos tiempos, por su realización e incluso para su comprensión, que aún no siendo perfecta (ese final…) deja un trasfondo de cine total y que aboca a una cierta reflexión de lo que ha sido hasta ahora este arte y de sus tiempos futuros.
ToniV
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10
3 de enero de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su anterior película, “Silencio” (2016), Martin Scorsese revisionó el mundo de la fe católica y la religión en dos de sus vertientes, la primera como testamento personal, en su versión más íntima y personal, mostrando una óptica propia sobre el mundo de la fe. La otra vertiente contaba con explicar una esfera mucho más cultural, como un mero observador, antropólogo. El resultado fue una obra vasta e inabarcable, cosida de cine crudo, seco, realista, de una complejidad sobrehumana, una matrioska cinematrogáfica en su más amplio sentido, y quizás, sólamente entendible ( en tiempo, fondo y forma ) para los espectadores que han construido su cinefilia a través de los grandes clásicos.

Como director, que de pequeño vivió en un mundo donde sólo se podía ser cura o gángster, Scorsese nos vuelve a deleitar, ahora, con “The Irishman”, una obra que se situa paralela a la anterior y que, en el colmo de la coherencia, plasma, de la misma manera, su visión definitiva del mundo de la mafia. Dicho de otro modo, “Silencio” es a la fe y a la Religión lo que “The Irishman” representa para el cine de gángsters.

Compleja, magna y totalmente poliédrica , necesitada de más de un visionado, la película es un amplio tótem sobre temas que engullen un tipo de cine que encara debates morales y discurre entre ríos que obran sobre la lealtad, la traición, la culpa, la redención, el legado y la historia. Y a ello, hay que sumarle un sentido cinéfilo a través de guiños, homenajes, parodias, sátiras y revisiones.

Sin embargo, de todas sus capas, la película subralla siempre un protagonista que va apareciendo desde la ultima fila y mirando desde lo más alto, va apartando a todo lo demás y a lo largo de sus 3 horas y media va presentándose como más y más importante. Si bien sobrevuela la película en todo momento, en un instante te das cuenta que esta película está contada desde la perspectiva del tiempo, del concepto en sí y de todo lo que viene subyugado a su figura, con sus bifurcaciones y sus derivadas. Desde este punto de vista, la película entra en otra dimensión y expone en toda su existencia, un relieve nuevo, otra magnitud, otra perspectiva. Es una comunicación totalmente unívoca (de director a espectador) donde se nos quiere hacer partícipes de un tiempo extracinematográfico y evocar, en cierta manera, una cierta atemporalidad, y una cierta fugacidad que ya el director había revisitado en “Silencio”, marcado por la atmósfera de “Cuentos de Tokyo” (1953) y que tanto tiene que ver con “El Irlandés”

Porque desde este momento, ya todo tiene que ver con el tiempo.

Contada en 3 líneas temporales yuxtapuestas que no son flashbacks, la película se hilvana cronológicamente pero aparece desordenada y segmentada. Y contada a través de un tempo en que lo contemplativo y lo sufrido se abigarran, aparece como reposada, humilde y etérea, como una vida en perspectiva, cruda, efímera. La calma en que el protagonista va deslizando su alma durante la historia marca el tono del relato y parece difícil entenderla desde un punto de vista joven en espíritu y consciencia.

Pero es también un canto al paso del tiempo en lo escrupulosamente cinematográfico. Scorsese, creyente del cine de autor y del espíritu del cine como arte mayor, se sabe artista y así se atreve a expresarlo. Y, como si fuera un testamento, habla en profunda reflexión del legado de su obra, del legado del cine como arte y del legado de todo lo relacionado con la cinematografía. Como artista o autor, como Picasso o Monet, como Proust o Mann, referencias que ya no caben a este tiempo, el autor reflexiona también en clave histórica, para sentar que su obra puede ser tan magna como efímera y dejarnos en herencia como ejemplo de ello y del paso del tiempo y de las corrientes que, “el Irlandés” puede ser la útima gran Obra Maestra del siglo XX, pero ya no de la actualidad. Porque esta película pertenece a una manera de hacer cine motivada por la reflexión , nunca por el desborde emocional, como ubicada en la época donde había debate moral y posibilidad de diversidad ideológica. Hoy el mundo ya es diferente; consumista en lo cultural, endiabladamente emocional, univocamente capitalista en lo económico, “El Irlandés” tambíén funcionará como polo contrapuesto a un tipo de cine nuevo, para una nueva cultura, que curiosamente el autor plasmó hace poco en “El Lobo de Wall Street”; ésta sí, una película más "actual".


Una obra cinematográfica extraordinaria.
ToniV
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