He visto dilapidaciones públicas de películas y series bastante más interesantes que esta bazofia. No sé si las máquinas de hacer series en las que se han convertido las plataformas de entretenimiento han narcotizado el sentido común de los sofaespectadores o es que yo me estoy volviendo en un viejo cascarrabias que no aguanta ya ni una patada en la entrepierna.
Acepta uno ciertas licencias argumentales y ciertos deux ex machina, pero esta miniserie sólo tiene de bueno que es mini.

A la hora de escribir esta crítica, está en pleno apogeo la invasión rusa sobre Ucrania. Me llamó la atención el título y, sofimanta mediante, me dispuse a obtener más información del conflicto del que, al menos yo, aún no sé (sabía, si lees esto en unos años) muy bien de qué va.

¡Qué desilusión! Cine propagandístico de parte que insulta al ciudadano medio europeo que ve en el cine un canal efectivo de transmisión de ideas, pero la brocha utilizada por Loznitsa es tan gorda y tan moralmente grosera, que convierte a toda la cinta en una fake-new rebosante de nacionalismo barato coercitivo y de primero de manipulación.

Que no me pongo a favor de ninguna de las facciones, oigan. Que no estoy diciendo quiénes son los chachis y quiénes son, como aquellos Hermanos Malasombra, más malos que la quina, sino que vengo a expresar la falta de equidad del relato. Si los ucranianos quieren pertenecer a la UE, cabe preguntarse si es sólo por el paraguas protector de una institución (sí, con fallos y con desigualdades, lo asumo) o van a inocularnos el virus del odio pseudorracional que parece imperar en ciertas repúblicas ex-soviéticas. Porque, de ser así, una pandilla de asociales ultra religiosos no debieran tener cabida, no ya en Europa, sino en cualquier parte del mundo.

Me solidarizo al extremo con las víctimas, con los desplazados, con la gente desesperada que sólo buscan un lugar tranquilo donde vivir, sean ucranianos o nigerianos, pero no me intenten abducir a sus ejércitos de analfabetos enquistados en luchas intestinas de siglos atrás.

De Donbass sólo se puede hablar bien a nivel técnico (fotografía, edición, efectos, etc), pero, a otros niveles, una deposición como el sombrero de un picador.

Cuando lees una ficha técnica donde aparecen Diego, Jaenada y Zahera te frotas las manos esperando una cinta que te va a entusiasmar. Creo haber leído en Netflix, incluso, "protagonizada por Luis Zahera"... Sí, también habria que decir que está protagonizada por un patinete o por un BMW, ya que tienen más presencia en el film que este excepcional (para mí) actor. Dos minutos de un capítulo de Sky Rojo, donde sale también el gallego, superan infinitamente en calidad a los desperdiciados en Extremo. Entiendo que los actores también pagan facturas y que necesitan comer, pero son infrautilizados para engañar a un público medianamente exigente como en mi caso.

De niño, íbamos al cine los jueves, el día señalado para las películas de artes marciales. A la salida, no era raro vernos haciendo acrobacias intentando emular a los chinos que habíamos visto y esa rara sensación es la que te queda. Decir que no la veas es hacerte un favor.

Es imposible, al menos para mí, desligar Dune 2021 de Dune 1984. Sí, pertenezco a esa legión de frikis "dunianos" que convierten a la cinta de Lynch en film de culto. Y reconozco que la puesta en escena es muy buena, que la fotografía es atractivísima, que la música (que me recuerda a Atticus Ross) puede llegar a momentos gloriosos, pero... ahí se queda todo. Las tres personas que quedamos para ir a ver la versión de Villeneuve nos sorprendimos unos a otros negando con la cabeza varios pasajes del largometraje. Desde mi punto de vista, ha perdido cuerpo, relato, tramas, introspección psicológica de los personajes, alma en definitiva. Un buen blockbuster que se llevará chorrocientos oscars y que veremos dentro de tres o cuatro años en Antena 3 notando cómo, irremediablemente, languidece como un ganador de Operación Triunfo venido a menos.

Había un anuncio que mostraba cómo tener unos dientes más blancos. La solución era ponerle un fondo oscuro,

La cuarta entrega de Fargo es interesante per se, pero carece (desde mi punto de vista) de la profundidad psicológa de sus antecesoras, Se me ha hecho larga, bastante larga y, quitando tres o cuatro personajes, el resto no tienen los mismos matices claro/oscuros de sus hermanas I, II y III. El rol feminista anteriormente empleado, la tozudez masculina y simplona que antes fueron características, aquí no son tan claras. El bajón argumental es notable y parece todo una excusa para hacerle un guiño a la T-II.

Si la comparo con las ya vistas, bajonazo. Si la califico aisladamente, un 7. Así que hago la media y la dejo en 6.

La presencia de Fargo IV es, como los dientes, un negro sobre blanco donde lo que más resalta es el fondo y no el motivo.