Documental que trata fundamentalmente algunos de los abusos que se dieron en Irak, en concreto investigando las famosas fotos que se publicaron internacionalmente en las que algunos prisioneros eran humillados. El film, sin voz en off, está construido a partir de los testimonios de varias personas implicadas, compañeros, superiores; es con sus versiones (contradictorias en muchas ocasiones) con las que el espectador tiene que reconstruir los hechos. Esta libertad de interpretación da un poco de vertigo en algunos momentos, cuando no parece que vayamos a poder hacer pie, pero es lo que confiere a la película esa capacidad de fascinar. Es, en general, un método parecido al que utiliza errol morris en "the thin blue line".
Los otros dos elementos que utiliza el director son la música y la reconstrucción de los hechos, pero de un modo tan inteligente que a pesar de aumentar la intensidad dramática de los hecho contados, no funcionan como la habitual reproducción fácil, sino que su sutileza le confiere un lirismo muy apreciable.
Por último, la película permite que nos adentremos, titubeantes, eso si, en el infierno de la prisión y más allá. De modo que el crimen va cambiando de definición, las personas se vuelven más complejas, y juicio y pruebas se van entrelazando. Una mirada lúcida, en definitiva, sobre la guerra.

Debo reconocer que no suelo ser muy amigo de las voces en off, sobre todo en los documentales, pero sin embargo me parece que Mariano Llinás utiliza el recurso de forma no puramente demostrativa, diciendonos lo que es real y lo que no, si no casi como si de cortazar se tratara, con unas palabras que nos transportan a unas historias que no comparten ni narrador, ni estilo, ni personajes, ni tema. Historias que sólo tienen en común el mar y la voz en off, y que van de lo cómico al thriller, de la antropología al estudio psicológico.
En los 4 relatos, que nos acaban dando una visión excéntrica y surrealista de la experiencia del balneario en argentina (lo que en españa llamaríamos quizás, con menos lirismo, ciudades playeras), basados todos ellos en hecho reales, utilizan siempre esa voz en off para atraparnos, ya que las palabras tienen una musicalidad que no se encuentra en los documentales al uso, si no que se lleva más allá, siendo estas voces las auténticas actrices.
Para acabar os dejo con unas reflexiones del director sobre su película.
"Lo que ocurre con Balnearios es que uno de sus cuatro episodios ha resultado tan efectivo con el público que ha acabado por adueñarse de la película entera. Mal que me pese, la inmensa mayoría de los que recuerdan el film lo piensan como una especie de compendio de actividades playeras, un poco a la manera de la famosa propaganda de Quilmes y todas sus subsidiarias.(...)Lo que me interesaba era, precisamente, la convivencia de varios estilos distintos en una misma película, y de los distintos sentidos que una misma palabra puede tener para el cine: La palabra “balneario” puede evocar aires risueños pero también melancólicos; puede evocar tanto la belle epoque cuanto las ríspidas serranías de El Volcán o de La Florida. Ese viaje era el que pretendía el film. Si una de sus estaciones quedó en la retina con más eficacia que las otras, ya es algo que sinceramente me excede. Para mí los cuatro capítulos son igualmente importantes y el film es la estricta suma de todos ellos."

Me he quedado con una sensación parecida a la que me produjo "el triunfo de la voluntad", la de maravillarme por una parte con lo que se puede hacer con una cámara, miles de actores, toneladas de maquillaje y vestuario, y prácticamente ningún guión; y al mismo tiempo transmitir un mensaje de esplendor de la patria y una justificación de cualquier exceso represivo con tal de conseguir la "unidad de la madre rusia" (o de la madre Alemania) y evitar la interferencia de las potencias exteriores.
La dirección y fotografía, quizás de las mejores de la historia del cine, no pueden esconder uno de los mayores maniqueismos argumentales del cine. Los buenos son todos tan serios como una tabla y tan sufridos como una piedra. Los malos son feos, taimados, traidores, pasionales o afeminados. Nada, a fin de cuentas que no hiciera eisenstein en el resto de sus películas.
Entonces, ¿el cine por encima de la moral? ¿podemos juzgar a una película con una intención propagandística como arte o debemos juzgarla como un anuncio? ¿Debemos considerar a eisenstein como uno de los mayores directores de la historia del cine o como un heraldo del totalitarismo ruso -o capitalismo de estado-?
En fin, dicho todo lo anterior, ver esta película fue, como el triunfo de la voluntad, una experiencia cercana al orgasmo.
oeoe

Cinta que a pesar de su buen apartado técnico no logra convertirse en buen cine, "Origen..." nos presenta una historia vista una y mil veces, con todos los tópicos del cine de animación japonés: héroe más bien cortico pero insistente, chica que es muy importante por alguna razón pero que no hace prácticamente nada a parte de ser salvada por el héroe anteriormente citado, malo un poco ido pero al final de buen corazón, batalla final con muchas explosiones, salvación al mundo (lo salvan en todas, la leche)... Todo esto con unos personajes planos y que no nos creemos en ningún momento, y que van y vienen según los requieran los tópicos del guión, para al final transmitir una moraleja de 20 duros que hubiera cabido en un papelillo de liar. Mucho envoltorio, pero lo de dentro no sirve más que para entretener el cerebro los 90 minutos que dura.
A ver si alguna gente se anota que cuando haces una obra (del tipo que sea) es porque tienes algo que transmitir. Y bajo esta perspectiva esta peli no es una obra. La salvan del descalabro algunas escenas hermosas y el principio, antes de caer al precipicio de lo predecible.

Me había montado yo mi propia película sobre "los paraguas...", y a que negarlo, era totalmente diferente. Quizás fuera que sabía que había un pequeño transfondo social (la guerra de Algeria, que es como mucho terciaria en la trama), o lo de la palma de oro (de esos festivales cada vez me fio menos). En fin, que no me esperaba una historia de amor que se podría resumir en tres lineas, con colores muy bonitos y gente muy guapa. Es decir, entiendo que guste (como gustan otras pelis del estilo), pero la verdad es que a pesar de no ser totalmente predecible (que no lo es), es una historia ya sabida y con menos profundidad que Terminator (y mira que a mi Terminator me gustó, en fin). Y si, cantan toda la película, que será original pero sólo ayuda a que los diálogos suenen más artificiales y a que veamos la cara de la deneuve.
En fin, otra de amor más, como si hubiera pocas.
Y pensar que Agnes Varda andaba colaborando con esto...