Grandiosa obra maestra de Peter Jackson. En la que nos cuenta una historia de amor, un cuento de hadas, con el argumento universal del intruso destructor que llega a interponerse provocando, no una tragedia o un drama simplón, si no una alocada barbarie humorística perfectamente conseguida.

Con Lionnel volvemos al género interpretativo Slapstik que tanto nos hace recordar a Buster Keaton y a la figura del patoso por excelencia. En este caso perturbado por una madre dominante que perpetúa la relación de su hijo a partir de continuados chantajes emocionales, enfermándole así con una marcada dependencia Edípica.

Lionnel, solo podrá luchar ante su madre, es decir, también simbolizada ante su lucha interior con los zombis, con la ayuda de su recién llegada Paquita. Momento en el que empieza también un cuento de hadas. Pues su flechazo y su lucha demuestran una marcada oposición entre estos y el mundo real.

A pesar de los pocos recursos económicos y de la marcada falta de presupuesto, la diversión está asegurada. Desde mi punto de vista, todo el contenido gore parece que esté como excusa, como toque de humor àcido a consecuencia de las luchas interiores del individuo. Hallado como visión del mundo real extremadamente contaminado. Muchas veces esas luchas interiores del individuo, en este caso del protagonista, son tan poco entendibles y las encontramos tan fuera de contexto, que esta es la causa de nuestra carcajada.

Steve Mc Quinn (Kid), reta al jugado de póker de la época que visita Nueva Orleáns. Papel bordado por el protagonista, gran guión y adaptación, gran film con entramados de corrupción, pasiones sexuales distantes, misterio, violencia y toques de humor sutil. Todo esto va acompañado de un contexto histórico-social muy correctamente hallado en los años 30.

Se puede afirmar que la joven actriz enamorada del protagonista no llega a un dramatismo puro. Así como la actriz que representa la mujer del repartidor “The Genius” está sobreactuado. Seguramente a consecuencia de la escuela de interpretación femenina de la época, con unos valores distintos a los actuales.

En general. Es una gran película perteneciente a la historia de los grandes clásicos.

El director japonés Tanaka intentó innovar con un nuevo Thriller. Tratando de exponer la historia de un joven que, a partir de un mal atraco a un banco, se viera envuelto en un enredo entre gángsteres yakuzza.

Unluky Monkey nos transmite algún mensaje interesante, aunque muy llano, como lo que es el bien y el mal y el arrepentimiento. También podemos disfrutar de la calidad lograda en la interpretación del protagonista.

Pero dicho film, en su conjunto, es totalmente incoherente. Tanaka va a su libre albedrío, sin distinguir entre géneros ni cánones. Es una película llena de gratuidades surrealistas injustificables. Se dedica a hacer un proyecto desgraciadamente erróneo.

Dicha falta de coherencia se hace patente, por ejemplo, entre el vínculo formado entre delincuentes y protagonista. Que es uno de los que podría dar más juego en la película.

Por lo que hace a la presentación de los personajes, solo pone énfasis en el protagonista. Esto provoca una falta de ritmo brutal y la consecuente desinformación del espectador sobre los secundarios. Imagínense todo éste desorden plasmado en un género sin principios.

En conjunto. Creo que Tanaka intentó algo pero se quedó en nada. Fíjense en lo gratuita que es la escena final. Aquí llega la culminación de lo que es palpablemente malo.