No es exclusivamente para fans de Marshall Mathers, no es exclusivamente para fans del rap, pero tener algún interés en el mundillo ayuda a disfrutar la película y a entenderla como lo que es.

Si este film iba a llevarse un Oscar tenía que ser a mejor canción original por el temazo de Lose Yourself, que representa perfectamente el alma de la película: No se trata tanto de un guión rompedor ni unas interpretaciones espectaculares, es más bien un paseo por los suburbios de Detroit, por el día a día de la clase obrera americana, el estilo de vida callejero que pone la esperanza en poder triunfar algún día, grabar una maqueta que suene bien, ganar una batalla y que a la gente le guste lo que sueltas en un escenario, salir del trailer park.

Se plasma un pequeño capítulo en la vida de un chaval que quiere salir del barrio, que quiere irse de casa y perseguir el éxito, el dinero y la fama; cansado de currar para ganar una miseria, de tener que pedir prestado para gasolina, de que el coche no arranque, de vivir en un remolque con su madre y el mierda de su novio.
Claramente inspirado (no basado) en la vida del artista antes de ser descubierto por Dr Dre. El personaje de la hermana pequeña es paralelo a cómo el propio Eminem tuvo que cuidar de su hija Hailie, mientras intentaba abrirse un hueco en el mundo del rap, apenas llegando a fin de mes entre trabajos precarios, y sumido en el submundo de las batallas de gallos, como forma de llamar la atención de algún productor musical, que te diera esa oportunidad.

Realmente la película busca construir tensión hasta llegar a las míticas batallas finales, que son el verdadero espectáculo, y con eso es suficiente, ni busca más ni necesitamos más (para una más completa, Straight Outta Compton).

La vida de Eminem, Marshall Mathers, Slim Shady... Como prefieras llamarlo, ha sido una historia llena de dificultades desde la infancia, pasando por el fracaso en el instituto, el abuso dentro y fuera de casa, la adicción a las drogas, la rehabilitación, la relación inestable con su esposa, la lucha por la custodia de sus hijas... Toda esta odisea queda plasmada en la discografía del rapero, no necesita ser contada otra vez, puede que por eso esta película no necesite ser más que un pequeño vistazo dentro de ese mundo antes del triunfo. Puede que Jimmy Smith, 'B-Rabbit', sea otro alter ego, el Marshall joven e inseguro que no sabía si sería alguien en la vida.

8 Mile es una dosis de motivación,
caerse y levantarse, dejarse llevar...
Toda gran historia empieza con una oportunidad.

El libro de Boba Fett no posee la fuerza ni el ritmo de la serie The Mandalorian. Se nos presentan episodios que saltan continuamente entre lo que está pasando en el presente y el pasado que ha ocurrido para que Fett llegue hasta ese presente. No tenemos ya esos episodios con subtramas que le daban esa diversidad a la serie del Mandalorian, mientras seguía su trama principal. Además parece que en esta de Boba Fett están claramente metiendo personajes con los que jóvenes progres vayan a identificarse, jugando con peinados raros, modificaciones corporales, actitud chulesca antisistema, y en general un aspecto de influencers intergalácticos a los que les ponen unas gafas raras o un brazo robótico, y ya son parte del universo de Star Wars.

A pesar de los obvios intentos de conectar con un público joven, o de hacer la serie apta para todos los públicos con su ausencia de sangre y heridas reales en las escenas de violencia, la estética de la serie, su calidad técnica, la perspectiva distinta que nos presentan como en el caso de la tribu Tusken, y el aura de Boba Fett que espero que desemboque en situaciones más espectaculares, está siendo suficiente para tenerme interesado. No es The Mandalorian pero conserva bastante de lo que me enganchó de esa serie.
Sigue siendo un western espacial, en las ardientes arenas del desierto de Tatooine.

Increíble dedicación de Christian Bale al personaje de Trevor Reznik, alma atormentada a la que le es imposible dormir, la película no sería nada parecido de no ser por el tremendo actor de método, que lleva la interpretación hasta límites de verdadera obsesión, casi patológica.
Bale llegó a alimentarse de una lata de atún y una manzana al día, poniendo en peligro su salud para convertirse en Reznik, e incluso compartir esa precaria situación física con él, y acompañarle en esa psicótica bajada a los infiernos, dentro y fuera del set de rodaje.

La locura, la paranoia y la enfermedad mental, a través de los ojos del propio protagonista, queda muy bien representada a través del filtro de colores, la oscuridad, los personajes y los sucesos que cuenta el guión.
Thriller macabro que da mucho que pensar.

'Pozos de ambición' trata de un hombre ambicioso, con mucha sed de victoria y poder, dispuesto al sacrificio, como podemos ver al principio con una caída que le provoca una cojera permanente, una marca perenne de su compromiso y su dedicación al trabajo. Este hombre será un protagonista que chupa mucha cámara, no solo por el tiempo en pantalla de Daniel Day-Lewis, sino por el propio encuadre en muchos planos conjuntos que ponen a Daniel en el centro, dejando al segundo personaje al margen, a veces su propio hijo. Inspira admiración en un principio, la determinación y la labia de Daniel Plainview es la personificación del sueño americano en proceso, pero la ambición y el inconformismo que tanto admiramos puede degenerar en codicia e insaciabilidad.

Vamos presenciando el descenso de Plainview a un pozo cada vez más profundo, independientemente de cuánto suban su éxito, su dinero, su poder. Me recuerda a la maldición de la perla negra, cuando los piratas malditos tienen todo el oro, pero son incapaces de disfrutarlo porque no pueden sentir, ni saborear, ni oler. Sangre, sudor y lágrimas, sobretodo sangre, a cambio de qué.

Plainview es capaz de dar una imagen magnífica y de hablar con un pico de oro, pero no lo usa para conectar, sino para manipular. Parecido el profeta antagonista que le echa un pulsito, que utiliza la religión para controlar a los demás y satisfacer su sentimiento de superioridad, alimentar su ego. Detrás de estas caras no hay ninguna autenticidad, son solo artilugios para el engaño, son cáscaras vacías, como una mansión entera sin nadie dentro.

Podría verse esta historia como una crítica al exceso del capitalismo. Yo la entiendo sobretodo como una reflexión sobre el ego. Es curioso ver cómo algo tan imaginario como ese sentimiento de grandeza, puede controlar tanto a alguien, como la superstición controla a los creyentes.
Todos los que están perdidos necesitan un dios, incluso si son ellos mismos.

Tiene una apariencia de humor simplón y guarro, pero por algún motivo creo que esta película tiene que ser algo más, para mí es difícil encontrar una comedia que realmente me haga REÍR, que debería ser lo primero en una COMEDIA, y muchas veces las comedias son más bien pasteladas de humor cursi que no inspira ninguna carcajada... Sin embargo, la versión original de Superbad me ha hecho reír las varias veces que la he visto, también tiene mérito que aguante tantos visionados para lo simplona que parece ¿no?.

No sé si es que es fácil empatizar con estos cafres, o si lo patoso de los personajes nos reconforta para sentirnos superiores, o si la historieta que cuentan es realmente buena, pero Superbad tiene algo especial, no es una peli adolescente más. Jonah Hill lo clava en el papel de virgen salido, el papel de inepto social de Michael Cera da una genuina vergüenza ajena que tiene mucha gracia, los policías inútiles nos terminan de dar el toque alocado, y por último pero desde luego no menos importante... El gran, el inigualable, el legendario McLovin.