En primer lugar, decir que soy un friki de los más grandes de esta saga desde hace 40 años, es decir, que hablo con bastante conocimiento de causa. Acabo de salir de la sala de cine de ver este producto por el que he decidido pagar, no sólo por ser amante de la saga, sino porque toneladas de misiles publicitarios me han obligado en las últimas semanas a ir a verla. Y nuevamente se demuestra con creces que mucha publicidad no es sinónimo de buen producto, sea cine o sea lo que sea. Le doy un 1 porque se lo merece, así de claro, y ahora paso a explicaros la razón de ese 1:

- Esta película en concreto ha perdido ya por completo el espíritu de la saga, basada históricamente en un argumento sólido, en diálogos emocionantes e interesantes y en una acción calculada y no larga y supeditada en todo momento a la historia, no una acción porque sí.

- Esta película en concreto carece de sentido, no tiene ni pies ni cabeza. Cuando la veáis entenderéis a qué momentos me refiero.

- No hay emotividad alguna en toda la película.

- A la película le sobran muchos minutos de metraje innecesarios: no puede ser que una simple lucha de aeronaves dure una eternidad hasta el aburrimiento. En este punto, me acuerdo del señor Boyero, ahora ya sé por qué se salió de la sala de cine medio dormido.

- No se le ha rendido en la película a la Princesa Leia el homenaje que merece: cuando la vean, sabrán por qué lo digo.

En definitiva, se han cargado la saga a falta de un episodio más. He tenido una sensación muy agria al salir de la sala, casi me da un desmayo de la tristeza tan profunda que ha asolado mi cuerpo y mi alma al ver este producto que la publicidad, insisto, ha obligado a que vaya a verla por el continuo bombardeo de las últimas semanas en todo tipo de soportes mediáticos.

Que la Fuerza os Acompañe para poder soportar estoicamente 2 horitas y media de esta peli en la butaca.

No puedo más que tener alabanzas para la nueva entrega de la saga de La Guerra de las Galaxias. Impresionante. Sublime. Total. Un espectáculo de principio a fin. Y, ¡oh! Ese final, antológico, quedará grabado en nuestras retinas por muchas décadas, hasta que otra sobresaliente película vuelva a destacar en su final y nos haga olvidar un poquito este.

Vayamos por partes. La interpretación de los actores es descomunal, le ponen pasión, ganas, mucha energía. Incluso Harrison Ford, ya viejuno, lo borda. Me encanta que en esta ocasión sea una mujer, la nueva heroína chatarrera, la que capitalice todo el peso argumental de la película. Aunque repruebo que el malo de turno parezca un friki de esta saga precisamente.

La factura técnica es impecable, los efectos especiales no defraudan en absoluto, el ritmo narrativo es perfecto y la duración es acorde con la trama y sus correspondientes subtramas. Por todo ello, considero que esta nueva entrega de la franquicia ya en poder de Disney merece con rotundidad un bonito sobresaliente. Recomiendo encarecidamente su visionado.

Nunca creí que Stallone (bueno, el personaje al que interpreta también) estuviese tan anciano en esta película. Hasta que la vi. Tan anciano que el tiempo empieza a pasarle factura a Rocky en esta séptima entrega de la saga, en la que se pone gravemente enfermo sin que llegue a curarse al final del metraje, lo que da una idea de que es posible de que haya una octava y última entrega, en la que hipotéticamente Rocky (y la saga) fallezcan definitivamente, uno de cáncer y otro de viejo.

En mitad de tanta decrepitud y soledad de la vieja gloria del boxeo, aparece un pimpollo (al parecer, hijo bastardo de Apollo Creed) en el hogar de Rocky dispuesto a obtener la misma fama y dinero que su padre, el cual, para lograrlo, tendrá que entrenarse duramente a las órdenes del de Philadelphia para vencer a un inglés algo macarra.

Una nueva historia doble de superación es la clave argumental de esta enésima entrega. Por un lado, superar el miedo a intentar vencer una enfermedad que ya se llevó a su esposa y cuñado. Y por otro lado, superar la barrera física y mental que separa el fracaso del triunfo dentro de un ring siendo uno mismo, y olvidándose de ser el hijo del antiguo Rey Apollo.

Recomiendo su visionado, en especial a los amantes de esta saga. No defraudará. Si bien en ocasiones el ritmo de la película puede decaer, la mayor parte del metraje se sostiene con muy buenas interpretaciones de Stallone y del hijo de Michael Jordan.

Es una película cuyo objetivo es incitar al espectador a reflexionar sobre la utilidad o no de la venganza. La venganza, ¿para qué? Si, aunque una persona se vengue, esta acción no servirá para nada, ya que no devolverá la vida a tu ser querido. Creo que esta es la clave argumental de esta película, que invita también al espectador a conocer el norte de Estados Unidos, un lugar de paisajes enormes y espectaculares, en una época, principios del siglo XIX, en la que el país estaba recién independizado de Inglaterra y comenzaba a conquistar territorios del Oeste ocupados por numerosas tribus indias.

Hay dos interpretaciones centrales, la del explorador y la del cazador de pieles. Ambas son monumentales, no sólo la de Leonardo DiCaprio. Luego hay un par de interpretaciones secundarias de alto relieve, la del jefe indio y la del capitán. La película es de larguísimo metraje, pero no cansa ni aburre, ya que la estructura narrativa está perfectamente montada en todo momento para conseguir que el espectador siga el hilo y el interés de la historia en todo momento.

El aferramiento a la vida es otros de los pilares de la cinta. La supervivenvia como expresión máxima de la conquista de la vida por el ser humano. Hay numerosos momentos en la película que hacen ver que motivaciones fuertes como el odio hacen que la mente humana supere adversidades de gran calado como caer desde un barranco alto o escapar de un asalto indio medio inválido.

Recomiendo su visionado. Es una película para conocer una parte de la historia de Estados Unidos, pero también para reflexionar sobre algunas cuestiones vitales del ser humano. La cinta tiene un final algo misterioso, lo que la hace aún más grande.

Recomiendo su visionado. La película es muy entretenida. Consigue atrapar al espectador desde el primer minuto de metraje de la cinta. De entre los cuatro actores protagonistas, destaco en especial a Jessica Chastain, quien hace una labor de interpretación de la guerrera Sara muy eficaz y contundente.

Se trata de una especie de retroceso (al principio) y de adelanto (desde la mitad en adelante) de los acontecimientos de la primera parte de esta saga de aventuras de Blancanieves y su séquito de guerreros. De retroceso, porque cuenta cómo se criaron Eric y Sara, y de adelanto, porque cuenta una historia posterior al vencimiento de Ravenna en la que está implicada una hermana de ésta, Freya.

El amor y su prohibición por Freya es la clave central sobre la que gira el argumento de esta segunda parte. El resto de actores hacen su trabajo, incluidos los cuatro secundarios, pero no brillan tanto como Jessica Chastain. La trama argumental está bien estructurada tanto a nivel de guión como de montaje. La ambientación, a veces es espectacular, y otras veces es más floja con paisajes mediocres. La película tiene un tono serio en líneas generales, aunque en determinadas ocasiones hay momentos cómicos protagonizados por los secundarios.

La banda sonora es buena, encaja bien en la historia. Las escenas de acción están muy bien trabajadas. Y el final es abierto, de acuerdo a la voz en off que hace culminar la película. En definitiva, una película de aventuras, con tintes cómicos, con tintes románticos, con tintes dramáticos, pero que en líneas generales entretiene mucho y que se puede disfrutar muy bien en familia una tarde de domingo.