Creo que esta película pretende darnos a entender que hay esperanzas de que los ancianos, los de mediana edad y los jovencitos logren percatarse de que no pertenecen a mundos tan distantes.
Considero que los autores han dejado de profundizar con realismo en las relaciones personales porque lo que realmente quieren es poner luz a un conflicto generacional bastante abstracto.
En la película se observa como con un poco de convivencia se reducen a polvo barreras que en un comienzo parecían infranqueables.

Se nos intenta decir que los ancianos son seres que sufren y padecen (un mensaje que se echa de menos en la actualidad) y que saben más de nosotros de lo que creemos.
Tambien observamos como acaba aflorando una personita tras esos malencarados adolescentes con su jerga "pro" que desprecian aquello en lo que acabarán convirtiéndose rápida e irremisiblemente.
Hay un hueco para la generación intermedia que, en esta obra, aparecen como triunfadores profesionales y bastante cultos aunque fracasados e insensatamente impulsivos en sus relaciones personales.

Para todos ellos se reparte redención y esperanza a poco que intentan entenderse y convivir. A mi me parece un mensaje digno que se materializó en una película de indudable elocuencia estética y emocional en la que todo empasta. Fantástica fotografía, buen ritmo dramático, y excelente música de Dave Grusin. Hasta hay algo místico en la combinación de todos sus elementos.

Conozco bien la banda sonora realizada por Dave Grusin y buena parte de su obra.

Este compositor posee un estilo que combina la sobriedad con el virtuosismo, la melodía lograda con la sofisticación armónica del jazz moderno. Yo creo que nunca ha contado con el favor del gran público ("gran" de numeroso) porque apreciar su trabajo exige cierta educación musical que no abunda o, en su defecto, una sensibilidad atenta (que tampoco abunda).
Nótese que no hablo de gustos sino de mera apreciación ya que considero que, aunque no te guste su obra, lo mínimo que merece un músico semejante es que se aprecie su calidad.

Cuando aún era un niño nos pasaron la película "En el estanque dorado" en el cine del colegio. El comienzo de esta película con la genial secuencia de planos del estanque bajo la melancólica composición de Grusin dejaron una impronta en mí que todavía dura hoy. Desde que años después averigué el nombre del compositor nunca he podido ver críticas infundadas hacia su obra en internet sin defenderlo. Muchos sabemos que no se puede estropear el oro a escupitajos.

Para aquellos libres de prejuicios adolescentoides y etiquetas estériles (como "suena muy ochentero").
Para aquellos que no necesitan que la letra de las canciones les diga lo que tienen que pensar.
Para aquellos que aman la música y no la imagen que la música proyecta de ellos ante sus amigotes.

Da gusto ver obras como esta. De repente aparecen en medio del amasijo de películas que nos invade y el tiempo se detiene un par de horas para disfrutar de algo humano, positivo y trabajado.

En este caso el director ha hecho una apuesta más "simple" que en obras anteriores. También, por ello, le ha quedado muy cercana y casi se puede recomendar para ver en familia.

Es la banalidad de esta película lo que realmente la adorna. La poca cosa que son los personajes (que no los actores). Lo vistos que están. Y sin embargo es maravilloso verlos aquí. La propia película no tiene prisa en llegar a un final previsible y sin embargo es un recorrido increíblemente profundo. Es casi como si nos pasase a nosotros.

Es muy interesante el contraste entre Nueva York y Las Vegas y el sentido que le da a la película.
La banda sonora acentúa ese mismo contraste, acorde con la película. Ry Cooder, Cassandra Wilson y Norah Jones entre otros ponen el lirismo idóneo a cada matiz.
También contrastan los dos personajes. Uno estático, seguro de si mismo y con fe en el destino y el otro en movimiento tratando de redescubrirse en entornos diferentes al suyo y averiguando quién no quiere ser.

Me senté en mi butaca y tras la habitual traca publicitaria a la que se suma siempre otra de afanosos insultos al espectador (pirata, ladrón, guarro, “caramóvil”, etc.) dio comienzo la película.

A 30 minutos no me quedaba duda de que esta vez saldríamos satisfechos la mayoría de los asistentes.
Yo siempre fui aficionado a este tipo de películas sobre mundos imaginarios y ciencia-ficción. Me encantan desde pequeño y aunque al crecer se ven de otra forma nunca perdí este "vicio". En realidad incluso llegué a disfrutar con algún bodrio por el mero hecho de que se enmarcaba en este tipo de películas. Incluso cuando no hay presupuesto soy de los que saben hacer la vista gorda ante efectos especiales algo caseros.

En este caso hay una buena dosis de originalidad en la parte imaginaria. Las criaturas son llamativas y misteriosas. El entorno natural es aprovechado para crear una atmósfera de misterio y a ratos misticismo eficazmente envolvente. Como en muchas películas de este director hay un velo poético manchado de sangre. Además de esto tiene un buen ritmo y un desenlace lo suficientemente llamativo para considerarla una película muy redonda.


Lo que está claro es que esta historia no se desarrolla "hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana". Lo hace justo tras la guerra civil española. En este aspecto el director o el guionista o ambos tomaron la decisión deliberada de sumarse a la bochornosa tergiversación panfletaria de nuestra historia reciente.

Siempre oí a muchos lamentarse de las truculentas e interesadamente deformadas lecciones de historia del régimen franquista en sus producciones cinematográficas, musicales y literarias. Pues bien, ya hay un clarísimo empate. Hoy en día con películas como esta que solo son la punta del iceberg ya se puede decir que los progre se han puesto a la misma altura.

En esta película los maquis son angelitos celestiales ocultos en el bosque casi como elfos. A estos inmaculados héroes los castiga sin motivo aparente un tirano local especialmente sádico al que dan ganas de clavar una estaca en el corazón desde su primer plano.

Igual que hace la SGAE con la "piratería", estos señores están tratando de inculcar opiniones concretas en el pueblo español con la intención de crearse un ecosistema seudo intelectual favorable.

Nada se nos cuenta de las torturas en las checas... de quién financiaba a los maquis y cuál era su verdadero objetivo... de porqué ese pueblo llano que tanto achuchan no les apoyó en absoluto...

En este aspecto la película insulta la inteligencia de cualquiera que se haya tomado la molestia de raspar la superficie de estos temas. Está claro que no somos muchos, pero los que soñamos con llegar a ver algún día estos importantes asuntos tratados públicamente con respeto seguimos esperando mientras presenciamos opiniones preconcebidas enlatadas y listas para tomar.