Ivan Kavanagh debe ser un tipo ambicioso. Su quinto largometraje explota en múltiples direcciones sin esfuerzo aparente. Cuando creemos estar viendo un ejercicio de terror meta-cinematográfico, pasa a modo drama familiar, para luego transitar por el thriller paranoide o circular por el pisoteado terror fantasmal mainstream, cuando no apunta comedia negra o incluso juega con el j-horror de brocha gorda. Y seguro que me dejo alguna referencia más de las muchas que confunden las expectativas del espectador, indefenso ante las ráfagas de dejà-vu que le hieren desde varios frentes.

Los juegos visuales cercanos a la epilepsia gore, la imaginería cinematográfica policial (el protagonista trabaja como archivero en una especie de filmoteca), los posibles sucesos paranormales (nunca sabemos si el narrador está en sus cabales), la atmosférica fotografía del canal y los baños públicos o la dramática historia de desconfianza conyugal, consiguen aterrar. Pero luego chocamos con personajes como el inspector McNamara interpretado por un magnífico Steve Oram (Sightseers) que aporta el asueto cómico (y el escaso sabor local irlandés que tiene el film), alguna escena pasada de rosca que bien podía encajar en The Tenant o una podredumbre oculta tras la cotidianeidad que apuntan a un afán autoral extrínseco al cuerpo principal de la película.

Esta esquizofrenia narrativa, no sabemos si consciente, contribuye en cierto modo a que The Canal resulte un artefacto espeluznante aunque plagado de contradicciones. Creo que el director irlandés ha construido un puzzle deslabazado que aterra y confunde a partes iguales. Un más que digno pariente de The Conjuring o Insidious (a mi parecer) salpicado de pinceladas surrealistas que acaban diluidas por ciertas incoherencias y situaciones ya vistas que llevan a la previsibilidad del metraje final. Y pese a que el film te mantiene al borde de la butaca en todo momento, desearía que Kavanagh, tras un exhaustivo examen de conciencia, tomase una de las dos sendas, la comercial o la personal, es igual, para materializar en un próximo esfuerzo todas sus ambiciones sin desorientar tanto al espectador.

versión en catalán: http://kino.iosodeu.net/the-canal/

Sorpresa! Qué gusto da descubrir una pequeña joyita de vez en cuando. Se trata de una entretenida distopía contada de forma entrañable al principio que según avanza con ímpetu va transformándose en un thriller de acción y confusión de identidades con giros de guión sin ningún tipo de respeto por las convenciones e inmisericorde con el espectador. Incluso tiene sus toques gores (cómo no viniendo de Wirkola) y guiños a la ciencia ficción clásica (Soylent Green). Destacar a la infravalorada Noomi Rapace que interpreta a las hermanas con convicción y el estupendo cameo de Dafoe. Se me ha hecho corta.

lo mejor: Noomi Rapace, el guión poco convencional

lo peor: la sobreactuada Glenn Close

Comencé a ver The Vast of Night convencido de que no me iba a gustar. Otro film más de bajísimo presupuesto, intentando parecer de época con cuatro duros y apuntándose al género fantástico por la vía del revival vintage. Pero nada de eso, me atrapó desde las primeras imágenes, de cuidada factura y ambientación, con los personajes en siempre en movimiento, lanzando sus frases cual histéricos looney tunes mientras la cámara los sigue con pericia de un lado al otro del pequeño pueblecito mientras la noche cada vez se vuelve más extraña y los misterios de acumulan. Entrañable y minimalista, seduce con su original pirotecnia visual e inventiva aunque lo que nos cuente se haya visto ya antes y quizás mejor relatado. Realmente aquí lo interesante son los dos personajes protagonistas y el universo paralelo retro y surreal a la Pleasantville de la película. Lástima del final abrupto y poco interesante que nos priva de seguir unos minutos más junto a Fay y Everette recorriendo Cayuga entre ensoñaciones sobre el futuro que les espera.

lo mejor: la fluidez narrativa, el plano secuencia central, la química entre los protagonistas, los hipnóticos monólogos de Billy y Blanche

lo peor: sólo el final

Hay que reconocer que el punto de partida de la serie es interesante y crea suspense. Y la idea de fabricar un producto de folk horror para televisión, aunque no sea original tenía posibilidades, sobretodo contando con un plantel de actores de categoría y una localización tan espectacular como esa isla semiaislada. Lástima que la falta de presupuesto para efectos y una fotografía indigna le den un aspecto amateur. Sobretodo esos filtros cutres que hacen daño a la vista para intentar crear atmósfera. El guión tampoco saca partido del intrigante comienzo, con Jude Law deambulando por la isla y repitiendo las mismas situaciones para estirar la historia como un chicle. Todo es demasiado obvio, basto y casposo. Mención aparte merecen los diálogos e interacciones entre personajes que en algunos momentos llegan a dar verdadera vergüenza ajena de tan torpes y poco creibles, y que me decidieron a abandonar su visionado a mitad del segundo capítulo.

lo mejor: algunos intérpretes, la isla, el intrigante comienzo

lo peor: visualmente cutre, el guión, los diálogos

Formulaico policiaco adornado con un rococó pesadillesco de mugre, asco y descuartizamiento. Sólo por la estomagante poesía que destila su puesta en escena se le perdona el absurdo proceder de sus protagonistas y lo cansino de su desarrollo. Su fotografía en blanco y negro expresionista y las viscerales interpretaciones, además de un suspense bien construido consiguen que aguantes el metraje hasta el final. Un sórdido monumento a los residuos sólidos urbanos y los seres que sobreviven entre ellos.