Godzilla vs.Kong pertenece a esa generación de cine que lejos de entretener podemos calificar de cine de producto, incluso, producto basura, salvando por supuesto las grandes cantidades de dinero que se necesitan para generarlas, salvo la intachable realidad virtual de cielos e infiernos con sus criaturas a cuestas, han perdido todo lo que se consideraba entretener, a saber, tan realistas son sus efectos como irreales sus protagonistas, a la sazón, jóvenes que manejan complejas flotas navales, doctoras de especímenes únicos que se achacan su cuidado como si de una mascota de cantante se tratara, piratas informáticos que se cuelan en las fortalezas del poder por la escotilla de servicio, y el malo más malo, con una hija adolescente que maneja los negociados del mundo como la nena de papá.

Pertenezco a la generación que vió de niño King Kong en una televisión en blanco y negro casi del tamaño de una tablet, y realmente me asombró,una apasionada y moderna visión del mito de la bella y la bestia. Volví a ver ya de adulto el remake de PeterJackson, y si bien ya no me causó el mismo asombro pese a esa cantidad ingente de dinero y efectos especiales, podemos decir que supo mantener el ritmo, fue como mucho un costoso entretenimiento, a pesar de las sonadas crisis económicas del mundo occidental.

Leo estupefacto a los supuestos "críticos" de los principales medios, "es un buen entretenimiento", "mantiene el ritmo", y hasta la la gran certeza "el cine se inventó para ésto"(crítico de medio norteamericano).
Esta sociedad nos inculcó la libre elección y hasta los caprichos como sinónimo de la verdadera libertad, no mucho me queda para inducir a publico mass-media para que deje de consumir productos para idiotas.

"Hay algo malo en un cine hecho a base de tópicos?".
Seguramente muchos clásicos (económicos) de esta era, se basan en ellos para ser del cine lo que muchos quieren que sea, un entretenimiento. Sigue valiendo como axioma, lo peligroso de films aún independientes como "Taped", y en ésto se asemeja a recientes films como la finlandesa "Things we do for love" (Matti Ijäs),
es que su mirada, de realizadores que habitan el llamado 1er mundo, al querer narrar situaciones de riesgo, encubren ciertas perversidades en la mirada puritana, que como si del mejor western se tratara, sostiene, nosotros somos los buenos, que festejamos el amor, las leyes, y ustedes, los indígenas, son malos, son pobres y es evidente que menos cabida tienen aún para el amor.
Para construir este remanido y puritano argumento , Diederik se apoya en todos los clichés persecutorios del cine independiente, desde la norteamericana Collateral (Michael Mann), hasta la vorágine y entrada en los infiernos de "Irreversible" (Gaspar Noé), pero insistiendo en su mirada infantil llevada a un relato repetitivo y cansino, corramos, corramos y huiremos del mal...
Entendiendo lo que es Hollywood y su maquinaria, es una pena que el espíritu de ciertos creadores europeos, se centre en encontrar al demonio fuera de sí mismos, rehusando aprender de clásicos de la narrativa moderna como Conrad, o Céline, que sospechando que el infierno habita en nosotros, se animaron a viajar para confirmarlo. Y desde ya que no fueron los únicos, afortunadamente.

Injustificable documental e injustificada razón para retratar desnuda a una prostituta.

Hay una "prostitución" de la mujer; hay una mirada condescendiente, superficial y dominante.

Disfrazado de denuncia social, este documental no es menos obsceno que un burdel.

Se utiliza a esta persona y su tragedia con un pretexto artístico, se frivoliza con la fuerza de lo estético y se vulnera
su intimidad.

Tal vez los aspirantes a directores creyeron que en el cine bastan un par de ideas mal barajadas y el ejercicio complejo de la realización para obtener resultados. Me temo que se equivocan por mucho o simplemente no les interesa saberlo.
Si acaso los actores en su acartonamiento logran expresar lo que parece es el denominador común de toda la realización: la desidia.
Algo de lo que los productores de este intento de película no son único ejemplo, es ese temple abotargado que .muchos directores nacionales quieren transmitir, entendiendo muy poco o nada del cine apremiante de Lucrecia Martel, y para empeorar el enfoque, seguramente los lúcidos aspirantes creyeron que era sencillo reproducir el tempo de realización con que Damián Szifron tiñe la boda del film "relatos salvajes, una joya que recomendaría mucho estudiar si se quiere que el público pase 1 hora aguantando pacientemente algo que al finalizar no da crédito de lo pueril que pueden resultar sus intenciones.

desde una correcta postura retratista sobre la mujer de Héctor Oesterheld, creador de la mítica historeta El Eternauta, apenas llegan a esbozarse los temas vertebrales que intervinieron en ese segmento de la rica historia argentina, el Arte, la política, la configuración de la familia militante en la política. Parecería que el concierto de voces, todas muy verdaderas y fundamentales desde la historia, no alcanzan para conformar el tejido punzante de esa época y que la pátina esteticista del ojo del director no deja de pasearse por una Buenos Aires actual, muy distante ya en la esencia de esos álgidos tiempos.que vivió la ciudad el El Eternauta.
Recomendaría un ejercicio de pulsión historicista en documentales como Cortázar (Tristán Bauer), donde la correcta ubicación de los hechos conjugadas proyecta hacia presentes y futuros la mirada sobre el escritor.