Decidido a ver una buena película y a perdonar a Jack Sholder, falto de buena fama en mi lista de directores del género, me he puesto con “Lo oculto/The Hidden”. Por otro lado las películas de los 80 me suelen resultar muy agradables y esta parecía ser si bien semidesconocida al menos interesante, una prima hermana de su coetánea “Están vivos” pero sin el reconocimiento de esta última (el nombre de John Carpenter pesa y mucho)

Además de la presencia de Kyle MacLachlan, un actor a seguir para cualquiera que haya estado cerca de la filmografía de David Lynch, tenemos a un reparto que, si bien carece de caras conocidas, este hecho no quita el que todos los presentes cumplan. Me ha hecho gracia, por cierto, ver a otro habitante de “Twin Peaks” (Chris Mulkey) gozando del total protagonismo en la estupenda escena inicial, o de ver a Danny Trejo en uno de sus primerísimos papeles, aunque apenas diga una frase.

Centrándonos en el argumento en sí, tenemos a un agente del FBI (MacLachlan) y a un agente de la ciudad (Nouri) sobre la pista de una serie de asesinos con una relación entre ellos particular. Es un planteamiento (más bien, desarrollo del mismo) bastante original y del que estoy seguro la película “Fallen” debe/bebe mucho... sí, encima ambos títulos son un participio. Sin embargo, aquí no nos enfrentamos a demonios, sino a extraterrestres, lo cual no es necesariamente más sencillo. La dirección de Sholder es destacable, tampoco hace filigranas pero tampoco rechina. El ritmo es constante, sin pausas ni sobreexplicaciones necesarias. Lo que sí me molesta es alguna escena de “pararse a dar explicaciones” en situaciones críticas, una manía de ambos protagonistas, cuya relación y molonidad nada tienen que envidiar los mismísimos -también posteriores- hombres de negro. Por lo demás el guión, de un tal Jim Kouf (así por encima parece ser lo más destacable que ha hecho), no desmerece demasiado, como digo va al grano en todo momento, sin olvidarse de presentarnos a los personajes debidamente permitiendo cierta empatía.

Un detalle que sí me falla es el final, los últimos cinco minutos, no así la escena anterior (me encanta cuando detalles que se van dando en la película tienen su papel en el último acto) Me parece una escena bastante innecesaria, por no hablar de perturbadora, pero no voy a profundizar en ello.

Para no liarme, “Lo oculto” es un entretenimiento ligeramente infravalorado dentro de su género. Posee escenas destacables -la inicial-, actores decentes, historia original, alguna dosis de cachondeo (los gustos de los aliens, por momentos parece estar haciendo como “Están vivos” dejando caer una crítica social interplanetaria) y cierta esencia ochentera sin los excesos de los que suele pecar este cine. Me refiero a lo pasadas de moda que quedan vistas hoy, cosa que en esta cinta no pasa, ni siquiera a nivel de efectos especiales, que son muy pocos pero los que hay son dignos de ver.

Eso sí, el final en mi opinión no me gusta para nada, me fastidia mucho el resto del metraje, aunque nos quedaremos con lo bueno del conjunto: cine fantástico de calidad que hace echar de menos más películas sin pretensiones y centradas en hacer pasar un buen rato al espectador.

Seamos francos, la peli tiene diversos puntazos: el hecho de que sea a tiempo real y se respete esto en todo momento me gusta, por poner un ejemplo. También está bien eso de que los primeros minutos vayan apareciendo diversos personajes que tendrán su importancia luego, y que se muestren interacciones de secundarios con otras personas de forma tan corriente. La cinta además va dejándonos mensajes: algunos esperanzadores, otros no tanto. Pero a mí no me ha transmitido lo suficiente y hasta me ha aburrido.

Lo siento por el señor Kiarostami, que aquí es guionista, porque no me da muy buena espina, y eso que lo único que he visto de él, un cortometraje llamado “Dos soluciones para un problema” creo que debían ponerlo en toda escuela primaria. De todas formas, lejos de alejarme de su filmografía voy a tratar de explorarla mejor... quizá así hasta mejore mi percepción de la obra de la que hago crítica.


RELATO:

Nochevieja en Teherán
La niña quiere un pescado, porque los que tiene le parecen pequeños, pese a que todo pez en el agua visto desde arriba parece flacucho. Está enamorada de un pez blanco (¿el globo blanco?) y más bien grande. Desconoce que “es” grande porque lo ve desde una perspectiva equivocada.

En casa, el padre está irascible y la madre ocupada, pero cede al deseo de la niña de comprar un pez. Cede porque su hermano mayor convence a la madre a cambio de un globo (¿el globo blanco?) La niña va a comprar el pez... pero decide pararse a ver un espectáculo con serpientes, ese que sus padres le prohíben ver. Ella quiere ver qué es que tanto se lo prohíben. En su pecera tiene un billete de 500 (el pez cuesta 200), que el encantador de serpientes confunde con la voluntad. Y menos mal, porque a uno de los hombres que estaba viendo el espectáculo con la cría al lado parecía estar al tanto de chorizar el billete también. Los dueños de la serpiente, tras un pequeño juego macabro, se lo devuelven. Aquí vemos que hay buena gente, al fin y al cabo.

Pero de camino de nuevo a la tienda, ¡ay! La niña pierde de nuevo el billete. El de la tienda le dice que vuelva por donde vino. ¡Y una mujer hasta accede a comprárselo!
Una señora se da cuenta de lo que ha pasado y le dice a la niña que le dirán a la madre lo que ha pasado. La anciana critica que la niña haya accedido a ver el espectáculo de serpientes, pero es que encima de atraerle lo prohibido, los feriantes están instalados delante de su calle, estaban a tiro. Mucho prejuicio hay...

(SIGUE)

Tiene como personajes principales a un hombre que, arrastrado por el deseo, termina castrándose a sí mismo para expiar su tormento, un hijo que codicia lo que su padre posee, y una madre que accidentalmente asesina a su hijo. (FILMAFFINITY)

Esto no está bien, en el spoiler tengo una versión más correcta, lo crean o no, de lo que ocurre.

Tuve el placer de ver esta película en una sala de cine, en plan sorpresa, y puedo asegurar que nos sorprendió a todos. A mí quizá más, porque de Kim Ki-duk no había visto nada todavía. Esto es un cachondeo de hora y media que uno ha de tomarse con humor, porque la película no confirma claramente si su cometido es hacer reír. Pero por favor, ante todo hay que evitar las interpretaciones y hay que quedarse con lo bueno que tiene. O te ríes o aceptas que, probablemente, se están riendo de ti.

Aquí expongo varios hechos que ocurren, SIN EXAGERAR, y que sin duda animará a más de uno a verla. A ser posible, acompañado. Si no, uno la lleva clara.
-Una mujer se come el pene de un chaval, y, en consecuencia, el padre de este trata de hacerle vomitar el miembro.
-Un hombre busca, como unas 7 veces, cómo van los avances de trasplante de pene y si se puede hallar el placer más allá de actos que involucren el miembro viril. Para buscar todo esto, antes de nada se tijeretea el pedazo.
-Unos niños se burlan de la penetomía de un compañero de clase. Al salir en defensa del joven su padre, los chavales reaccionan dándole una somanta palos.
-Un hombre, para defender a su hijo de un delito, le baja los pantalones en plena comisaría. El hijo le da una patada.
-Un padre le da una piedra a su hijo para que se frote con ella hasta sangrar y hallar el placer así. Claro, el problema es que, tras el clímax, gritan de dolor por haberse destrozado medio antebrazo.
-Se contempla el suicidio en forma de disparo en los genitales.
-Un pene es atropellado. Tranquilos, el pene va suelto, el dueño observa la escena desde la acera y no le pasa nada.
-En diversas ocasiones, personajes llegan al orgasmo tras haber sido apuñalados, previa masturbación del cuchillo. Esto, una de las veces, da lugar a un curioso ménage à trois.

El resultado de todo esto es una estupenda comedia involuntaria, donde se tocan temas muy escabrosos de forma un tanto peculiar, estilo coreano. Todo esto de manera muda, ni una palabra en todo el metraje, salvo quejidos y gemidos.

Lo que me queda es que la experiencia ha sido, sin duda, única.
Hasta cierto punto: gracias, Kim Ki-duk, buen concepto del término "drama".