Una película entrañable. ¡Rompe Ralph! cumple con el formato de película animada de la nueva era: excelente ejecución gráfica, buen guión y mejores enseñanzas. Hasta ahí podemos entender que es una producción destinada en principio a un público infantil y juvenil. Pero claramente es un guiño a los padres de esos niños, padres como nosotros que vivimos esos juegos, que echábamos una moneda de 25 pesetas con la esperanza de atravesar la puerta hacia un mundo mágico donde todo era posible.

Reconocer a los personajes clásicos de nuestra vida informática, tanto los malos (¡qué grandes son los malos!) como los buenos, provoca una caricia en nuestro corazón que hace esta película francamente recomendable.

Pasarás un buen rato.

Todo un hallazgo. Había leído críticas muy positivas acerca de esta película. Obviamente, la duración de la cinta y la etiqueta de cine japonés, que a veces peca de excesiva lentitud, llevaban a ser prevenidos con el día y la hora para visionarla. Elegí un festivo y la hora del almuerzo por si acaso los brazos de Morfeo eran más poderosos.

Así, me senté en el sofá y me dispuse a verla. Genial. Excelente. Profunda. Y con un excelente ritmo narrativo. Las más de tres horas se me pasaron volando. Cuando una historia es buena, los personajes son impecables y la forma de filmarla es soberbia, uno desea que una película no acabe. Es lo que sucede con "Los siete samuráis".

Excelente película en todos los sentidos. Una historia simple, la pasión de una niña saudí por comprar una bicicleta, recorre todos los problemas que padecen las mujeres en este país árabe. Pero no esperen diatribas o manifiestos feministas. Todo lo contrario. Es una historia de dictadura, como las películas de Berlanga durante el franquismo. El uso de la ironía y la inocencia es el vehículo para narrar una realidad que ante nuestros ojos resulta escandalosa y asfixiante, mientras que, seguramente, para ellas a veces resulta casi un juego del gato y el ratón.

Las interpretaciones son muy apreciables, especialmente la de la pareja de niños protagonista. Ambos encantadores. Pero Wadja es mención aparte. Genial. También el papel del tendero es muy significativo para el que sepa comprender.

En resumen, una película maravillosa que te dejará un estupendo regusto en el corazón a pesar de los pesares evidentes. Por mucha dictadura política o religiosa, las personas prevalecen. Y la inocencia de los niños mucho más.

A veces piensas que es mala hasta decir basta (y lo es), pero entretiene.

Si eres capaz de bajar el listón de las exigencias de una intriga, aceptar el "product placement" y dejar pasar momentos realmente ridículos o de patriotismo Coca-Cola, puedes disfrutar de un buen rato de acción con esta película.

Después de todo lo malo dicho, he de decir que la vi entera, cosa que de otras de su género no puedo decir lo mismo. Se deja ver, no exige nada, solamente evadirse un poco, pensar que el mundo está en peligro y que la Casa Blanca es el escenario de una persecución trepidante (y ridícula a veces).

Si eres de aquellas personas que disfrutan del buen cine de autor, pero no por ello dejan de disfrutar de una "hamburguesa" de vez en cuando en forma de película de acción estandarizada, esta película puede encajar para pasar un domingo aburridillo con ganas de no pensar y disfrutar de tiros y bombas.

PD: el tipo de película no da lugar a valorar las interpretaciones.

Esta película forma parte de una corriente denominada "Nueva ola checoslovaca", la cual se vio aplastada tras la "Primavera de Praga". Es la primera que veo y, sin duda, voy a continuar buceando en este movimiento tras esta grata experiencia audiovisual.

La película aborda el tema de la persecución a los judíos en los territorios ocupados por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial desde una óptica costumbrista, muy enfocada en mostrarnos el paisanaje, la idiosincrasia local. Es sutil porque evoluciona de una suerte de comedia de situación a un auténtico drama, que es el género con el que se la clasifica. Y es contundente porque pone en contradicción a los personajes, la lucha humana por la vida o por los valores, vivir o sobrevivir.

Destaca por el uso de los planos, muy innovadores, con gran carga psicológica, y por el alto simbolismo de ciertos elementos que se observarán a lo largo de la trama. Tal vez el histrionismo del protagonista (Tono), algo excesivo, sea un defecto apreciable, aunque hay que tener en cuenta la perspectiva cultural y comprender que esa interpretación en ese tipo de película pudiera encajar más en Eslovaquia que en España (un estilo a lo Alfredo Landa, para hacernos entender).

Absolutamente recomendable.