Recuerdo como algo memorable la vez que fui al cine a ver esta película. Por entonces tenía 16 años y vivía en plena efervescencia "friky" (warhammer, dragones y mazmorras, warcraft...) y su estreno era uno de los acontecimientos más esperados en la vida de un chico como yo. Recuerdo escuchar embriagado su banda sonora, disfrutar como un niño con sus trepidantes batallas,vibrar con la carga épica de Faramir para recuperar Osgiliath, sentirme transportado a un mundo de jinetes guerreros cada vez que sonaba la musica que presentaba Edoras, y suspirar ante la delicada belleza de Eowyn, la doncella guerrera. Ese mundo tolkiniano de magia y fantasía no podía serme más fascinante.
A día de hoy, sin embargo, las sensaciones son otras. Sea porque he crecido y mi mirada adulta me impide apreciar su magia, sea porque al revisionarla pierde su impacto, el otro día, cuando pude volver a verla en televisión, comprobé con algo de tristeza lo poco quedaba de esa fascinación que la película me despertara en años mozos. Lo que antes me parecía épica excelsa ahora me resultaba heroísmo barato de juego de consola, sus batallas me chirriaban por excesivas y artificiosas, y sus personajes, antes inspiradores, no podían atragantarseme más por simples y maniqueos. Todo me sonaba hueco, pretendidamente grandioso, cargante, sin alma. El argumento infantil, simplón, incapaz de resistir el análisis más benévolo. Hasta los efectos especiales, probablemente su aspecto mas destacado, me causaban cierto rechazo por el abuso en la recreación digital y por lo masivo de su empleo. Y es que tenían mucho mas encanto y realismo esas maquetas de las películas de los 70 y 80 (Blade Runner, Stars Wars...); por no decir de las batallas, mucho más naturales y logradas las que vemos en películas como "Braveheart" o "Ran" . Así pues, solo aguantaban sus hermosos paisajes y fotografía, su bien recreado vestuario, la poderosa banda sonora, y bueno, Eowyn, que me seguía pareciendo igual de guapa.
Por eso lo de "Dividido" y que mi nota sea de un cinco: la película vista hoy con objetividad no aguanta una crítica seria, pero queda esa nostalgia adolescente que me impide puntuarla con el 3 o 4 que merece.

Necesaria película que nos narra de forma amena e inteligente la Historia más reciente de nuestro país y su papel en ella del rey emérito Juan Carlos I. Destacar el virtuosismo en la dirección y el guión de Alberto San Juan, que consigue, gracias a una eficaz técnica narrativa y unos diálogos ágiles y cargados de genialidad, sumergirnos en la obra y dibujarnos con elegancia y sutileza la complejidad de un personaje tan controvertido como ha sido nuestro rey emérito. Y que decir de su humor, desternillante como él solo y que hasta a aquél de risa más difícil hará partirse a mandíbula batiente. Las interpretaciones soberbias. Destacando a un siempre solvente Guillermo Toledo, actor de casta, inigualable en una actuación camaleónica que solo un actor de sus múltiples recursos podría acometer sin resultar ridículo.
En definitiva, una obra maestra que arroja luz sobre nuestra Historia desde la mayor imparcialidad y lucidez, y que tratando al espectador con respeto y como a alguien inteligente logra satisfacer las expectativas del público más exigente.
Hablaba con ironía... Creo no haber visto semejante engendro audiovisual (no sé ni como definirlo) en un cine en lo que tengo de vida. Bufa, chusca, torpe, boba, esperpéntica, a más no poder. Ni siquiera como panfleto tiene un pase, pues si con esta mierda pretenden extender el sentimiento antimonárquico les ha salido el tiro por la culata: más de alguno, tras sufrirla, habrá salido del cine más monárquico que Jaime Peñafiel. De verdad, no sé quien puede ver con gusto semejante cosa. El colega con el que fui a verla, un rojeras de tomo y lomo, salió de la sala tan a disgusto como yo.
Y lo de cargar sobre el rey emérito toda la culpa o responsabilidad de todos los errores cometidos en la transición, de los desajustes de nuestra economía, y de hasta de la muerte de los cinco obreros ocurrida en los sucesos de Vitoria, me parece de una subnormalidad excesiva se mire por donde se mire. No digo que el rey haya sido un personaje ejemplar, a mi personalmente no me gusta, pero eso...
A los incautos como fui yo que piensen en la posibilidad de ver esta " película", un consejo: ¡huyan! ¡huyan!