Rehúso en general de ver películas con actores de quienes no se imagina un estilo de vida distinto del que se plasma en sus películas, me explico: como toda la filmografía de Ben Stiller contiene el mismo tipo de papeles ridículos y sin ningún trasfondo, ¿para qué ver más si sé lo que me voy a encontrar?

Pues con esto, con lo de siempre, como casi todo lo que nos viene de allí: vemos como nace una relación, vemos como uno de los dos hace el ridículo o traga con situaciones para ganarse al otro, vemos como uno de los dos descubre algo feo y se enfada pero al final, con un discursito que suena igual de absurdo dentro que fuera de contexto, la persona enfadada recapacita y se besan y generalmente hay otro gag estúpido después, como una mascota que mira o un personaje secundario haciendo algo que trata de ser gracioso.
Jennifer Aniston muy guapita pero no sé que pretende su papel: ¿ser desorganizada-hippy-sexy-rebelde?Para mí se queda en inmadura.
Pues eso, pasar el rato para que lleguen los títulos de crédito y decir: ¿para qué?bien podría haber visto una de esas pelis que he visto ya un millon de veces de lo que me gusta, no es nada nuevo TAMPOCO pero lo habria disfrutado más.

Salvo, salvo a Philip Seymour Hoffman, glorioso en La Duda y en Antes que el diablo sepa que has muerto. Lo salvo porque sus leotardos y su patecismo de ser Judas e intentar protagonizar Jesucristo Superstar al mismo tiempo son entrañables.

He visto que sólo hay dos críticas de esta pelicula y que ambas son muy malas.

Creo que no se ha de tratar el tipo de escenas surrealistas que se incluyen en esta entrega como una ida de olla garrafal, sino como un recurso más acentuado en esta que en las otras dos. Agilizan y desamargan la cruda realidad que se presenta, no podemos negarlo, aún de forma bastante benévola.
La segunda me gustó menos que la tercera, y obviamente la primera es mucho más entrañable, pero no resulta aburida esta tercera parte, porque sigue contando con el Torete, que no ha variado ni su interpretación ni su personalidad en el filme: sus frases y su actitud son identificables, continúan una trayectoria, y no creo que esta parte esté de más.

En efecto una película buena, correcta y hermosa.

Me la habían puesto tanto por las nubes que yo pensé que sería una buena apología de la violencia, bestial pero bella, y no lo ha sido tanto.

Fuera de eso, es quizás un poco alejada del debate interno de los jóvenes neonazis, sí, suponemos que están asustados; sí, suponemos que su odio no es racional, pero ¿por qué?

He visto comparar en otras opiniones esta película sobre nazismo con otras como La lista de Schindler. Bien, esta película no es sobre los campos de exterminio ni sobre el nazismo. De hecho lo que más importa de ella es que nos lleve a preguntar cómo pueden los jóvenes del siglo xx y xxi recoger el testigo hitleriano mudándolo y convirtiéndolo en motivo de sus deplorables vidas, perdidas y desorientadas.

Sin embargo no sé, el apego de estos niñatos nazis a su ''causa'' no me convence. Los veo poco nazis. el que más, el Norton, que es espectacular. Poco valorado en Hollywood el pobre, mejor pa él.