Bien, Sally Hawkins interpreta a una joven muda que se enamora de una criatura extraña, que vive en el agua. Hay un poco de todo, incluyendo espías rusos, un fanfarrón jefe de seguridad que usa una porra eléctrica para todo. Al final, todos acaban muertos, incluyendo a la protagonista, pero el personaje acuático la hunde en el mar y la resucita.

Takeshi Kitano es un agente de policía japonés que tiene a su mujer enferma de cáncer y al que el médico le dice claramente que debe llevar a casa para que muera allí.

Por otra parte, su compañero policía, se encuentra en silla de ruedas por culpa de un disparo.

Antee esto, no ve otra solución que el robo de un banco. Para mejorar la vida de su amigo y para regalarle a su esposa un viaje antes de su muerte.

Aceptables trabajos de Ryan Cosling y demás. Se convierte, de esta forma, en una agricomedia interesante. Poca cosa más que decir.

Bien, Harvey Keitel es un teniente de policía drogadigto, mujeriego y muy católico. En esta cinta tiene que investigar la violación de una monja en una iglesia. A lo largo del desarrollo se observa como el teniente va cambiando, lentamente. De una parte están sus vicios y de la otra su catolicismo exacerbado. El resto de personajes simplemente desfilan por la cinta sin más.

Toda la película acaba pasando dentro de un supermercado, que obligan a abrir al hombre que tenía fiesta. Esto acaba generando todo tipo de situaciones. Debo confesar que soy un arduo seguidor del canal de Movistar TCM, que emite verdaderos clásicos. Como ya he confesado alguna vez, me agradan las películas americanas anteriores al 2001, pues es posible ver las matrículas de los vehículos.