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Estados Unidos Estados Unidos · Boston
Críticas de KireMarried
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
9
22 de febrero de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las curiosidades realmente sorprendentes, desde la retrospectiva actual, acerca de '2001, odisea del espacio' (1968) es que consiguió proyectar el miedo que la sociedad sentía por las máquinas y, por extensión, la inteligencia artificial. En aquella época, los ordenadores existían, pero eran armatostes gigantescos de uso extremadamente restringido. Casi nadie podía pensar que un día dominarían nuestras vidas, visión que, por otra parte, les habría aterrorizado.

'Her' (2013) se sitúa en el contexto de un "futuro cercano", y en 2018 esa premisa se mantiene intacta; de hecho, programas de ordenador/"smartphone" como Siri o Cortana son una realidad y están logrando aceptación por parte de los consumidores. Pero el concepto que tenemos de las computadoras es radicalmente opuesto: de ese temible y absolutamente frío HAL 9000 hemos pasado a Samantha, una voz que nos transmite un personaje completamente cálido y cercano que es capaz de remover por sí misma entre los pesares humanos. Es innegable la repercusión que tiene el mundo digital en el presente, y creo que la intención de Spike Jonze de relatar una historia de conexión entre "consciencias" de esta manera tan lírica, luminosa, colorida, positiva e, incluso, acogedora, es un gran acierto (en contraposición con la perspectiva de la tecnología un tanto más desesperanzadora de 'Black Mirror') por lograr conciliarnos con el mundo al que nos dirigimos.

Aunque eventualmente pudiera "pasar de moda" o sucumbir ante la obsolescencia de la evolución tecnológica, siempre impredecible, 'Her' seguiría siendo un reflejo bastante profundo de nuestra forma de pensar y de entender el mundo en esta segunda década del s. XXI, de nuestra comunión con las máquinas y de cómo ello afecta a nuestras relaciones personales.

Por todo ello, aúna quizás un doble mérito: ser una de las películas de ciencia-ficción más sorprendentes y acertadas en décadas, además de una de las historias románticas más sinceras, íntimas y acordes con la sexualidad moderna. Es realmente valioso cuando se emplea la ciencia-ficción no para explorar mundos lejanos (algo nada desdeñable y realmente entretenido), sino para realizar una introspección de nosotros mismos y de nuestro entorno.
KireMarried
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8
29 de enero de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay por qué echarse las manos a la cabeza. 'La La Land' es cine comercial -cine para el gran público, si se prefiere-. No hay nada de malo en ello. Las mejores películas del cine clásico americano solían serlo. Algunas de ellas, de hecho, son evocadas en la película: encontramos reminiscencias de 'Cantando bajo la lluvia' o 'El apartamento', de Bogart, Chaplin, Ingrid Bergman...

Se trata de un musical alegre, soñador, romántico, a ratos frenético, contagioso y, sobre todo, autoconsciente -lo que se ha acertado a llamar «cine dentro de cine»-. Y es que exhala una atmósfera de nostalgia, de aquel Hollywood esplendoroso y dorado. Es inevitable pensar en obras como 'Ha nacido una estrella', el musical de Gene Kelly antes mencionado o la amarga y aterradora 'El crepúsculo de los dioses'. Comprobamos que Damien Chazelle, su director, no se limita a ser el melómano de su opera prima, 'Whiplash' (2014): aquí se descubre como un verdadero cinéfilo; revisa lo clásico con una modernidad que no irrita ni chirría.

Leo que Chazelle pensó en un primer momento para la pareja protagonista en Miles Teller ('Whiplash') y Emma Watson ('Harry Potter' y secuelas). Quedará como una de esas anécdotas del cine sobre los fortuitos giros del destino que hacen posible una obra memorable. El público quería ver a Ryan Gosling y Emma Stone juntos en la gran pantalla tras saberle a poco el intento de 'Gangster Squad' (2013). Y es que esta película se sustenta no tanto en el guion -con algún cliché almibarado, pero eficaz y con un tramo final digno de recordar- como en los dos actores protagonistas, así como en el buen hacer de Chazelle y de todos sus colaboradores en el plano escenográfico y musical.

Gosling es el galán de Gable o Grant: atractivo para las mujeres y simpático para los hombres. Mantiene su encanto y credibilidad aun cuando lo vemos cocinar con traje y manoplas. Stone hechiza con su mirada -sus ojos verdes "extralarge" eclipsan cada fotograma- mientras nos cuenta lo que pudo haber sido su propio ascenso hacia la gloria.

El musical es el género con el que el cine, así como el resto de artes escénicas, se emancipa de la literatura; herencia remota del "delectare" de la poética horaciana: el plano secuencia inicial, el jazz o el "City of stars" que silba Gosling en el embarcadero no podrían emocionar tanto leídas en un papel. «El cine es el arte del embuste», escribió una vez el director Rodrigo Cortés. También es el de la ilusión, el de las palomitas, el de estrechar la mano de tu pareja en la oscuridad de la sala.

Resulta paradójico entonces que una película tan hollywoodiense se quedara sin la estatuilla capital en los Óscar. Tal vez el nuevo "modus operandi" de la Academia sea premiar a películas más discretas, pero con un mensaje social más potente -'12 años de esclavitud', 'Spotlight', 'Moonlight'...- para acercarlas artificialmente al gran público, o solo para calmar las protestas de las minorías que habían hecho sonrojar a la industria californiana. Sea como fuere, 'La La Land' trascenderá por su calidad artística, por encandilar a crítica y público, por hacer disfrutar y evadir. En definitiva, por ser un clásico instantáneo.
KireMarried
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8
3 de marzo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Su nombre es Alex y su país ya no existe.
'Good bye, Lenin!' nos cuenta el fin de una era, de un bloque, de una realidad social: la RDA. Con ella, se derrumbó el sistema económico socialista al completo. Pero esta película no trata de ideales políticos, sino de las personas que vivieron esos momentos y que más pronto que tarde desarrollarían lo que se conoce como "Ostalgie" (nostalgia por el este). Nos hace testigos de cómo la libertad occidental trajo consigo la caída del muro de Berlín, la reunificación alemana (o absorción de una mitad por la otra, más bien), un equipo de fútbol nacional y hasta la mismísima Coca-Cola. Sin embargo, de la mano del cambio vino asimismo la precariedad laboral y la desigualdad económica.
Los alemanes del este siempre habían reclamado más libertad y progreso, sí, pero se encontraron por el contrario con la colonización por parte de un país que abanderaba el modelo capitalista que tanto habían combatido durante 40 años.
Aquellos proyectos para mejorar su modelo de país, tal vez utópicos, se perdieron para siempre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
KireMarried
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