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Estados Unidos Estados Unidos · Boston
Voto de KireMarried:
8
Musical. Romance. Comedia. Drama Mia (Emma Stone), una joven aspirante a actriz que trabaja como camarera mientras acude a castings, y Sebastian (Ryan Gosling), un pianista de jazz que se gana la vida tocando en sórdidos tugurios, se enamoran, pero su gran ambición por llegar a la cima en sus carreras artísticas amenaza con separarlos. (FILMAFFINITY)
29 de enero de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay por qué echarse las manos a la cabeza. 'La La Land' es cine comercial -cine para el gran público, si se prefiere-. No hay nada de malo en ello. Las mejores películas del cine clásico americano solían serlo. Algunas de ellas, de hecho, son evocadas en la película: encontramos reminiscencias de 'Cantando bajo la lluvia' o 'El apartamento', de Bogart, Chaplin, Ingrid Bergman...

Se trata de un musical alegre, soñador, romántico, a ratos frenético, contagioso y, sobre todo, autoconsciente -lo que se ha acertado a llamar «cine dentro de cine»-. Y es que exhala una atmósfera de nostalgia, de aquel Hollywood esplendoroso y dorado. Es inevitable pensar en obras como 'Ha nacido una estrella', el musical de Gene Kelly antes mencionado o la amarga y aterradora 'El crepúsculo de los dioses'. Comprobamos que Damien Chazelle, su director, no se limita a ser el melómano de su opera prima, 'Whiplash' (2014): aquí se descubre como un verdadero cinéfilo; revisa lo clásico con una modernidad que no irrita ni chirría.

Leo que Chazelle pensó en un primer momento para la pareja protagonista en Miles Teller ('Whiplash') y Emma Watson ('Harry Potter' y secuelas). Quedará como una de esas anécdotas del cine sobre los fortuitos giros del destino que hacen posible una obra memorable. El público quería ver a Ryan Gosling y Emma Stone juntos en la gran pantalla tras saberle a poco el intento de 'Gangster Squad' (2013). Y es que esta película se sustenta no tanto en el guion -con algún cliché almibarado, pero eficaz y con un tramo final digno de recordar- como en los dos actores protagonistas, así como en el buen hacer de Chazelle y de todos sus colaboradores en el plano escenográfico y musical.

Gosling es el galán de Gable o Grant: atractivo para las mujeres y simpático para los hombres. Mantiene su encanto y credibilidad aun cuando lo vemos cocinar con traje y manoplas. Stone hechiza con su mirada -sus ojos verdes "extralarge" eclipsan cada fotograma- mientras nos cuenta lo que pudo haber sido su propio ascenso hacia la gloria.

El musical es el género con el que el cine, así como el resto de artes escénicas, se emancipa de la literatura; herencia remota del "delectare" de la poética horaciana: el plano secuencia inicial, el jazz o el "City of stars" que silba Gosling en el embarcadero no podrían emocionar tanto leídas en un papel. «El cine es el arte del embuste», escribió una vez el director Rodrigo Cortés. También es el de la ilusión, el de las palomitas, el de estrechar la mano de tu pareja en la oscuridad de la sala.

Resulta paradójico entonces que una película tan hollywoodiense se quedara sin la estatuilla capital en los Óscar. Tal vez el nuevo "modus operandi" de la Academia sea premiar a películas más discretas, pero con un mensaje social más potente -'12 años de esclavitud', 'Spotlight', 'Moonlight'...- para acercarlas artificialmente al gran público, o solo para calmar las protestas de las minorías que habían hecho sonrojar a la industria californiana. Sea como fuere, 'La La Land' trascenderá por su calidad artística, por encandilar a crítica y público, por hacer disfrutar y evadir. En definitiva, por ser un clásico instantáneo.
KireMarried
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