El tren de las 3.10 a Yuma, (1957) western en blanco y negro entrega un desarrollo de accion impresionante sin caer en los trucos fáciles de la violencia a punta de gatillazos y puños. Tanto Van Heflin como Glenn Ford transmiten un retrato de personalidades de admirable nivel interpretativo que maravillan por su exhibición de talento. Especialmente Ford superando el simple dibujo de su personaje, demostrando que él solo, sin aspavientos ni efectos, puede cubrir con su actuación la película completa. Un Ford genial como nunca. Una exposicion de poderío interpretativo tratado con sobriedad pero a nivel simplemente magistral que hiela al espectador y lo mantiene atado al asiento en el contexto de un relato genialmente dirigido por su director enfocado en emocionar y cautivar a la audiencia, echando mano mayormente a la fuerza inmensa de sus personajes más que en la acción propia de las películas de este género. La hermosa y sentimental música es interpretada por Frankie Laine,maestro en el acompañamiento de grandes películas. El resultado es un grandioso filme que puede verse con el mismo deleite más de una vez. Una de las grandes películas del género que jamás podría ser superada ni igualada por las recientes reposiciones técnicamente más modernas del hollywood de hoy pero pobres de inspiración. Entretenidísima y emocionante.

Esta película del año 1967 representa todas los atributos de una película que no puede borrarse de la memoria. Es un thriller en terminos modernos, pero un drama en términos más convencionales, con una trama que nunca pasará de moda. Con una dirección de escena y de actores magistral. Un ritmo notabilísimo y un manejo de fotografía y cámaras excelente. Un diseño de ambiente que no puede ser mejorado.
La actuación de un joven Martin Sheen y un Tony Musante para aplaudir de pie. También encontramos a un joven Beau Bridges que muestra sólidamente su talento incipiente aún.
La historia corta el aliento, se empapa de realidad, en un estilo que no precisa de efectos de guión, palabras, ni de triquiñuelas baratas para sorprender.
Nadie puede escapar de las vivencias y el retrato sicológico de su gran cantidad de personajes, prácticamente capturados en una unico escenario que no cae jamás en la monotonía, sino, por el contrario, atrapa los nervios y la atención del espectador.
Una película que exhibe la calidad insuperable de Larry Peerce, su director, con una composición musical
excelente, y un manejo de sonidos que acompaña a la escena y que se propaga ininterrumpidamente durante la mayor parte de la película enriqueciendo las sensaciones de un drama vertiginoso.
Para los cinéfilos verla es un deber para comparar y sacar conclusiones respecto de lo que han sido las obras fílmicas sin tantas ventajas técnicas como las actuales..

La ramplonería clásica estadounidense. Su proverbial ignorancia transformada en un novelón aberrante.
¿Pueden concebir a la reina de Egipto abatiendo a espada desde el suelo a un soldado romano?. La baratísima imaginación estadounidense sin ninguna comprensión de la grandiosidad histórica.
Un fraude que podría ser la historia de Josefina de Napoleón o cualquier ramplonería.
De repente, los cineastas norteamericanos nos envían una buena película. Pero no se puede esperar mucho de su comprensión histórica y decoro artístico. No confundir entre cine hecho con muchos dólares con arte entretenido e interesante.

Cuando Sdney Lumet, Al Pacino y los equipos de un film se proponen algo, podemos creer de nuevo en el valor que puede alcanzar la gran pantalla sorprendiendo y encantando al espectador exigente ( entre tanto desperdicio a colores evacuado por el cine actual de corte estadounidense).
Tarde de Perros es una producción que debe verse
El desdoblamiento de Al Pacino en su complejo y atrayente personaje es impresionante.
Lo anterior, ensamblado en la talentosa y magistral dirección del aclamado Syney Lumet, termina arrebatando al espectador, atrapado en el ritmo y la maestría del relato, agradecido y admirado de la la potencia y virtuosismo del director y el talento de Pacino que no parece tener límites.
Un film de entorno casi teatral como los que maneja brillantemente Lumet, de reconocida solvencia en el tratamiento sicológico de los personajes, guión y cámaras. Entretenidísimo y concientizador por demás. No se puede perder.

Joker no tiene comparación con las realizaciones ... Historia de una Amor o Dolor y Gloria..., que son temas fácilmente asimilables y que no provocarán autenticas demostraciones de reconocimiento. La tesis, la actuación, el ritmo de Joker las deja, lejos, por encima de ellas. Pretender enfrentarlas es una exageración que sólo algunos sesgos de la Academia pueden hacer atrevidamente , como parece haber ocurrido más de alguna vez, consideraciones de orden político, económicas, raciales u otras han provocado distorsiones no bien recibidas por los cinéfilos entendidos.
Películas como Joker no se encuentran,a montones, ni muy frecuentemente,, como las otras probables rivales.
Todd Phillips y Joaquín Phoenix, renuevan la calidad del género cinematográfico. Un acierto, recomendable a no dudarlo, dentro de un año de regular factura.