Y para compensar que esté por debajo del cinco, punto extra.
Tiene acción, personajes más chulos que un ocho con tatuajes, sangre y muertes inesperadas (los otros sí, pero éste punto no creo que nadie pueda refutármelo).
¿Qué sucede? Pues que también tiene cosas malas: ciertos diálogos vergonzosos ("¿qué le pongo?" "¿qué me sugiere?" "eso depende de lo que le guste" "¿es usted imbécil?"), efectos bochornosos (cuando "los cuatro gañanes" van por la autopista o lo que sea en su camión de la muerte casi paro la peli), el negro guay del bar de jazz (es que no le perdono la de "depende de lo que le guste"), doblajes algo "cutrefactos" y no sé, pero juraría que se escuchaba mal, un efecto que nunca sé cómo explicar, de eco de fondo casi imperceptible o algo así.
Vale, según lo dicho, tiene más cosas malas que buenas, pero hay algo más... dos algos más: lo del 11-M, que no sé si será porque aún me hacen ilusión los guiños a mi país, pero no lo consideré un detalle antipático, (en política ni entro ni salgo, conste); y lo último ya es el desparpajo, cachondeo o como se quiera llamar con que banalizan las vidas de los personajes.
Así que nada, por mí que la vea quien quiera y pueda, que le puede gustar.

Simple: un cine maldito, unos personajes extra-estereotipados, demonios asesinos y sangre, mucha sangre y demás fluidos corporales escasamente logrados; se podría decir que es una peli de miedo de las de toda la vida, de "cuchara cuchara" (recordando ese maldito anuncio que tanto me desagrada).
El resultado: "trama" escasa, argumento INEXISTENTE (así, tal cual) y malos efectos especiales, con lo que este film solo acepta dos interpretaciones: si te gustan del fieles a la fórmula visceras + asco + muertes estúpidas + supervivencia de risa (mi caso), te gustará; si no, tus dedos se desplazarán solitos a ponerle una triste estrella.
Finalmente, decir que (para mí) es agradable encontrar este tipo de películas tan alejadas del actual "pseudo-terror-suspense" actual del tipo "miro, no hay nadie, miro al espejo, la música sube y hay un niño pálido que luego te giras y no está".

Guau. Genial película de zombis (género que me encanta) en las que se añaden temas existenciales tan complicados como el si merece la pena que el hombre (y la mujer, claro) sea salvado. Complicado, que no nuevo, conste. Porque, admitámoslo, nosotros mismo podemos ser todo lo egoistas y crueles que queramos, sin necesidad de haber muerto y renacido previamente para ello.
El chico de la cámara nunca hace nada. Parece un vago, un cobarde y un egoista, hasta que al final dice algo así como: "¿merece la pena vivir en un mundo así?", y es verdad. Siempre me había preguntado (aviso de frikez) como me comportaría yo mismo si amaneciera rodeado de zombies. Siempre pensé que mis opciones estaban entre vivir como un cobarde, morir como un héroe o suicidarme (probablemente prevalecencia entre la segunda y la tercera opción), pero esta película me ha abierto los ojos a una cuarta opción: vivir hasta morir por algo más grande (quizás la opción más alejada de la cobardía al fin y al cabo). No hablo de salvar una vida, sino por lo que es más grande que la vida: la verdad. Ni fama, ni un emotivo funeral, solo la verdad. Y, ¿quién sabe?, quizás hasta sirviera a alguien.
La figura del profesor me encantó, el tipo de persona que vive porque no tiene nada mejor que hacer en la vida, y en cuanto a "la chica", los soldados malvados y los panteras negras del supermercado... bueno, digamos que ahí se quedó mi 10.
Por último, nunca antes había contemplado la idea de poder convertirte en zombie sin que te mordieran. reconozco que es nuevo para mí (aunque a lo mejor si hubiera visto alguna otra película de Romero cambiaría de idea).
Conclusión: merece mucho la pena, por supuesto.

Sutil y exquisita parodia, necesaria de principio a fin, de humor inteligente y comentarios sagaces por doquier, además de encantadora y capaz de trasladarnos a un universo mágico de maravillosas sensaciones en que nuestra única preocupación pueda ser que la magia de esta maravilla no termine nunca. Desgraciadamente, la vida no es justa y el tiempo pasa demasiado rápido cuando se disfruta de cine a tan altos niveles.

No me he leído el libro de Lewis Carrol. He visto la película de Disney, pero fue hace mucho, no me llamó en demasía la atención y no la recuerdo. Así que mi crítica no se basa en ninguna comparación, voy a analizar la película (como yo la viví) solita a ella.
Se trata de una historia simple, básica y floja (muuuy floja) sobre elegidos, profecías (que normalmente acompañan al elegido), espadas y dragones. El director se ha aprovechado de los personajes de una obra célebre para atraer a la gente al cine porque, a ver, si el conejo blanco hubiera sido un entrañable anciano llamado Gerard, la oruga morada un oráculo llamado Estigmia y el sombrero loco un joven y aguerrido zapatero llamado William, ¿qué habría pasado con la historia? No habría cambiado. Pero sería menos atractiva. Y no la hubiera visto ni Dios.
Es... algo así como unhíbrido. A cachos simpáticos (simpático lo suelo acuñar a "genial", pero sonando un poco menos pedante) como el del verdugo (mi personaje prefe en esta peli) y el debate sobre la identidad de Alicia (pero en ningún caso nada que saliera de la boca del sombrero, a quien tanto protagonismo se le ha dado por el actor, no por otra cosa), le siguen elementos de vergüencilla (los gemelos gordos y la loquidanza o cómo diablos se llame y el final en general). Al haber metido la historia de la espada, y luego despachar tan tarde y rápido toda la acción, se queda a camino entre dos extremos opuestos: una simple peli de ficción bélica, y una película humana de personajes fantásticos. En mi opinión, el director debería haberse mojado por uno de los dos caminos: o bien meter más pelea y mutar por completo la historia de Alicia, o bien haber ahondado más en las relaciones entre personajes y haber cuidado más los diálogos (a mí personalmente me gusta más la última idea). Pero claro, el director (cuyo nombre he omitido hasta ahora a drede) es el gran Tim Burton, y todo lo que hace es guay y original, y te mete una corte de farsantes (otro detalle que me gustó), sus decorados preciosos de siempre y ya está, país de las maravillas. A mí Tim Burton me parece un señor que cuando se lo curra, hace arte; cuando se cree que es un genio sobrado, te hace esto.