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España España · palma
Críticas de janto
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
7
28 de noviembre de 2011
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Theo Angelopoulos es el director de cine heleno más prestigioso e influyente de las tres últimas décadas. El autor de "El viaje a Citera" y la extraordinaria "La eternidad y un día" dota a sus películas de una profunda textura intelectual a la que no es ajena una intensa y contenida emoción que brota de sus imágenes. El paso del tiempo, el desarraigo, el viaje como aventura reveladora que se escuda en el pretexto de la meta, la capacidad del creador para plasmar la visión de una realidad que se filtra a través de la necesaria mirada sobre el mundo, la muerte... son temas recurrentes en el cine de Angelopoulos. "La mirada de Ulises", por supuesto, no es una excepción.

A partir de una anécdota autobiografíca del propio director (Angelopoulos tuvo conocimiento de una película filmada en 1905 por los hermanos Manakis, los Lumiere griegos, y se interesó por su paradero hasta encontrarla), "La mirada de Ulises" es a la vez metáfora y compendio de un siglo, el pasado, y de un nuevo medio artístico que se gestó en sus orígenes y que en él alcanzó su máximo desarrollo, el cine.
El protagonista, "A", interpretado magníficamente por el veterano actor Harvey Keitel, trasunto del director, regresa a su país natal, Grecia,después de un largo exilio en Estados Unidos. apartentemente regresa para presentar su última película, pero la verdadera razón es emprender la búsqueda de las tres bovinas filmadas porMiltos y Yannakis Manakis. Un pretexto que pone en marcha la fascinante historia de este nuevo Ulises a través de una Europa que ve sorprendida y aterrada el ocaso de las grandes ideologías. desde Grecia, "A" recorre Albania, Macedonia, Bucarest, Constanza,y Belgrado para llegar finalmente al Sarajevo convulso de la guerra fratricida entre serbios y bosnios. Un periplo vital que revela la tragedia de un país y la decadencia de todo un continente. Pero no sólo eso.A la vez, "A" necesita recuperar una mirada, la suya, sobre este mundo que agoniza ante sus ojos. Una mirada que ha perdido a causa de la banalización del arte y la falta de compromiso del artista. La recuperación de una mirada inocente, virgen, ajena al negocio del arte, otra forma de llamar a la prostitución. Su viaje, lleno de riesgos y sobresaltos, tiene su orígen en la desesperada necesidad de hallar en la película olvidada de los hermanos Manakis la capacidad de ver de nuevo, de transmitir lo visto a través del cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
janto
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5
28 de noviembre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La leyenda artúrica, popularizada por Chretien de Troyes, Thomas De Malory y Wolfgang Von Schenbach entre otros, ha tenido variada fortuna en sus adaptaciones cinematógráficas. Desde "Los caballeros de la tabla redonda" interpretada por Robert Taylor hasta la magnífica "Excalibur" de John Boorman, pasando por apuestas interesantes como el "Lancelot Du Lac" de Bresson o bodrios impresentables como "El último caballero" y parodias descacharrantes como la versión de los Monthy Pytton, Arturo, Merlín, Ginebra y Lancelot han representado sus aventuras, desgracias y adulterios en las salas de cine muchas veces.
"El rey Arturo" de Antoine Fuqua es la última muestra de que ese variopinto material mediaval sigue interesando a la industria y al público. La novedad de esta versión reside en el pretendido transfondo histórico que se le ha dado. No entraré a valorar la versomilitud o no de esta propuesta, aunque no deja de prsentar dos riesgos. El primero , en cuanto al purismo con que algunos valorarán la película (no se trata de género histórico, sino mítico); la otra, que pueden provocar un rechazo porque la nueva adaptación sea menos atrayente que la consagrada por los textos literarios.
A partir de aquí, la crítica propiamente dicha. "El rey Arturo" tiene suficientes atractivos para conseguir un cómodo aprobado. La reconstrucción de la Britania romana es verosímil, con esa muralla de Adriano que pronto no habrá de contener a las huestes sajonas que llegan del Norte. El vestuario y el diseño de producción son notables. Más discutible es la caracterización de los pictos y el manejo que hacen de las máquinas de guerra romanas. La acción no es excesiva, desmesurada , y los personajes no aparecen como héroes sobrehumanos. La fotografía es sugerente y el director aúna una ténue belleza estética con un sentido épico que se nutre, a pesar de la aparente recreación histórica, de la fuerza mítica de los antiguos relatos.
En el aspecto negativo, resaltar un casting fallido, donde, incluso Clive Owen carece del relieve necesario para otorgar el vigor y el carismo a su personaje de Arturo; un guión irregular, con grandes momentos como la batalla sobre el lago helado con otros más tópicos e innecesarios. La nueva forma que reviste Ginebra tampoco es convincente y la pasión de Lancelot no se sabe muy bien a quién va dirigida, a ésta o al propio Arturo.
La película, para concluir, es un pasatiempo digno, al que quizá le falte un mayor sentido del humor ( aunque tiene una magnífica escena en ese sentido cuando los monjes católicos son emparedados una y otra vez por romanos y sajones, pues despiertan el desprecio de todos), y una mejor caracterización de los personajes.
janto
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7
28 de noviembre de 2011
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Los inicios de Bernando Bertolucci fueron fulgurantes. Uno de los mejores directores europeos de su generación que firmó obras tan importantes como "La estrategia de la araña", "Novecento", "El conformista" y "El último tango en París". A partir, sin embargo, de su inevitable seducción por parte de la gran industria norteamericana, que puede señalarse con "El último emperador", película con la que se rinde con armas y bagajes a la convención y al mercantlismo de qualité, su carrera se hace desigual y cada vez menos interesante. Parece que Bertolucci, afortunadamente, en los últimos tiempos, ha regresado a sus orígenes gracias a producciones modestas, pero más incisivas.
"Soñadores" es, hasta el momento,la última
película que ha estrenado. Cuenta la historia de un trío( Mathew, un estudiante norteamericano, y una pareja de hhermanos de su misma edad), envueltos en una extraña relación donde cine y sexo se dan la mano. El trasfondo histórico es el París del Mayo del 68, la época memorable de la revuelta estudiantil a ritmo de las canciones de Edith Piaf. Pero eso le preocupa poco al director. Curiosamente, pues él debió vivir ese momento y participar del mismo. Quizá la óptica histórica, su inconformismo, ha evitado teñir de tintes idealizados esa fecha paradigmática y, tomando la debida distancia, la analice de una forma esquiva a través de la historia de los jóvenes personajes.
Bertolucci parece decirnos que lo esencial del Mayo del 68 fue el intento de liberación sexual (cosa que, por otra parte, tiene su razón de ser y su enorme importancia), pero el fantasma del reduccionismo deja el mensaje demasiado ambigüo y poco desarrollado). Mathew, Isabelle y Theo resultarían metáfora de las ilusiones de corto vuelo, del amor al cine, del sexo como tabú y represión burguesas que debe ser (y en eso estoy de acuerdo) liberados del concepto de pecado. "Soñadores" sería, en tal caso, un epígono bastardo de otras películas del director italiano mucho más afortunadas. Me refiero, cómo no, a "El último tango en París" (una de sus obras maestras) donde también la relación sexual empieza como experimentación y termina en la soledad y la frustración, y a "La luna", en la cual se trata el amor incestuoso ( entre una madre y su hijo).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
janto
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