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España España · Sevilla
Críticas de Lemmytico
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Críticas 91
Críticas ordenadas por utilidad
6
30 de agosto de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como reza un amigo mio, y una de mis críticas favoritas de Filmaffinity, ir todos los años a ver una peli de Woody es como reencontrarte con un amigo y que te cuente que tal le ha ido su año. Tras superar unos años muy amargos, el bueno de Woody ha retornado a la esperanza en sus 2 o 3 últimas pelis (aún no estoy seguro de si la incomprendida "Vicky, Cristina, Barcelona" lo es o no). Pero si el año pasado nos lo contó con una estupenda "Si la Cosa Funciona", con "Conocerás al Hombre de tus Sueños" me he aburrido bastante. Es como si me estuviese contando el mismo rollo del 2009, pero con menos gracia.

La verdad, no sé que ve la gente cuando ve cine. Porque la peli no tiene buen ritmo, ni es ingeniosa, ni original, ni tiene unos diálogos brillantes, todo ello siempre midiéndolo en "escala Allen" y no con la mayoría del cine actual, que si no acabamos conformándonos con cualquier cosa sólo porque esté bien hecha.

Un ejemplo: la voz en off explicándonos el argumento. En cualquier peli las voces en off deben poner en guardia a cualquier cinéfilo, pero es que en esta directamente te suelta la conclusión, como si fuesemos tontos. Eso, amigos mios, no es dominar cada vez mejor el oficio, sino un paso atrás descomunal. (A menos claro está que sea una gigantesca broma o un juego de despiste, lo cual es mucho creer por muy Woody que sea).

Y hablando de la conclusión: ¿tanto darle al coco durante 40 años para acabar creyendo que sólo los ignorantes son felices? Ya habías jugado con la idea antes, Woody, pero cada vez te deslizas más hacia ella. Y no me parece que sea la solución. ¿De verdad quieres acabar tus días creyendo eso? Sinceramente, espero que no.

En fin, lo mejor de la peli es la actuación de Hopkins, la mejor suya en décadas. Y la de la veterana Gemma Jones, cumplidora como casi siempre. La Watts cada día está más guapa. El resto, incluido un Banderas cada vez más de cartón-piedra, correctos o menos.

Esperemos que el año que viene me cuentes algo más interesante, Woody.
Lemmytico
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9
18 de febrero de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece una comedieta western, pero esconde un profundo drama. Parece una obra menor, pero redefine muchas cosas. Los salvajes no son tan salvajes, ni los civilizados tan civilizados. Las mujeres duras no son tan duras, las damas no son tan damas, ni las furcias tan furcias. Los listos son más tontos de lo que parecía, y los tontos más listos de lo que aparentaban. Por supuesto, el pragmático no es tan pragmático, ni el idealista tan idealista. Un juego de espejos constante en el que al final sólo importan dos cosas, dos: la amistad, el amor.

Una peli que empieza pareciendo sencillota y cuando acaba te ha parecido extraña, pero te deja flotando un millón de preguntas y reflexiones. Y eso señores, se llama GRAN CINE, a la altura sólo de quien es un genio absoluto, y pendiente de quien sepa ver más allá de las apariencias.
Lemmytico
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5
12 de octubre de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece evidente que el auge de la televisión es uno de los cambios culturales más destacados de lo que llevamos de siglo XXI. Decía Ray Liotta en una entrevista reciente que en su época la televisión era un paso previo hacia la cima, o sea el cine, mientras que actualmente empieza a ser casi lo contrario. Parece que no eres nadie si no participas en una serie, que empieza a ser la forma dominante de la narrativa audiovisual si es que no lo es ya. Actores y directores de todo pelaje participan gustosos de esta tendencia, incluso poniendo dinero de su propio bolsillo para producir la enésima candidata a ganar emmys a cascoporro y reventar en rottentomatoes o metacritic, como intuyendo que si se mueven no saldrán en la foto. Otros en cambio parecen casi resignados ante un cambio que jamás imaginaron posible, como el propio Liotta, cuyas palabras destilaban la nostalgia del que creció en otro mundo y no termina de aceptar que ahora vive en otro totalmente distinto.

Sospecho que el gran Woody Allen es otro ejemplo de gran autor al que esto de la tele le pilla un poco de vuelta de todo. En justicia habría que decir que Allen siempre ha ido a lo suyo, fiel a su estilo, ajeno a las muchas modas que ha visto surgir y caer en casi cinco décadas de brillante trayectoria, o a lo sumo reflejándolas de forma irónica, como en la genial “Desmontando a Harry”. Pero, ay, otra constante de su dilatada carrera es que cada poco tiempo se ve obligado a aceptar encargos -más o menos evidentes- con los que financiar las películas que realmente quiere hacer, y que generalmente y por desgracia suelen ser bastante menos rentables y exitosas. Y eso es, intuyo, “Crisis en Seis Escenas”: un producto hecho con desgana y falta de interés por un Allen al que esto de la era dorada de la televisión se la refanfinfla y solo ha venido a cumplir el expediente y llevarse el cheque de Amazon. Más aún, parece que el medio le da hasta un poco de coraje, como reflejan los monólogos en los que en boca de su personaje Allen desprecia la televisión.

Qué exagerado, dirán. Como gran fan de Allen que soy me gustaría que así fuera, pero todo apunta en esta dirección. La serie no es una serie, o al menos no tiene las hechuras de serie. Es un guion que Allen tenía en el baúl, que ha troceado en seis partes y al que ha metido algún que otro relleno para conseguir llenar los seis capítulos. Seis capítulos que no son tales porque tienen poco o nada de unidades narrativas. Entre varios de ellos, de hecho, la separación es básicamente arbitraria, como si hubieran metido el tajo en el fotograma que hacía el minuto 25. Casi todos los personajes son estereotipos allenianos andantes, con la parcial excepción de la pareja formada por Rachel Brosnahan y John Magaro. Y luego, además, Milley Cirus. No sé si ha sido imposición del estudio o elección de Allen, que tiene por costumbre dar una oportunidad a actores y actrices de moda (siempre he sospechado que les cobra para que puedan poner en su curriculum que trabajaron con él). Sea como fuere, es Miley Cirus, no hay mucho más que se pueda decir. Y en fin, muchos de los temas eternos de nuestro viejo amigo: costumbrismo neoyorkino, existencialismo (aquí un poco de baratillo, diría yo), la ambivalencia hacia su propia clase social y estilo de vida, los conflictos generacionales y de género… En fin, mucho de lo que hemos visto mil veces mejor. Diablos, hasta hay algunos anacronismos en la ambientación impropios de alguien de su talento.

Y en resumen, una auténtica lástima. Verán, la cosa se deja ver porque Allen es Allen y siempre va a meter momentos, diálogos y situaciones divertidas. El último capítulo es bastante bueno, por ejemplo. Por contraposición, hay otros en los que terminé pidiendo la hora, y eso que son bien cortitos. Lo auténticamente triste es que molaría haber visto a Allen explorar las posibilidades del medio, igual que ha hecho en sus películas con muchos géneros y estilos. A hacer evolucionar los personajes de forma más pausada, a probar narrativas más elípticas, a combinar el doble ritmo del capítulo y la temporada… Lynch y en menor medida Scorsese se han animado a probar y han aportado su grano de arena al crecimiento del medio. Allen ni siquiera se ha esforzado en intentarlo. Una pena, hay que decirlo más.
Lemmytico
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5
16 de abril de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustaría saber que pensaría la mayor parte de la gente que ha puesto esta peli de buena para arriba si en vez de ser francesa, fuera norteamericana.

"Vaya culebrón, más almíbar imposible". "Menudos personajes más tópicos: la adolescente gili porque le han roto el corazón, el niño pequeño que es un vago, el hijo que no se habla con el padre..." "¿Resulta que madurar es cortarse el pelo y dejar de pertenecer a tribus urbanas? menudos carcas estos yankees". "No hay quién se crea la reconciliación familiar en tres brochazos que nos muestra el director, que falta de guión, de ritmo y de todo". "¿Y ese mensaje final alabando sin fisuras el grandísimo amor que supone la familia? Si es que en el fondo estos americanos son todos unos conservadores".

Pero no, es francesa. Y por tanto no es una peli del montón con peligrosa tendencia al telefilme (aunque eso sí rodada a capítulos para que no se nos olvide que el director ha ido a la escuela de cine), sino una obra maravillosa, pura e intimista... ¡Ay la objetividad!
Lemmytico
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5
20 de abril de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Madre mía, hay quien dice que esta peli es fresca. ¡Fresca! Veamos: personajes de la clase media intelectualizada, entre el artisteo y la empresa, entre lo alternativo y lo integrado, pero siempre con pasta; preocupación por el sentido y la marcha de sus vidas, con la culpabilidad de fondo de pensar "en realidad, no tengo ningún problema verdaderamente importante" (o como decía Murphy Encías Sangrantes a Lisa Simpson: "para no tener problemas reales cantas muy bien el blues"); las ganas de madurar en conflicto con un narcisismo extremo, con una adolescencia perpétua -como si las alternativas sólo fueran ser un viva la virgen o un rutinario oficinista, sin grises de por medio-; jugueteo sexual entre los protagonistas, con infidelidades múltiples y entrecruzadas, mientras intentan averiguar qué demonios es eso del amor; algunos de los personajes: una treintañera semi hippie que ¡oh! se lleva mal con su madre, un mardio aburrido y posesivo, un escritor con todos los tics de escritor, un gay promiscuo...

Sí, definitivamente es fresca. Y original. Es algo que nunca se ha contado. Y menos en España. A ver si van haciendo una peli de la Guerra Civil o la Postguera con niños descubriendo su sexualidad en un pueblo, que ya tardan.

En cuanto a la realización, me ha sorprendido que sea la segunda peli de los directores, porque parece más bien de primerizos. Tiene ese punto de "voy a dejar constancia de todo lo que sé" que suele acompañar a las óperas primas, y que normalmente suele perderlas. Porque esos primeros planos, esa fotografía llena de (¡sorpresa!) violetas, ese cámara en mano cada vez que ella se acerca a la casa... como ideas no están mal, pero hombre, hechas con mesura, sin que se noten tanto, no tan a capón. Parece como si fueran más fines en sí mismas que medios para contar la historia (me recordaron a Ed Wood diciendo "¡esto quedaría genial aquí!").

En fin, pese a todo lo dicho la cosa se deja ver si uno está predispuesto. Pero como han dicho por ahí, es una muestra más del bajísimo nivel de casi todo el cine español, que encima de malo es pretencioso. Fatal combinación.
Lemmytico
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