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Críticas de Tokio ya no nos quiere
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
7
23 de noviembre de 2008
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
«El odio , la ira. Las emociones derivadas de nuestra motivación más poderosa: el amor, el cual se engendra en la base salvaje de nuestro corazón. Pasa que a menudo sirve de terreno abandonado para generar las conductas más espantosas del ser humano».

Así empieza la historia de amor que es Kiltro. Desempolvando el corrompido baúl de mi cerebro he tenido que esforzarme mucho para encontrar una historia de amor contada en clave de película de artes marciales tan buena. La había visto en forma de espada y brujería, como Conan. De épica lacrimógena como Leyendas de pasión y derivados , de ciencia ficción como Terminator, de terror romántico y barroco cómo en el Drácula de Coppola, de exquisita comedia como El apartamento . Puedo acordarme de Blanco Humano, de Van Damme, o recientemente de Kill Bill. Pero esta última es más bien una historia de amor roto por la muerte y la venganza.
Las palabras son ese maravilloso invento intelectual ( para algún que otro loco lo es la muerte) que los hombres alumbramos en los albores de los tiempos para intentar comprender y dar forma a aquellas realidades externas e internas que nos habitan y rodean. Jaulas que encierran un significado que inevitablemente limita la verdadera naturaleza de aquello a lo que da nombre. Palabras como fuego. Como átomo. Como Dios o como poesía . Y ¿que es poesia? Se preguntaba el cursi romanticoide de Becquer. Pues poesía es Kiltro e intentar explicarla con palabras es limitarla de alguna manera.
Un servidor no pretende defender lo indefendible y muchos menos encontrar el diamante en el culo de un cadaver que diría aquel , o sea la belleza en una película que no lo mereciera, con la dificultad añadida de encontrarla dentro un género tan injustamente infravolorado y poco dado al romanticismo como es el de las artes marciales . Kiltro es terriblemente bella y se defiende solita: a base de chorrazos de sangre y de hostias como catedrales góticas, de unos diálogos que Tarantino le hubiera pedido a los Reyes Magos para Kill Bill, de una puesta en escena impecable, de unos personajes carismáticos ( entre ellos un protagonista a la altura de los grandes y un malo muy malo a causa del (des)amor. ¿Lo dudaban?), de un conocimiento sabio y profundo del género, de una historia de amor salvajemente tierna e ingenua y de unos paisajes ultraterranales que existen y que están locazados en Chile. Porque Kiltro es chilena y es sencilla y llanamente una puta maravilla aderazada con una banda sonora de spagetti western que cumple estupendamente su función.
Y yo haciendo mi vida como si nada. Haciendo la compra, hincando los codos, respirando. Viviendo en la ignorancia. Amando en secreto y desde la inevitable distancia, a la que mi timidez congénita me condena, a alguna chica bonita que me hace sonreír. Sin saber que Kiltro existía. Y tan tranquilo.
Aviso para intelectuales de bolsillo y gafapastas putamierdistas: Abténganse, no la vean, porque les va a gustar. Y mucho.
Tokio ya no nos quiere
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9
28 de diciembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Partiendo de un material que en las manos equivocadas habría desembocado en otra chiflada e infumable tv movie más con la que dormir la siesta o por el contrario perder el sueño , Par Chan Wook deconstruye con su poética glacial una tragedia en torno a la fractura, mental y familiar, y nos ofrece un regalo para los sentidos: un hermosísimo e inverosímil relato sobre la disfuncionalidad , la perversión sexual, la crueldad y el mal. Sus maneras de orfebre y su precisión de cirujano con alma de esteta aportan al relato una elegancia hipnótica que hace bailar la mirada del espectador ( que se deje llevar) con las imágenes, alcanzando profundidades muy próximas al cine puro.
Son contados los elegidos que consiguen transformar en belleza lo terrible que habita en nosotros, enraizado como una rosa enferma que florece en la nada y nos abrasa . Aquello que se niega a ser enterrado y sangra y aúlla y se retuerce y apesta . Aquello que nos arrastra hacia la noche sin remedio.
Park Chan Wook es uno de ellos. Un ser tocado por la gracia. Un poeta del Mal.

http://www.youtube.com/watch?v=jzaVZYg0Fdw
Tokio ya no nos quiere
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10
29 de marzo de 2014
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de videarla ayer sigo procesándola 24 horas después en mi disco duro cerebral. Sospecho que seguiré intentando llegar plenamente a ella dentro de 10 años. Nos encontramos ante una película-río, un desvarío de feismo digital de 3 horas de duración, un misterio fílmico que reúne a la mesa a todas las obsesiones de Lynch radicalizadas: el miedo en sus múltiples formas, la locura, los laberintos mentales metamorfoseados en espacios físicos , la doble identidad, la exploración de lo onírico y de las pulsiones reprimidas, la inmersión sin asideros en lo siniestro, lo perverso y repugnante que habita como un insecto bajo la superficie de lo real y lo corporal. La plasmación de la extrañeza y el horror existencial en definitiva .Una bacanal de abstracción, ruptura constante de la lógica temporal , narrativa y formal. Lynch esculpe una fantasmagoría donde las pulsiones de inconsciente se quitan el bozal para morderte los huevos, la salud mental y el corazón.
Este retablo indescifrable en honor a la psicofuga incluye además unos pildoritas extras en forma de momentos de musical y (anti)coreagrafías. Desconozco si el cine puede ir más lejos de Inland Empire. Me da que no . Lynch ha asesinado al cine. Y yo me siento feliz.
Tokio ya no nos quiere
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6
16 de noviembre de 2008
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pongámos en la coctelera varias ingredientes: casa maldita, Puerta del Infierno, espírutus malignos, zombis, arañas devora hombres, mucho gore y obsesión parafílica por los globos oculares. Una vez agitado, que no removido, obtendremos este cocktail sangriento y extraño del maestro Lucio Fulci.En sus propias palabras:”Pura anarquia”. “Mi idea era hacer un film absoluto. El Mas Alla es un film sin argumento, no hay lógica, solo una sucesión de imágenes”.
Quienes quieran ver en ella una coartada intelectual para hablar de temas profundos son libres. Lo más sano y sencillo sería dejarse llevar, dejarse azotar por su imagineria enferma y su extrañisima atmósfera. El presupuesto, como solía ser habitual era más que escaso, y los efectos por tanto limitados. Las incongruencias argumentales son casi infinitas y las actuaciones lo más anti naturalistas que uno puede imaginar. Pero eso se le perdona por cada pequeño hallazgo visual, que los hay, sin duda. Y por el final, y lo digo sin ironía, hermoso y extraño y cargado de un lirismo estremecedor que no es habitual ni el cine de terror ni en ningún otro.
Para mi ha supuesto un gran descubrimiento, un retablo macabro y salvaje al servicio del mal rollo.
Tokio ya no nos quiere
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3
23 de enero de 2009
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La que prometía ser, al menos para mí, la gran y desapercibida película de (ciencia-ficcion-)acción del año y soñando despierto de los últimos tiempos , fue desinflándose en pogresión geométrica conforme avanzaba su metraje. Que resuenen en ella ecos argumentales entremezclados de viejas glorias del género no es ni de lejos uno de los motivos que me impulsan a menospreciarla en la medida que se merece. Porque lo merece. Su fallida mezcla de géneros, sin ser original a estas alturas, se me antojaba golosa hasta extremos psicosexuales inconcebibles y sin embargo su resultado me dejó insatisfecho animica y bioquímicamente como tantas otras veces.
La delgada línea roja que separa el calentón apasionado de la bajona se hace presente en Outlander. A pesar de contar con un reparto en su mayor parte correcto o excesivamente correcto y con unos medios técnicos más que aceptables no se salva del naufragio. Se hunde en el abismo merecidamente. En su maleta le sobran ropajes temáticos sobre la naturaleza destructiva de los humanos, ñoños ( ese niño vikingo, esa familia colona extraterrestre malograda), prescindibles, dialogos sobre el honor, la valentia y el coraje de revista para preadolescentes, argucias argumentales tramposas y previsibles y le falta acción, le falta garra, le falta entraña, poderío, sangre, un protagonista que de la talla, y una bestia antagonista que acojone y que no produzca ceguera temporal.Y sobre todo, y la médula de esta crítica: RITMO, señores. Valgame el cielo, RITMO. Porque Outlander es soporífera como gota de laúdano y no es que sea arrítmica como historia, es una arrítmia barata que discurre por senderos mil veces vistos que mil veces me han llevado a su vez hacia el hastio y la decepción. No es que baile mal, es que no sabe bailar, duerme sola y es muy fea.
Será que me lo merezco. Es el precio de la esperanza, que todavia aún no han conseguido hacerme perder , y peliculas como Outlander la depreciada moneda de cambio a pagar.
Para teminar y tomando el nombre de Dios en vano, a este bodrio no lo salva ni Jason Staham. Otra pelicula que pudo ser grande y no lo fue. Pasaremos página. Qué remedio.
Tokio ya no nos quiere
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