"The Descendants" cuenta la vida de un padre de familia interpretado por Clooney que vive en Hawaii y que tiene que enfrentarse a la situación de criar a sus dos hijas en ausencia de su mujer, que yace en coma en la cama de un hospital. Esta historia podría contarse de muchas maneras, pero Alexander Payne lo hace de la manera más natural y cercana posible. Haciendo ver al espectador que las cosas grandes pueden encontrarse en lo más cotidiano y natural del día a día.

Personalmente, Payne no es uno de mis directores favoritos, sin embargo películas como "Sideways" o esta misma de "The Descendants" demuestran que es uno de los mejores en lo que a la dirección de actores se refiere. Todos y cada uno de los personajes de esta película reflejan los sentimientos que deben reflejar en su justa medida. Ya que, el hacer un drama tratando temas médicos siempre pueden sobresaturar al espectador y llegar a la lágrima fácil, Payne no escoge ese camino. Escoge el camino real de las cosas. Todo ello con un toque de humor, es decir, como la vida misma.


Sin embargo, pese a que el enfoque que le da Payne es arriesgado y acertado, la película no me acaba de convencer como película en sí. Que está bien, no lo dudo, pero de ahí a ser la mejor película del año y que sea recordada como tal, es un honor que, en mi opinión, le queda grande.


Por su parte, el guión es lo más notable del filme. Muchos personajes, todos ellos bien definidos, historias entrelazadas y todo ello llevado con un ritmo constante y con un objetivo final claro. El reparto que da vida a este guión, está liderado por Clooney, el cual nos brinda una de las mejores intepretaciones que he visto de él. Sin embargo, personalmente me gustó mas su interpretación en "Up in the Air" (2009, Jason Reitman). Por otro lado, las dos jóvenes Shaileene Woodley y Amara Miller dan una versión muy creible de las hijas de Clooney. Y, atentos al nombre de Shaileene, porque creo que tiene papeletas para ser una gran actriz.

En general, "The Descendants" es un drama con toques cómicos que para aquellos que se dejen llevar por las emociones, puede que les haga gastar algún que otro pañuelo de papel. Pero que, a mi personalmente, no me ha resultado tan grandiosa como se la está haciendo ver.

"The Tree of Life" es un relato de una familia americana que sufre una gran pérdida. Todo ello, desde la visión del hijo mayor de la familia (Sean Penn). "The Tree of Life" trata de la evolución de la vida desde el mismísimo Big Bang. "The Tree of Life" contiene en su subtexto el eterno conflicto entre naturaleza y religión. De todo esto e incluso de mucho más trata "The Tree of Life". Ligar todo esto y condensarlo en una película no es fácil y Malick lo ha hecho y, en mi opinión, de una manera bastante notable. En lo referente a la familia americana, realmente es el telón de fondo. Malick crea un ambiente familiar que le sirve para contar lo que realmente quiere contar: la evolución de la vida desde el primer chispazo de vida en el universo. A través de ese relato, se intercambian imágenes cotidianas como la lluvia caer, una cortina agitada por el viento o la simple luz a través de un cristal con supernovas, galaxias y explosiones cósmicas.

¿Qué nos quiere decir con todo esto? Que todo es relativo. Que todo es comparable. Que puede ser igual de maravilloso una supernova o el baile de una hoja al caer de un árbol. Que es igual de arbitrario y que es ingobernable. Que Dios está y no está en nosotros como lo está y no está en todo lo ancho del universo y como lo estaba o no lo estaba antes de que todo comenzara. No es una película religiosa, tampoco es atea. Trata del descubrimiento personal de las creencias de cada uno a través del paso del tiempo y de las experiencias pasadas.

La dirección de Malick es impecable, no tanto el guión (denso denso denso). Cómo dirige a los personajes (sobretodo a los críos. Chapeau!), la música adecuada en cada momento y una fotografía espectacular son las claves de la película. Las actuaciones también son notables, destacando a Jessica Chastain y a los niños. Brad Pitt normal, y a Sean Penn casi ni se le puede valorar con el poco metraje que ocupa.

Muchos no han sabido (o querido) entender a Malick, muchos han ido confundidos porque la película se vendió mal (o demasiado bien) dando a entender algo que no es. Sea como fuere, dadle una segunda oportunidad si ya la habéis visto y, si no, os pongo en preaviso: lenta, densa y no se parece a nada que hayáis visto antes. ¿No suena, al menos, interesante?

Tras verla una segunda vez (y ya sabiendo lo que me esperaba), mi impresión ha mejorado notablemente. Si antes pensaba que podría ser buena, pero no veía o no me explicaba muy bien por qué, ahora me ha quedado claro. Poesía pura.

Con un reparto impecable, Colin Firth nos da vida al Rey Jorge VI y a sus problemas de tartamudez. Soberbio Firth en su papel de monarca, no es el único al que se ve en pantalla. Tanto Geoffrey Rush tcomo Helena Bonham Carter nos dan una lección de lo que es interpretar. Pese a que haya más actores en esta película, realmente le pertenece a este gran trío.
En lo que a la historia se refiere, nunca he sido muy amante de los biopics, ya que pienso que la vida de uno no es tan interesante como para hacer una película con ella. El quid de esta película es que no cuenta la vida de Jorge VI, sino una parte de su vida, un problema y los medios para solucionarlo. El guión es lo más reseñable de la película, diálogos creíbles y una trama que avanza hacia lo inevitable: el discurso del rey. Algo aparentemente sencillo, pero no lo es. Ya que no es una pelicula de intriga, ni es un dramón, ni hay acción o tiros...
Se trata de una película de empatía, empatizar con el propio rey y con su problema a la hora de hablar, ese es el punto fuerte. Y se consigue gracias a la notable dirección de Hooper y a una gran interpretación por parte de Firth. Todo ello con un aire teatral Shakespeareano de lo más británico. Aunque a mitad de la película la acción de la trama disminuye un poco, en seguida el director vuelve a tomar las riendas hasta el último minuto de metraje. Un acierto, por parte de Hooper es utilizar a Beethoven y la música clásica como música de fondo, en ocasiones pone la piel de gallina tanto arte condensado en una sola escena.
A todo lo mencionado, se le une una gran dirección artística, que tiene en cuenta cada detalle a la hora de recrear un Londres de principios de siglo XX, con sus vestidos de época y sus calles.
En resumen, un correcto biopic, que no inventa nada nuevo pero todo lo que se muestra se hace de manera correcta y con una buena calidad en términos tanto de guión como de dirección, actuaciones o decorados.

Ante todo, hay que tener en cuenta, que es una película antigua, y, como tal, no se le puede exigir un ritmo fílmico de las películas actuales. Por lo que, una vez asumido esto, encontramos en Ciudadano Kane, una película aparentemente ordinaria al principio: una trama nada fuera de lo común, aunque, eso sí, contada de una forma muy original en lo que al guión se refiere; pero que, a medida que avanza la película, para cuando has querido darte cuenta, ya estás atrapado en su historia, gracias a sus magníficas interpretaciones, a un guión brillante (aunque en mi opinión, no perfecto) y a una ejecución fílmica digna de admirar teniendo en cuenta que la película es de 1941.
Aún así, y comparándola con otros clásicos, muchas películas del maestro Hitchcock están a un nivel muy superior. Pero, como se suele decir, para gustos los colores.

Si intentamos recordar el nombre del director de District 9 diremos "Neil...quien?"...Pues NEIL BLOMKAMP señores. Con esta película queda claro la gran visión como director que tiene. Para ser un principiante, parece que maneje los efectos especiales como si fuera su día a día, claro, que de la mano de Peter Jackson todo es más fácil.
La película no es sólo mera ciencia-ficcion, no es sólo acción, disparos y carreras...La película tiene fondo, trata el tema del racismo y la discriminación, desde la visión alienígena. En este caso, puede que sea una ciencia ficción más universal que nunca, ya que a los alienígenas de District 9 los podemos sustituir por negros, homosexuales, judíos, esclavos y un largo etcétera que la humanidad ha ido forjando desde sus inicios.
La película está rodada en tono documental (sobretodo la primera media hora), de una manera muy fiel a si ocurriría de verdad, está muy bien rodada. Pero dejando a un lado su parte documental, Neil Blomkamp no olvida nunca a sus personajes y el hilo de la historia. Y si entras al cine pensando, "yo no voy a empatizar con un alien", te equivocas. Por una magistral lección de debut cinematográfico en un género en el que ya se ha visto todo, DISTRICT 9 se merece un muy buen "9".