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Críticas de Time Bandit
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Críticas 124
Críticas ordenadas por utilidad
6
14 de abril de 2015
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene apariencia de thriller carcelario, pero no es. Sí, es cierto que la trama se desarrolla de principio a fin en el interior de una cárcel; pero ésta no es el eje de la historia. Aquí no se nos narra simplemente las penalidades de un preso en prisión (que en cierto modo lo hace, pero no es lo más importante), ni mucho menos las aventuras o desventuras sobre una fuga de la misma; cosa que ni siquiera se plantea en todo el metraje. No, esta es la historia entre un padre y un hijo; el primero un criminal que lleva muchos años en prisión, el segundo un joven que va siguiendo los pasos de su progenitor. La cárcel no pasa de ser un marco alrededor de los sucesos, que sirve como mini universo aparte que atrapa a los personajes para que estos muestren sus vulnerabilidades y defectos ocultos; en otras palabras, su verdadera cara.

Aunque durante la trama se muestren más personajes, que cumplen su objetivo de dar credibilidad y añadir riqueza a la narración; todo girará en torno a la ya mencionada relación paterno filiar, según va avanzando la historia la relación entre ambos irá evolucionando constantemente, al mismo tiempo que se nos mostrará progresivamente el origen de las tensiones entre ambos. Es un gran acierto que apenas se conozca información sobre la vida (ya sea presente o pasada) de ninguno de sus personajes, y lo que el público sabrá se le revelará a cuentagotas partiendo desde el desconocimiento absoluto. Todo esto fortalece la sensación de que estas cárceles un lugar aislado respecto al mundo normal; el de las personas libres.

Aunque todo eso tiene su contrapartida, ya que es uno de los factores que consigue que los personajes secundarios carezcan prácticamente de profundidad; llegando a parecer que son sólo piezas que se han colocado en su sitio simplemente para realizar su función determinada dentro de la narración más que un persona tridimensional; lo cual podría haber sido un gran acierto según hubiera sido el enfoque de la obra, pero que no encaja con el estilo realista de la obra. Sus dos personajes centrales están mejor construidos, aunque es cierto que en todo momento son movidos por los mismos instintos y motivaciones, lo que hace que lleguen a resultar, a nivel general, un poco lineales.

Aunque hay que destacar las interpretaciones cargadas de energía de ambos: como el padre, Ben Mendelsohn que consigue con sólo su mirada mostrar su fuerza, su determinación, su ansia protectora hacía su descendiente, y los celos que siente hacia las nuevas amistades de éste: Por otro lado, Jack O'Connell da vida al hijo en una actuación visceral, cuya fuerza expulsada en forma de violencia solo es una pequeña parte de toda que tiene acumulada en su interior.

En resumen, no es la típica película carcelaria, pero es una de las obras ambientadas en una prisión más estimulantes de los últimos años. Quizás el desarrollo psicológico de sus personajes podría haberse pulido más, pero la evolución de las dos tramas centrales (la relación padre-hijo; y el grupo de ayuda al que accede este), y especialmente, la forma en la que se van fusionando progresivamente hace que merezca ver esta obra británica dirigida por David Mackenzie.

http://nosoyuncritico.com/destacados/2015/04/convicto-starred-up/
Time Bandit
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4
18 de abril de 2015
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el cine (especialmente en el americano), como en todo, dominan las modas (remakes, reboots, películas de superhéroes, franquicias interminables... e infinitas combinaciones entre ellas), y una de ellas es que actores de fama se coloquen en la silla de director, en los últimos años hemos podido ver una gran ola de estrellas que se han atrevido a dar el salto con mayor o menor fortuna: Angelina Jolie, Joseph Gordon-Levitt, George Clooney, Ben Affleck, James Franco, Russel Crowe... y a esta nueva tendencia se ha sumado Ryan Gosling, uno de los actores más populares del panorama actual gracias a su trabajo en obras tan dispares como son “El diario de Noa” (Nick Cassavetes, 2004) y Drive (Nicolas Winding Refn). El resultado es “Lost River”, obra que fue abucheada en el festival de Cannes, y que no augura que la carrera de Gosling vaya a seguir los pasos de grandes actores-directores como Charles Chaplin, Orson Welles, Clint Eastwood o Woody Allen; a no ser que haya aprendido muy bien la lección para futuros trabajos.

Cuento de hadas con caballeros valientes que se enfrentan sin dudarlo a peligrosos y malvados dragones guardianes de grandes tesoros, con tal de salvar a su amada doncella en peligro. Maduras caperucitas rojas, que en lugar de llevar comida a su indefensa abuela, luchan por todos los medios por seguir proporcionando un techo a sus hijos; aunque deberán de tener cuidado con los falsos consejos del lobo feroz de turno. Historias de cuentos trasladados a la época actual de banqueros, desempleo y desahucios. Un punto de partida muy interesante, que aunque cuenta con un inicio prometedor, pronto se diluye como un azucarillo en un río de agitados delirios coloridos, que trata de presentarnos la historia desde un tono onírico que puede recordar a David Lynch, pero que hecha aguas por todos los lados. Una interesante historia desperdiciada con una narración epiléptica, que no parece saber bien a dónde ir, y que se pierde completamente en los últimos compases de la obra.

El desacierto continuo de la fórmula con la que se presenta esta obra, hace que la misma se aproxime peligrosamente al límite de la auto-parodia; sin cruzarla en ningún momento, lo que igual la hubiera convertido en una entretenida comedia (aunque fuera de forma involuntaria). A lo que no ayuda el villano interpretado por Matt Smith, que aunque tiene una presentación interesante, su personaje naufraga enseguida sin dejar nada destacable a la memoria, y sin resultar en ningún momento ser la amenaza que se supone que es. Pero destacaría la actuación del otro villano de la función, al que da vida Ben Mendelsohn; que ejecuta con mucha diferencia la mejor labor actoral de la película. Aunque la obra cuenta con algún elemento interesante, como la metáfora del negocio del sexo atrevas de espectáculos gore, pero el resultado no lleva a nada realmente satisfactorio.

Definitivamente, o al menos esperemos eso por su bien, “Lost River” no será por lo que se recuerde a Ryan Gosling, y puede que siga los pasos del prestigioso escritor Stephen King, que tras su célebremente nefasto debut como director con “La Rebelión de las máquinas” no volvió a colocarse tras una cámara de cine. O puede que dentro de unos años Gosling consiga realizar una fructífera filmografía como director, y “Lost River” sea dentro de ésta lo mismo que la serie “El joven Hércules” en su carrera como actor. Sólo el tiempo lo dirá. Mientras tanto, simplemente nos queda este interesante pero fallido debut.
Time Bandit
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7
11 de marzo de 2015
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Cronenberg es sin duda alguna uno de los directores canadienses con más talento, más controvertidos y originales del panorama actual. Si hay algo sobre lo que su filmografía ha girado constantemente una y otra vez es sobre la figura del monstruo; durante sus primeras obras lo hacía de forma más evidente a través de malformaciones físicas (destacando de esta etapa “La mosca” de 1986), pero poco a poco se ha ido centrando más en las perturbaciones psicológicas de sus personajes. El director canadiense quiso dar un giro más a su filmografía al rodar “Un método peligroso” y “Cosmopolis”, dos obras que quisieron ser más pretenciosas que sus posibilidades, y por lo general, no satisficieron a sus espectadores. Cronenberg parece que ha aprendido la lección al rodar “Map to the stars”, la cual posee la limpieza visual de sus anteriores obras, lejos del buscado y retorcido feísmo de varios de sus clásicos, pero manteniendo toda la mala baba de estos.

Aquí se nos muestra un Hollywood de glamour, de lujos, de oportunidades, de contratos millonarios, de fiestas, de mansiones y coches caros; pero donde no hace falta escarbar demasiado para descubrir que toda esa ciudad está podrida por dentro. La obra es narrada de forma coral, a través de los ojos de varios personajes; que lejos de encontrarse aislados los unos de los otros, las relaciones entre ellos son tan estrechas como turbulentas. Ninguno, en menor o mayor medida, se libra; todos son retratados principalmente por sus vicios, sus defectos, o sus obsesiones: egos y ambiciones desmedidas frutos de la fama y cantidades abismales de dinero, deseos obsesivos de conseguir sus objetivos sea como sea, relaciones incestuosas, jugueteos con diversos drogas a todas las edades...

Gran peso de la obra recae sobre los hombros de sus intérpretes, y éstos cumplen en mayor o menor medida; incluso Robert Pattinson y John Cusack (Lejanos han quedado sus buenos tiempos) cumplen con sus respectivos papeles, aunque la brevedad de los mismos seguramente hayan jugado a su favor. Pero si hay que destacar dos interpretaciones son, sin duda alguna, las de Mia Wasikowska, con un personaje cuya evolución marca los compases de la trama; y sobre todo, a una Julianne Moore, que tras su Óscar con “Siempre Alice” se encuentra en el mejor momento de su carrera, y que aquí da vida a una actriz que desea relanzar su carrera sea como sea, pero sin asumir que ya no es la misma chica joven que antes, y mientras trata de superar los fantasmas de su truculenta relación con su fallecida madre.

Se trata de una obra que supera a las dos realizaciones anteriores de Cronenberg, pero que sólo puede mirar a sus mejores obras desde abajo. Tanto la apuesta por los momentos de más grotesco humor negro, como el uso de situaciones oníricas que rompen con la realidad de los personajes a través de pesadillas y alucinaciones; acierta en ocasiones, mientras en otras no terminan de cuajar. Una obra con sus virtudes y sus defectos, que aunque este lejos de ser redonda merece ser vista aunque sea por su cierta originalidad, su mala baba, por ver otra grandiosa actuación de Julianne Moore... o por ver a Carrie Fisher haciendo un cameo interpretándose a sí misma.; dependiendo de las preferencias de cada uno.
Time Bandit
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8
26 de febrero de 2015
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los tiempos cambian y en el mundo de los negocios turbios también. Los gángsters que atemorizaban a la ciudadanía metralleta en mano, van dejando paso a los ambiciosos empresarios que desde sus respectivos despachos, con métodos distintos, aspiran a los mismos objetivos de poder y grandeza. Mientras los primeros se libraban de los sujetos molestos a base de plomo; los segundos se escabullen de ellos firmando papeles, y dicho sujeto molesto será apartado a un oscuro rincón donde no podrá continuar husmeando. Mucho más limpio, evitando mala publicidad, y con resultados similares. La violencia está siendo sustituida por sobornos a políticos y jueces. Pero hay gente que no parece dispuesta a adaptarse a los nuevos tiempos, y continúa practicando los viejos métodos. Más toscos y sucios, pero bajo su punto de vista, más prácticos.

Ese hombre anclado en el pasado es Nick Scanlon (interpretado por Robert Ryan), un delincuente poderoso, astuto, violento y testarudo, siempre consigue salirse con la suya, y nunca acepta un no de nadie. Su único punto débil es su díscolo hermano pequeño, que pese a su prohibición, sigue obcecado con casarse con una cantante de poca monta (Lisbeth Scott). Por otra parte, está el nuevo y misterioso amo de la ciudad, al que todos conocen como “El Anciano”. Principal defensor de dejar las balas atrás y conseguir sus objetivos untando a quien sea necesario.

Dispuesto a enfrentarse a ellos se encuentra un hombre: McQuigg (al que da vida Robert Mitchum), cuya carrera policial ha sido frenada debido a su fama de hombre honrado e insobornable. Detrás de ello intuye que se encuentra la alargada sombra de Scanlon. McQuigg, junto a otros policías honrados, como el joven agente Johnson (William Talman) harán todo lo posible por acabar con la delincuencia en su distrito, aunque sea poniendo sus propias vidas (y las de sus familiares) en peligro.

La trama que une a McQuigg con Scanlon, es una de las mejores bazas de la obra, con la que han sabido jugar bien. Además, este punto está reforzado por las interpretaciones de ambos: los dos Roberts, Mitchum y Ryan. Ambos ya se vieron las caras en Encrucijada de odios, y como ahí demuestran tener una gran química cada vez que los dos cruzan en pantalla. En cuanto a secundarios destacaría a William Conrad como el silencioso detective corrupto Turk. También merece mención, aunque en sentido negativo, el personaje noño y simple del periodista.

Una buena muestra de Cine Negro de principio de la década de los 50, que sigue siendo de rabiosa actualidad. Ya que, a diferencia de gran parte de las películas del genero, no se centra en la violencia de las armas (que también), sino el peligro que conlleva una sociedad corrupta. La trama, pese a algún que otro bache, consigue mantener la emoción hasta el final. El carisma de los dos protagonistas, abrigados por el buen hacer de la mayoría de los secundarios, hace que prestemos atención en todo monto a lo que acontece en esta historia de corrupción y emboscadas.

http://nosoyuncritico.com/ciclos/2015/02/ciclo-robert-mitchum/
http://nosoyuncritico.com/criticas/ano/sunday-classics-2/2015/02/el-soborno/
Time Bandit
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7
30 de septiembre de 2014
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen que las comparaciones son odiosas pero en algunas ocasiones son inevitables. Es imposible hablar de Joe (David Gordon Green, 2013) sin mencionar a Mud (Jeff Nichols, 2012), ya que las similitudes entre ambos trabajos son abundantes. Empezando por la misma tipología de título, o la presencia del joven Tye Sheridan como coprotagonista en ambas. Pero, especialmente, por el propio relato en sí. Las dos se tratan de obras oscuras y pesimistas que nos trasladan a un decadente pueblo del sur de los Estados Unidos, donde sus sufridos habitantes, absorbidos en un ambiente claustrofóbico y deprimente, intentan desesperadamente seguir adelante. Y si la obra de Jeff Nichols fue un pilar fundamental del renacer profesional y artístico de Matthew McConaughey, Joe nos ofrece la que seguramente sea la mejor actuación de Nicolas Cage en mucho tiempo.

Desde hace unos cuantos años, el protagonista de la ya lejana Corazón salvaje (David Lynch, 1990) parece que protagoniza casi cualquier cosa que le ofrezcan, sin importarle la calidad del proyecto. Y la sensación de que en la mayoría de sus actuaciones las realice con el piloto automático, no ayuda a pensar que se encuentre en el mejor momento de su carrera. Aunque, es cierto que entre multitud de bodrios se ha dejado ver en proyectos más interesantes, en los que se dejaba intuir que el bueno de Nicolas aún tenía salvación. Y aquí, en este film queda demostrado, que el sobrino de Francis Ford Coppola aún puede demostrar su talento cuando tiene la oportunidad. Como queda demostrado en esta obra, en la que encarna perfectamente al oscuro y atormentado Joe que da nombre al título. Junto a él, se encuentra un Tye Sheridan igual de sólido que en Mud, y que como siga por ese camino, puede llegar muy lejos. Pero, aunque sea la de Cage la actuación más comentada, la que realmente destaca es la de Gary Poulter como padre alcohólico y violento, especialmente teniendo en cuenta que no se trata de un actor profesional, sino de un mendigo real, que falleció poco después de finalizar la película.


Dichas actuaciones cobran aún más fuerza gracias a la simbiosis de los personajes con el ambiente que les rodea, siendo el pequeño pueblo y su bosque un personaje más de la historia, y un reflejo de las personas que en él habitan. A lo mejor éstos no se diferencian demasiado a los arboles que Joe y sus chicos envenenan, para que puedan plantar árboles más fuertes en su lugar. Se puede sentir que ese pueblo vivió tiempos mejores, al igual que sus habitantes, pero ambos se resisten. La genial puesta en escena, junto a un buen pulso narrativo consiguen que podamos sentir el sufrimiento contenido de los personajes. Pero no es oro todo lo que reluce. Aunque el guión, de por sí, no es ninguna maravilla; la elaborada puesta en escena, junto al gran trabajo de los actores, consigue que el espectador sea absorbido por su historia. En cambio, el comportamiento de los personajes parece demasiado errático, llegando a actuar de forma completamente irracional, logrando contradecir sus motivaciones previas sin ningún porqué aparente. Lo que hace que muchas situaciones resulten un tanto forzadas, pero aun así, esta no es la tónica habitual de la obra, sino algún que otro momento ocasional.

Pese a las, ya mencionadas, similitudes con Mud, la obra de David Gordon Green tiene la suficiente personalidad y calidad como para ser mucho más que una simple “copia de”. Aunque, es cierto que no llega a los niveles de la antes mencionada, pero todos los que disfrutaron con aquélla, volverán a darse una grata sorpresa con Joe. También recomendable para todo aquel que aun tenga fe en el talento de Nicolas Cage.

http://nosoyuncritico.com/destacados/2014/09/joe/
Time Bandit
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