Hace tres semanas se estrenó en España, la que dicen es la película de moda en Europa, “La vida de Adele”. Esta adaptación de una novela gráfica francesa ha cosechado éxitos por muchos de los festivales más importantes del mundo y este mismo Mayo acabó llevándose la Palma de Oro en el Festival de Cannes.
La película del tunecino AbdellatifKechiche nos cuenta la revolución sexual de una adolescente de 16 años, que en contra de lo que dicta su entorno más cercano descubre su verdadero yo, aunque a veces eso sea algo que la confunde y que incluso llegue a detestar. Por lo que durante los primeros minutos de la película nos introducimos en la mirada de una adolescente con sus miedos, con sus sueños e inseguridades. Para esto Abdellatif nos sumerge dentro de Adele, nos hace ser testigos de su silencio, sus costumbres, su familia y de sus momentos más íntimos. Todo esto se nos presenta con un ritmo pausado dejando a la actriz que sea ella la que maneje los tempos.
Aunque no todo acaba ahí, por el contrario empezamos el viaje iniciático de la mano de la protagonista que al conocer una chica con el pelo azul será el detonante más que explosivo para que descubra quien es realmente. A partir de aquí es cuando el director nos muestra la relación de dos personas muy iguales que vienen de dos mundos distintos, acercándose a sus rostros todo lo que la cámara le permite casi pudiendo captar el alma de los dos personajes. Esto hace que el espectador sea partícipe de esta relación.
Pero uno de los méritos de Kechiche es hacerte reflexionar, hacerte pensar sobre las relaciones humanas, en general. Por otro lado, el trabajo de las actrices supera todas las expectativas entregando su cuerpo y su alma a cada plano de la película.
Durante la rueda de prensa y su tour por todo el mundo con la película se le ha criticado de ser una mirada intrusa al mundo femenino, pero la sensación que me dejó a mi es una película rodada desde adentro con todo lo bueno y lo malo de las relaciones, de los encuentros sexuales a los que nos exponemos desde adolescentes y una visión muy fiel del despertar sexual.
Una película obligatoria para los amantes del cine y de las buenas historias bien contadas y sobre todo bien hechas. La a priori excesiva duración del film se hace corta.

Óscar San Martín

Ayer se estrenaba en nuestro país la favorita al Oscar a Mejor película de este año "12 años de esclavitud". La película dirigida por Steve McQueen es la tercera en su filmografía después de "Hunger" y "Shame". También es su tercera colaboración con el fascinante Michael Fassbender.
Si en la primera película nos contaba la historia de la huelga de hambre de unos irlandeses en una prisión de alta seguridad y en la segunda, la historia de un hombre adicto a sexo y sus consecuencias para sí mismo; en este tercer film McQueen no mete en la piel de Solomon Northup, una persona libre por naturaleza al que se le es arrebatada la libertad, secuestrado y separado de su familia, haciéndole pasar un calvario de 12 años.
Para contarnos la película McQueen siguiendo fiel a su estilo nos presenta una historia directa y sin florituras, la esclavitud fue lo que fue y no hay más, no podemos esconder esa verdad. La crueldad del hombre hacia personas de distintas razas siempre ha sido indescriptible, por eso el director no duda en mostrarnos esa crueldad tan arraigada, a la vez que nos muestra la determinación de un hombre por volver a ser libre.
Planos largos y estáticos le sirven al director para transmitirnos la angustia y la impotencia de esos esclavos, para hacernos sentir el látigo que castigaba la piel de los negros, torturarnos también a nosotros con imágenes que son difíciles de aguantar sin apartar un instante la mirada de la pantalla. Tan solo pequeños tramos en los que contemplamos la belleza de los paisajes de Nueva Orleans nos dan un respiro y nos sirven de contraposición al horror que se cometía en esas tierras.
Sirviéndose de un ritmo lento pero sin pausa, dejando que sea la historia y los propios protagonistas los que nos cuenten la historia por sí solos, con algunos "flashbacks" que nos sirven para empatizar más con el personaje y darle más carga dramática a la horrible realidad que Solomon está viviendo. Algo a lo que también ayuda la genial música de Hans Zimmer que consigue hacernos viajar a esa época y sentir la angustia y desesperación que contemplamos desde nuestra butaca.
A lo largo de la película acompañamos a Chiwetel Ejiofor en su calvario, en su sufrimiento y en sus ansias de ser libre, de volver a ser esa persona que fue, un reputado violinista neoyorquino. Una interpretación desgarradora e impresionante bien merecida de todos los premios que queden por conceder este año. Pero no es el único actor con una actuación brutal, la debutante Lupita Nyong´o, en un personaje con la que la historia no tiene compasión alguna, una esclava víctima del favoritismo de su amo y el odio de la mujer de éste, nos brinda un recital sobrecogedor.
Y el tercero en discordia es Michael Fassbender que en su tercera colaboración con el director nos regala una actuación que nos deja fríos como el negrero esclavista amo del protagonista, un personaje detestable y maniaco protagonista de las torturas más deleznables tanto físicas como psíquicas.
Una historia que plantea los límites de la fuerza y el aguante de las personas en situaciones límites y hasta donde podemos llegar cuando se nos arrebata algo tan básico y fundamental como es nuestra libertad. Pero también nos muestra el poder de la religión, el poder de un Dios que unos utilizan como arma y otros como escudo, desde el amo que castiga a sus esclavos en nombre de éste, hasta los esclavos a los que sólo les queda esperar y mantener la esperanza de que Dios acabe con su amo o de una forma indolora con ellos mismos.
Un film obligatorio para entender la historia de la humanidad y el desequilibrio de los que siempre se han considerado una raza superior, pero sobre todo para hacernos entender que la libertad es lo último que alguien puede arrebatarnos, porque Solomon Northup nació como una persona libre, se la quitaron y no dejó de luchar nunca para conseguirla.

Óscar San Martín.

Hoy se estrena en España la película italiana "La gran belleza" una de las películas más exitosas de este año en los Festivales de todo el mundo y la candidata al Oscar a Mejor Película extranjera por Italia.
El director de la cinta, Paolo Sorrentino, logra algo muy difícil para el ya agotado cine italiano, realizar una película comparable a la brillante "La dolce vita", sin llegar por supuesto a la genialidad de ésta.
A la hora de analizar la trama del film nos planteamos una pregunta ¿De que trata "La gran belleza"? Sabemos que nuestro protagonista Gep Gambardella es un escritor que hace 40 años escribió "El aparato humano" una novela de gran éxito de crítica y público, después de esa primera novela nunca más volvió a escribir, per ¿por qué no volvió a hacerlo más? para contestar a esta pregunta emprendemos un viaje iniciático para el mismo Gambardella que nos retrata la decadencia y lo absurdo de una sociedad, la sociedad burguesa Romana.
Conoceremos personajes peculiares en diversos pasajes, distintos tipos de decadencia que nos atrapan y arrastran a lo largo de las dos horas y media que dura la película, todo para intentar averiguar cuál es la belleza de las cosas, algo muy relativo. ¿Acaso la decadencia no es bella? ¿O lo absurdo? ¿Cuál es el concepto que tenemos predeterminado de ella? Lo que si que sabemos es que la belleza es un estándar que nos ha impuesto a la sociedad durante años, teniendo a lo largo de los siglos diferentes cánones de ésta.
Pero no debemos de olvidar que lo bello sufre un deterioro y eso es algo inevitable, esta idea es algo que nos muestran todos los personajes con los que da Gambardella. También merece especial atención la figura de la muerte, que se nos presenta varias veces durante la película y que es algo que obsesiona a los distintos compañeros de viaje de nuestro protagonista.
El director se preocupa de mostrarnos las imágenes más bellas, como si de un fresco en movimiento se tratara, sin embargo, no nos muestra Roma como si fuera un guía turístico o una postal, alejándose de la visión que suele darnos el ahora viajero Woody Allen.
Sorrentino dirige con muy buena mano la historia del escritor y nos dejamos llevar por la narración casi sin darnos cuenta, quizás peca demasiado de ser excesivo a la hora de crear planos estudiadamente bellos, pero que sin duda son toda un delicia acompañados de una curiosa banda sonora donde tienen cabida desde las composiciones creadas por David Lang cantadas por La Vocal de Torino hasta Raffaella Carrà.
Protagonizada por Toni Servillo, en una asombrosa actuación en la que interpreta al hombre asiduo a fiestas y mujeres, pero también a un hombre nostálgico de la vida pasada y que a través de sus recuerdos del pasado nos evoca al narrador de la novela de Marcel Proust "En busca del tiempo perdido".
En definitiva una de las mejores películas del año y sin duda la mejor película de Paolo Sorrentino. Un placer que no se puede dejar de disfrutar y que permanecerá en tu mente durante largos días.

Óscar San Martín
http://ciudadanoskine.blogspot.com.es

Hace tres semanas llegó a mi poder una lista de películas que por alguna extraña razón no se estrenaron o no tuvieron la repercusión mediática que se merecían en España. Esa lista estaba llena de películas que no resultan indiferentes a nadie, que hacen largos recorridos por festivales de todo el mundo y cortos recorridos en taquilla.
Todos estos títulos me llevaron a otros desconocidos para mí, pero muy interesantes que me gustaría compartir con todos los “CIUDADANOS KINE”. Por eso, inauguro esta sección a la que quiero titular “Pequeñas joyas sin importancia”.
Quiero empezar la sección con una comedia dramática, la israelí “Late Marriage” dirigida por Dover Koshashvili, y que se estrenó en el año 2001. Una película fresca y original que nos acerca al mundo de las tradiciones y lo difícil y duro que es romper éstas.
La película nos lleva hasta una familia con un hijo de 31 años al que ya no ple pueden permitir que siga soltero, por eso le arreglan citas con jóvenes vírgenes de acuerdo a la tradición cultural y familiar. Lo que la familia no sabe es que su hijo mantiene una relación con una mujer mayor que él, divorciada y con una hija.
Lo que nos lleva a una comedia de enredos muy sutil y rodada de forma muy sencilla con un humor muy particular.
Esta historia se trata del debut del actor Lior Ashkenazi, uno de los actores más prestigiosos y respetados de Israel gracias a películas como "Yossi", "Caminar entre las aguas" y "Pie de página" (nominada al Oscar a mejor película extranjera en el año 2011) éste es un papel a su medida como un soltero mujeriego y rebelde decidido a cambiar las costumbres familiares.
Pero la comedia se convierte en un drama para los protagonistas que ven como rebelarse contra una sociedad conservadora no es tan fácil como parecía.
El film está rodado con un estilo sobrio y un ritmo pausado, como el de la sociedad que retrata de una forma realista. Una crítica inteligente a los fanáticos de las creencias populares y como éstas reducen al ser libre y que sólo quiere ser feliz a algo que toda la sociedad espera de él.
En definitiva, se trata de una pequeña joya que no decepcionará a los amantes de las películas simpáticas con drama interior y trasfondo social camuflado entre risas.

Óscar San Martín.

Desde hace años Europa se viene fijando en un cine cada vez más en alza, el cine Rumano. Un cine de introspección, reflexivo, de crítica social, un cine que hace que el espectador observe una realidad política que no difiere en mucho a la realidad europea.

En 2005 Cristi Puiu llegaba al festival de Cannes con una obra mastodóntica que impactó a muchos de los críticos que acudían a la croisette, “La muerte del Sr Lazarescu” golpeaba a todos con una realidad que reflejaba las carencias del sistema sanitario rumano, una realidad que era filmada con una increíble autenticidad y que exponía al espectador ante situaciones incómodas que hacían que se sintiera dentro del film gracias al estilo directo y sin rodeos de Puiu. Pero no fue hasta 2007 cuando “4 meses, 3 semanas y 2 días” ganaba la Palma de Oro que este nuevo cine rumano se consolidaba mundialmente gracias a Cristian Mungiu y abría las puertas de estos cineastas que tenían tantas cosas que contarnos con un estilo gélido, directo y que funciona como una bofetada en la cara de todos los que nos disponemos a ver su cine.

El viernes pasado se estrenaba en nuestro país (un año después de su estreno en Cannes) la nueva película de Cristi Puiu, “Sieranevada“, una obra que no está destinada para todos los públicos, pues para entrar al cine a ver esta obra hay que saber que estamos destinados a formar parte de una obra de teatro de casi tres horas.

La trama es bien sencilla, una comida familiar de sábado en la que se celebra el aniversario de la muerte de uno de sus difuntos y en la que tendrá lugar una celebración de culto para liberar su alma, sólo que nada saldrá como se espera en esa comida y diversas historias empiezan a aparecer dentro de esta reunión, gracias a un guión inteligente, costumbrista y que funciona como una matrioska con capas y capas que van apareciendo según avanza la historia. El libreto, además, nos lleva a esta familia sin presentaciones, dejándonos descubrir a lo largo del film los lazos familiares que existen entre ellos, decisión que hace que el espectador esté más atento a todo lo que sucede a su alrededor, pero que puede hacer que el inicio sea algo confuso.

Para contar la historia Puiu decide colgarse la cámara al hombro y alejarse de sus protagonistas, para ello se instala en el hall de la casa, desde donde tiene visión a todas y cada una de las habitaciones, donde irán pasando todos los actores inmensos en sus dramas e inquietudes, casi sin necesidad de entrar en ninguna de ellas. Planos abiertos y con movimientos de seguimiento que aunque funcionan al principio, son demasiado estáticos para las casi tres horas de duración, dejando al espectador algo extasiado con el continuo movimiento de cámara, algo de lo que el director parece darse cuenta haciendo que la historia respire un poco hacia el final del film, sacándonos del asfixiante ambiente de la casa.

El resto funciona a la perfección, gracias a unos actores que relatan sus historias casi de forma orgánica haciendo que el espectador se integre a esta familia y se sienta parte de ella.

Película interesante por lo que cuenta y notable en la forma, aunque peca de intentar retratar numerosas situaciones para lo que muchas veces las alarga innecesariamente en detrimento del ritmo del film y de la diversión del espectador. Recomendable para todos los amantes del nuevo cine rumano y del costumbrismo en general.

Óscar San Martín
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