“La caída de la casa Usher” es la nueva obra maestra de Mike Flanagan. Y parece ser que las series de fantasmas son lo suyo. Esta mezcla entre “Succession” y “Destino Final” es una de las obras de terror que mas he disfrutado des de “La Maldición de Hill House”. Sabe narrar una historia para que nunca deje de ser interesante, sabe dar mal rollo y aunque se pase con algún “jumpscare” se lo puedes perdonar y sabe emocionar con la banda sonora como había hecho anteriormente en sus series.

Pero lo que más me ha gustado ha sido la actualización de la obra de Poe. Mike Flanagan entiende perfectamente nuestro presenta. La codícia de las grandes multinacionales, las IA, los opiáceos, las familias tan ricas que solo saben inventarse necesidades especiales para poder saciarlas… Mike Flanagan ha escrito dos monólogos sobre el capitalismo más absolutamente reales que he oido en mucho tiempo. Flanagan está enfadado con el mundo y se transmite.

“La caída de la casa Usher” es una carta de odio al primer mundo a través de una gran trágica historia sobre la codicia.

Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien viendo una serie. Esta la he tenido pendiente durante años y suerte que lo he hecho porque no puedo esperarme hasta la quinta temporada.
Una de mis series favoritas es “Hijos de la Anarquia” y es inevitable compararlas cuando nos adentramos en esta serie. Ambientación distinta, otra localización, pero al fin y al cabo mezcla los dramas de una familia con asesinatos, terrorismo y mafia. Además el protagonista es un chico joven mucho más listo que todo el mundo y que hace planes sobre planes sobre otros planes.
La serie se centra en Birmingham, en 1920 (después de la primera guerra mundial) donde una familia de gangsters que dirige un local de apuestas hípicas decide expandir su negocio.
Sinceramente nunca había empezado la serie porque pensaba que serían ya demasiados episodios y no me atrevía. Pero sorprendente mente encontré que solo hay cuatro temporadas y cada una solamente tiene seis episodios.
La serie es una maravilla, con un personaje principal carismático, pero con muchos grises interpretado por Cillian Murphy (que no se como no tiene cáncer de pulmón) y unos secundarios de lujo. Tenemos a Arthur (Paul Anderson), un personaje complejo y muy divertido de ver, John (Joe Cole) un tipo que no te puede caer mal y a Polly Gray, (interpretada por Helen McCrory) personaje que consiguen que entiendas siempre en todo momento de lo bien escrito que esta. Pero sinceramente estoy escribiendo esto porque me gustaría destacar a Tom Hardy como Alfie Solomons. El gran actor británico (del que debemos obviar Venom) consigue hacer el roba escenas definitivo. No quieres ver a nadie más cuando aparece él. Me gustaría seguir hablando sobre los personajes, pero no terminaría nunca. Joder, hasta me he dejado a Adrien Brody haciendo de proto Vito Corleone.
La serie tiene muy buen guion que cada temporada se supera, con unos finales de temporada apabullantes. Quizás lo peor es la primera temporada, pero solo porque las demás son brutales.
Sino la habéis visto os aseguro que os lo estabais perdiendo, como yo.

Hace mucho tiempo que tengo pendiente un review de una de mis favoritas de David Fincher.
Se podría decir que Fincher es el maestro actual del thriller y que hay poca gente que esté a la altura. La película adapta la novela homónima de Gillian Flynn que nos cuenta la relación amorosa de Nick Dunne (Ben Affleck) y su esposa Amy (Rosamund Pike) y la desaparición de Amy el día de su quinto aniversario. A partir de aquí empezará una búsqueda imposible para encontrar su cuerpo.
Fincher actua como un titiritero para colocarlo todo donde él lo necesita y llegar a manipularte emocionalmente.

La nueva película de Marvel ya no es la mejor hasta la fecha, pero tampoco la peor. Después de las expectativas generadas por “Infinity War” es difícil volver a la película pequeña sin pretensiones pero @marvelstudios tiene sus planes y parece que funcionan.
Si no os gustó nada la primera parte no hace falta ni que la miréis, pero si os hizo un mínimo de gracia esta segunda parte diría que es aún mejor. La película no pretende nada más que ser una pequeña comedia de robos y persecuciones, pero que persecuciones.
Tiene mucho humor, es una película con muy buen ritmo, que aunque no consigue emocionar si te hace reír. Consigue crear escenas muy originales tremendamente cómicas jugando con los tamaños.
Esta dirigida por el mismo director que la primera parte, Payton Reed, que normalmente dirige comedia. El reparto principal lo forman Paul Rudd, Evangeline Lily, Michael Douglas, Michelle Pfeiffer, Lawrence Fishburne, Walton Goggins, Hannah John-Kamen y Michael Peña.
En esta segunda parte se le da más protagonismo a la hija de Scott Lang, que es muy carismática y Michael Peña sigue con su personaje cargante aunque tiene muy buenos momentos.
En el otro lado del cuadrilatero tendremos al actorazo Walton Goggins, que hace un papel de mafioso ridiculo pero desaprovechado y a Hannah John-Kamen, a la que nos estamos acostumbrando a verla hacer de mala (Blade Runner 2049 y Ready Player One).
En definitiva, una buena película, poco pretenciosa pero muy entretenida. Con ritmo y una acción muy bien rodada.

Por fin ha llegado la nueva obra de nuestro querido Wes Anderson. Su segundo largometraje en stop-motion tras Fantástico Mr.Fox, Isla de Perros.
Una película ambientada en un Japón futurista (20 años aproximadamente) ficticio a modo de distopía futurista próxima.
El argumento se basa en una situación canina, junto con un brote de gripa que acaba afectando a todos los perros, lo cual usa el alcalde Mayo Kabayashi para dictar un decreto de destierro a todos los perros a la Isla Basura. Poco queremos hablar más del argumento para no destripar nada y animaros, animaros mucho, a que le deis una oportunidad porque lo merece.
Hecha de impecable forma, con muchísimo trabajo detrás (más de 130 mil fotogramas y mil marionetas) Anderson nos trae una película que siguiendo su línea personal y muy única nos ofrece interesantes novedades. A diferencia de la Mr.Fox, en este film podemos apreciar una gran dimensión política, cosa que hasta ahora no habríamos esperado. La trama nos lanza una reflexión sobre la corrupción, sobre las consecuencias que puede tener la xenofobia en un gobierno, y que fácil de manipular es a veces a las multitudes, haciéndoles creer lo que el gobierno quiere.
Todo esto, por supuesto sin dejar de lado la estética que ya es su sello, los planos que sólo él sabe hacer, la manera en que trata los paisajes y los detalles, ni tampoco la emotividad y sensibilidad, mezclada con los toques de humor que tanto le caracteriza. Lo logra hacer humanizando a los protagonistas caninos, y mostrándonos los mundos domésticos e íntimos de los mismos.
La acompaña una espléndida banda sonora de Desplat, ganador al Oscar a mejor BSO de este año por “LA FORMA DEL AGUA”. Llena de referencias al cine nipón, como pinceladas del maestro Miyazaki, con un gran respeto a la cultura japonesa, nos deja una extraordinaria obra que sorprende, te emociona y te hace reflexionar.
Para todos los amantes de los perros, los amantes de Japón, los amantes de Wes Anderson o simplemente los amantes del cine y de las historias, esta película, es para vosotros.