Esta película está catalogada como la "menos Allen" de sus obras, es decir donde no abunda tanto en sus temas favoritos como la existencia humana y los conflictos interpersonales sino que se mantiene más bien en la superficie de la cuestión cómica.
Allen nos cuenta la historia de unos ladrones inexpertos que deciden robar un banco montando una pantalla con un negocio de galletas. Sin embargo las cosas no salen como ellos esperaban, y aunque hacen fortuna, es por el medio menos pensado.
Creo que la cinta se divide en dos partes: la primera, más cómica y superficial, está destinada a que riamos con las torpezas de los ladrones mientras intentan lograr su objetivo.
En la segunda, ya con los ladrones convertidos en personas ricas, nos adentramos en una zona más delicada, donde el humor es más sutil y comienzan a aparecer algunas reflexiones sociales, sobre los conflictos de clase, el rechazo social a los 'nuevos ricos', la forma en que encaran las relaciones humanas algunas personas, supuestamente cultas, el interés económico mal disimulado que impulsa los actos humanos, la dificultad para encajar en entornos sociales nuevos, las desavenencias que trae el dinero, etc.
De esta forma la película se hace a un tiempo entretenida e interesante por las cambiantes alternativas.

Aunque la historia no es del todo original, me atrajo el tagline de este film; me resulta sumamente interesante, de un humor casi británico: "When you need somebody, any body will do." Un juego de palabras intraducible.
Para ser sincero, más allá de que el argumento parezca interesante (si bien bastante remanido), la película no me terminó de llegar. Hay dando vueltas un tono de comedia que no me entusiasmó.
Las actuaciones, sí, estan bastante bien. Robin Williams resulta interesante en este papel bastante dramático, y Holly Hunter, totalmente loca, es una delicia. La breve escena de la perrita (me refiero a la mascota de la familia) es de antología, con Holly interpretando una de las perritas (ahora sí, ella) más interesantes del cine de todos los tiempos.
La película trae inevitables referencias a Fargo y A Simple Plan, aunque aquí se ha intentando hacer enfásis en el tono de comedia negra, a mi juicio, sin lograrlo demasiado.
La música es bastante interesante, marcando un gran punto a favor con la excelente 'Getting away with it', de James.

Una película que resulta agradable de ver, no es una comedia simplona sino que incorpora interesantes matices de tono dramático y hasta de crítica política.
Creo que en general funciona bien en los tres niveles: tanto como comedia (la performance del comediante que personifica Robin Williams es hilarante, más aún en su papel de candidato presidencial); la parte dramática coloca un poco de tensión en la trama, ya que aparecen algunos asuntos turbios y se crea cierta expectativa acerca de cómo se resolverán; y la parte de crítica política (principalmente al actual sistema político norteamericano) también es acertada y bastante punzante, con algunas alusiones a cuestiones candentes que el espectador enterado sabrá notar.
Una cinta entretenida de principio a fin, que tal vez no entre en la categoría de gran obra, pero cubre ampliamente sus intenciones.

Definitivamente la propiedad transitiva no se aplica a las películas. Partiendo de la interesante propuesta de Cruel Intentions (primera parte), llegamos a esta tercera parte donde ya nadie recuerda cuál es el hilo conductor de la saga.
Aquí los actores parecen actuar a desgano, como si los estuvieran obligando, y la trama es irreal y forzada. Da la impresión que quisieron hacer un soft core y no se animaron.
En fin, si segundas partes nunca son buenas, terceras partes son definitivamente perjudiciales para la salud.
Conexiones: recomiendo desconectar el televisor antes que ver esta cosa.

Esta película podría calificarse como aquellas del tipo "directa al video", e incluso tal vez filmada para la televisión. Pero esto no es un desprecio, sino una valoración de cómo una película simple, con un guión bastante chato y previsible puede funcionar muy bien como entretenimiento.
Las actuaciones son correctas y los diálogos, por momentos, padecen de falta de originalidad. Sin embargo no apela a recursos vulgares o grotescos, lo cual a menudo intentan las comedias para intentar provocar gracia (no me imagino a qué clase de espectador le pueden causar gracia esas cosas...); se mantiene con cierto aire de comedia familiar e incluso el derrotero sentimental de la pareja, aunque previsible, se contempla con agrado.