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España España · La Coruña
Críticas de Ocelot
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
7
1 de noviembre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
cada vez que echan una peli de terror por la tele me da la impresión de que soy Nostradamus. Ahora muere éste, ahora aquél, ahora el bicho aparece y se come al gordo de las gafas, ahora muere el empollón que se separó del grupo... y todo se cumple. ¿Nunca les ha pasado? Por eso, cuando aparece una película que destila originalidad y que intenta cambiar el rumbo normal de los acontecimientos como mínimo resulta sorprendente. The Host es ese tipo de película, en la que quieras o no siempre te llevarás alguna sorpresa. Y es que el rompedor director de "Memories of Murder" lo ha vuelto a hacer, o al menos para mi gusto.

Ciertamente, por lo primero que sorprende The Host, o a mí al menos, no es por los efectos especiales, que de hecho me hicieron torcer el gesto un par de veces en alguna escena en la que la "magia" de los ordenadores resultaba totalmente antinatural. Nada de eso. Lo sorprendente de verdad son los personajes, sin ningún atisbo de duda. Especialmente el interpretado por Song Kang-Ho, el vengativo padre de familia de Sympathy for Mr. Vengeance, que aquí vuelve a hacer de padre, pero en este caso con una personalidad más cercana a Homer Simpson que al calculador personaje de la película de Park Chan-wook. Y es que este hombre descuidado, que le da una cerveza a su hija "porque ya va al instituto", que no tiene pudor ninguno, que se despreocupa por todo, que siempre se está durmiendo y come la comida que tiene que servir a los clientes, es el héroe que debe de salvar a su hija del monstruo; mejor dicho, es el único que puede hacerlo, una vez que el mundo le ha abandonado y ya no le escucha. Estoy seguro que Homero nunca pensó en alguien así como protagonista de su Ilíada, pero en este caso el director crea unos personajes nada convencionales en los filmes de hoy en día, personajes que dudan, que mienten, que se equivocan, que aciertan el 10% de las veces, que ríen, que lloran, que son cobardes, indecisos... y que cuando creen muerta a su hija se rompen en pedazos y se dejan llevar por la emoción, incapaces de contener las lágrimas. No son como la Ellen Ripley que en Aliens (1986) se hacía con un lanzallamas y un rifle de contacto de pulsos e iba valientemente al rescate de la niña, atrapada en la guarida de los extraterrestres. Porque, sinceramente... ¿quién haría algo así? Y lo dice un fan acérrimo de Alien, que conste. En este caso los personajes son totalmente perfectos en su absoluta imperfección, lo que hace si cabe aún más impredecible a la película.
Ocelot
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9
11 de diciembre de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
O la masacre de Nanking según Chuan Lu. Estamos ante lo que se podría llamar la Lista de Schindler china, que nos relata una masacre que los cineastas occidentales olvidaron hace mucho tiempo, y que aquí se recupera para mostrarnos un paisaje desolador de los horrores de la guerra. Película, por cierto, que fue la merecida ganadora de la Concha de Oro del Festival de cine de San Sebastián 2009. Es un alivio que aún haya festivales en el mundo que premien al buen cine.

Esta película no tiene protagonista, al menos no uno sólo, sino que es un alegato antibelicista que transita por tres caminos diferentes: un soldado chino que, junto con un niño, intenta sobrevivir a la represión arbitraria de los soldados japoneses, el secretario personal de un comerciante alemán, más preocupado por salvar a su familia que a sí mismo, y por último el retrato de un joven sargento japonés que se debate entre el deber a su país y las atrocidades que está presenciando a manos de sus compatriotas. Y detrás, más grande que esos personajes, está la ciudad de Nanking, sombría, una ciudad de vida que deja paso a la muerte, la desolación y la desesperanza. Ésa es la auténtica protagonista de esta historia.

Con todos estos ingredientes entre manos cualquiera podría pensar que la película caería fácilmente bajo el yugo de los censores chinos, mostrándonos una historia de japoneses malos, muy malos, chinos muy buenos y altas dosis de moralina de por medio. Nada más lejos de la realidad. De hecho, no pocos problemas le causó este filme a su director en su propio país, donde los censores pensaban que se trataba con demasiada condescendencia, e incluso se los mostraba como simples seres humanos, a los mismos japoneses responsables de la masacre. Y es que Lu Chuan no pretende en ningún momento elevar su dedo acusador ni humillar a los nipones. Simplemente elabora un necesario escenario en un respetuoso blanco y negro donde los instintos más bajos del ser humano salen a la luz y no se lucha por vivir, sino por sobrevivir.

Así mismo, también es destacable el excepcional esbozo que hace del olvidado personaje de John Rabe, comerciante alemán que por salvar las vidas de miles de chinos en esa masacre se ganó los apodos de "el Oskar Schindler de Nanking" o "el Buda alemán" y sobre todo es admirable ese final, paradoja de una guerra que nunca debió suceder, en un país que ya nadie recuerda que una vez tuvo su propio holocausto: la masacre de Nanking.
Ocelot
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4
25 de junio de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de Superman Returns, la franquicia quedó tan maltrecha que muchos se preguntaban si habría algún día otra entrega del superhéroe americano por excelencia. Sin embargo, visto el éxito de la saga Batman de Christopher Nolan, la Warner se replanteó volver a intentarlo. Para ello, contrató al equipo del talentoso director inglés de "El caballero oscuro", que aceptó de inmediato con la condición de que él no sería el director esta vez. Para esta labor los estudios eligieron a uno de los mejores estetas del cine actual hollywoodiense: Zack Snyder. Con él tras las cámaras, David S. Goyer y Chris Nolan como guionistas y ayudantes de lujo y un reparto que quitaba el hipo, nada podía salir mal... hasta que salió.

En primer lugar, Snyder nos presenta un Superman distinto, más cercano al Batman de Nolan que a los otros Superman que hemos visto antes en el cine. Una buena pregunta sería si realmente al hombre de acero le sienta bien una máscara tan oscura y atormentada. Los continuos flashbacks que retroceden a la infancia del héroe para hacernos ver cómo se sentía marginado por ser diferente son incómodos e innecesarios, todo en un intento vano de humanizar al personaje.

Por otra parte, uno de los principales escollos de la película está en salvar la decepcionante interpretación de Henry Cavill. No hacen falta más de unas cuantas escenas para darte cuenta de que detrás de la capa no hay absolutamente nada. Es digno de destacar que, pese a que Superman se distingue por ser uno de los pocos superhéroes del cine en los últimos años que no lleva máscara, resulte al mismo tiempo el menos carismático de todos. Todos los esfuerzos de Nolan desde el guión por enseñarnos el lado más humano del héroe los tira por tierra el propio actor demostrando una capacidad interpretativa digna de Steven Seagal.

En cuanto al desarrollo en sí de la película, ésta empieza bien, con Snyder mostrándonos una visión de Krypton totalmente novedosa, aunque con un Russel Crowe con una pinta de estar tan perdido como Marlon Brando en la cinta homónima de Richard Donner. Luego la acción pasa a la Tierra, donde todo transcurre con cierta normalidad hasta que al director le entra complejo de Michael Bay y decide darle el mando a su jefe de efectos especiales para que haga de las suyas. Entramos así en una orgía de explosiones, petardazos y demás espectáculos pirotécnicos en medio de un guión de encefalograma plano. La parte en la que idean el plan de crear el agujero negro es totalmente absurda y merecedora de ser incluida en cualquier película de ciencia ficción de serie B.

Además, se aprecia una evidente carencia de sentido del humor en casi toda la película, salvo en contadas escenas en las que se intercala el chiste fácil para arrancar un par de carcajadas en la sala de cine y que resultan tremendamente forzadas, como ese encuentro final entre Superman y el general con su ayudante en el jeep.

Punto y aparte merece la relación del protagonista con Lois Lane, totalmente fría, distante y falta de química.

En definitiva, es una película que se apoya en un guión a ratos solvente que desaparece completamente en el último tercio de la película y, sobre todo, en unos efectos especiales bastante conseguidos. Desgraciadamente, abusa demasiado de la acción, que sobrecarga demasiado la cinta y la hace muy excesiva. Y, en los escasos momentos que se nos intenta acercar un poco más a la figura que hay detrás del personaje, Snyder fracasa estrepitosamente en humanizar a su superhéroe hormonado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ocelot
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2
28 de marzo de 2011
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y que reina el Caos también. Pero eso era ya evidente desde el minuto 1.

Que Lars von Trier es un gran director nadie lo discute. Tampoco que el tipo se lo tiene más creído que Buñuel y Hitchcock juntos, con comentarios en la presentación de esta misma película en Cannes 2009 como éste: "No tengo que justificarme. Yo hago películas y ésta (Anticristo) es fruto de la voluntad de Dios. Además, yo soy el mejor director de cine del mundo. [...] No me debo a la audiencia sino a mí mismo. Hago las películas para mí. Vosotros sois sólo mis invitados". Un personaje, vamos.

Puede que toda esta fantasía surrealista neo-gótica de aventuras en el bosque de la mente humana tenga sentido para von Trier, puede que responda a su propia interpretación de sus miedos más profundos, pero eso no significa que en otras personas vaya a provocar la misma reacción. Existen ciertos directores de cine que cuando empiezan a ser reconocidos por la crítica especializada y a recibir las mayores alabanzas película tras película al final se acaban creyendo el nuevo Ingmar Bergman y terminan hundiéndose en su propia grandeza, pensando que si se filman a sí mismos cepillándose los dientes durante 20 minutos están creando un nuevo tipo de arte alternativo y/o transgresor. ¿Y qué es Anticristo? pues nada más que una obra menor, un tropiezo de uno de los directores más imaginativos de los últimos 20 años. Así de claro. Para ganar hay que arriesgar y Lars siempre apuesta a doble o nada. Y esta vez perdió claramente.

Propongo un pequeño ejercicio de autocrítica: imaginémonos que esta película la hubiese dirigido un director totalmente desconocido, que en vez de Lars von Trier su director fuese Manolo Martínez (nombre inventado sobre la marcha)... en este hipotético caso, ¿la película tendría la misma nota? Claramente no. Eso sí, siempre habrá críticos que aunque estén viendo a von Trier tirándose un pedo en pantalla se levantarán como poseídos de la silla gritando "¡¡¡Obra maestra!!!, ¡¡¡obra maestra!!!" mientras echan espuma por la boca. Al menos yo he preferido no ser hipócrita.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ocelot
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1
16 de abril de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Cuenta la profecía que el fin del cine llegará un día, cuando las nubes oscurezcan el horizonte, llegue el día de mañana y Gozdilla invada Nueva York. Entonces aparecerá un guerrero germano que se hará pasar por un patriota yanki para controlar su cine, ya de por sí decadente, y hará las películas más caras, ridículas y comerciales que se han hecho, y el mundo llegará a su fin".
Palabra de Hitchcock.

Así es Emmerich, que suma y sigue en su desesperado intento de superar a Uwe Boll como el peor director alemán exiliado de la historia. No he visto una película tan desaprovechada en relación calidad/precio desde Dragonball Evolution.

Pero el problema, el gran problema de 10.000 es que comete el mayor pecado que un film tan exacerbadamente comercial puede cometer: resulta muuuy aburrida. Y es que incluso su Independence Day, a pesar de lo malo, resultaba divertida de lo absurda que era. O Godzilla, por poner otro ejemplo. Pero en este caso nada de nada. Ya desde el principio, el espectador se ve asaltado por un aluvión de clichés del tipo: chica raptada, profecía supermolona que debe cumplirse, prota guaperas que la debe salvar, su rival que también quiere llevarse a la fémina al huerto (eso sí, con una educación y una cortesía que ríete tú de los nobles franceses del siglo XVIII), tigre dientes de sable que se hace amigo del prota bueno (que por un momento me hizo temer que esto se convirtiera en un "Colmillo Blanco" prehistórico) y como no podía ser de otra manera, y al igual que en Stargate, todo se resuelve con una revolución marxista-leninista del proletariado oprimido por los malos malosos... Todo ello al final acaba dando la impresión de que la película en sí se ha hecho con las tomas eliminadas de Stargate y alguna que otra plagiada de 300.

Como curiosidad, ningún mamut ha sido maltratado durante el rodaje de esta película. No se puede decir lo mismo de los espectadores.

Y conste que me da igual que no sea históricamente correcta, al fin y al cabo es una película, no un documental. Simplemente lo que es malo, malo es, y este filme es más malo que un pollo prehistórico con hambre. Cuesta creer que fuesen necesarios nada menos que ¡¡¡5 guionistas!!! para hacer tamaño atentado cinematográfico. Sin duda, de lo peor en la corta (pero intensa) carrera de su director.
Ocelot
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