Siempre se puede esperar algo más de una película protagonizada por Sally Field (que puede ser la que se salve justita) donde no se nos aportan muy pocas cosas, desde luego nada nuevo, sí un guión diferente en la época de llevar una comedia romántica a los ranchos, pero donde la falta de profundidad de los personajes (poco expresivos, y más por culpa de texto que de actuación) y un guión simple, sitúa la película en la típica franja horaria después de la comida para verla si no hay alternativa.

Interesante adaptación cinematográfica de manos de Mary Harron donde morbo, terror, fantasía e imaginación hacen un coctel cuanto menos sobrecogedor con una interpretación más que curiosa de Christian Bale (que al verlo, no lo podemos imaginar como un futuro caballero oscuro).

Si no le impactan las muertes sin sentido de "Viernes 13", le gusta el agobio con el que viven y se desenvuelven los protagonistas de "Wall Street" y no le asusta ver la imagen de Leather-face de "La matanza de Texas" con su sierra eléctrica, puede que ésta sea una película que encuentre interesante... pero difíclmente se le podría sacar más jugo.

Estamos ante un planteamiento muy bueno sobre realidad-fantasía pero que pierde bastante a la hora de intentar plasmarlo en la gran pantalla, quizás por ello también nos hace perdernos más de lo que debemos a lo largo del film (o no de la manera que el autor original quiso ilustrarnos).

Tras un parón con la segunda parte de la saga, venía la tercera con mucho más fuerza de lo que todos esperábamos. Una tercera parte que parecía que sería la caída (tras bajar bastante la secuela de la original), pero donde Tom Cruise como productor apostaba fuerte con J.J. Abrams (buscando un hueco en la gran pantalla tras ser un genio en series televisivas) y uno de los grandes actores del momentos que nos deja una actuación sensacional: Philip Seymor Hoffman.

El comienzo (diez minutos iniciales), que nos cuenta lo que ocurre casi al final de la película, no nos hace caer en expectación y seguir la trama sin curiosidad y su adrenalina correspondiente para llegar a éste.

Fantástica película con un estilo de Tim Burton muy cuidado y visualmente enorme en el que el director nos ofrece una visión “más clara” con un complejo de historias conectadas entre sí (de forma muy original y coherente) que sabe resolverlas sin problema en un final que consigue unirlas a la trama principal para potenciar ésta y darle una fuerza como sólo un genio podría hacer.

El genuino director gótico consigue además llegar a todo tipo de espectadores, desde más pequeños, hasta los más adultos (cuya nostalgia llega al corazón), desde los amantes del “made in Tim Burton”, a los escépticos que lo consideran un “bicho raro”, la película tiene lecturas para todos y roza la perfección al enseñarnos como drama, comedia y fantasía pueden ir de la mano sin tener que dividir el film en partes o dar cambios drásticos para ello en un guión que se deja llevar como pez en el agua...

Una buena secuela en la que se nos presenta al gigante verde de los comics más teñido a esa realidad de procedencia que la primera parte donde Ang Lee nos demuestra ser un auténtico genio de la narrativa y cuidado de guión en otros géneros que en adaptaciones de la casa Marvel. Louis Leterrier nos da un enfoque completamente diferente y más propio y adaptado del protagonista verde (con la ventaja de contar con un origen ya explicado y exprimido en la primera mitad). Vemos acción e intriga que van más unidos de la mano que un guión elaborado y diálogos cuidados que no suelen ser características definidoras para adaptar a un “superhéroe” a la pantalla gigante.

Respecto a la interpretación todo lo que gana el film con un hombre que domina la parte de thriller como anillo al dedo, Edward Norton (muy superior a su antecesor Eric Bana), lo pierde en profundidad Liv Tyler, que no haciéndolo mal no puede hacernos olvidar a la magnífica Jennifer Connelly, quizás consecuencia de esa profundidad de guión mencionada que requiere más interpretación.

En cualquier caso creo que estamos ante una película que cambia la línea de la primera parte y se hace más fuerte para el riesgo de completar una trilogía o seguir con más apuestas con un personaje de ciencia ficción que aún tiene mucho para sacar jugo.