El tiempo todo lo acaba situando en su lugar, y aunque tarde, nos hemos dado cuenta que las luchas, la sangre, las batallas largas y persecuciones extremas, no son el mejor cultivo para llevarnos al cine.

Hace años descubrí lo que me aburría cuando en el cine solo se ofrecía lo que entrega esta versión del REY ARTURO. Al fin el público comienza a demandar, mayor sutileza en las tramas, un cine más cuidado en su manifestación artística (que no técnica).

Ha llegado el fin de una etapa, ahora se ven más series, porque son gratis y sobre todo están cuidadas. Al final todo da la vuelta para situarse en el mismo lugar. Antes se leía mucho, y la gente buscaba obras largas donde amar, sufrir y odiar a los personajes durante mucho tiempo... Ahora ese tiempo lo llenan series donde empatizamos con sus tramas, situaciones y actores. Y eso está bien; al formar parte de algo que siempre fue, y ahora regresa.

´ Es una lástima que tras enfrentarnos a los primeros minutos que prometían una película diferente, de complejo tratamiento sobre personalidades marginales, fuese todo ello derivando a una desmadejada sucesión de escenas sin mucho orden y poco criterio.

LA REGIÓN INMÓVIL se queda a medio camino de... la nada... avanza con personajes de cartón piedra, adocenados y sin apenas que contar. Alguna secuencia que extraída del entorno, podría funcionar. Pero la mayor parte del metraje, es lo que es..... NADA.

LO QUE PUDO SER Y NUNCA FUE.

Sarcástica fábula con un Joaquin Phoenix deslumbrante y ciertamente hipnótico...
Todd Phllips ha logrado la construcción de una obra rotunda, que se desliza por vericuetos poco experimentados, acompañando a su actor, para descubrir esa versatilidad rompedora con la que nos hechiza.

Premiada con el León de Oro en Venecia, nos llega variada y versátil, casi rotunda. Es bueno que el cine comercial americano experimente una nueva manera ejecutiva, en la práctica del ejercicio visual más arriesgado.

Recomendable.

La magia de los encuentros cuando se establece, surge, y no sabemos de que manera. En ocasiones se produce a través de un gesto una mirada...

"Antes del Amanecer" celebra uno de esos encuentros de piel... de alma...

Quizá en su último tramo, para completar un metraje comercial resulta repetitiva. Tal vez la nota tan elevada venga determinada por nuestra propia implicación emocional... Tras hacer una valoración de la película... voy a relataros una bonita historia real, si tenéis disposición, y FILMAFFINITY me lo permite:

Mi abuela nació en un pequeño pueblo de aquella Galicia profunda, de barro y maíz, de viejos bosques retorcidos y lugares recónditos y secretos.
Cuando era niño pasábamos allí todos los veranos. Me encantaba aquel lugar. Al llegar las noches mi abuela relataba historias, que pasado el tiempo jamás he conseguido olvidar:

En aquella pequeña aldea, había varias fuentes donde las mujeres aprovechaban para hacer su colada sobre el lavadero de piedra.
Una tarde a última hora apareció uno de los vecinos que regresaba de trabajar, y se detuvo a beber, saludando a la mujer que se ocupaba de la ropa. Comenzaron a hablar, y continuaron hablando durante mucho tiempo. Mi abuela contaba, que entre ellos no les unía otro vinculo que una simple amistad. Así fueron deslizándose las horas; se hizo de noche, pero ellos continuaron charlando, sin ser conscientes del paso del tiempo... Hasta que amaneció.

Pasados los años, cuando regresa a mí el recuerdo del suceso que relataba mi abuela, siempre me he preguntado ¿Qué sortilegio mágico se estableció entre ellos? ¿De qué hablaron, para generar un vínculo tan profundo que ninguno fuese consciente del paso del tiempo?

Hubiera deseado encontrarme aquella noche, cerca de la fuente, y participar de la sugestión o el hechizo que se estableció en aquel lugar; siendo testigo único del portentoso milagro que atravesó tan prodigioso encuentro...

Antes del Amanecer, relata uno de esos descubrimientos; el giro existencial, de dos almas que tropiezan....

Frances McDormand, borda su papel; eso es algo indiscutible, aunque en algunos tramos el conflicto resulta forzado, como si el filón encontrado tuviera que alargarse, repitiendo el esquema.

Me gustan las personalidades rotundas, como la que aquí se nos muestra, siempre que no caigan en el estereotipo, o se empuje la maquinaria hasta el paroxismo.

Una propuesta globalmente, diferente e incluso en ocasiones amargamente divertida.