Como me alegra poder decir ésto: "3:10 to Yuma" es una excelente película. Verla me ha producido una reconfortante sensación de satisfacción que hacía tiempo que no experimentaba, y la verdad es que lo necesitaba. No sólo me he divertido como nunca, sino que me he dado cuenta de lo necesaria que era una película como ésta para dar un poco de oxígeno a uno de los grandes géneros cinematográficos, como es el western.

"3:10 to Yuma" es una inmejorable adaptación de la esencia del western al siglo XXI. Y creo que no sirve de nada entrar en comparaciones con los clásicos (dejando aparte la película original, naturalmente), hay que intentar juzgarla por si misma. Por el magnífico pulso narrativo, por el gran tratamiento de los personajes, por las grandes interpretaciones (genial Crowe) y por una factura visual y sonora más que destacable. No le sobra ningún minuto, las secuencias presentan su justa medida y las dos horas pasan volando. Gran parte de culpa hay que atribuirla a la especial química entre Crowe y Bale, quienes saben transmitir a la perfección la relación entre sus personajes, radicalmente opuestos, pero con un inmenso respeto mútuo. En el caso de Crowe, hay que resaltar este sentimiento de amor-odio que despierta en el espectador.

Uno de los grandes méritos de Mangold es que "3:10 to Yuma" consigue construirse una personalidad propia, la cual termina por alejar de la mente otros títulos anteriores, algo nada fácil de obtener. Estoy seguro que esta película hará que mucha gente descubra o redescubra el western. No es perfecta (la trama puede tener sus deslices y la verosimilitud de algunas situaciones se tambalea un poco), pero cumple con creces con su objetivo y, ante todo, es una película muy, muy necesaria para los tiempos que corren en el mundo cinematográfico.

Los creadores y protagonistas de Zombies Party regresan con esta divertida comedia haciendo gala de un humor muy parecido al de su predecesora. Si en Zombies Party, las "víctimas" de la parodia eran las películas de ciencia ficción de zombis, en este caso es el género de acción policíaca el que recibe por todas partes. Se puede definir Arma Fatal como una verdadera película de acción que se ríe de las propias películas de acción, pero al mismo tiempo no deja de hacerles un homenaje. La referencia directa a películas como Dos policías rebeldes es buena prueba de ello.

Consigue verdaderamente dejar en evidencia todos los tópicos y recursos archiconocidos de este género tan marcado, sobre todo el que proviene de Hollywood, pero creo que también tiene la voluntad de transmitirnos su utilidad y su papel necesario en el mundo del cine. Arma Fatal se alimenta de lo mismo que luego escupe de forma delirante y corrosiva. Por otra parte, la evolución del personaje protagonista (Simon Pegg) no deja de ser una clara representación del que está haciendo el propio film: aquello que, en un principio, parecía muy serio acaba siendo tomado a broma. Aunque pudiera dar tal sensación, Arma Fatal no es, ni mucho menos, una chorrada, sino una película mucho más inteligente y muy consciente de sus actos.

Cuando algunos grandes actores se deciden a coger la camara ellos mismos y rodar el film q ellos siempre habían querido protagonizar y aprovechan para ofrecer su propia visión del cine como directores, salen peliculones como este. Los últimos ejemplos han sido Clint Eastwood y George Clooney, pero ahora indudablemente hay que añadir a Tommy Lee Jones gracias a su opera prima "Los tres entierros de Melquíades Estrada". Con un muy buen guión de Guillermo Arriaga (no es novedad) y excelente montaje, especialmente en la primera parte de la película. Tiene imágenes que recuerdan a los grandes westerns de la historia; en fin, de esas con las que le entran a uno ganas de perderse, aunque sea por unas horas, entre los paisajes de la desértica frontera oeste entre USA y México.

El film presenta muchos ingredientes pero mezclados de forma que nada queda fuera de lugar, es dura y amarga, pero al mismo tiempo llena de sensibilidad. Explica cómo a menudo se da nula importancia a algunas muertes de personas que en realidad significan mucho para alguien, hasta el punto de no parar hasta conseguir vengar esta pérdida y cumplir los deseos del difunto. Como los grandes westerns. Ah, y los americanos hablan inglés y los mejicanos español, nada de inglés con acento mejicano. Detalles aparentemente sin importancia como éste dan una autenticidad que se echa en falta últimamente.

Esperemos que sea la primera de varias, porque Tommy Lee Jones demuestra gran talento como cineasta. Sigue así Tommy, esperamos la siguiente.

Ya antes de verla, me daba algo de miedo esta película. Por una parte me atraía, pero, al mismo tiempo, me causaba cierto escepticismo. Su propia naturaleza le hacía susceptible de varios errores que, efectivamente, acaba cometiendo.

Para empezar, el apartado visual presenta dos polos completamente opuestos: entorno y personajes. Respecto lo primero, nada que objetar, recreación sencillamente espectacular de paisajes, elementos (fuego, agua, nieve...) y una dirección bastante efectiva. Sin embargo, no se puede decir lo mismo de lo segundo. La técnica de utilizar caras conocidas de Hollywood para convertirlas en personajes 3D prácticamente calcados genera una sensación algo ambigua de realidad-virtualidad que perjudica a la película. Ves a Anthony Hopkins y a Angelina Jolie de esa forma no satisface para nada y al final te acaba pareciendo como una mala versión de ellos. Si los querías en la película, ruédala con imagen real, pero si querías 3D, utiliza caras anónimas. Con ellas, Beowulf se ahorraría los problemas de credibilidad que tiene. Por supuesto que la animación 3D busca asemejarse a la realidad, pero este objetivo no debe hacerle cruzar ciertos límites, pues, al hacerlo, pierde su razón de ser.

Por otra parte, la historia no tiene ni pizca de originalidad ni de magnetismo, y además está muy mal contada. En ningún momento te pone en situación, no te explica el contexto de nada, no sabes casi nada de los personajes, ni de los que están allí ni de los que llegan, te encuentras con los hechos y ya está. El personaje de Beowulf aparece de la nada con la etiqueta de héroe y es un poco difícil de asimilar (su endogamia y arrogancia tampoco ayudan demasiado). Además, su supuesta evolución se ve seriamente perjudicada por el montaje, que nos planta un corte salvaje a media película. Así, resulta muy difícil identificarse con él e implicarse en la historia, por lo que la película nunca te atrapa ni te genera expectación.

Finalmente, los secundarios están pésimamente definidos. A priori, parece que tendrán su granito de arena para aportar, pero terminan siendo completamente planos, sosos, inútiles y totalmente irrelevantes.

En resumen, que Beowulf fracasa en gran medida. No transmite nada, no emociona y no deja huella alguna. Entretiene, sí, pero de forma intermitente y mucho más superficial de lo deseado. Le doy un 5 más justo que los que sacaba yo en Física y Química.

Hay que ver esta película porque creo que puede generar opiniones bastante diferentes según el punto de vista de cada espectador. Es de esas con las que una lista de pros y contras quedaría bastante igualada, y se decantaría en función de qué tiene más peso para cada uno. En mi opinión, a nivel fílmico es una película interesante, me han gustado la dirección (Andrew Niccol -Gattaca-) y el montaje, y el siempre poderoso Nicolas Cage; pero la ambigüedad del mensaje que quiere transmitir y la excesiva voluntad aleccionadora hacia el espectador provoca cierto distanciamento. Demasiada voz en off contando teorias sobre la vida mediante frases y comparaciones pseudo-ingeniosas. Al final, no puedes afirmar cuál es exactamente el posicionamiento del filme respecto a un tema nada ligero como el tráfico de armas, porque el punto de vista moral no queda definido.

En qué quedamos, justificamos el tráfico de armas para comprender la situación actual del mundo, o lo denunciamos y luchamos contra la pobreza en África? Desconcertante, en este sentido. No obstante, en conjunto una buena película (aunque podría haberlo sido más).