(8) Dos personas físicamente nada destacables se casan, llevadas por un breve arrebato llamado amor. Luego queda lo demás.
Es diametralmente opuesta a cualquier película contemporánea sobre relaciones de pareja. Y no porque esté ambientada en la Suecia de hace 100 años, sino porque es REAL. La mayoría de los matrimonios son así, las cosas que pasan, pasan porque pasa el tiempo y las trae consigo.
De hecho, la historia no es muy interesante, salvo quizá por ser la de los padres de Ingmar Bergman. Pero es que nuestras vidas tampoco lo son, salvo para nosotros mismos. Y ahí radica la belleza y la verdad de esta película, que te deja con ganas de más. Como siempre.

... pero cada vez me hace menos gracia (4). Creo que esta película está sobrevaloradísima.
El montaje es demencial, con escenas que se cortan abruptamente para dar lugar a otras escenas que iguamente se cortan antes de pegarse con las que les siguen. No hay un mínimo hilo que lo hilvane todo. Bueno, eso pretende hacer la pareja Resines-Ciges, pero no lo consigue, a mi modo de ver. Son otra estampa más de esta colección de estampas.
Algunos gags son muy buenos, pero no pasan de ser gags. Se dice que hace humor inteligente porque su director, José Luir Cuerda, recurre a bromitas basadas en la filosofía y la literatura, pero al lado tenemos a "la Bombi" y demás chicas de buen ver (incluso demasiado "chicas" no?) que se dejan manosear, igual que en cualquier españolada de medio pelo. Yo creo que "lo contingente" pesa aquí demasiado, señores.
En fin, si es la primera vez que la ves te sorprenderá y pasarás un buen rato, y de paso también te dejará bastante desorientado. Si es tu tercer o posterior visionado, sólo la fe ciega te puede hacer creer que te encuentras ante una película del 10, como muchas críticas de aquí pretenden.

Buena película de José Luis Garci que nos traslada a la Asturias de principios del siglo XX, con el emotivo relato de una persona, "el abuelo", que ha de tomar, o se fuerza a tomar, una elección para él decisiva.
Podría hacer varias consideraciones al film, unas buenas, otras no tanto. Empezaré por estas últimas.
Entiendo que Garci es un enamorado del cine clásico de Hollywood, que él vería de pequeño en aquellas míticas sesiones dobles de los cines de antaño. Y por ello mamó muy buen cine... pero doblado al 100% al castellano. De ahí creo que le viene la manía, porque no se le puede llamar de otra forma, de doblar a todos sus actores, a veces con sus propias voces, como le sucede a Fernán-Gómez, a veces con otras (Rafael Alonso, me temo) y desgraciadamente, repetimos el "a veces", con infames voces femeninas imitación de infantiles que suenan bastante mal. Todo ello le quita credibilidad a la peli, al menos hasta que te acostumbras.
El otro escollo que le encuentro es la propia ideología que subyace en todo el metraje, una iedología tendente a reconocer y aplaudir aquello que es sinónimo de "nobleza", antigua nobleza, de sangre. Los personajes más mezquinos son siempre representación del pueblo llano, o de la burguesía de la época. Los "grandes hombres" parecen figurar en ella como detentadores de portentosos valores que sólo unos pocos pueden portar. Y todo eso pese al final, que de alguna manera remienda lo anterior, aunque únicamente en su superficie, creo yo.
Del lado de las cosas buenas está el resto, que no es poco. Pese a su duración y ritmo, pausado, en ningún momento se me hizo lenta ni aburrida, al contrario, la historia me enganchó casi desde el principio. La ambientación está igualmente muy bien conseguida y las interpretaciones son de quitarse el sombrero (como ocurre en un momento determinado de la película jeje). Cayetana Guillén Cuervo incluida. Los parajes asturianos de Llanes y alrededores son preciosos; tuve la ocasión de visitarlos hace un par de años y... bueno, para un andaluz ver tanto verde y tanta agua de verdad que estremece.
En definitiva, muy recomendable film.

Quizá porque no es la típica película para ver en un cine de verano (la segunda y última de la temporada), o quizá porque en el fondo no se trate más que de un globo demasiado hinchado, tengo que reconocer que "Ida" no me ha gustado.
La fotografía es excelente. Quizá (otro quizá) si fuera en color no lo sería tanto. En realidad, el film es una sucesión de estampas que recogen, en cierta medida, la decrepitud de toda una época. Pero entonces podríamos estar hablando de un excelente reportaje fotográfico, o de una exposición memorable en alguna sala de un museo, y no de una película, que es de lo que se trataba: contar historias. Aquí hay poco que contar.
Pese a que se cuenta poco, y de hecho el film dura poco, ni se explica convenientemente ni se hace, digamos, de una forma breve. Más bien al contrario. Se me hizo larguísima, me aburrí bastante y creo que la mayoría de la gente que salíamos del cine, en una noche cordobesa un poco más habitable cerca ya de las doce, compartía mi decepción. Quizá -de nuevo quizá- es mejor no ir con unas expectativas tan altas tras leer las críticas que se le han hecho a "Ida". Se infla tanto que por fuerza ha de caer.

Este año he ido poco a los cines de verano de mi localidad, Córdoba. Quizá porque cada vez va siendo menos mi localidad... pero centrémonos: ésta ha sido una de las solo dos películas que he visionado en ellos. Y tengo que decir que quedé francamente satisfecho con ella.
El argumento no es más que una anécdota: profesor que emprende un viaje para intentar ver a su ídolo John Lennon (y además, cierta). A partir de ahí, David Trueba construye una historia con pocos personajes y, digámoslo francamente, pocas situaciones. Pero el film está tocado por una especie de varita mágica que se llama Javier Cámara y que convierte todo lo que ve o toca en algo entrañable. Al final te enamoras de los personajes, la música, el paisaje, los coches-chatarra de la época y la inocencia que desprende todo. Tienes esa media sonrisa desde el principio y terminas tarareando "strawberry fields" a la salida del cine.
Un 10 para Trueba. Bueno, un 7, jeje.