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España España · Galicia
Críticas de Sandris
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Críticas 79
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
16 de abril de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En medio de un aura crepuscular descubrimos una historia tan antigua como el mundo: la destrucción de la naturaleza; bien sea talando árboles como al inicio de la película o bien con el incendio final que lo arrasa todo. Esta atmósfera grisácea envuelve el entorno manifestando el dolor por todo el pasado perdido, metamorfoseado con la destrucción del medio natural. En el epicentro del drama se encuentran Amador y Benedicta. Amador vuelve a casa tras cumplir condena por desencadenar un incendio, con lo que eso supone en un pueblo pequeño en el que todos se conocen y no tiene ninguna oportunidad. Su madre Benedicta, un alma frágil que se pierde entre tanto verde, trata de recuperar a su hijo, aunque presienta que nunca ha vuelto del todo. Ambos son seres solitarios que hacen de los árboles y los animales sus compañeros y su abrigo. Seres terriblemente frágiles que parecen desentonar entre todos los vecinos, como si fuesen almas penitentes que no terminan de encontrar su lugar entre las personas. ‘O que arde’ es un cuento épico que se asemeja más a un poema visual que a un film. La belleza de las imágenes, la fotografía y el paisaje se enmarcan perfectamente contrastando con la destrucción que le sigue. Un cuadro maravilloso para una historia que, desgraciadamente, sufre Galicia año tras año.
Luchar contra un incendio es el equivalente a luchar contra uno mismo, porque todos somos un poco pirómanos en este mundo; consumimos, destruimos y arruinamos el medio sin descanso. En definitiva, este fuego hipnótico y terrorífico, que Oliver Laxe esperó pacientemente para poder filmar un incendio real, cierra el poema de forma perfecta. Lo cual me ha traído a la mente un breve poema de Celso Emilio Ferreiro que ejemplifica bastante bien el mensaje de la cinta:

“Pode o corpo ser vencido, / pode o dereito ser torto, / mais o lume que alampea, / mais o lume que alampea / xamais o veredes morto.” (“Puede el cuerpo ser vencido, / puede el derecho ser torcido, / pero el fuego que relampaguea / pero el fuego que relampaguea, / jamás lo veréis muerto.”)
Sandris
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8
11 de abril de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Potente película de Rodrigo Sorogoyen que brilla por su realidad y las interpretaciones del dúo protagonista: Aura Garrido y Javier Pereira. La trama es básica; chico conoce a chica, chico dice que se ha enamorado de la chica a primera vista, chica tiene un pasado difícil y se resiste, chico no se da por vencido y empieza la lucha sin cuartel para camelarla, chica acaba sucumbiendo porque en el fondo necesita volver a creer en algo y a la mañana siguiente ya nadie es lo que era. La relación que comparten es la típica que vemos todos los días y que incluso hemos experimentado más de uno, primero se finge que se preocupa por la otra persona, que la escuchas y comprendes, para al día siguiente convertirte en un completo extraño que te desprecia totalmente. El punto más fuerte de la obra es la complejidad del personaje desempeñado por Aura Garrido (no sabemos el nombre de los personajes en ningún momento), sabemos que ha pasado por algo muy malo sin que sea necesario que nadie nos lo diga. Su fragilidad y vulnerabilidad es evidente. Quiere creer en las palabras de su cortejador, porque lo necesita con toda su alma, porque es muy difícil caminar por la vida sin creer en nadie cuando te suenan todas las palabras y te las repiten una y otra vez. Encontrar a alguien diferente supone un universo, hasta que descubres que esa persona es como todos los demás, o no. La clave es arriesgarse y probar suerte.
Una cinta dura, real y tremendamente sorprendente. Una gran pequeña maravilla que consigue hacer mucho con apenas dos buenas interpretaciones, un guion buenísimo y una magnética fotografía. Imperdible.
Sandris
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8
5 de abril de 2020
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una JOYA. Eso es lo que es esta película. 'Corpus Christi' tiene el honor de haberse colado en la última edición de los Oscar contando la truculenta historia de Daniel, un joven de 20 años internado en un reformatorio con múltiples antecedentes penales. Durante el tiempo que dura su condena, Daniel tiene una epifanía que cambia su vida: cuando salga de ese infierno, se convertirá en sacerdote. Aunque su sueño es irrealizable dado su abultado pasado con la justicia. Al ser liberado, se muda como ayudante de un sacerdote a un pequeño pueblo que está recuperándose de un trágico accidente de tráfico. Por causa del destino, termina convirtiéndose en el vicario del pueblo escondiendo su pasado en el cajón más oscuro de su ser. Así mismo, el nuevo cura se transforma en el líder espiritual de una comunidad rota por el odio y el dolor, ganándose el favor y el cariño de sus feligreses escuchándolos y ayudándoles a canalizar su rabia o sus pensamientos más dañinos. Daniel quiere perdonar a otras personas para que hallen la paz, paz que él nunca podrá tener porque nadie va a perdonarle por sus pecados.
La película es una reflexión pura y sincera sobre la religión, sobre la fe, el perdón y la compasión. También se reflexiona sobre la violencia, sobre todo cómo la violencia que producimos o sufrimos no debería determinar el resto de nuestras vidas, porque todos nos merecemos una segunda oportunidad y necesitamos, por encima de todo, perdonarnos a nosotros mismos. A fin de cuentas, lo que todos queremos es alguien que nos escuche y nos entienda; ese es el valor de Daniel.
Sandris
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8
28 de marzo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hannah Arendt fue una de las pensadoras y filósofas más importantes de la historia moderna. A ella debemos algunas de las más interesantes formulaciones sobre el bien y el mal que afectan a los seres humanos. Fue durante el juicio al nazi Adolf Eichmann donde nació su teoría más celebrada y estudiada: la teoría de la banalidad del mal. Una creencia que nació al presenciar que los nazis juzgados eran personas normales y corrientes, libres de una maldad demoníaca innata a su nacimiento. Esas personas podrían ser el frutero de tu barrio, tu dentista, el profesor de tus hijos, tu marido o tu médico; personas que bajo unas condiciones violentas adecuadas, podrían convertirse en viles asesinos, torturadores y sádicos porque el medio determina la personalidad. La propia Hannah tuvo que escapar de los estragos del fascismo alemán a causa de su origen judeo-alemán, instalándose como una exiliada en USA. La fórmula de la película funciona bien al contraponer los hechos pasados con los presentes para comprender todas las implicaciones que suscita, al igual que resulta verdaderamente impactante ver los vídeos reales del juicio, como también aparecían en '¿Vencedores o vencidos?' de Stanley Kramer.
Potente biopic de Margarethe von Trotta en el que Barbara Sukowa encarna a la perfección la personalidad de una mujer diferente, reveladora y trascendental en el pensamiento crítico. La cinta se apoya en la interpretación de Sukowa para narrar los acontecimientos que marcaron un antes y un después en la historia, así como, se presentan los aspectos más polémicos de su personalidad, como la relación que compartió con su mentor Martin Heidegger o la crítica que realizó sobre los líderes judíos.
Con un guion cuidado, valiente y poderoso, la película se convierte en un clásico que ayuda a comprender que la la violencia y los totalitarismos están tan de moda como en el juicio de 1961.

Un film fascinante para una mujer fascinante.
Sandris
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8
17 de marzo de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta semana devoré ‘Chesil Beach’, la corta pero intensísima novela de Ian McEwan que da vida a esta película. No es fácil adaptar su enrevesada prosa a la pantalla, así que es el propio escritor el que firma el guion. Florence y Edward son dos chicos jóvenes, vírgenes, ingenuos y enamorados. Ambos desean con ansia la libertad que no tienen por la severa educación de los años cincuenta, desean que sus vidas comiencen de una vez por todas y poder hacer lo que ellos quieran. Se aman tanto que dan demasiadas cosas por sentado, pequeñas cosas de las que no hablan y se van sepultando entre ellos, agrietando las paredes de su relación. Florence no cree que sea una mujer normal, se oculta de todos y hasta de sí misma, hasta que ya no puede fingir más. Edward es un hombre perdido en la vida, sin rumbo, solo con la certeza de que ama a Florence. Si algo importa en esta obra es el silencio, las verdades que no se dicen, las miradas que ocultan los sentimientos y el dolor. Una noche, una simple noche basta para manifestar que su historia de amor es totalmente imposible. A pesar de todos los susurros, los besos, las miradas, las emociones... una simple noche con las verdades a la cara. Una noche en la que Edward deberá tomar una decisión que cambiará para siempre el curso de su vida. Una vida que ya no volverá a ser la misma, que se concentra completamente en un instante efímero pero real, en la mirada hacia un asiento, el asiento 9C del Wigmore Hall.
Mención especial para Saoirse Ronan y Billy Howle, impecables en un film envuelto por una maravillosa banda sonora y una fotografía tan mínima como preciosa. Una película bonita, tierna y atemporal.
Sandris
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