La vi inducido por las críticas profesionales y la opinión de otros espectadores. La aguanté hasta el final pensando que en algún momento hallaría el motivo por el cual otros espectadores la habían elogiado. Al final, nada. Es una idiotez de principio a fin. Estúpidos personajes caricaturescos que no transmiten ninguna simpatía, una trama de ocurrencias irreflexivas que nada simbolizan, que nada emocionan y que en absoluto divierten. Es la mayor tontería cinematográfica que he soportado jamás. Ni surrealismo ni humor del absurdo ni humor a secas. Solamente tonterías y pérdida de tiempo.

Es una película que hace pensar, que inquieta, que pone sobre la mesa la angustiosa sospecha de que detrás de las producciones pornográficas hay algo más que actuaciones y ficción, tal vez intimidaciones y auténticos abusos, si no violaciones. Es un filme bien rodado, realista, con un aire a documental y muy creíbles interpretaciones. Los actores, y especialmente las actrices, destacando la protagonista, Sofia Kappel, transmiten con sobriedad mucho más de lo explícito. Queda la duda de hasta qué punto el horror manifestado en esta obra es una realidad o la visión particular de su autor. De algún modo, desde mi punto de vista y a tenor del lado siniestro humano que incluso en los entornos más teóricamente puros se revela, tiendo a creer que la industria del porno oculta frecuentes situaciones de esclavitud, violencia y desprecio de la dignidad humana, y más en concreto de la dignidad femenina, siempre sometida y agredida aunque sea de manera ficcional. En definitiva, una buena película que merece la pena verse y meditarse.

La película está bien rodada y cuenta con excelentes interpretaciones, dicho lo cual, pasamos a las malas noticias. Es un film más que siniestro, desagradable; más que psicológico, psicopatológico; más que inquietante, aburrido y desconcertante. ¿Qué nos quiere decir el autor? Visto lo visto, ya me da igual. Lo que está claro es que Cronenberg padece una peculiar asociación entre lo sexual, lo doloroso y lo cruento que o bien es pura provocación o bien debiera hacérselo mirar. Para colmo, aunque la ambientación sórdida no está mal, aparecen algunos artefactos de aspecto orgánico que parecen comprados en la sección de Halloween de un bazar chino.

Todo me gusta en esta película bella y delicada. Se basa en hechos reales, el hallazgo del tesoro de Sutton Hoo, que sirve como telón de fondo para narrarnos las vicisitudes de una serie de personajes, la mayoría históricos, interpretados por un excelente e inspirado reparto. Carey Mulligan vuelve a deleitarnos con otra gran interpretación, al igual que Ralph Fiennes, y no menos auténtica resulta Lily James. La fotografía es excelente y la historia contiene todo lo esencial de las tribulaciones humanas sin caer en excesos o histrionismos: la curiosidad científica e histórica, la angustia ante la enfermedad y la muerte, el amor y las dudas sobre el amor, el entusiasmo por una labor, el mérito y la injusticia en torno a su reconocimiento. En definitiva, se trata de una obra sensible y bien realizada, un film que conmueve y nos deja un remanso de paz alejado del ruido y la furia que dominan el cine actual.

Las historias de venganza están de moda; de hecho, creo que siempre lo han estado. Ahora que es un punto a tu favor narrar historias con protagonista femenina que actúa con contundencia ante los abusos sufridos, esta película no resulta sorprendente. Es un drama, es una película de intriga e incluso acción, es sobre todo una comedia negra, pero sorprende la inteligencia que alberga y los certeros dardos que lanza sobre la mentalidad machista. Al principio, sentí que ya me iban a echar otro sermón al uso, pero poco a poco uno queda seducido por el buen argumento que te lleva a reflexionar, a darte cuenta del horror que ocultaba hace tan sólo unos pocos años la normalización y tolerancia de conductas que ahora nos parecen a todas luces aberrantes. Creo que es una obra con un mensaje más profundo de lo que parece a primera vista, y que además cuenta con el aliciente de la brillante interpretación de la siempre magnífica Carey Mulligan. Lástima que como todo lo que se sale de los grandes blockbuster americanos corra el riesgo de pasar desapercibida o perderse pronto en el olvido.