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España España · almeria
Críticas de TOM REGAN
Críticas 5.200
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
17 de abril de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
92/11(16/04/24) Solaz comedia silente protagonizada por uno de los Iconos del género y del tiempo (en el pódium junto a Chaplin y Buster Keaton), Harold Lloyd. La he visto con motivo del Siglo de su estreno (20/04/1924), y sorprende por su frescura, por su humor a ratos chispeante, por su uso cuasi documental de exteriores, y sobre todo por la espectacular carrera contrarreloj en el rush final, 15 minutos apoteósicos de imaginación puesta al servicio de atrapar al espectador en la intensidad de esta huida hacia adelante, donde Harold utiliza todo tipo de medios de transporte (solo le falta una avioneta) en pos de su objetivo, cruzando una ciudad atestada de gentío. Primera producción independiente de Lloyd después de su separación de Hal Roach; Primera película realizada para la propia productora de Harold Lloyd; segunda de seis películas consecutivas que emparejaron a Harold Lloyd y Jobyna Ralston, también dejaron Hal Roach Studios para continuar trabajando con Lloyd. Dirigen Fred C. Newmeyer y Sam Taylor, adaptando el guion del propio Taylor, Tim Whelan (“El Hombre Mosca” o “Venga alegría!”), Ted Wilde (luego director de films de Lloyd como “El hermanito” o “Relámpago”), y Tommy Gray encargado de los intertítulos (“Casado y con suegra” o “El estudiante novato”), tiene una estructura similar al éxito de “Safety last” del año anterior, amabas con un Lloyd haciendo de joven humilde emprendedor, que pretende hacerse digno de la mujer que ama, y que todo culmina en una arrolladora secuencia de persecución en la coda, en el caso de la del 23, esta se da de modo vertical, aquí horizontal.

Por supuesto aquí no hay afán de hondura dramática alguna, no hay reflexiones morales, ni dilemas, está Harold Lloyd haciendo de su encasillado prototipo de joven intrépido, bueno, ingenioso, valiente, y romántico, por supuesto con su sempiterno sombrero canotier y sus gafitas redondas. La eterna lucha del Bien vs Mal, aquí definida por Harold, su tío y Mary, y en el otro lado el ladino Ronald Devore. Si acaso indaga de modo muy superficial en el mundillo de la escritura, y de cómo la percepción del escritor puede ser diferente al del lector.

Harold Meadows es aprendiz de sastre para su tío en Little Bend, California. Es tan tímido con las mujeres que apenas puede hablarles (para dejar de tartamudear, su tío tiene que hacer sonar un silbato). A pesar de esto, Harold escribe un libro de "cómo hacerlo" para hombres jóvenes titulado “El secreto de hacer el amor” (me recuerda este deux machine al de la hawksiana comedia “Su juego favorito”, dónde el protagonista hace libros sobre algo que nunca ha practicado) que detalla cómo cortejar a diferentes tipos de mujeres jóvenes, como "el vampiro" y "la flapper" (en escenas que parodiaban a otras dos populares películas de la época, “Mujeres triviales” y “Juventud llameante”), y toma un tren para ver a un editor en Los Ángeles. La joven rica Mary Buckingham sube al mismo tren después de que su automóvil se avería. No se permiten perros a bordo, por lo que esconde a su pomerania debajo de su chal, pero su mascota salta cuando el tren arranca. Harold rescata a su perro y ayuda a Mary a esconderlo del conductor. Ella ve su manuscrito, por lo que él comienza a contarle sobre su libro, superando su tartamudez con entusiasmo. Quedan absortos el uno en el otro. Al regresar a casa, Mary rechaza la última de una serie de propuestas de matrimonio de Ronald DeVore, sospechando que él busca su gran herencia.

La película conlleva ese aire alegre vitalista tan reconfortante, con gags que te sacan alguna media sonrisa. Ya con un incisivo comienzo en la presentación en la sastrería del Harold tímido con las mujeres, donde el tío y dos niños se ríen de él por esto, y con la entrada de varias féminas en la tienda vemos al tartamudo protagonista que se ruboriza por casi todo ante la burlas de ellas. Hay después algunos picos brillantes, como es la recreación de dos situaciones del libro que ha escrito Harold, con ese ‘Don Juan’ despreciando con displicencia y altivez a una vampiresa, con ese toque final desternillante de como la ‘vampira’ amenaza ante el pasotismo de Harold con clavarse una daga, ante lo que el hombre se la quita, y le da en su lugar run cuchillo más grande y se marcha (¿?). Al parecer parodiando un popular film de entonces, “Mujeres triviales”; Cuando recrea como el Harold duro somete a una ‘Lolita’ con arrogancia, a la que acaba azotando en el trasero, mientras ella más le adula y desea. En otra parodia a otra peli popular de su tiempo, “Juventud llameante”. Ambos segmentos muy jocosos en lo exagerado; Muy chancesco el tramo en el tren con el juego que da el perrito Pomerania no admitido en los vagones, hay un gran caudal de situaciones bien trabajadas para el humor, con ‘pesca’ de can, cambiazos de contenido de maleta, trampantojos de ladridos, aparición del elemento running-gag galleta de perro, escondidas en barba enorme, muy chistoso; Esta el tramo en la compañía de editor de libros, dejando constancia con gran modernidad de cómo se reían entonces del machismo, las mujeres cachondeándose de la visión que el advenedizo Harold tiene de las mujeres; Está el bucólico tramo en el rio, que comienza con un efecto visual formidable, cuando Harold piensa en Mary y mira al agua y ve su reflejo, pensando es su imaginación, pero en realidad Mary está sobre un puente, bajo el que está él en barca.
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TOM REGAN
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7
14 de abril de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
89/08(13/04/24) Sugerente documental de dos partes (unos 90 minutos en total) del History Channel, dirigido por el binomio de especialistas en la materia Nicole Rittenmeyer & Seth Skundrick (“JFK: Tres disparos que cambiaron América” o “102 minutos que cambiaron al mundo”), dando una perspectiva original sobre un acontecimiento histórico ya muy visto en tv, como es el nazismo y su consecuente WWII, en este caso el cariz distinto y atractivo es ver los hechos desde el foco alemán en aquellos años, ello a través fragmentos de películas domésticas en color, des testimonios y de cartas de personas que vivieron estos años en la nación germana. Mostrando el florecimiento hitleriano, la Segunda Guerra Mundial, y con ello el colapso nibelungo. Aportando un estado de ánimo singular que nos hace pensar en la mentalidad de estas personas en este tiempo y lugar claves, sus ilusiones, temores, frustraciones, como demonios internos. Todo mirando a la población civil, con videos caseros de por ejemplo, el Oktoberfest, la invasión de Checoslovaquia, la invasión de Polonia, la conquista de Francia, el fastuoso cumpleaños de Hitler, niños vestidos de nazis como reflejo del sentimiento popular, como desgarradoras las grabaciones de los propios SS en sus matanzas por la Europa oriental de judíos, masacres sobre zanjas, donde son matados fríamente a disparos, los niños haciendo el saludo nazi ante trenes cargados de judíos; y la ‘caída’ con imágenes de los Bombardeos (tremendas las imágenes de cientos de bombas saliendo de las fortalezas volantes cual lluvia avernal sobre las ciudades Colonia o Berlín, filmadas a escondidas (estaban prohibidas las filmaciones), el zoológico del capital teutona bombardeado con los animales muertos, con secuencias tan turbadoras como las de un tipo cortando en medio de las ruinas carne a tajos de un caballo tirado en el suelo, el juicio a un nazi renegado, la batalla de Berlín, la icónica secuencia última con vida de Hitler condecorando a niños soldados a las puertas del búnker donde solo unos pocos días después se suicidaría, imágenes de los suicidios masivos de alemanes ante lo ignoto de su futuro, y por supuesto secuencias del Genocidio de los judíos, del campo de exterminio de Dachau, imágenes no aptas a gente sensible, con cadáveres esqueléticos amontonados cual basura, personas desnudas sin carne, solo piel y huesos, esto aderezado por como los americanos hicieron a la población civil que viera loe que había en su población, con ello vemos los rostros de horror ante la barbarie nazi. Una visión humanista del mayor conflicto bélico de la Historia, con millones de muertos. Todo estructurado en capítulos con títulos alegóricos al tema de cada bloque.

Por ser un tikis mikis, me falta la parte de porque la población civil sintió en principio adoración de los nazis, como hicieron en principio que el país resurgiera de sus cenizas, acabando con el paro, creando una gran infraestructura civil, exacerbando el sentimiento patriótico, de cómo los grandes industriales les apoyaron. De porque los no perseguidos por el régimen, los que no les importó o estaban de acuerdo con el exterminio de indeseables (judíos, izquierdistas, homosexuales, etc), se sintieron regocijados con los parabienes hitlerianos. Falta esta parte para entender el influjo que sintieron muchos alemanes.

Me queda un más que interesante doc, sobre todo imprescindible a todos los que gusten de esta guerra crucial en la Historia. Gloria Ucrania!!!
TOM REGAN
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6
13 de abril de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
85/04(07/04/24) Con motivo de la Semana Santa me he visto un típico producto peplum asociado a estas fechas, en este caso centrándose en la vida de Barrabás, el ladrón que según la Biblia la muchedumbre eligió indultar en lugar del de Jesús. Dirige el artesano Richard Fleischer para Dino De Laurentiis Cinematografica, que como decía la publicidad de entonces, ‘Donde acaban los demás films, este continua (o más o menos)’, amplía la vida de Barrabás, a partir de la narrativa de la Pasión Cristiana en el Evangelio de Marcos y otros evangelios. Históricamente no se sabe nada de la vida ni anterior, ni posterior al clímax de su indulto popular, pero el tema de la novela es que Barrabás, hombre sencillo y violento, fue perseguido por la imagen y la idea de Cristo desde el momento en que lo vio ante Pilato, y finalmente, después de una toda una vida de búsqueda espiritual, escape y lucha para evitar la creencia.

Protagonizada un siempre visceral Anthony Quinn, junto a él un elenco de secundarios llamativo (como era norma en las cintas épico-cristianas) Silvana Mangano, Katy Jurado, Arthur Kennedy, Harry Andrews, Ernest Borgnine, Vittorio Gassman o Jack Palance. Guión basado con muchas libertades (spoiler) en la novela homónima de 1950 del premio sueco Nobel Pär Lagerkvist (en 1953 ya se hizo en Suecia una versión de la historia). Como film epopéyico del tiempo en que se hicieron obras como “Ben-Hur”, “Spartacus”, “La caída del Imperio Romano”, “Rey de Reyes” o “La Historia más grande jamás contada” o “Cleopatra”, se seguía un patrón, como eran la recreación fastuosa de la era romana (con mucho escenario cartón piedra), las escenas de cientos de extras, dilemas morales, personajes con carisma, y sobre todo escenas de acción espectaculares. Aquí hay incluso una escenificación suntuosa de la crucifixión filmada durante un eclipse solar total real, amén de un tramo claustrofóbico en unas minas de azufre con su climático derrumbe, así como un tramo espectacular en el Coliseo de Roma (recreado con lujo en los estudios romanos de Cinecittà) de lucha de gladiadores. Teniendo en su un final arrollador primero con el incendio de Roma y redondeado por una secuencia arrolladora (*spoiler).

Pero en realidad en eso se queda la cinta, un conjunto de grandes secuencias, pero adoleciendo de cohesión narrativa en su intento de dar profundidad a los personajes y a su espiritualidad, todo muy forzado en lo referente a la odisea cristiana de Barrabás, no hay proceso orgánico alguno para su travesía de dudas, todo muy forzado, no te sientes emocionado en momento alguno, todos los personajes resultan acartonados, en el epicentro un Barrabás que parece en todo momento desorientado con lo que sentir y padecer, nunca sientes que sufra epifanía alguna, todo le acontece a machetazos, sin capacidad de hondura en sus planos diálogos y frases de manual liso, donde todo se circunscribe (al parecer) en que Dios tiene un plan, y si algo malo te pasa está justificado por esto, y si es bueno pues lo mismo (menuda estulticia). El desarrollo del film anhela sintamos las dudas del protagonista, sintamos su inquietud por descifrar quien era realmente la persona que fue crucificada en su lugar, pero esto nunca nos llega con emoción. Solo vemos que hay fe cristiana por que los que la sienten se sacrifican por su fe en la persecución a la que son sometidos por los ‘paganos’ romanos, pero sin más, sintiéndose vacío de contenido el mensaje.

Barrabás debería hacerse empático en su conversión en la relación con tres personajes. Uno es Rachel (correcta Silvana Mangano) como prostituta redimida por las enseñanzas de Jesús, percha buenista sin nada que ofrecer aparte de la bondad sin más y su ‘sacrificio’ en secuencia de lapidación (con deficiencias en su recreación. Como que a las mujeres no se les permitía participar en estas ejecuciones [como bien explican los Monty Python en “En la vida de Bryan”]. Por cierto, en una escena bastante antisemita por cómo se muestran a los judíos como sádicos asesinos, siendo contraparte de la ‘frustrada’ lapidación de la adúltera narrada en la Biblia que Jesús consiguió cercenar con su: ‘Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra’; o como va muriendo con el aluvión de piedras, donde las pocas piedras que le aciertan no el hacen sangrar); el rol de Gassman, cristiano en su asociación con el protagonista es poco sustanciosa, sin química, todo les pasa por imperativo del guion, no se ve calado alguno de las creencias que calen en Barrabás; ni tan siquiera Harry Andrews como el apóstol Pedro se rebela como punzante en la narración, más parece una inclusión para dar fuste al film, pero no lo hace. Única actuación que me ha removido ha sido la de un majestuoso Jack Palance como un sádico líder de los gladiadores, inunda y desborda la pantalla con su perversa e inquietante sonrisa, este si dota de intensidad cada segundo en pantalla, aterrador.

Lo mejor en lo referente al misticismo que se quiere imprimir al film está en su primera parte, en esa mirada que se cruzan Barrabás y Jesús (hubiera estado mejor, como en Ben-Hur que no se hubiera visto al Mesías), está la escenificación de como Pilatos (cumplidor Arthur Kennedy) se ‘lava las manos’ que ingeniosamente se corta a como Barrabás se lava las manos en una fuente. Estas alegorías se encadenan mordazmente a la bacanal orgiástica de la fiesta en la taberna del lumpen donde reciben a Barrabás como ‘resucitado’, y al que cínicamente nombran con una corona de mimbre (referencia indisimulada a la de espino de Jesús) Rey de los Ladrones;... (sigo en spoiler)
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TOM REGAN
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3
13 de abril de 2024
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
83/02(04/04/24) Decepcionante cuarta entrega de la serie de antología en formato policiaco (aquí nordic noir) creada por Nic Pizzolato para la HBO, que había escrito las tres pretéritas temporadas, pero aquí solo es productor ejecutivo, primera esta en que tampoco es showrunner. Cada temporada de la serie está estructurada como una narrativa independiente, empleando nuevos conjuntos de actores y siguiendo varios conjuntos de personajes y escenarios. Esta protagonizada por Jodie Foster, Kali Reis, John Hawkes y Fiona Shaw. Tiene lugar en Alaska y sigue la investigación sobre la repentina desaparición de un equipo de ocho hombres de una estación de investigación. La mexicana Issa López se desempeñó como showrunner, además de escribir y dirigir toda la temporada, y produjo la serie junta a Barry Jenkins.

Temporada en su premisa atractiva, teniendo como epicentro un lugar místico en la Tierra, como es una región en Alaska (a 150 millas del Círculo Polar Ártico) en la que por unos meses es noche continua, y allí se producen unas misteriosas muertes de unos científicos que aparecen desnudos en la nieve, y a una pareja de policías debe investigar el suceso, habiendo una muerte anterior que parece estar relacionada con los hechos. Pero esto que en su inicio es atractivo, degenera en un mal refrito del film ‘carpentiano’ “La Cosa” (1982), más la clara referencia de la exitosa primera temporada protagonizada por Matthew McConaughey y Woody Harrelson (ambos actores han permanecido en todas las 4 temporadas como productores), todo ello mezclado con la tóxica y ponzoñosa ideología dogmática Woke que últimamente lo contamina todo. Metiendo en una coctelera abollada temas como el feminismo, el ateísmo (“Los muertos están muertos. No hay cielo. No hay infierno”, dice Danvers, le falta apostillar mirando a cámara; “Y lo demás es anatema!”), la sororidad, un parricidio, lo étnico tribal (menudo tratamiento ridículo el de los inuits que se da aquí, puaj!), el paganismo (se hace oda al ateísmo de las protas y por el contrario se loa de la espiritualidad étnica inuit), el machismo (aquí se da su contraparte cuando vemos una violación de una mujer a un hombre, pero no se hace desde una óptica mala, es una hembra y miles de años de maltrato a su género le permiten vejar al hombre, puaj!), el lesbianismo, el ecologismo, la minería, el heteropatriarcado, todo para parir un producto defectuoso, que se estira sin sentido en sub tramas sin interés, sumado a situaciones grimantes por el comportamiento inverosímil de los personajes (les adosan supuestos traumas que nada aportan), estos figuras sin fuste alguno, meros clichés con patas, actuados de forma mecánica, donde ni siquiera la gran Foster da una actuación con alma, no digamos ya la coprotagonista Reis, parece estreñida durante todo el metraje, habiendo un desarrollo farragoso, para llegar en su sexto y último episodio a una resolución tontuna, dónde la Montaña ha dado a luz un gusano moribundo, y por supuesto enfocado a la susodicha mentalidad imperante woke (Puaj!!!), provocando en su devenir que la serie se alargue más que la visita de los suegros.

Hay un tsunami woke que ha invadido el mundo, y no ha escapado el mundo de la tv, esto persé no es que sea malo, si se aborda con ingenio, con sutilidad, con matices, aportando dilemas morales, pues todo esto aquí da luz a Alaska por lo que brilla su ausencia. Al querer ser la contraparte de la primera temporada acontecía en el Sur de USA, esta en el Círculo Polar USA, la una sucedía mayormente durante soleados días, pues esta en noche perpetua, la una protagonizada por dos polis hombres, pues aquí dos mujeres empoderadas (ninguna tiene pareja) dan la contrapartida, había algunas buenas frases para esculpir en mármol en la sureña (recuperan la frase de la primera: “El mundo es un círculo plano”), pues aquí otro tanto. Pero con el resultado que aquí todo resulta rancio, aquí el carisma de los polis del FBI es reflejado en dos personajes que son entre soso (la Foster) e irritante (la Reis), sin química alguna entre ambas, unos parches mal puestos (seguro la Foster se sintió ‘herida’ en su orgullo [la radiante Clarice Sterling emparejada con el Hannibal de Anthony Hopkins!], le colocan de pareja a una boxeadora con cara eterna de estar en el clásico pesaje, bochornoso! Es que no han podido buscar a mejores actrices?). Nos cuelan en pos de exponer un mundo ‘moderno’ relaciones lesbianas entre menores, suicidios, violación de una mujer a un hombre, y ello haciéndonoslo ver como algo normal. Y por supuesto todo personaje masculino resulta patético, menuda misoginia nauseabunda, pues todos los machos son pusilánimes débiles (como el ayudante poli de la Foster, el joven Peter [Finn Bennett]) o son malos malísimos (el padre violento y corrupto de Peter, encarnado por un desaprovechado John Hawkes), las zonas grises son inexistentes.

Lo que en la primera era una simbiosis turbadora entre el escenario caluroso y desolado sureño, con personajes marcados por el territorio, aquí esperaba algo con este sello en un marco tan imbuido como es un lugar de noche eterna totalmente helado (se supone es Alaska, pero en realidad filmada en Islandia), aquí esta mística se nota forzada, poco estimulante, si lo piensas, la historia podría haber sucedido en cualquier otro lugar sin que hubiera diferencia, como una isla, un lugar montañoso o el desierto, es todo imposición, donde incluso nos cuelan (influenciados/copiando a la primera) elementos sobrenaturales metidos con calzador (menuda morcilla lo del símbolo en espiral, menuda tomadura de pelo, o los fantasmas, puaj!) que me chirrían más que el Titanic partiéndose en dos. Pero si hasta dan relevancia visual a la Navidad, cuando esta nada de importancia dramática tiene en el relato! Todo puro artificio en pos de su mensaje donde el mundo bueno es el regido única y exclusivamente por las MUJERES.
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TOM REGAN
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6
13 de abril de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
82/01(02/04/24) Divertidillo corto silente creado por el Icono más grande del Séptimo Arte, Charles Chaplin, que editó, escribió, dirigió y protagonizó, en lo que es una cruenta burla a los music halls en los que él se hico precisamente famoso. Es una de las pocas películas de Chaplin que hace referencia directa a sus inicios teatrales, película modificación del trabajo había hecho Chaplin con la compañía Karno de Londres en la obra teatral “A Night at an English Music Hall”, Chaplin había actuado en esa obra durante las giras con Karno por USA, y decidió utilizar parte de ella en la película, incorporando sus genuinos toques. La película transcurre en una sala de teatro, y está formada por sucesión de escenas cómicas en las cuales discusiones de personajes en la platea y palco se alternan con números de cantos, danzas orientales, ilusionismo y otros. Chaplin interpreta dos papeles, elemento que repetiría 25 años después en su épica “El Gran Dictador”. Chaplin interpreta a dos personajes, ninguno de ellos es su mítico ‘Little Tramp”, uno es el Sr. Pest, tipo rico y borracho actuaba como si fuera el único en la audiencia, sin tener en cuenta a demás durante el espectáculo, e incluso molestaba a los artistas de vez en cuando. El otro es el Sr. Rowdy, tipo más pobre en la parte alta, estando a punto de caer del balcón varias veces y era propenso a tirar o dejar caer cosas. Es un corto que solo que solo busca sacarte unas sonrisas, es un argumento plano, engarzado a base de gags, slapstick, tropezones, golpes, travesuras, malentendidos. Le falta cohesión, le falta equilibrio, le falta chispa, pero al menos cumple, te saca alguna mueca de risa, y nunca aburre, pues Chaplin dota al metraje de un ritmo trepidante.

Chaplin parece estar renegando su antiguo trabajo en el teatro, como forma de decir al público que lo bueno y de calidad estaba en el cine. Comienza de modo poco imaginativo, e incluso perezoso para lo que uno espera de Chaplin. Con una cola para entrar en el teatro en la calle, donde un encargado del teatro le dice a Mr. Pest que se ponga atrás en la fila y este se coloca tras una estatua, sin sentido alguno, ello para hacer el gag de que pasan todos y el no se ha enterado. Se supone que es porque está borracho, y porque un borrachín querría ir solo al teatro, si además no presta mucha atención al mismo? Y que más da. Luego tenemos que este Pest es bastante despreocupado y arrogante, pues cuando entra enciende un fósforo en la calvorota de un espectador, tirando la cerilla al interior de una tuba de la orquesta del teatro. Tras sentarse le hacen levantarse para resituarlo, pero no le agrada la (fea) compañía, todo ello mientras va haciendo estragos de golpes cuando va pasando de un lado a otro, ello con un rol desagradable de tipo que gusta de ir molestando y arremetiendo contra todos. Hasta que con el maestro de la orquesta acaba en un trifulca donde sin querer va golpeando a unos y a otros, acabando en un vaivén fuera del teatro echando a un (oronda) mujer a una fuente (el humor inteligente hasta ahora no ha hecho acto de presencia), con al que, por supuesto, acaba a empellones; Vuelve a dentro y coquetea con una joven rubia, para ello se sienta a su lado (encimade un sombrero de copa, humor inteligente ¿?); Cortamos a Mr. Rowdy, que abre una botella de cerveza (creo) y riega a los de abajo con ella (seguimos con el humor ingenioso ¿?); Apaerece la verdadera pareja de la rubia, un tipo grande al que acaba, de modo equivocado poniendo la mano sobre la de este, el fornido lo mira de modo desafiante y Mr. Pest decide que corra el aire y huye. Incomprensiblemente, en vez de echarlo afuera, lo colocan en uno de los palcos cercano al escenario, allí sigue sentándose sobre sombreros de copa (y es que el running inteligente nunca cansa ¿?); Le tapará una (obesa, la corrección política de no reírse las gruesas aun no estaba presente) mujer con un emplumado sombrero con el que Mr. Pest nos regalará otro gag; Asistimos al primer número del Music Hall, la Bella Wienerwurst (Bella Salchichacocida, y es que cuando están en vena con los intertítulos es un no parar de humor sutil), una (otra vez oronda, lo de reírse de las deficiencias físicas daba para mucho) mujer ataviada de chica árabe bailarina del vientre, supuestamente haciéndolo sensualmente, rutina que acaba con Pest sobre el escenario, otra vez peleando con otro tipo; Aparece un repelente niño (se nota talludito, pero al vestirlo de cuasi-bebé tenemos que creer es infante) , lo sientan tras Pest, con un primer gag con tarta y lanzamiento de esta en la caras (y es que el humor de las tartas siempre ha dado mucho de si como humor grácil; nota mental, es un ataque de cinismo este comentario); Siguiente número sobre el escenario es una encantadora de serpientes, con la Pest interactúa desde su asiento, primero intentando le encienda su cigarro con el de ella, y luego intentando prender un fósforo en la planta de su pie desnudo. La cosa acaba con que las serpientes siembran el caos entre el público, esta vez sin ser impulsor Pest; Ahora es una pareja de cantantes, cual nuestros Dúo Sacapuntas, o sea, un tipo alto y otro bajito, llamados ‘Punto y Guion’, cuando comienzan a cantar Rowdy les lanza fruta, tras ello helados de nata (humor de kilates en su agudeza mordaz ¿?), uniéndose a la turba linchadora Pest con una tarta de su niño ‘vecino’; Como colofón un Mago que juega con el fuego, aparece el ilusionista ataviado de demonio con un truco stop-trick (inventado por accidente por el gran Georges Méliès), que se dará más en su rutina. Cuando comienza a soplar fuego, Rowdy decide ejercer de bombero.

Aquí el final resulta bastante plano, sin clímax alguno.

Al final el corto se reduce a gags de sal gorda, que seguro entonces entusiasmaron, pero vistos hoy día solo llegan a hacernos esbozar una media sonrisa, pues además, la dualidad de roles de Chaplin resultan nada empáticos.
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TOM REGAN
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