Wenders es un director un tanto irregular. Pero no se le puede negar el haber realizado algunas de las obras más emotivas del cine de las últimas décadas. Aún sin ser una de mis películas favoritas, recuerdo la búsqueda incesante del protagonista de 'Paris, Texas', un Harry Dean Stanton caracterizando a un personaje desesperado que no sabe lo que hallará en el transcurso de su recorrido.

Wenders sorprende desde el primer minuto con su última propuesta, porque sabe elegir impecablemente las canciones que nos acompañarán durante el metraje de esta cinta. Puesto que una vez que el espectador ya se ha sumergido en la historia, se confunde ficción y realidad gracias a este fabuloso montaje músico-existencial. ¿Vivimos por el gusto de simpatizar con el asosegado -en términos generales- carácter del protagonista, o sensibilizamos con las canciones que escuchamos sucesivamente durante toda la película, y es así como logramos sentirnos cerca de su historia personal? Imagino que una vez finalizado su visionado, es complejo saber separar los términos que conforman cada una de las piezas de esta obra maestra.

Y, por otro lado, la singularidad que endulza todo lo que nos cuenta el director, ya no solo al observar el trabajo, las rutinas y el misterio que envuelven al protagonista, sino también al analizar todos los personajes secundarios con los que se va encontrando durante este trayecto tan efímero, en lo que se podría catalogar como la epopeya de alguien insignificante en un mundo repleto de espacios estáticos y objetos en movimiento... un ideario que, a fin de cuentas, no está al alcance de todos saber dominarlo.

No me cabe la menor duda que Wenders llevaba cierto tiempo sin sobresalir en el panorama cinematográfico, y tampoco que en esta ocasión lo ha logrado rozando la excelencia, elevando lo fugaz hasta convertirlo en pura trascendencia, creando esa amplia gama de sensaciones nostálgicas, ironías audaces y sabores agridulces que caracterizan su filmografía. Rectifico, no sé quién protagoniza esta película: El veterano Kôji Yakusho, la banda sonora monumental, la experiencia de la búsqueda contemplativa, o, en su summum, el espectador dándole un sentido propio a todo el conjunto.

Formidable.

PD: 'Perfect Days' merece ser premiada como la mejor película internacional de los Óscars del 2024. Tras contemplar parcialmente los insufribles premios Goya de este año... que decir. No es una cuestión de misoginia, transfobia, homofobia, xenofobia, etc... Es más, me resulta patético que a día de hoy cualquier persona cabal deba justificarse sobre estos términos, como yo lo estoy haciendo mientras escribo estas líneas, para que queden claros sus pensamientos. La era de la autojustificación constante sobre lo que no se expresa en privado está empezando a hacer mella; y los directores, guionistas o intérpretes sin talento son, cuanto menos, poco defendibles.

La mayor parte de las películas presentadas en la inmunda gala de los Goya de este año, exceptuando las sobresalientes 'Saben Aquell' y 'Robot Dreams', o las más que interesantes 'La paradoja de antares' y 'Upon Entry' - con perdón si me olvido de alguna que otra película a mi parecer remarcable - no atendían más que a el hecho de quedar bien ante la galería. Evidentemente, como nadie en su sano juicio lo haría, no aguanté más de hora y poco tal tras despliegue de gilipolleces, observando como los Goya se han convertido en una especie de extensión de la telebasura más casposa que se emite en España. Entre lloros, sollozos, muecas de rabia y hipocresías varias, concibo cerca de un 10/20% de los auténticos profesionales asistentes a tal esperpento como los típicos primos lejanos que acuden a una boda simplemente por compromiso. Y en mitad de tal desatino, un José Sacristán indomable, la única voz sensata que pude escuchar entre el ruido, elevando el cine español a lo que debería ser culturalmente hablando: La separación entre la realidad, la fechoría, la revelación, la misantropía y el ser humano como promotor de conocimiento - Y un comino con el dinero que hay en juego - [...] Misantropía que personajes como Bayona solo practican de cara a si mismos, mientras que de cara a la galería se les aplaude por sus supuestos logros, que no son tal según algunos de los más avizados. Espero y deseo, aunque soy consciente de que no se imparte justicia repartiendo premios, que 'La sociedad de la nieve' no se lleve ningún otro premio inmerecido. Porque a Bayona no le interesan en verdad los Goya, apuntó a los Óscars desde un buen principio, con su petardeo lacrimógeno enfocado maquiavélicamente a un "target" demográfico bastante determinado. Para el recuerdo quedará la falsedad de que, después de tanta sobreactuación, la película más premiada fuese protagonizada por barones caucásicos saludablemente heterosexuales, casi sin representación alguna de minorías étnicas, diversidad de identidad de género u orientación sexual, o mujeres protagonistas.

Vaya, por si alguien se interesa en leer estas líneas y no sé dio cuenta en su momento de tal contradicción...

Buenas!

Magnífica película que relata las aventuras de colmillo blanco durante sus 10 primeros minutos de metraje, en los que me voy a centrar, porque no se torturó a ningún animal más que a todos los sujetos que aguantaban la nieve debajo de sus pies, y nunca he llegado hasta el final de esta cinta de serie B. A ver si alguien se creía que era nieve de verdad, por favor. Además, para quienes no lo sepan, Jack London modificó el guion a última hora, porque en principio, el codirector de la película, Manoel de Oliveira, quería introducir un lémur atado a la silla de un alce, en lugar de el típico perro-lobo arisco que se puede convertir en tu mejor amigo, o si más no, en cualquier otra cosa que elijas. Lástima de un John Carpenter totalmente trasnochado que nunca supo darle suficiente énfasisis a las huellas del perro-lobo como para que perdurasen en la memoria del espectador. Pero, creo que con un poco de dinamita todo se arregla, hasta las peores críticas de Filmaffinity.

- 'Guau Guau' - Sí, Colmillo Blanco, lo siento, pero esta no es la peor. Ya te tiro una alcachofa para que te alimentes, ¡animal! -

'Poor Things' es una película indiscutiblemente excelente, fruto de su época y de la labor de un gran talento (y de todo el equipo que le acompañó en esta aventura). Sin dudas, la mejor película estrenada durante el 2023. También la apuesta más singular dentro del ya singular imaginario cinematográfico que Lanthimos ha expresado en sus obras hasta la fecha, aunque no todas sus propuestas anteriores me hayan resultado igual de interesantes. En esta ocasión, la transgresión es uno de los mensajes de fondo (para variar...) , y la evolución del personaje es el mensaje (casi) principal. De ahí a que una porción del público no sepa reconocer que es lo que el director está explicando. Si a eso le sumamos la para-nada-convincente falsa democracia del internet postmoderno, se obtiene un producto que ridiculiza tales tendencias, retroalimentándose en el hecho de que muchas personas podrán extraer sus cábalas y deducciones particulares. Otra vez (que no son tantas en el fondo y relativizando), la pura y espectacular magia del cine. Además, considero que Lanthimos se anticipó a la repercusión mediático-popular en el discurso intrínseco de su película. Mis felicitaciones por saber como "jugar" con el espectador y con la crítica "profesional".

No me cabe ninguna duda que la belleza de lo observado reside en los ojos de quien lo observa; pero tampoco que la continuada sobreexposición a material contradictorio con el que se ha de "enfrentar" hoy en día un espectador cualquiera normalmente sobrepasa a su capacidad de análisis.

Por lo tanto, el primer reto que propone esta película es entender que una historia fantástica y ficticia no es más que una historia fantástica y ficticia. Y no me refiero a que sea una metáfora (que lo es), o una alegoría (que no es tanto como lo que puede parecer). ¿Por que es importante señalizar que es una narración fantástica y ficticia? Porque el espectador promedio ha perdido el norte, cierta capacidad de razonamiento, y también porque el sentido común no abunda hoy en día. En verdad, me extraña su puntuación elevada en la mayoría de webs, por lo que especulo que muchas personas no saben lo que han visto pero les ha gustado (y si llegan a alguna conclusión válida, lo que han aprendido); a saber, por la originalidad del diseño, las características de los personajes, la evolución de la protagonista (que es fundamental), u otros aspectos menos evidentes y que me hayan podido pasar desapercibidos, 'Poor Things' está condenada a destacar. Y me encanta que no se trate de un propósito accidental... Si la propuesta inicial fuese artificiosa, nada tendría sentido en una historia que se puede contemplar desde lo más llano y mundano, hasta lo más profundo e ignominioso.

Sin embargo, claro me queda el mensaje principal de 'Poor Things': Es una oda al libre albedrío. Imagino que algo capaz de herir susceptibilidades a cierta parte del público hipersensibilizado con cuestiones opacas, que al no saber como encajar que una película les esté sugiriendo que hagan lo que quieran con su puñetera vida, en lugar de seguir las corrientes de moda, se ha enfurruñado. Y cuando alguien se enfada, no al ver mamarrachadas dignas de un Andy Warhol trasnochado o de un productor de Marvel "targetizado", es normal que se sienta airado. Por lo tanto, es más fácil dilapidar lo que no se entiende, desde puntos de vista al cual más rocambolesco y pseudo- lo que sea- , que asumir lo patéticos que somos la mayoría (dentro de los que me incluyo) al no poder decidir por nosotros mismos según las vicisitudes en las que nos encontramos, sea cual sea la circunstancia que estemos viviendo, sean cuales sean las decisiones que ya tomamos y el resultado final que saborearemos tras tales acciones.

Cuidado, también afirmo que en esta película se manifiesta cierto punto de ambigüedad, sobre todo en alguno de los micro-mensajes que se van lanzando (y no al azar) a medida que avanza el metraje. Pero niego que el razonamiento y la capacidad de criterio como tal sean cualidades que abunden hoy en día. Enfrentarse a la propia contradicción humana, cualidad inconmensurable, y que no solo se reduce a esta obra, porque ya se ha expresado tantas otras veces con mayor o menor acierto en la historia del cine. Cuanto más acceso a la información, mayor facilidad para que cualquier persona con escasos conocimientos, o aún peor, mínimas experiencias teóricas o prácticas sobre cualquier tema, expresen su opinión. Hay quién lo hará por simple aburrimiento, otros y otras no se están dando cuenta de que, uno de los mensajes secundarios de la película precisamente es el siguiente: en un transgresor se suele hallar una pizca de algo retrógrado, de algo inocente, de algo innovador, y de algo inteligente. Si una obra singular se fundamenta por todas su capas, da pie a la controversia, y aún así, logra que la diferenciación entre sus distintos subtextos predomine... es un logro perspicaz. De ahí a la sensación de inclasificable, tan solo hay un ligero (que no necesariamente sencillo) recorrido mental. Admito que no tengo el tiempo suficiente para descifrar las singularidades de esta obra maestra, pero con el paso del tiempo, las dilucidaré, y en su justa medida, continuaré extrayendo conclusiones. Otra vez, la magia del cine en estado puro. Sí, el cine que une y desune, porque nunca ha sido la intención (menos de los vendedores de humo que abundan más que nunca), el de dirigir películas para satisfacer sin dudas, para no plantear dilemas incómodos a posteriori. Quizás Lanthimos sea uno de los visionarios que ha dejado en paz el ser o no ser en una era repleta de ruido y discusión sobre como "se debe ser".

Que rabia da la expresión "clásico de culto instántaneo" - 'Poor Things' lo es - .Y es más, si de mi dependiera, la incluiría ya mismo en los visionados obligatorios en las clases de ética impartidas en muchas de las escuelas y/o institutos en las que se puedan permitir tal privilegio. Hará rabiar a los historiadores del CINE.

Aún estoy esperando un biopic the Nicolas Cage, espero que antes de que se haya muerto (o yo me haya muerto, tal vez nunca lo veré). Cage nunca estará entre los mejores actores de la historia del cine. ¿O si? A saber, en cierta medida, nadie le puede quitar el mérito de haber participado en obras cumbre dentro de la cinematografía estadounidense, desde la década de los 80 hasta la actualidad. Pero no es un buen actor. Tampoco es un mal actor. Es un actor y punto. Creo que hasta él lo sabe. Por eso ha aceptado (casi) todo tipo de papeles, tanto los que ha protagonizado y coprotagonizado, a pesar de que algunos de sus registros resultan histriónicos. No tengo ninguna duda de que sus errores son mayores que sus aciertos. Pero sus aciertos son tan notables que lo considero muy por encima a otras personalidades evidentemente sobrevaloradas (George Clooney, Tom Cruise, Bruce Willis, etc.)

Kristoffer Borgli es un director prometedor. No es tan novato como algunos puedan creer, ni tan veterano como para haber aposentado sus mejores ideas. Pero tras su anterior película, una sátira cáustica sobre lo que conlleva exponerse, disfrutar y querer vivir a costa de las nuevas (y patéticas) corrientes/tendencias sociales, apostar por este tipo de creadores no me supone ningún tipo de duda existencial; es más, si el cine, por lo que sea, no concluye en su irremediable decadencia - como ya se está demostrando en otras artes - de aquí unas pocas décadas, será gracias a creadores de la magnitud de Borgli que algunos apasionados al cine dotados de substancia mental continúen sintiendo pasión... por lo que sea.

Cage ya mostró su irreverente trato hacia lo que pueda opinar el público sobre él en esa película de la cual no recuerdo el nombre y que coprotagonizó con el Mandaloriano Pascal. Cage... nunca un actor tan y tan inexpresivo ha demostrado que existen otras muchas cualidades para convencer al público de lo que significa "actuar". Por eso sorprende cuando nos alecciona mostrándose como el actor que realmente es.

¿Realmente Nicolas Cage es inexpresivo?

Notable alto, película coronada con uno de los mejores finales dentro de todo lo estrenado en el 2023, sin lugar a dudas.

Spielberg es uno de los mayores fósiles de la industria que aún se obstinan (ehem, perdón, se forran) vendiendo el mismo producto una y otra vez. El cadáver cinematográfico por antonomasia, el señor que dejó de contar historias extraordinarias hace ya más de una década, si la memoria no me falla... Aunque no existieran auténticas joyas como 'Nuovo Cinema Paradiso', 'Hugo' o 'Licorice Pizza', este último producto "spielbergiano" no tendría demasiado sentido, más que para intentar satisfacer a las masas ávidas de las Navidades soñadas que nunca tuvieron o ganar unos cuantos Oscars. O tal vez es una obra destinada al público que desea empatizar con el arquetipo americano de la familia burguesa de clase medio-alta tan idealizada, a pesar de sus vaivenes vitales y su vacío existencial, por lo menos cuando sus peripecias son narradas por determinados directores. Por lo que entiendo que algunas personas hallarán un empalagoso panfleto en el que sentirse identificadas.

Técnicamente irreprochable, pero cuidado con el nivel de glucosa en sangre, no vaya a ser que tras verla alguien necesite litro y medio de insulina para remediar este tremendo cuento de hadas, tan azucarado como paradojalmente insípido.

Me quedo con la secuencia inicial y con sus trenes, es más, si en las casi dos horas y media que dura el metraje se hubiese profundizado sobre la enfermiza obsesión de un infante al ver descarrilar o chocar trenes, obtendría mi beneplácito por la osadía de la propuesta. Pero de Spielberg ya solo se pueden esperar unos cuantos churros acompañados de una barra de turrón de chocolate Suchard que caducó el siglo pasado.