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Voto de Bronteroc:
5
Drama Film semiautobiográfico de la propia infancia y juventud de Spielberg. Ambientada a finales de la década de 1950 y principios de los años 60, un niño de Arizona llamado Sammy Fabelman, influido por su excéntrica madre, artista (Michelle Williams), y su pragmático padre, ingeniero informático (Paul Dano), descubre un secreto familiar devastador y explora cómo el poder de las películas puede ayudarlo a contar historias y a forjar su propia identidad.  [+]
15 de diciembre de 2022
25 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spielberg es uno de los mayores fósiles de la industria que aún se obstinan (ehem, perdón, se forran) vendiendo el mismo producto una y otra vez. El cadáver cinematográfico por antonomasia, el señor que dejó de contar historias extraordinarias hace ya más de una década, si la memoria no me falla... Aunque no existieran auténticas joyas como 'Nuovo Cinema Paradiso', 'Hugo' o 'Licorice Pizza', este último producto "spielbergiano" no tendría demasiado sentido, más que para intentar satisfacer a las masas ávidas de las Navidades soñadas que nunca tuvieron o ganar unos cuantos Oscars. O tal vez es una obra destinada al público que desea empatizar con el arquetipo americano de la familia burguesa de clase medio-alta tan idealizada, a pesar de sus vaivenes vitales y su vacío existencial, por lo menos cuando sus peripecias son narradas por determinados directores. Por lo que entiendo que algunas personas hallarán un empalagoso panfleto en el que sentirse identificadas.

Técnicamente irreprochable, pero cuidado con el nivel de glucosa en sangre, no vaya a ser que tras verla alguien necesite litro y medio de insulina para remediar este tremendo cuento de hadas, tan azucarado como paradojalmente insípido.

Me quedo con la secuencia inicial y con sus trenes, es más, si en las casi dos horas y media que dura el metraje se hubiese profundizado sobre la enfermiza obsesión de un infante al ver descarrilar o chocar trenes, obtendría mi beneplácito por la osadía de la propuesta. Pero de Spielberg ya solo se pueden esperar unos cuantos churros acompañados de una barra de turrón de chocolate Suchard que caducó el siglo pasado.
Bronteroc
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