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Rusia Rusia · Stalingrado
Críticas de Ferdydurke
Críticas 2.844
Críticas ordenadas por utilidad
7
17 de abril de 2016
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película realmente buena a pesar de su apariencia pequeñita y su asunto tan trillado. Por todo, pero especialmente por cómo se resuelven las situaciones planteadas, por ese tono que juega con tanta inteligencia entre la crudeza y la ternura, de la comedia a la tristeza.
Los norteamericanos lo contaron muchas veces y alguna de ellas incluso muy bien, aunque lo hicieran más salvaje y groseramente, con menos gusto y delicadeza normalmente. Ellos ya sabían que los institutos son el caldo de cultivo, la escuela de embriones de los futuros ciudadanos, el mal en ciernes, en potencia, incubándose como el huevo de la serpiente, como un virus, un proyecto de destrucción masiva, los que moldearán la realidad que todos padeceremos posteriormente, el próximo relevo. De castas, luchas de poder, injusticia social, el sexo como anhelo, el amor como esperanza, la amistad en crisis, la solidaridad, la traición, la soledad, el grupo... Todo eso aliñado y rebozado con varios aciertos musicales y, sobre todo, con un humor fino, obvio pero nunca patán ni demasiado tópico.
En fin, que partiendo de materiales demasiado reciclados y conocidos, se consigue una buena historia sobre esa edad imprecisa y desoladora, crucial y temblorosa, la adolescencia cruel, ni niños ni adultos, en tierra de nadie, varados en el puro deseo, extraños seres perdidos en un limbo físico y moral, mutantes deambulando grotesca y frágilmente en un desierto efímero y brutal.
Acabo ya: muy bien.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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8
1 de octubre de 2014
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica. Fabulosa película.
Cuánta inteligencia, humor y verdad. Cuánto valor e inventiva. Un pequeño regalo.
Dividido en dos.
La primera parte es "Celebración" versión reunión de ex alumnos. Treintañeros celebran veinte años después sus años mozos. Todo es reír y beber. Pero hay un problema. La piedra en el zapato, el tortazo en la cara de la novia, el sonoro pedo en el silencio de un funeral, el espontáneo que en gesto desesperado y kamikaze destruye la paz y celebra el caos. Detonante y provocador. Pánico y fiesta.
La irrupción de lo otro, de lo no previsto. El estallido y la queja. El grito horrorizado en medio del homenaje a la mentira y la hipocresía.
Anna Odell.
Bueno, dura una media hora y es un deleite continuo. Perfecto mediometraje.
La segunda parte es una versión matizada, sutil y juguetona de la primera. Los mismos elementos sabiamente alterados y profundizados.
Pasamos de la "ficción" a la "realidad". Juego metafílmico preciso y riguroso. En este caso no es pose ni afeite. Es necesario; ahonda, adensa y sugiere. Los mismos perros con diferentes martirios. Baile de máscaras.
Mirada directa y feroz, a ojos abiertos; los ojos escrutadores, penetrantes y locos de Anna que, con calma chicha, descubren falsedades y disimulos.
Ridiculización de la cobardía y la bajeza.
Ya no tienen la coartada de la niñez. Pero sigue la misma mierda. Los que fueron siguen siendo.
La infancia y primera juventud como selva en la que los juegos de poder no tienen filtro ni amparo; se producen a lo bruto, a cara descubierta. Después se mantiene el fondo jerárquico y cruel, la ley de la selva, pero con otras reglas; se ponen en primer lugar el fingimiento y las buenas formas, la indiferencia y la huida miedosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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3
6 de mayo de 2015
33 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un Willian Munny de rebajas (dónde va el bueno de Neeson, majete y cumplidor pero gris, si lo comparas con el "vaquero metafísico" Eastwood), atorado, cariacontecido, que pena por un pasado nefando de sicario feroz, se ve metido, sin comerlo ni beberlo, a empujones maleducados, de hoz y coz, en tremendo psicodrama, freudiano e intergeneracional nada menos; él, como padre ausente de hijo repelente e insolente, quejoso hasta la tortura, y Harris, su pistonudo compinche, su guía en el desfiladero (un tío mierda en verdad, no tiene media torta el melifluo y lloroso caballerete), como progenitor protector de retoño imbécil, sin remedio ni solución, niñato, farlopero y de querencias albanesas.
La historia seguirá su curso y llegará el inevitable corre que te pillo mamporrero en estos pintiparados casos, ese pasacalles tan habitual en nuestras mejores salas, esa lluvia de hostias repartidas con generosidad criminal por los tristes malotes de turno, que, conociendo el percal por su experiencia propagando el mal, mejor deberían haberse quedado en casa, con su santa y sus pupilos, viendo la tele no más, con mantita, sopita y buen vino, cama de matrimonio, crucifijo y orinal, porque, vamos a ver, eso de pelear pa na, para morir en cualquier esquina mugrienta a manos de un abuelete apático y desmadejado, no es un gran plan para salir de noche, es una mala muerte además, que pone un feo corolario a tanto desvelo y matarile, a tanto madrugón destemplado, felonía y malos cafés, a tantas cervezas meadas y whisky de amoniaco, en fin..., para qué seguir.
Nos regalarán, también, para que no nos quejemos por nada, un Terminator negro y enfadado, con luces y colores, muy pesado y obsesivo, otro que no tenía nada mejor que hacer y optó por el paseo y las ganas de aburrir al personal.
Y finalizarán (no desvelo nada, es solo "crítico" relleno) en todo lo alto; con reunión familiar para celebrar genes primorosos y aunar fuerzas en época de quebrantos y retruécanos del destino. Como charla de importantes desgarramantas antes del partido decisivo de la tercera regional.
Rotunda película de acción que comienza con fuerza y se desinfla sin descanso. Revoltijo bastardo de materiales de derribo; juntados a lo que salga, como lanzados al vacío y donde caigan, pues bien.
Un pasatiempo demasiado rendido a una moralina funcional y sensiblera; sin personalidad, queriendo quedar bien, contentar a su público. Todo un poco turbio y crispado pero, lástima, profundamente convencional y violentamente consabido.
Hay buen oficio en general, tanto en la dirección como entre los actores, y aun así pesa, cansa, atonta tanto tópico y delirio.
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Ferdydurke
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6
1 de septiembre de 2014
24 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
El superhéroe de la tabla periódica. El gigante de la química. El calzonazos.
Importante cenutrio casado con bruja de espanto monta negocio con niñato sin cerebro. Juntos forman un imperio.
Irregular, montaña rusa, luces y sombras. Las dos primeras temporadas son soberbias (imaginación, humor e ingenio), la tercera decae (se repiten personajes, situaciones y conflictos), la cuarta es el fango (se repiten personajes...; folletín desmadrado e ignominioso), el buen final de la cuarta enlaza con el magnífico primer tramo de la quinta (hasta el octavo capítulo aparecen nuevas ideas y se cambian cosas con acierto, está muy bien); espectaculares los siguientes capítulos (estalla el secreto y es una fiesta), y desastre final (se vuelve a lo mismo, a lo peor, al melodramón, los lloros, las disputas, los giros de guion forzados y brutos, el jugar con el espectador como si fuese un niño, la tensión porque sí, trampas narrativas constantes...; un delirio burdo).
El punto de partida de la historia es infantil y simplón (pero gozoso), es lo de siempre, lo mil veces visto: hombre mediocre de vida fallida (un Juan nadie, todo el mundo se puede identificar con él) se transforma en superhombre Nitzscheano por un capricho del destino (cáncer ominoso). Se vuelve a caer en el tópico consabido: la muerte te quita el miedo y te hace libre (el dichoso carpe diem que tanto gusta); tontuna habitual que considera que morirse es un hecho extraordinario, brutal y ajeno, que cuando nos enfrentamos a ello nos da la vuelta y nos eleva, nos hace poderosos y temerarios, como si la "realidad" fuese tan sencilla, como si la muerte no fuese en verdad parte de nosotros, nuestra piel y esencia, la fecha de caducidad con la que nacemos, algo ordinario, vulgar y corriente, nada espectacular ni rimbombante; olvidando que todos los días millones de personas se enfrentan a la muerte sin convertirse en héroes, siguiendo con sus vidas más o menos igual que siempre, con humildad y tristeza, sin grandes aspavientos ni verdades reveladas.
La novedad está en introducir el elemento químico y que pase en Alburquerque, bello lugar desértico, sol hermoso y poderoso, terreno calcinado y fronterizo.
La acción es brillante y entretenida, hay calidad y oficio en la mirada. Es una buena serie. Donde falla es en lo de casi todas; en tratar de estirar el éxito manteniendo a los personajes eternamente, forzándoles a situaciones imposibles dentro de tramas absurdas. O cambias de personajes (los matas) o renuncias a pirotecnias, lo que no puede ser es mantenerlos, "matarlos" y "resucitarlos" en un infinito bucle, en un baile de máscaras sin sentido.
Heisenberg es un buen personaje, Jesse es insufrible. El primero es querible a pesar de sus majaderías, el segundo es asesinable; por sus lloros, quejas, estupideces, divismos, niñaterías, berrinches, idioteces...; un pelma absoluto, un pesado como pocos.
El gran personaje es el de "Lady" Skyler; mala, manipuladora, calculadora y lista. Su perversidad doméstica es adorable.
Marie está bien pero está poco desarrollada; Hank es un gran personaje pero lo estiran demasiado, lo "matan" demasiadas veces. Flynn es excesivamente simple.
Gustavo peca de solemne, tanto bombo y caras de hielo le dan un toque serie z a lo Fu Manchú que se acerca a la risión. Mike, metido con calzador pero bien.
Saul es el puto amo, el rey del mambo. El número uno. Desaprovechado. "Lo cara que sale la conciencia" es, quizás, la mejor frase de la serie, y dice muchas geniales.
Tuco Salamanca, de tebeo, humor saludable. Héctor Salamanca, bueno también. Los gemelos son grotescos, en una línea caricaturesca.
Los de la DEA, meras comparsas, no se enteran de nada los pobres.
Lydia y Todd son buenos personajes que aparecen a última hora.
Lo mejor: el ritmo, la inteligencia y el humor.
Lo peor: las trampas de guion, lo excesos culebronescos, las peleas eternas (WW-Skyler y WW-Jesse, mil discusiones que son siempre la misma) y las concesiones comerciales (alargar personajes cansinos).
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Ferdydurke
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5
28 de abril de 2017
20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jodío bicho.
Esta, para variar, es una película sobre religión, casi todas lo son. Más concretamente sobre la fe. O sobre su falta, sobre el ateísmo. Según se mire. Creer o no creer, esa es la cuestión. ¿Qué es mejor para el hombre..., actuar como si nada, seguir adelante, persistir, insistir, continuar a pesar de todas las mentiras o su contrario, parar, escapar, huir ante el tamaño de tanta falsedad? Panegírico o paracaídas.
En eso consiste la vida al fin y al cabo, de hecho así se dividen las personas, los que aman los embustes y están dispuestos a tragarse cualquier añagaza por estúpida o delirante que sea, con más motivo, gente simpática, activa, dicharachera, positiva, vitalista y feliz; o los otros, los del colmillo retorcido, los del ceño fruncido y el rictus amargado, los que prefieren el escepticismo y la retranca, la derrota y la apatía, el cruzado mágico de brazos. Hombres de arrojo o de rumia.
Si eres como un niño en Navidad, esta película te gustará. Si ya pasaste la pubertad y, por lo tanto, nadie te embaucará, como el nazareno, padecerás.
Ese es el meollo. Esa es la tensión que plantea o suscita esta obra. Hasta qué punto la suspensión del juicio y el sentido, la apuesta por la bruta credulidad te permite gozar de tanta mamarrachada, cuchufleta y disparate.
Yo, alma escindida, sibarita, adolorida y muy dubitativa, ahí anduve, viéndolas venir, entre Pinto y Valdemoro, duplicado, entre Dios y el Diablo, entre la acción y la reflexión, de la aventura a la agonía, entre la gozosa jodienda del bicho galáctico tan hermoso o el crujir de dientes por la infantil y grosera ignominia.
Media hora pudo el carnaval. Iba todo tan bien... Quince minutos fueron de transición. Como Siberia en verano. El resto, más o menos la mitad que nos faltaba, fue camino a la perdición, un reguero generoso de bochornosos bostezos, inconvenientes y muy forzosos. Me sentía atrapado como los peregrinos de esta misión abismal, abrumado por un guion tan zascandil, ridículo y majadero, con tan poco disimulo y respeto por las normas mínimas de comportamiento, civilización o razón.
El socavón en esta ocasión lo situaría en el momento, por decir uno gordo y señero, en el que el bicho malo sale de la nave, parece fuera, controlado, perdido, helado, ahogado, aherrojado, suprimido... y de repente...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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