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Voto de Ferdydurke:
5
5,8
25.159
Ciencia ficción. Thriller. Terror
Seis miembros de la tripulación de la Estación Espacial Internacional están a punto de lograr uno de los descubrimientos más importantes en la historia humana: la primera evidencia de vida extraterrestre en Marte. A medida que el equipo comienza a investigar y sus métodos tienen consecuencias inesperadas, la forma viviente demostrará ser más inteligente de lo que cualquiera esperaba. (FILMAFFINITY)
28 de abril de 2017
20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jodío bicho.
Esta, para variar, es una película sobre religión, casi todas lo son. Más concretamente sobre la fe. O sobre su falta, sobre el ateísmo. Según se mire. Creer o no creer, esa es la cuestión. ¿Qué es mejor para el hombre..., actuar como si nada, seguir adelante, persistir, insistir, continuar a pesar de todas las mentiras o su contrario, parar, escapar, huir ante el tamaño de tanta falsedad? Panegírico o paracaídas.
En eso consiste la vida al fin y al cabo, de hecho así se dividen las personas, los que aman los embustes y están dispuestos a tragarse cualquier añagaza por estúpida o delirante que sea, con más motivo, gente simpática, activa, dicharachera, positiva, vitalista y feliz; o los otros, los del colmillo retorcido, los del ceño fruncido y el rictus amargado, los que prefieren el escepticismo y la retranca, la derrota y la apatía, el cruzado mágico de brazos. Hombres de arrojo o de rumia.
Si eres como un niño en Navidad, esta película te gustará. Si ya pasaste la pubertad y, por lo tanto, nadie te embaucará, como el nazareno, padecerás.
Ese es el meollo. Esa es la tensión que plantea o suscita esta obra. Hasta qué punto la suspensión del juicio y el sentido, la apuesta por la bruta credulidad te permite gozar de tanta mamarrachada, cuchufleta y disparate.
Yo, alma escindida, sibarita, adolorida y muy dubitativa, ahí anduve, viéndolas venir, entre Pinto y Valdemoro, duplicado, entre Dios y el Diablo, entre la acción y la reflexión, de la aventura a la agonía, entre la gozosa jodienda del bicho galáctico tan hermoso o el crujir de dientes por la infantil y grosera ignominia.
Media hora pudo el carnaval. Iba todo tan bien... Quince minutos fueron de transición. Como Siberia en verano. El resto, más o menos la mitad que nos faltaba, fue camino a la perdición, un reguero generoso de bochornosos bostezos, inconvenientes y muy forzosos. Me sentía atrapado como los peregrinos de esta misión abismal, abrumado por un guion tan zascandil, ridículo y majadero, con tan poco disimulo y respeto por las normas mínimas de comportamiento, civilización o razón.
El socavón en esta ocasión lo situaría en el momento, por decir uno gordo y señero, en el que el bicho malo sale de la nave, parece fuera, controlado, perdido, helado, ahogado, aherrojado, suprimido... y de repente...
Esta, para variar, es una película sobre religión, casi todas lo son. Más concretamente sobre la fe. O sobre su falta, sobre el ateísmo. Según se mire. Creer o no creer, esa es la cuestión. ¿Qué es mejor para el hombre..., actuar como si nada, seguir adelante, persistir, insistir, continuar a pesar de todas las mentiras o su contrario, parar, escapar, huir ante el tamaño de tanta falsedad? Panegírico o paracaídas.
En eso consiste la vida al fin y al cabo, de hecho así se dividen las personas, los que aman los embustes y están dispuestos a tragarse cualquier añagaza por estúpida o delirante que sea, con más motivo, gente simpática, activa, dicharachera, positiva, vitalista y feliz; o los otros, los del colmillo retorcido, los del ceño fruncido y el rictus amargado, los que prefieren el escepticismo y la retranca, la derrota y la apatía, el cruzado mágico de brazos. Hombres de arrojo o de rumia.
Si eres como un niño en Navidad, esta película te gustará. Si ya pasaste la pubertad y, por lo tanto, nadie te embaucará, como el nazareno, padecerás.
Ese es el meollo. Esa es la tensión que plantea o suscita esta obra. Hasta qué punto la suspensión del juicio y el sentido, la apuesta por la bruta credulidad te permite gozar de tanta mamarrachada, cuchufleta y disparate.
Yo, alma escindida, sibarita, adolorida y muy dubitativa, ahí anduve, viéndolas venir, entre Pinto y Valdemoro, duplicado, entre Dios y el Diablo, entre la acción y la reflexión, de la aventura a la agonía, entre la gozosa jodienda del bicho galáctico tan hermoso o el crujir de dientes por la infantil y grosera ignominia.
Media hora pudo el carnaval. Iba todo tan bien... Quince minutos fueron de transición. Como Siberia en verano. El resto, más o menos la mitad que nos faltaba, fue camino a la perdición, un reguero generoso de bochornosos bostezos, inconvenientes y muy forzosos. Me sentía atrapado como los peregrinos de esta misión abismal, abrumado por un guion tan zascandil, ridículo y majadero, con tan poco disimulo y respeto por las normas mínimas de comportamiento, civilización o razón.
El socavón en esta ocasión lo situaría en el momento, por decir uno gordo y señero, en el que el bicho malo sale de la nave, parece fuera, controlado, perdido, helado, ahogado, aherrojado, suprimido... y de repente...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
... vuelve (¿es su hijo, su hermano, su cuñado?, me preguntaba sin motivo) en forma de pierna escuchimizada de negro moribundo. ¿Cómo? ¿Que se coló en algún "propulsor" y así volvió? ¿Tan ricamente? ¿Sin previo aviso ni una triste llamada de reconciliación o una simple petición de perdón, a la chita callando? Claro, claro...
Lo dicho, fue ahí cuando este ansioso creyente tan necesitado de orden y sentido volvió a su ateísmo impío y enojoso que no más quería y ya nada le importó lo que veía. Todo le dio igual. Qué importaban esos hombres si había muerto otra vez Dios. Es seguro, por lo visto una vez más, que la industria jolivudense es comunista y materialista a todo dar, como ya dijo en su glorioso y lejano día el ínclito senador McCarthy. Si no, no se entiende.
Alguna cosa buena: la tensión fabulosa y verbenera tan lograda y feliz del primer rato. Maravilla pura. Ese pequeñín marciano cobrando vida a ojos vista, al calor de los manejos de su animoso propagador, bendito alienígena bailando (casi una saeta) y creciendo, agarrando, comiéndose, banquete majestuoso, suntuoso, los adentros jugosos del bobo Ryan. Todo eso es gloria. Casi me redime. Ahí debió acabar. Mediometraje y ya. Nada más. A esparragar.
P.D.: Lo tengo dicho y nadie me hace caso. A ver si esta vez sí. De una vez por todas. Mucho más necesario que ingenieros, médicos, físicos, también cuánticos, informáticos, científicos de toda condición o ídnole y demás cerebros privilegiados además de Rambos potenciales, sin duda mucho más fundamental sería, a ver si la NASA por sin se entera, llevar en la nave un crítico fino de cine, de guardia, supervisando y corrigiendo cada momento, aconsejando, apuntando cada jugada y paso a dar por la ignorante tripulación, señalando las claves, subsanando las pifias, adelantándose a los azarosos acontecimientos, hurgando, creando, solucionado, arreglando. A ser posible que se haya criado y crecido en terreno rico y variado, amamantado por las fértiles ubres de la matriarca Filmaffinity, que sea uno de sus escribanos más ilustres, reputados, distinguidos y prestigiosos, que le avalen tanto su enciclopédico conocimiento como su fair paly, su savoir faire y su laissez faire, laissez passer. Por ejemplo yo, qué sorprendente e inaudita casualidad, no me lo esperaba para nada, gracias a todos los que me ayudaron a llegar hasta aquí, a la cumbre o cima, a mi mamá y a mi papá, a mi amada a mi amado y a toda la prole, a los maquilladores y las maquilladoras, a los acomodadores y las acomodadoras y a mi profesora de cuarto Juana o Ana Mari tan muy especialmente. Así todo iría mejor, el espacio profundo mucho lo agradecería y las misiones al más allá serían orfebrería y pedrería, alta costura.
De hecho, en este caso todo lo que les sucede a esta infame caterva de cernícalos que contemplamos con pasmo e indignación se debe a su gravosa incultura, a la ignorancia infinita de todo lo referido al buen cine. Si hubieran visto más y mejores películas, nada de esto tan horrendo o inmundo les hubiera sucedido. Ni un rasguño les hubiera acontecido. No solo de "Re-Animator" vive el hombre, hay mucho más allá que experimentar, cine del sano y clásico. Ya digo que yo les hubiera salvado. Por un módico precio me ofrezco. Para próximas misiones. Espero ofertas a no tardar. Venga va. El espacio hay que surcar. Va.
Lo dicho, fue ahí cuando este ansioso creyente tan necesitado de orden y sentido volvió a su ateísmo impío y enojoso que no más quería y ya nada le importó lo que veía. Todo le dio igual. Qué importaban esos hombres si había muerto otra vez Dios. Es seguro, por lo visto una vez más, que la industria jolivudense es comunista y materialista a todo dar, como ya dijo en su glorioso y lejano día el ínclito senador McCarthy. Si no, no se entiende.
Alguna cosa buena: la tensión fabulosa y verbenera tan lograda y feliz del primer rato. Maravilla pura. Ese pequeñín marciano cobrando vida a ojos vista, al calor de los manejos de su animoso propagador, bendito alienígena bailando (casi una saeta) y creciendo, agarrando, comiéndose, banquete majestuoso, suntuoso, los adentros jugosos del bobo Ryan. Todo eso es gloria. Casi me redime. Ahí debió acabar. Mediometraje y ya. Nada más. A esparragar.
P.D.: Lo tengo dicho y nadie me hace caso. A ver si esta vez sí. De una vez por todas. Mucho más necesario que ingenieros, médicos, físicos, también cuánticos, informáticos, científicos de toda condición o ídnole y demás cerebros privilegiados además de Rambos potenciales, sin duda mucho más fundamental sería, a ver si la NASA por sin se entera, llevar en la nave un crítico fino de cine, de guardia, supervisando y corrigiendo cada momento, aconsejando, apuntando cada jugada y paso a dar por la ignorante tripulación, señalando las claves, subsanando las pifias, adelantándose a los azarosos acontecimientos, hurgando, creando, solucionado, arreglando. A ser posible que se haya criado y crecido en terreno rico y variado, amamantado por las fértiles ubres de la matriarca Filmaffinity, que sea uno de sus escribanos más ilustres, reputados, distinguidos y prestigiosos, que le avalen tanto su enciclopédico conocimiento como su fair paly, su savoir faire y su laissez faire, laissez passer. Por ejemplo yo, qué sorprendente e inaudita casualidad, no me lo esperaba para nada, gracias a todos los que me ayudaron a llegar hasta aquí, a la cumbre o cima, a mi mamá y a mi papá, a mi amada a mi amado y a toda la prole, a los maquilladores y las maquilladoras, a los acomodadores y las acomodadoras y a mi profesora de cuarto Juana o Ana Mari tan muy especialmente. Así todo iría mejor, el espacio profundo mucho lo agradecería y las misiones al más allá serían orfebrería y pedrería, alta costura.
De hecho, en este caso todo lo que les sucede a esta infame caterva de cernícalos que contemplamos con pasmo e indignación se debe a su gravosa incultura, a la ignorancia infinita de todo lo referido al buen cine. Si hubieran visto más y mejores películas, nada de esto tan horrendo o inmundo les hubiera sucedido. Ni un rasguño les hubiera acontecido. No solo de "Re-Animator" vive el hombre, hay mucho más allá que experimentar, cine del sano y clásico. Ya digo que yo les hubiera salvado. Por un módico precio me ofrezco. Para próximas misiones. Espero ofertas a no tardar. Venga va. El espacio hay que surcar. Va.