Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Críticas de Charles
Críticas 1.065
Críticas ordenadas por utilidad
1
18 de diciembre de 2016
18 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mira que es triste que el terror de bajo presupuesto no te logre sorprender con una interesante premisa, una fascinante imagen, o un curioso desarrollo.
Pues bien, 'The Eyes of my Mother', en su ajustada duración de hora y cuarto que parecen cinco, no consigue ninguna de las tres cosas.

¿El motivo?
El que se le ocurra a cada quién, pero yo creo que es porque a su director le da absolutamente igual que sus fotogramas te perturben, te emocionen o sencillamente te entretengan: la historia, pobremente contada entre susurros y planos largos hasta el dolor, parece solo una excusa para acumular truculencias que te acaban pasando sin pena ni gloria a poco que hayas visto algunas películas de género.
El resultado es un desarrollo moroso, que tiene más de exhibición que de implicación en algo, y alguien debería decirle al director que una película que no te implique, o ni te pida implicarte, nace muerta.

Pero lo insultante, lo realmente asqueroso del asunto, es que puedes ver que sus responsables creían que estaban filmando algo acojonante: planos mal hechos supuestamente "originales", recreación en estupideces, elipsis pobremente señaladas... un festival de muletillas de principiante que pensaba que todo eso "iba a dar mazo de miedo, tío".
Como no, como pone muchos silencios y está en blanco y negro (que no es valentía de nada... solo es más sencillo rodar así), ya están los cuatro de siempre aplaudiendo y proclamando que esto es "alquimia de terror" o algo así, cuando no deja de ser una tomadura de pelo para que esos mismos cuatro piensen que han encontrado la piedra filosofal del terror indie (y se lo digan a todo el mundo, que ver cosas guachis sin que nadie se entere no vale para nada).

A mí lo que me parece esto es más bien un "ojo a lo que he cagado. Mira a ver si te sirve algo."
Y, pues no, gracias.
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
16 de septiembre de 2018
7 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la radio, el presidente habla de un despertar, de un "paso adelante frente a las supersticiones del ayer", de males que han minado "el espíritu de esta gran nación"...
Pero Red Miller apaga la radio, y deja la música sonando.
Estamos todo lo lejos de esa realidad como se podría estar, en una galaxia que no se rige por las leyes humanas.

'Mandy' nos ha rescatado de toda esa farsa material.
Como Red, vivimos con ella en un mundo encantado, impregnado de la tonalidad cósmica que late en sus paisajes retratados, donde la naturaleza es benévola a la vez que lustrosamente bella.
Así lo prueba la convivencia entre ambos, cuya tangibilidad se asemeja al sueño o la ilusión, y aunque son conscientes de que la maldad alguna vez existió, en su casa del bosque nunca les podría alcanzar, arropados como están por su pintada constelación.

Ese aliento alucinógeno, fantasioso, de días que pasan lentos porque todo en su esfera es perfecto, no existe en la gasolinera de Mandy, ni en la tala forestal que lleva a cabo Red.
Aunque, súbitamente, sí se percibe en los Hijos del Nuevo Amanecer, liderados por Jeremiah Sand como otra de esas "naciones renacidas" que tanto abundan, si bien su aliento tiene otro sabor, pútrido y peligroso, con hambre voraz por la claridad que Mandy guarda en sus ojos.
Podría decirse, sin temor a equivocarse, que Panos Cosmatos ha filmado en el espacio, y se recrea en el choque brutal de dos planetas expansivos, que no pueden haber prosperado de más diferente manera.

De repente, la frase que susurra Red al principio, preguntado por su planeta favorito, cobra sentido: "me gusta Galactus"; aquel ente superpoderoso de Marvel que devoraba planetas cuando tenía hambre.
Privado de la luz que proyectaba Mandy, Nicolas Cage se transforma en una bestia mítica, renacida de la sangre y las lágrimas, trascendiendo su frágil crisálida humana para traer la destrucción a un culto que empieza a temblar, no por sus armas o determinación, sino al ver que en sus ojos ya no queda hombre.

Al borde de la risa nerviosa, o a punto de caer al abismo de la solemnidad plomiza, se mueve esta venganza imparable y sangrienta, transfigurada en cruzada épica del más profundo bosque.
Como un cantar de gesta, cual leyenda negra, lo cotidiano es superado por la impresión que deja, y una banda de moteros pueden ser demonios picudos, una esposa ser el bello altar de sacrificios grotescos y, finalmente, un hombre de rojo teñido forjar su hacha de guerra, cual semidiós afrontando su destino.
"Y se preparó, sin horror alguno, sangre fría en sus venas, para combatir aquel heraldo de muerte que blandía una motosierra de siete leguas": si el Cid se levantó de entre los muertos para luchar, me creo que, por esta épica salvaje, abandonemos más de una vez (y gloriosamente) el plano terrenal.

Al final, como no podía ser de otra manera, la patética eternidad que se vendía con mucha palabrería solo tenía un miedo atroz a que cualquier poder superior acabara con sus días.
Mientras, el destructor planetario que fue hombre sabía que su amor grabado en el firmamento nunca se iría.

Valga esta historia para comprobar como, raspando el hueso de lo ridículo, puede surgir lo extraordinariamente genial.
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Tickled
Documental
Nueva Zelanda2016
6,4
1.049
Documental, Intervenciones de: David Farrier, Dylan Reeve
3
9 de diciembre de 2016
5 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vivimos en una época asombrosa para el documental, como género.
Reportajes pueblan las pantallas, los canales de pago y el streaming digital, abriendo todo tipo de ventanas al espectador lo suficientemente curioso para acercarse a ellas.
Tan simple como escoger un tema, y casi seguro que estará disponible en forma documental.

'Tickled' entonces, plenamente consciente de esta tendencia, elige arrojar un par de preguntas al respecto: si se puede abordar literalmente cualquier cosa de manera seria y rigurosa, ¿cuál será el límite? ¿cualquier actividad, no importa cuán estúpida, será inmortalizada en un documental que hablará de sus bondades para la Humanidad?
Respectivamente, las respuestas acaban siendo unos sorprendentes "ninguno" y "sí".

Con una admirable seriedad, un periodista neozelandés llamado David Farrier y amigos se proponen descubrir la verdad sobre una Liga de Cosquillas cuyas implicaciones parecen ser más de las que se ven a simple vista.
Inocentes vídeos de jóvenes convenientemente atados mientras les hacen cosquillas son el único testimonio de una poderosa organización que parece inofensiva en principio, pero que rechaza cualquier tipo de acercamiento, porque los mails de entrevista de David solo encuentran respuestas de mala educación e insultos personales.

Comienza entonces una investigación, y partimos con desventaja: ¿qué es esto? ¿de verdad una liga chorra sobre las cosquillas merece tanto bombo como para un documental? ¿tan secreta es la historia como para que toda persona le diga a David que está en juego... su vida?
A nuestra perplejidad inicial le acaba siguiendo una lenta, gradual expresión de asombro: lo que en principio parecía una colección de filias raras, quizá curiosas de ser documentadas, acaba siendo el seguimiento de un fantasma internetero que ha fundado un imperio, sobre el lucrativo negocio de tener a casi todo el mundo pasándolo mal/bien mientras le masajean las axilas.

De alguna manera, pienso que este documental es más listo de lo cualquier espectador pudiera pensar, porque primero nos ha vendido una idea, una loca tratada con tanta rigurosidad que sería difícil dudar que no existe, y después articula un mundo a su alrededor, creíble por estar tan conectado a las actuales esferas de poder que rigen la sociedad.
Pero es que encima más tarde se vuelve inquietantemente real, tras caer la máscara de "esto no hay quien se lo trague", cuando lo que parecía un deporte forma parte de una organización exclusiva, y eso a su vez se difumina en identidades ocultas que acaban por sacar partido de los vídeos de cosquillas a su disposición: no es un funcionamiento tan extraño, teniendo en cuenta la gran cantidad de empresas que compran y venden información personal para su propio beneficio.
¿La horda de documentales de los últimos años dibujan tanto nuestra realidad que, básicamente, "nos lo creemos todo"? Pues sí, pero también puede ser que haya extremos ridículos en este mundo, dignos de ser creídos.

El documental aguanta difícilmente el visionado, porque da para menos de lo que tiene, y de alguna manera aporta demasiados detalles sin importancia en su ansia de probar que no es mentira.
Pero, en honor a David Farrier y su equipo, hay que reconocerlo: te tendrán dudando un buen rato. Y aún entonces, dirás ¿cómo puede ser esto verdad?

La magia de capturar el mundo en cámara digital y voz en off, supongo.
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
22 de septiembre de 2018
4 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quién le iba a decir al Depredador que, tres décadas después, seguiría haciendo escala en nuestro planeta, solo que ya no como turista, sino en clase VIP.
Lo primero es lo más fácil: aceptar que la original es mítica, pero no intocable, y que su halo de leyenda se ha visto favorablemente hinchado por la "accidental" brillantez de sus partes.
Y lo segundo es aceptar que cualquier deriva de aquella, casi siempre levantada por la pela, no se caga sistemáticamente en una saga más digna de lo que parece.

Shane Black, sabiendo que esta 'Predator' nace con todo inventado, elige jugar sus cartas con inteligencia, divirtiéndose sin que le urja cruzarse con la criatura del título.
Aprovecha cada jugosa oportunidad de carne fresca, sí, no juega al misterio ni a la innovación, también, y por el camino no deja agitar un entretenido juego de perseguidores y perseguidos que va como un tiro cuando algún vitamínico diálogo no atina.
Si había alguna manera de desempolvar al "bien llamado" cazador de la jungla era esta: nunca está mal construir bazas por separado y juntarlas cuando toque, porque siempre ha molado que las posibles víctimas del Depredador sean algo más que trozos de carne con nombre molón.

Además, hay detallitos, casi siempre enfocados al humor, que bien pensados dan un sabor distintivo a estos tíos duros: no son un escuadrón de la muerte, no son sucios asesinos, sino mataos en medio de una operación gubernamental tratando con extraterrestres.
Sus armas, sus maneras, sus taras, no tienen nada de sobrado, y más bien parece que se mueven a matacaballo, improvisando cuando el cerco se estrecha y no queda otro remedio que salir corriendo, disparando a todo lo que se mueva.
Quinn McKenna y Nebraska Williams hablan de hombres que dejaron atrás en misiones suicidas, dando la impresión de que no quieren a su improvisado grupo mucho más, pero a la hora de la verdad les puede salvarse el cuello unos a otros ante una amenaza desconocida.
Y me da igual lo demás, solo por esa camaradería ya voy a tener una cosquilla de preocupación cuando se cruzan con el Depredador.

Más allá de ellos, de hecho, está esa impresión de "universo gigantesco" que empieza a expandirse, con cazadores alienígenas que han tomado la Tierra como base de narcotráfico biológico, y sorprendentemente funciona, en parte porque la persecución es imparable y feroz, pero también porque es la lógica expansión a una mitología donde los humanos siempre han sido trofeos a recolectar, nunca sacrificios por diversión.
Había un motivo por el que los rastafaris de mandíbula horrída venían a tocar los cojones a Chuache, Danny Glover y demás fauna del siglo pasado; una que viene a destiempo y con sabor a innecesario, pero Black no se calienta demasiado la cabeza con lo que, a fin de cuentas, no es más que una breve justificación para continuar la saga y lanzar algún que otro palo a nuestra carrera por la extinción: como los "ahora renombrados" Predator, nosotros también volvemos una y otra vez a esta mitología en busca de las esencias originales que nos hicieron quererla una primera vez.

Tal vez algo de eso haya en ese hijo de McKenna autista y descastado, que vive una aventura entre mayores, llegando a calzarse un casco alienígena en la noche de Halloween, en un intento sutil por parte de Black de recordarnos aquel chaval que hasta hace no mucho se dejaba fascinar por estas cosas.
Ahora ya no somos tan jóvenes, los Depredadores no son tan nuevos y los machotes musculados del pasado han dejado paso a los traumados prescindibles del hoy.

Supongo que es decisión de cada uno decidir si le merece la pena que el Depredador, cual Peter Pan galáctico, nos encuentre más viejos y cabreados por tonterías a cada visita.
Yo, por mi parte, prefiero saludarle sabiendo que nunca habrá otro primer encuentro, pero las risas, la sangre y las columnas desmembradas no nos las quita nadie.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
4
13 de marzo de 2017
16 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encanta lo que ha demostrado 'Legión', en serio.
Ha venido en el momento justo para ser el mejor termómetro de una situación polarizada, entre aficionados al género más elemental, espectadores hastiados de lo mismo, buscadores de rarezas necesitados de que Twitter sepa lo mucho que las disfrutan y desesperados por conseguir un titular fácil que guste a todo el mundo.

No, 'Legión' no es la "Naranja Mecánica del S. XXI"; enorme chorrada de comparación que se está haciendo popular entre los comentarios de esta serie y que solo demuestra la infinita ignorancia de determinados espectadores.
No, 'Legión' tampoco es algo nunca visto en el género, porque nos cuenta la misma archiconocida historia de rarito que no sabe controlar sus poderes, y gente que le persigue para usarlos como arma. Ojo que estoy seguro de que a mucha gente no le molesta esto, pero por algún motivo otros muchos siempre quieren ver "cosas nuevas", aunque sea lo mismo de siempre envuelto en papel de regalo color mierda.
Y sí, 'Legión' si tiene curiosas ideas visuales, dedicadas a adornar la más pura nada, pero las tiene. Por otra parte, nada mucho más original de lo que se podría encontrar en cualquier videoclip actual.

Mi diálogo interior tratando de conciliar las críticas que le han dedicado mientras veía el piloto fue de la siguiente manera:
- "¡Buah, buah, que no sabe qué es real y que no! ¡Lo nunca visto en superhéroes!"
- Lo nunca visto en "superhéroes", si nos engañamos pensando que esta serie quiere aproximarse al género, pero mil veces visto en otras tantas series y películas. Encima parece que intentan tirarte colorines y chispitas a la cara para que no pienses mucho en el mediocre argumento que cabe en una servilleta.
- "Vaya estética, acojonante."
- Uh sí, naranja y azul, continua rotura visual para quien esté acostumbrado a la plana fotografía de series procedurales, quizá para muchos que ven más allá de las típicas no sea tan acojonante.
- "¡Joder! ¡Y ese planazo en el que la cámara da la vuelta e invierte la escena! ¡Joder!"
- Aah, sí, ¿lo mismo que hizo Joss Whedon en 'Los Vengadores' dices? Solo que allí parecía tener intención narrativa, mientras que aquí es tirar más fuegos artificiales. Ah, pero claro, aquella era peli típica de supers, ok.
- "Los personajes son buenísimos. Nunca se ha visto nada igual."
- Cierto, nunca había visto pacientes de sanatorio tan limpios y bien conjuntados. Y por supuesto, que no les falte una característica rara para hacer creer al espectador que son personajes.
- "¡Jaja, brutal ese baile que hacen! ¡Están toh locos!"
- Sí, como los de 'Sucker Punch' que tampoco tenían mucho sentido, solo que por lo menos allí la pelicula quería ser gilipollas desde el minuto uno. Aquí la cosa quiere ser seriota (aunque tampoco mucho, no vayamos a espantar a los que quieren ver algo """irreverente""") y por eso el que puso memeces en el guión es un genio.
- "Cómo mola la simetría de los planos."
- Sin mucho guión que explotar, qué menos que cuidar lo que estás rodando.
- "¡Joooder el final, no me lo esperaba!"
- Hombre, te puedes hacer una idea a poco que no te dejes llevar por las tonterías que intentan despistarte. Pero sí, menudo finalaco, mandando a la basura... (*) (sigue en Spoiler)

Así que nada, supongo que 'Legión' cumple su función: darles un refugio a los cabeza cuadrada que no paran de certificar la muerte del género, para que se queden tranquilos encumbrando algo que parece diferente, mientras se comen exactamente lo mismo que tanto critican.
¡Marchando unos X-Men de saldo para los que no les gustan los trajes ni las tramas abiertamente comiqueras!
Igual no se le puede pedir más.
Bueno, sí, se podría pedir una serie a la altura de Dan Stevens, pero ya para qué.

Ah, y a los que se sientan aludidos, VED CINE CLÁSICO, COJONES.
Que comparar 'La Naranja Mecánica' con esto es para que Stanley Kubrick se levante de la tumba y empiece a repartir hostias.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow