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España España · Gijón
Críticas de Loberto
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Críticas 49
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
5 de febrero de 2007
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es tremendamente difícil conseguir meter cuatro historias en una película, y enganchar al espectador a ellas. Quizá por eso "Babel" no me haya llegado a emocionar ni a hacer que me plantee los grandes enigmas de la vida.

"Babel" empieza en una aldea marroquí, con dos hermanos, Yussef y Ahmed (Boubker Ait El Caid y Said Tarchani) que han de cuidar el ganado de los chacales, para lo cual su padre les compra un rifle; Amelia (Adriana Barraza) es una inmigrante mexicana que trabaja cuidando a unos niños pequeños, Debbie (Elle Fanning, la hermana pequeña de Dakota) y Mike (Nathan Gamble), y que tiene que cruzar la frontera con ellos acompañada de su sobrino Santiago (Gael García Bernal) para poder asistir a la boda de su hijo; Richard y Susan (Brad Pitt y Cate Blanchett) son un matrimonio en crisis de vacaciones en Marruecos, pero ella recibe un disparo cuando viajan en autobús, y acaban aislados en la aldea del guía Anwar (Mohamed Akhzam); y en Japón, Chieko (Rinko Kikuchi) es una adolescente sordomuda con una relación muy distante con su padre (Koji Yakusho), que se siente desgraciada al ver cómo su minusvalía tiende a alejarla de los chicos.

En el fondo, Iñárritu y Arriaga exponen el problema de la multiculturalidad y la dificultad de comunicarnos entre los distintos pueblos, si bien podía haberse tomado algo menos de tiempo para hacerlo. En ese sentido, la historia que transcurre en Japón es casi un alivio, viendo el colorido que ofrecen las imágenes de Tokio. Por cierto, se achaca a la historia de Chieko cierta desconexión con el resto de historias, cosa harto difícil de mantener, ya que existen pocas situaciones de incomunicación más graves que el ser sordomudo.

Técnicamente, es una película impecable, a pesar de la afición de Iñárritu por la cámara en mano, los planos cortos, y la dislocación temporal y argumental. Las historias se siguen sin dificultad, pero a mí me molestó que en cada clímax se saltase a otra historia, y ciertos minutos me parecieron de relleno (la larga celebración de la boda, la discoteca de Japón...). Eso sí, el plano final es realmente hermoso, tanto por su realización como por su significado.

Las actuaciones son, por lo general, buenas. Destaca Brad Pitt por ser el famoso, que no por ofrecer una cosa inolvidable. El papel de Cate Blanchett podía haberlo hecho un maniquí con peluca rubia, y la diferencia no sería demasiada. Los niños, que siempre corren el riesgo de desquiciar al espectador más paciente, están todos muy bien. A reseñar la imagen de Chieko apareciendo reflejada desnuda en el cristal, que no tiene nada que envidiar a las últimas producciones de terror oriental. Lo que sí duele a veces es el doblaje, que a la historia de los niños marroquíes le sienta como a un Cristo dos pistolas.

En fin, una película estimable, que sin embargo, no va a remover tantas conciencias como se anunció, principalmente porque el mensaje no resulta novedoso, y puede que el envoltorio distraiga del contenido.
Loberto
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6
30 de enero de 2007
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo resistirse ante una peli cuyo reclamo es la interpretación del bueno de Ben Affleck? Desde luego, yo fui incapaz de sustraerme ante ese encanto, y me la tragué. No es una gran película, desde luego, quizás por ese aspecto permanente de telefilm, pero tampoco sales con ganas de incrustar un camión contra la sala de cine, así que eso ya es positivo.

"Hollywoodland" se aproxima a la escabrosa muerte por un disparo en la cabeza de George Reeves (Ben Affleck), conocido por ser el primer Superman de la tele. Aunque la LAPD cierra el caso como suicidio, el detective privado Louis Simo (Adrien Brody) continuará investigándola con la intención de descubrir la verdad.

La historia se desarrolla en dos tramas que van intercalándose: una muestra la investigación de Brody; la otra, el desesperado intento de Reeves por hacerse un hueco en el duro mundo de Hollywood, y su relación con Toni Mannix (Diane Lane), esposa del director general de la MGM, Eddie Manix (Bob Hoskins). A pesar del continuo salto temporal, el argumento puede seguirse sin problemas, pero da la impresión de que la parte detectivesca no avanza, y se emplea demasiado tiempo en dos subtramas (el marido celoso y la relación de Simo con su hijo) que no aportan nada a la principal.

El director, Allen Coulter, que debuta en la gran pantalla, deja que el peso de la película recaiga sobre sus actores: Adrien Brody está bien, Diane Lane está estupenda (en ambos sentidos), y el resto de secundarios, pelín desaprovechados, sobre todo Bob Hoskins. ¿Y Affleck? Pues irregular: tiene momentos buenos (cuando hace de Superman, o en las escenas que muestran el patetismo de su actual vida) y otros no tan afortunados. Vamos, por encima de su media, pero tampoco esperemos milagros.

Al final, uno se queda con la sensación de que la cosa no ha estado mal (sobre todo, porque permite hacerse la idea que a uno más le guste), pero pelín desaprovechada por la excesiva duración del metraje, las caídas de ritmo, o la poca vida que le da el director en ciertos momentos. Sin embargo, merece la pena echarle un ojo, aunque sólo sea por contemplar a la Lane. Su interpretación, claro, que aquí somos de un mal pensado...
Loberto
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4
25 de enero de 2007
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si Harry Potter se pasara más tiempo en el gimnasio que en la biblioteca, no sería muy distinto de cualquiera de los "chicos Danone" que pululan por lo nuevo de Renny Harlin. Estos han cambiado la varita por la creatina, pero salen ganando, a juzgar por lo simpáticos y guapos que están todos.

Caleb (Steven Strait), Pogue (Taylor Kitsch), Tyler (Chace Crawford) y Reid (Toby Hemingway) son cuatro descendientes de un antiguo linaje de brujas, que mantienen en secreto sus poderes mágicos. Un día, un alumno de su mismo colegio aparece muerto en circunstancias extrañas, y sospechan que puede ser obra de alguien con sus mismos poderes, así que empiezan a investigar. Como interés romántico del prota, pues ahí está Sarah (Laura Ramsey) haciendo de "chica-de-familia-humilde-pero-lista-y-con-beca".

Al contrario que sucede en la gran mayoría de las películas, aquí el espectador tarda unos cuarenta minutos menos que los protagonistas en descubrir al "malo", así que, por esa parte, no se puede decir que el guionista se haya esmerado mucho. Y a decir, verdad, por las demás partes tampoco, así que todo se limita a una laaaarga presentación de personajes (Caleb, Sarah y Pogue, en realidad, porque los demás pintan bastante poco); unas cuantas escenas de duchas, para aquellos que todavía se sorprendan con los tíos cachas y las niñas monas; y alguna que otra secuencia con efectos especiales, que van desde lo cutre (el salto desde el acantilado) hasta lo lamentable (las "ondas de energía").

Renny Harlin, como hombre curtido en varias cintas de acción (algunas de bastante mérito, como "La Jungla 2", "Deep Blue Sea" o incluso "Máximo Riesgo"), lleva la peli con profesionalidad, sin alardes destacables, y procurando que se entienda lo que pasa en cada momento. Y si bien lo único reseñable de los actores es su forma física, el guión, con diálogos penosos, tampoco les permite lucirse.

A pesar de esto, "La alianza del mal" se deja ver, ya que es una peli sin complicaciones, y hecha con el suficiente tino para no resultar pesada. Eso sí, el mago de la cicatriz poco tiene que temer de estos aprendices de brujo.
Loberto
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1
23 de enero de 2007
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé qué traerá este año entrante en cuanto a cine de terror, pero a poco que se esfuercen, va a ser difícil encontrar un producto tan dañino para los sentidos como este supuesto origen de las aventuras de Caradecuero (o Leatherface, que queda más glamouroso). Posiblemente, con contratar a un par de chimpancés para escribir el guión ya lo solucionen.

Digo "supuesto origen" porque lo único que nos muestran sobre dicho origen es su nacimiento como bebé inmundo y repulsivo. En los títulos de crédito nos dan a entender que el tipo tiene problemas mentales graves (todo un descubrimiento a estas alturas), y ya está. Nadie espera un tratado filosófico sobre esta familia de sádicos caníbales, claro, pero justificarlo todo en un abandono post-natal y en el cierre de un matadero tiene tela. Es más, da auténtica vergüenza comprobar como el guionista, en caso de existir, ha metido la motosierra, etiqueta identificativa de Leatherface, con calzador.

Aunque no es lo más grave ni lo más incoherente del guión, claro. Enseguida pasamos a ver como las dos parejas de turno van a ser mutilados/torturados/masacrados de la forma más brutal, sangrienta y sórdida posible. Porque si en algo se han esmerado, es en que todo lo que aparece en pantalla sea desagradable, no sólo por los filtros de colores usados y la profusión de sangre y vísceras, sino por la forma de filmarlo todo: mucha cámara al hombro, mucho plano corto, mucho desenfocado de la imagen, mucha vista subjetiva, y sobre todo, mucha oscuridad, que da mucho miedo.

Los actores son lo que se espera de ellos: Caradecuero (Andrew Bryniarski), grande; R. Lee Ermey, haciendo de sargento Hartman una vez más; y las víctimas, capaces de chillar, correr y sangrar. Si a todo esto le sumamos un final lamentable, y unos 90 minutos que parecen 90 días, la cosa está clara: alejarse de "La matanza de Texas: el origen" tanto o más que si nos encontrásemos al mismísimo Leatherface haciendo auto-stop. Avisados quedan.
Loberto
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6
22 de enero de 2007
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras ver "Apocalypto", sigo sin entender las polémicas creadas en torno a lo nuevo de Mel Gibson. Yo soy de la opinión de que no se puede ir al cine buscando una exactitud histórica total, entre otras cosas, porque ni siquiera los expertos se suelen poner de acuerdo en los detalles. ¿Que salen sacrificios humanos en la película? Cierto, pero es que se hacían, según lo que aparece reflejado en el Popol Vuh, libro sagrado maya. ¿Que pintan a ciertos mayas como unos tipos violentos y sádicos? Así es, como también se pinta de esa manera a los conquistadores, a pesar de que no todos fueron así.

Pero lo más importante es que Gibson no está intentando rodar un documental histórico. "Apocalypto" es, ante todo, una cinta de acción. Ni más ni menos. Garra de Jaguar (Rudy Youngblood) es un cazador cuya esposa (Dalia Hernandez) está embarazada de su segundo hijo. En esto, otros cazadores mayas les atacan, destruyen el poblado y cogen a los supervivientes como prisioneros, aunque Garra de Jaguar ha conseguido poner a salvo a su hijo pequeño y a su mujer. Sin embargo, tendrá que escapar de sus captores para poder volver con su familia.

La peli se divide en tres partes bien diferenciadas. En la primera nos presentan al pacífico poblado de Garra de Jaguar y el "buen rollito" de sus habitantes. En la segunda parte, llegan los malvados mayas (llenos ellos de ornamentos y piercings varios, para que tengan aspecto amenazante) a masacrar y capturar a los primeros. Y en la tercera asistimos a una persecución al más puro estilo "Perseguido" o "Blanco Humano".

No cabe duda de que la acción es frenética y que hay secuencias muy espectaculares, aunque a veces las hazañas físicas de los personajes echan por tierra el realismo que Gibson intenta darle al conjunto. Además, los hermosos parajes naturales le dan mucha plasticidad al invento, y la fotografía tiene momentos magníficos.

Los actores están bien, aunque sus papeles son tan unidimensionales que no parece cosa fácil hacerlo demasiado mal. Y aunque sí se pueden adivinar temas recurrentes de Mel Gibson (los malos pertenecen a civilizaciones más avanzadas, los buenos siempre son granjeros o están en armonía con la naturaleza, el protagonista es un hombre llevado al límite por los malos...), no merece la pena profundizar en ello, sino tomarse estos 139 minutos como un divertimento de acción más, aunque trasladado a un lugar y época que nos resultan exóticos.

Ah, y para inexactitudes históricas, "Braveheart" probablemente tuviera más. Y nadie se queja.
Loberto
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