Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de Lord Gentleman
<< 1 2 3 4 5 6 >>
Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
10
12 de junio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El día día 17 de noviembre de 2019 Martin Scorsese cumplió 77 años. El día 17 de noviembre de 2019 vi The Irishman (El irlandés, Martin Scorsese, 2019, 209 minutos) en una sala de cine. El día 17 de noviembre de 2019, contra lo que se suele acostumbrar en los cumpleaños, fue Martin Scorsese el que me hizo un regalo a mi, porque, a falta de la perspectiva que solo el tiempo puede dar, creo que su más reciente película es una obra maestra.

Eso sí, una obra maestra a la que sus críticos, que los tiene y tendrá, le achacan y achacarán tres cosas, que, aunque a mi me parezcan irrelevantes tras haber visto la película, pueden servir de advertencia a aquellos que aún dudan sobre si ver The Irishman y para aquellos que quieran rebajar sus propias expectativas antes de ver la película.

El primer reparo para enfrentarse a El Irlandés es la duración. Doscientos nueve -sí, 209- minutos son muchos y la experiencia puede resultar dura para aquel que no logre permanecer enganchado a lo que pasa en pantalla. El segundo pero puede golpear a aquellos que quieran ver en ésta otra película de Scorsese, De Niro y Pesci sobre la mafia, un nuevo regreso al territorio caminado en Casino (1995) y de Uno de los Nuestros (1990). Y El Irlandés sólo es como aquellas en su primera parte, o sea en aproximadamente un tercio de su metraje. Hay otras dos partes en las que el ritmo y estilo de la película tienen mucho más que ver con Silencio (2016) que con cualquier otra en la obra del director. Y ya se sabe que Silencio es una película que no goza de un apoyo unánime entre los espectadores ni, incluso, entre los propios fans de Scorsese. Se podría decir que la primera parte de El irlandés empieza a ritmo de Uno de los Nuestros, pero termina al paso de Silencio. La tercera crítica posible es, creo, muy menor y accesoria, aunque tal vez puede impedir concentrarse en lo central. Ese tercer pero es el rejuvenecimiento digital de algunos actores, especialmente de los dos que pasan más tiempo en pantalla De Niro y Pesci. Es cierto que se nota y en un primer momento se siente raro, pero tras dos minutos cualquier espectador debería poder procesar la extrañeza del efecto digital, asumirla y superarla.

Dicho eso, a mi El Irlandés me parece un monumento y una muestra de vitalidad y vigencia de todos los que han hecho la película. Tanto que uno piensa cómo es posible que Joe Pesci lleve años retirado de la actuación.

En el caso de Scorsese es una película que demuestra que sigue cambiando, aprendiendo y siendo siempre él. En esta ocasión afronta una película que es un diálogo constante con toda su filmografía, un prodigio de estructura que aprovecha todas las posibilidades que el guionista Steve Zaillian ofrece a Scorsese y su equipo, y que combina tiempos y ritmos a lo largo de una historia contada en tres momentos distintos (los comienzos del irlandés del titulo, Frank Sheeran -Robert De Niro- en la mafia, trabajando para Russ Bufalino -Joe Pesci -, su posterior relación con Jimmy Hoffa, interpretado por Al Pacino, y, por último, su vejez) y en cada momento el drama cambia, evoluciona y con la historia cambia el estilo de Scorsese. Tres películas en una.

Entrando en la película, la primera parte es la que conecta directamente con las ya mencionadas Uno de los Nuestros y Casino. Scorsese da lo que la mayoría del público espera y abre su obra de un modo reconocible. Aunque con algunas diferencias, como el tratamiento de la violencia en el El Irlandés es más seco y conciso que en sus predecesoras, con un contención especial que irá apoderándose poco a poco de la película. En todo caso, la ambientación, la música, la cámara y el montaje se sienten como parte de un mismo continuum cinematográfico o, como se dice hoy, del universo compartido de la mafia de Scorsese. Eso sí, todo es nuevo con Scorsese, incluso cuando hace algo que parece que ya ha hecho y, para esta ocasión expande su fondo histórico al nivel nacional, de un modo que conecta con otras películas como JFK (Oliver Stone, 1991) y, sobre todo, con las dos primeras partes de El Padrino (Francis Ford Coppola, 1972 y 1974).

Con el espectador confiado en que sabe cómo evolucionará todo, anticipando en conflicto inevitable entre los protagonistas, Scorsese cambia el paso y, en lugar de acelerar, frena. El montaje y la cámara se ralentizan para concentrare en diálogos, caras y miradas (entre los miembros del trio protagonista y que les dirige una de las hijas de Frank Sheeran, la interpretada en su infancia por Lucia Gallina y por Anna Paquin como adulta). Las conversaciones son el centro y esta parte es una sucesión de charlas, cada vez más tensas e intensas, salpicadas de toques de humor. Y los actores, todos, logran transmitir que el conflicto externo tiene un precio interno en cada uno de los personajes. La violencia, aún presente, va perdiendo peso. Y las canciones casi se evaporan. La película se muestra en su forma más clásica, entroncando con las tradiciones de Raoul Walsh, Anthonny Mann, Howard Hawks y John Ford.

Y el conflicto se resuelve, pero la película no acaba. Sigue. Un último giro. Aquí la película es algo más que un epilogo, es la representación del tránsito hacia el horizonte y al crepúsculo (una imagen tan de western). La película se tiñe de un tono elegíaco conmovedor, porque esos tipos duros y temibles se van quedando solos ante sus actos y ante las consecuencias de sus vidas. La cámara da un paso atrás y, así, se hace patente una soledad devastadora que rodea a Robert De Niro, equiparable a la de Michael Corleone en el final de El Padrino. Parte 2, mientras recordaba a los fantasmas de su pasado y todo lo que se había dejado en su camino perdido.

Y entonces sí, la película se cierra. Y lo hace señalando que De Niro, Scorsese, Pesci y Pacino seguirán cabalgando siempre que quieran hacerlo.

Y yo me quedo con la sensación de haber asistido a algo inmenso. Muchas gracias por su regalo, señor Scorsese. Y feliz cumpleaños. Siempre
Lord Gentleman
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
12 de junio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A run for your money, Dos galeses en Londres en su título en español, está construida sobre dos tópicos para mover la historia.

Por un lado, la del pueblerino, en este caso dos, que slnhermanos, mineros y galeses de pura cepa, que tienen que ir a la ciudad porque han ganado un premio de doscientas libras. Londres es la gran ciudad, llena de timadores, espabilados y otras aves prestas a aprovecharse de los toscos visitantes y afanarles el premio.

Por otro lado, también se explota el contraste ¿regional / nacional? Aquí galeses / ingleses.

¿Os suena? Logico. Es algo así como la mezcla de La ciudad no es para mí + Ocho apellidos vascos + Todo el mundo es bueno + Primos lejanos (Perfect Strangers), pero hecha en 1949.

Lo dicho, película amable para entretener a los británicos en los años de posguerra, que no deja mucha huella, porque le falta punch cómico y lograr algunas carcajadas o, al menos, risas para quedarse en nuestro recuerdo.

Lo mejor: Alec Guinness, perfecto en comedia.

Al final, hay que reconocer que el título en español decía mucho de lo que es la película.
Lord Gentleman
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
12 de junio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película desmesurada. Demasiados personajes, demasiadas cabalgadas, demasiados tiroteos y, en general, demasiado de todo. Las situaciones evolucionan poco, pero se repiten varias veces.

Hay algo elefantiasico en el filme. Algo que era muy de aquella época en la que, temiendo perder espectadores en favor de la televisión, se tendría a inflar las películas y desde comedias tipo El mundo está loco, loco, loco (It's a Mad, Mad, Mad, Mad World, Stanley Kramer, 1964, entre 161 y 210 min. según los distintos montajes) o La Gran Carrera del Siglo (The Great Race, Blake Edwards, 1965, 150 min.) y hasta las películas de desastres reunían elencos con muchas caras conocidas, unas cuantas con papeles apenas anecdóticos. El resultado es que las películas se hacían -un poco- más largas que en el cine clásico de los 40-50 y con una cierta exceso de personajes y situaciones, que se suceden, entran y salen sin mucho criterio) y se llenaban con lo mejor en efectos especiales de la época (hoy, claro, muy superados). La dirección tampoco es especialmente brillante y se limita a intentar no obstaculizar el avance de la trama.

El guión tira de estereotipos y tópicos para presentar a los personajes y arrancar en su frenesí, aprovechando el éxito de las reinterpretaciones y transformaciones que había introducido el spaghetti western).

Si esta película se hubiera realizado en el Hollywood clásico se parecería más a Desafío en la ciudad muerta (The Law and Jake Wade, John Sturges, 1960, 86 min.), pero en este momento se percibe cierto aroma que la acerca más a filmes como Doce del patíbulo (Dirty Dozen, Robert Aldrich, 1965, 145 min.) y Los violentos de Kelly (Kelly's Héroes, Brian G. Hutton, 144 min.). Un año después llegaría El día de los traidores (There was a Crooked Man..., Joseph L. Mankiewicz, 1970, 126 min.) mucho más lograda, aunque con un ánimo parecido.

Los grandes directores del cine clásico ya estaban concluyendo o habían concluido sus carreras y su lugar fue ocupado con artesanos como J. Lee Thompson, cuya películas más conocidas tal vez sean Los Cañones de Navarone y El Cabo del miedo (luego sometida a remake por Martín Scorsese).

Otro asunto en el que la película no acaba de ser redonda tiene que ver con el reparto. Por un lado no se siente mucha química entre los protagonistas y, por otra parte, Gregory Peck no parece estar del todo cómodo en esta propuesta y se empeña en hacer ese personaje demasiado recto y serio (que siempre supo hacer muy bien, pero que aquí está un poco fuera de lugar).

Lo que podría ser una estupenda película de aventuras se queda en un caótico y excesivo western y, aún así divertido, si entras en los códigos de la época.
Lord Gentleman
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
12 de junio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El entretenimiento funciona sobre todo porque los actores son buenos, y por ejemplo, Branagh saca mucho provecho de su personaje, pero el guión no termina de construir del todo la trama (incluso se podría prescindir del flashback de arranque y personaje de Poirot seguiría siendo muy interesante y más enigmático, aunque no indescifrable, porque la interpretación de Branagh nos ofrece mucho). La escritura además parece mezclar elementos tonales sin consistencia, el trabajo de cámara es muy tópico, impersonal y la música demasiado ampulosa.

Me gusta mucho este subgénero de misterios de puerta cerrada y "quién lo hizo", así que con lo que me da esta versión, me vale, pero quizá sería buena idea dejar que Branagh se centre en la interpretación de Poirot y que la dirección recaiga en alguien que pueda narrar mejor con la cámara y dar más consistencia visual a la trama (parto siempre de que, aunque parezca lo contrario, Agatha Christie no me parece fácil de adaptar al cine)
Lord Gentleman
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
12 de junio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi primer recuerdo de esta película no es verla, es oír hablar de ella a Scorsese en uno de esos documentales sobre historia del cine estadounidense en los que ha aparecido. La fascinación que transmitía el director de Taxi Driver hizo que buscase esta película y que encontrase que era una de las que siempre se refieren como obra inevitable dentro del género negro.

Cuando por fin la vi me desconcertó. Estaba ante una película de serie B que iba tejiendo una extraña madeja ante el espectador que sabe que algo raro pasa (esa mujer que huye por una carretera, lo que le cuesta recuperar el resuello, aún en el coche, algo raro en una película) y que todo está invertido (con los créditos que irrumpen de arriba a abajo).

Parece una película de detectives al uso, pero es un extrañísimo puzzle con una imaginería que inspiró a gente como Spielberg y Tarantino.

En lo que más se sienten las limitaciones de la serie B es en el reparto. Sobre todo, porque Mickey Spillane es un personaje de detective privado turbio, incluso desagradable por momentos, cruel, macarra, abusivo con casi todos, chulesco con todos y tirando a cutre (más preocupado por su coche que por otra cosa), ajeno a las virtudes, prefigurando un antecedente del personaje de Jack Nicholson en China Town y, en otra medida, del Deckard de Harrison Ford en Balde Runner.

A pesar de todo mantiene su magnetismo, aunque la trama se enrede y acabe siendo casi incomprensible. Eso da igual. De mcguffins está el cine lleno.

Notable, e ideal para comprobar que Aldrich era un director estupendo, incluso cuando el material es tan inconexo como el de El Beso Mortal
Lord Gentleman
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 6 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow