US 
Canadá 
México 
España 
UK 
Irlanda 
Australia 
Argentina 
Chile 
Colombia 
Uruguay 
Paraguay 
Perú 
Ecuador 
Venezuela 
Costa Rica 
Honduras 
Guatemala 
Bolivia 
Rep. Dominicana
Críticas de Ronin
28 de junio de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Definitivamente, esta película es para los que no tienen miedo de llegar al límite. Otras películas consideradas "duras" como "Salo", "Holocausto Canibal", "A Serbian Film" tienen escenas shockeantes que duran unos pocos segundos. "The Human Centipede 2" nos lleva a un extremo, donde las escenas duras te ocupan prácticamente toda la última media hora del film, sin darte NADA de respiro. En caso de que haya sido estrenada en cines, no me hubiera gustado ser el empleado de limpieza del suelo de la sala una vez que haya terminado esta función...
En medio de una multitud cada vez más numerosa de películas que prometen terror y provocan aburrimiento, Tom Six nos trae una obra de un nivel de horror nunca antes visto, con una historia que, aunque lo parezca, no habla de violencia absurda y gratuita, sino de psicopatología a un nivel delirantemente enfermo. Y su realización, así de sencilla como tener sólo veinte actores, unos pocos escenarios y estar totalmente filmada en blanco y negro, dan como resultado una de las películas de horror que hace que hasta a los más aficionados a todo tipo de cine de terror se queden con unas imágenes dificiles de borrar de su cabeza por muchísimo tiempo...
El motivo por el cual le pongo un 10 a este film no va sólo por el shock visual (y estomacal) que produce ver un Ciempiés humano formado por 12 personas. El 10 va porque es una de las pocas películas donde puedes ver con tus propios ojos la definición correcta que los criminalistas dan acerca de un psicópata.
En las películas de terror "clásicas" el psicópata asesina y lastima por odio, por venganza, por morbo, por placer... Incluso en la primer película, el doctor demuestra en todo momento un desprecio total hacia la vida humana, y al ver su obra perversa la disfruta, y goza muchísimo torturándolos y humillándolos sádicamente. En "The Human Centipede 2" vemos algo totalmente diferente.
Un psicópata se caracteriza por su ausencia total de sentimiento de culpa. Martin no hace su "obra" por odio, ni por sadismo. De hecho, él no siente absolutamente nada por ninguna de sus víctimas, ya que él no los ve como personas. Los ve como objetos. No les habla ni hace nada con ellos (mucho menos darles un discurso acerca de qué les va a hacer, como hicieron en la película anterior). Para él son juguetes. Un detalle genial de los guionistas son las escenas donde él asesina sin querer a alguna de sus víctimas, y se pone a llorar al darse cuenta. No lo hace por culpa, lo hace porque siente que uno de sus objetos se le "rompió", y ahora su ciempiés estará incompleto. Es un detalle sumamente perverso, pero remarco que es la primera vez que se refleja en una película el pensamiento de un psicópata enfermo con tanta claridad. Las demás películas ni se acercan a esta definición.
El único motivo por el cual una persona que haya querido ver esta película no le haya gustado, es porque quería horror "pero no tanto!" (algo que habla muy bien de los realizadores). Y si no te gusta el horror, entonces no tienes nada que hacer aquí. Esto es sólo para expertos.
En medio de una multitud cada vez más numerosa de películas que prometen terror y provocan aburrimiento, Tom Six nos trae una obra de un nivel de horror nunca antes visto, con una historia que, aunque lo parezca, no habla de violencia absurda y gratuita, sino de psicopatología a un nivel delirantemente enfermo. Y su realización, así de sencilla como tener sólo veinte actores, unos pocos escenarios y estar totalmente filmada en blanco y negro, dan como resultado una de las películas de horror que hace que hasta a los más aficionados a todo tipo de cine de terror se queden con unas imágenes dificiles de borrar de su cabeza por muchísimo tiempo...
El motivo por el cual le pongo un 10 a este film no va sólo por el shock visual (y estomacal) que produce ver un Ciempiés humano formado por 12 personas. El 10 va porque es una de las pocas películas donde puedes ver con tus propios ojos la definición correcta que los criminalistas dan acerca de un psicópata.
En las películas de terror "clásicas" el psicópata asesina y lastima por odio, por venganza, por morbo, por placer... Incluso en la primer película, el doctor demuestra en todo momento un desprecio total hacia la vida humana, y al ver su obra perversa la disfruta, y goza muchísimo torturándolos y humillándolos sádicamente. En "The Human Centipede 2" vemos algo totalmente diferente.
Un psicópata se caracteriza por su ausencia total de sentimiento de culpa. Martin no hace su "obra" por odio, ni por sadismo. De hecho, él no siente absolutamente nada por ninguna de sus víctimas, ya que él no los ve como personas. Los ve como objetos. No les habla ni hace nada con ellos (mucho menos darles un discurso acerca de qué les va a hacer, como hicieron en la película anterior). Para él son juguetes. Un detalle genial de los guionistas son las escenas donde él asesina sin querer a alguna de sus víctimas, y se pone a llorar al darse cuenta. No lo hace por culpa, lo hace porque siente que uno de sus objetos se le "rompió", y ahora su ciempiés estará incompleto. Es un detalle sumamente perverso, pero remarco que es la primera vez que se refleja en una película el pensamiento de un psicópata enfermo con tanta claridad. Las demás películas ni se acercan a esta definición.
El único motivo por el cual una persona que haya querido ver esta película no le haya gustado, es porque quería horror "pero no tanto!" (algo que habla muy bien de los realizadores). Y si no te gusta el horror, entonces no tienes nada que hacer aquí. Esto es sólo para expertos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
20 de septiembre de 2013
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inmersos en un mundo nuevo donde las series de anime aparecen y desaparecen insignificántemente sin dejar ni el humo, los directivos de Toei sí que supieron dar un golpe en la mesa para llamar nuestra atención: Una película de Dragon Ball Z en el año 2013! Al enterarnos, todos los que crecimos viendo las aventuras y desarrollo de Son Goku dejamos todo y dirigimos nuestra total atención a "¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Es en serio esto? ¡Guaaaauu!". ¡Era algo sagrado, venido de nuestra infancia, que estaba volviendo! ¡Era algo nuestro!
Como ya me ha pasado miles de veces, la sensación de amor platónico con una película antes de verla, se desvanece sólo de una manera: viéndola. Y confieso que me hubiera gustado esperar más a que se me rompa la burbuja...
Lo que vemos en la película no se parece en nada al Goku que hace únicamente lo que disfruta, que es pelear. Ni el Vegeta que es un león de furia contenida a punto de escaparse a cada segundo. Ni ninguno de los "Guerreros Z" que todos vimos luchar y dar hasta sus vidas en cada batalla (sobre todo Krilin y Yamcha). Lo que vemos es a un grupo de personajes conocidos en el cual a todos -sin excepción- ya se les pasó su mejor momento hace muchísimo. Y enfrentando a un villano (porque ni merece el calificativo de "guerrero") motivado por el motivo más absurdo y humillante. El más puro ocio.
Cuando me enteré que en esta ocasión el rival de Goku iba a ser un dios, sólo se me cruzaron dos palabras: SAINT SEIYA. Me imaginé un dios majestuoso y ultra poderoso con un duro juicio en contra de la maldad del planeta Tierra, y dispuesto a destruirla. ¿Qué me encontré? Con un perro chihuahua humanoide que lleva 39 años de siesta y que cuando se despierta lo hace con movimientos y sonidos de Looney Tunes. ¡En serio! Y mientras desayuna junto a su secretario/a (iba a preguntar qué onda con él/ella, pero si me pongo a hacer preguntas que jamás nadie responde acerca de Bills y Wiss no termino más), revisa las "novedades" como quien lee el periódico, se entera de que Freezer fue derrotado por un saiyajin y de la nada se acuerda de una profecía que le dijeron una vez acerca de un Super Saiyajin Dios (más rebuscado imposible), y sale a buscarlo simplemente porque se le antojó. Listo, esto es todo el argumento. Luego de esto, puedes salir a comer algo, tomar aire y volver 50 minutos después, cuando comienzan las peleas interesantes, porque en el transcurso todo, absolutamente todo es, lisa y llanamente, un relleno más.
Las voces siempre nos encantan. La animación está en lo más alto (aunque jamás exigimos mucho porque una animación como la de los '80 y '90 es lo que aprendimos a querer). Es en el argumento en donde no sólo hace agua, directamente nos ahogamos a los diez minutos. Entiendo perfectamente que en DBZ Goku ya superó hasta lo insuperable y lo único que le quedaba por enfrentar más fuerte que él era directamente a un dios... pero tampoco merecíamos algo tan traído de los cabellos.
Se supone que sería un broche de oro, y no pasa de ser un alambre...
Como ya me ha pasado miles de veces, la sensación de amor platónico con una película antes de verla, se desvanece sólo de una manera: viéndola. Y confieso que me hubiera gustado esperar más a que se me rompa la burbuja...
Lo que vemos en la película no se parece en nada al Goku que hace únicamente lo que disfruta, que es pelear. Ni el Vegeta que es un león de furia contenida a punto de escaparse a cada segundo. Ni ninguno de los "Guerreros Z" que todos vimos luchar y dar hasta sus vidas en cada batalla (sobre todo Krilin y Yamcha). Lo que vemos es a un grupo de personajes conocidos en el cual a todos -sin excepción- ya se les pasó su mejor momento hace muchísimo. Y enfrentando a un villano (porque ni merece el calificativo de "guerrero") motivado por el motivo más absurdo y humillante. El más puro ocio.
Cuando me enteré que en esta ocasión el rival de Goku iba a ser un dios, sólo se me cruzaron dos palabras: SAINT SEIYA. Me imaginé un dios majestuoso y ultra poderoso con un duro juicio en contra de la maldad del planeta Tierra, y dispuesto a destruirla. ¿Qué me encontré? Con un perro chihuahua humanoide que lleva 39 años de siesta y que cuando se despierta lo hace con movimientos y sonidos de Looney Tunes. ¡En serio! Y mientras desayuna junto a su secretario/a (iba a preguntar qué onda con él/ella, pero si me pongo a hacer preguntas que jamás nadie responde acerca de Bills y Wiss no termino más), revisa las "novedades" como quien lee el periódico, se entera de que Freezer fue derrotado por un saiyajin y de la nada se acuerda de una profecía que le dijeron una vez acerca de un Super Saiyajin Dios (más rebuscado imposible), y sale a buscarlo simplemente porque se le antojó. Listo, esto es todo el argumento. Luego de esto, puedes salir a comer algo, tomar aire y volver 50 minutos después, cuando comienzan las peleas interesantes, porque en el transcurso todo, absolutamente todo es, lisa y llanamente, un relleno más.
Las voces siempre nos encantan. La animación está en lo más alto (aunque jamás exigimos mucho porque una animación como la de los '80 y '90 es lo que aprendimos a querer). Es en el argumento en donde no sólo hace agua, directamente nos ahogamos a los diez minutos. Entiendo perfectamente que en DBZ Goku ya superó hasta lo insuperable y lo único que le quedaba por enfrentar más fuerte que él era directamente a un dios... pero tampoco merecíamos algo tan traído de los cabellos.
Se supone que sería un broche de oro, y no pasa de ser un alambre...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
Argylle
24 de abril de 2021
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siento como si estuviera viendo una versión Zack Snyder de la historia de Mortal Kombat. No por la oscuridad y la violencia, sino por la estrategia de poner primero en la lista de cosas a lograr de la cinta a las escenas super cool y vistosas a modo de fan service, y luego, si alcanza el tiempo y las ganas, escribir una historia medianamente coherente. Pedir fidelidad a la historia original que, se supone, deberían respetar, es algo que siempre fue opcional.
Este año 2021 nos presenta una muy esperada y anticipada nueva versión de una historia cuyos 30 años de trayectoria tanto cinematográfica como videojugabilística nos da permiso de considerar ya un clásico. Y, contra lo que podría creerse luego de mi párrafo anterior, el trabajo del director fue muy bueno. Simon McQuod hace un buen trabajo al dirigir una película de acción de bajas expectativas. Al ir a ver una película con este título, nuestras expectativas son mucho menores que la media. Esperamos escenas de acción alucinantes, un gore que ahora sí sería bien recibido (mientras que en la película de los '90 hubiera sido problemático por la fama de apología a la violencia que tenía la franquicia), pero también esperamos cierta fidelidad a la trama. Y eso es algo en lo que la película fracasa. Terminamos viendo una película improvisada, basada sólo en las premisas que los empresarios, obviamente sin conocimientos del videojuego, impulsan: Que la trama se centre en los personajes principales: Scorpion y Sub-Zero.
Debido al nombre de la película (y sus antecedentes), esperaríamos que la historia hable del torneo Mortal Kombat (en el cual se juega el destino de la Tierra, pues si un luchador del "Outworld" gana diez veces seguidas, los ejércitos del gobernante del Outworld, Shao Kahn, tendrá el poder de invadir la Tierra, por lo que uno de los dioses de la Tierra, Raiden, debe reunir un grupo de guerreros para detenerlo). Sin embargo, la trama principal de toda la franquicia es casi vista como algo secundario. Los primeros 15 minutos nos remontan al Japón del siglo XVII, nos muestran a un ex ninja llamado Hanzo Hasashi (una gran interpretación de Hiroyuki Sanada) viendo cómo un antiguo enemigo llamado Bi Han (un gran trabajo de Joe Taslim), asesina a su familia con poderes de hielo, y luego lo asesina a él, sólo para que su linaje se termine. Vemos mucha acción, vemos gore, vemos espectacularidad, vemos grandiosas coreografías... pero no vemos nada que nos haga entender el porqué del ataque. Se nos insinúa que son de clanes enemigos, pero es algo que no se profundiza jamás. Se nos muestra que Bi Han tiene poderes de hielo (lo que nos hace entender que él es Sub-Zero y por ende Hasashi es Scorpion), pero no se entiende porqué es tan importante eliminar el linaje de Hasashi, si él parece estar retirado y no es ninguna amenaza ni para su clan ni para el Mortal Kombat (el cual pareciera ignorar). No se profundiza NADA. Sólo son dos ninjas que pelean, uno muere y el otro sigue vivo 400 años después, trabajando para un hechicero del Outworld y ayudándolo a hacer trampa para que no se realice el torneo que ellos mismos dirigen, y en el cual participa un descendiente de Hasashi que fue totalmente inventado para la trama.
La trama misma está llena de muchas incoherencias que nos revelan que la película sólo son escenas de acción con relleno alrededor. Y no relleno de calidad. De hecho, sorprende la poca calidad del relleno entre pelea y pelea, sobre todo tomando en cuenta que detrás de esta película está Warner. Sus carencias son demasiado grandes para las altísimas expectativas, especialmente financieras, que maneja. En spoilers detallo muchas de las carencias que más me han hecho ruido.
Este año 2021 nos presenta una muy esperada y anticipada nueva versión de una historia cuyos 30 años de trayectoria tanto cinematográfica como videojugabilística nos da permiso de considerar ya un clásico. Y, contra lo que podría creerse luego de mi párrafo anterior, el trabajo del director fue muy bueno. Simon McQuod hace un buen trabajo al dirigir una película de acción de bajas expectativas. Al ir a ver una película con este título, nuestras expectativas son mucho menores que la media. Esperamos escenas de acción alucinantes, un gore que ahora sí sería bien recibido (mientras que en la película de los '90 hubiera sido problemático por la fama de apología a la violencia que tenía la franquicia), pero también esperamos cierta fidelidad a la trama. Y eso es algo en lo que la película fracasa. Terminamos viendo una película improvisada, basada sólo en las premisas que los empresarios, obviamente sin conocimientos del videojuego, impulsan: Que la trama se centre en los personajes principales: Scorpion y Sub-Zero.
Debido al nombre de la película (y sus antecedentes), esperaríamos que la historia hable del torneo Mortal Kombat (en el cual se juega el destino de la Tierra, pues si un luchador del "Outworld" gana diez veces seguidas, los ejércitos del gobernante del Outworld, Shao Kahn, tendrá el poder de invadir la Tierra, por lo que uno de los dioses de la Tierra, Raiden, debe reunir un grupo de guerreros para detenerlo). Sin embargo, la trama principal de toda la franquicia es casi vista como algo secundario. Los primeros 15 minutos nos remontan al Japón del siglo XVII, nos muestran a un ex ninja llamado Hanzo Hasashi (una gran interpretación de Hiroyuki Sanada) viendo cómo un antiguo enemigo llamado Bi Han (un gran trabajo de Joe Taslim), asesina a su familia con poderes de hielo, y luego lo asesina a él, sólo para que su linaje se termine. Vemos mucha acción, vemos gore, vemos espectacularidad, vemos grandiosas coreografías... pero no vemos nada que nos haga entender el porqué del ataque. Se nos insinúa que son de clanes enemigos, pero es algo que no se profundiza jamás. Se nos muestra que Bi Han tiene poderes de hielo (lo que nos hace entender que él es Sub-Zero y por ende Hasashi es Scorpion), pero no se entiende porqué es tan importante eliminar el linaje de Hasashi, si él parece estar retirado y no es ninguna amenaza ni para su clan ni para el Mortal Kombat (el cual pareciera ignorar). No se profundiza NADA. Sólo son dos ninjas que pelean, uno muere y el otro sigue vivo 400 años después, trabajando para un hechicero del Outworld y ayudándolo a hacer trampa para que no se realice el torneo que ellos mismos dirigen, y en el cual participa un descendiente de Hasashi que fue totalmente inventado para la trama.
La trama misma está llena de muchas incoherencias que nos revelan que la película sólo son escenas de acción con relleno alrededor. Y no relleno de calidad. De hecho, sorprende la poca calidad del relleno entre pelea y pelea, sobre todo tomando en cuenta que detrás de esta película está Warner. Sus carencias son demasiado grandes para las altísimas expectativas, especialmente financieras, que maneja. En spoilers detallo muchas de las carencias que más me han hecho ruido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
11 de febrero de 2015
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre las muchas teorías que existen sobre el humor, en esta ocasión rescato la teoría de la incongruencia. Schopenhauer nos dice que nos reímos ante la incongruencia entre un concepto y los objetos reales que fueron pensados mediante el mismo: «La causa de la risa en cada caso reside, simplemente, en la súbita percepción de la incongruencia entre un concepto y los objetos reales que fueron pensados a través de él. Cuanto mayor sea esa incompatibilidad y más inesperada en la concepción del que ríe, tanto más fuerte será la risa»
Jim Abrahams, junto a David y Jerry Zucker, han sabido interpretar perfectamente este concepto, ofreciéndonos una obra donde prima el humor absurdo, pero no en el sentido de simplemente meter chistes fuera de lugar y hacer caras. sino contar una historia donde el humor es circunstancial, sorpresivo y MUY ingenioso. Nos encontramos con una película de espías en una Alemania del Este bajo un régimen fascista (¿nazi?) cuyos líderes, fríos y antipáticos, planean utilizar un festival cultural como pantalla para ocultar un atentado contra una flota de submarinos de la OTAN. Son informados que uno de los artistas que ellos pidieron no pudo asistir y fue reemplazado por otro americano. Mientras colocan un disco para ver cómo es, continúan su declaración de que nadie podrá evitar que Alemania sea unificada una vez más. En ese momento... comienza a sonar una canción al estilo "Beach Boys", que habla de surfistas... que juegan al tiro al blanco sobre sus tablas! (y para colmo, la canción es pegadiza, incluso mejor que la original).
Esta es sólo una de las geniales ocurrencias de un guión donde influye tanto lo que está al frente en escena, como lo que está como fondo. Conocemos a Nick Rivers (un jovencito Val Kilmer), un cantante de rock and roll americano e ídolo de las muchachitas (clara referencia a Elvis), ultra frívolo, totalmente desinteresado en lo que haya a su alrededor, siempre con actitud cool y sin despeinarse jamás. Está en una Alemania totalitaria y no se le mueve un pelo. Hasta que conoce a una jovencita en apuros, la salva (típico galanazo), y sin quererlo, termina involucrado en una lucha entre la Resistencia y los opresores. Y formará parte, aunque después de todo... a él lo único que le importe es quedar con la chica bonita nada más.
Un argumento que toca temas tan controvertidos como el totalitarismo, y lo hace con un desenfado y una desfachatez tal que deja en segundo plano, y como escenario, el hecho de que tiene una cantidad irrisoria de gags, chistes, bromas de doble sentido y salidas ingeniosas, casi diría que a cada minuto de la película, sin darte respiros a dejar de sonreír ni reír a carcajadas, y a la vez, sin dejar en ningún momento de contar la historia principal (algo que rara vez se ve en este tipo de films, donde lo usual es irse por las ramas). Prácticamente, cualquier punto de la película al azar (literalmente) te despierta carcajadas. Esto nos habla de creatividad, de ingenio, de saber muy bien cómo "colocar las cosas donde no van" y conservar la gracia, el glamour y las sorpresas en el intento. ¿Qué se le puede criticar a un argumento que lo único que se toma en serio es su afán por crear humor absurdo y a la vez ingenioso y sorpresivo? Mis diez puntos para este clásico, y ojalá sus intentos de imitación hubieran prestado más atención.
Jim Abrahams, junto a David y Jerry Zucker, han sabido interpretar perfectamente este concepto, ofreciéndonos una obra donde prima el humor absurdo, pero no en el sentido de simplemente meter chistes fuera de lugar y hacer caras. sino contar una historia donde el humor es circunstancial, sorpresivo y MUY ingenioso. Nos encontramos con una película de espías en una Alemania del Este bajo un régimen fascista (¿nazi?) cuyos líderes, fríos y antipáticos, planean utilizar un festival cultural como pantalla para ocultar un atentado contra una flota de submarinos de la OTAN. Son informados que uno de los artistas que ellos pidieron no pudo asistir y fue reemplazado por otro americano. Mientras colocan un disco para ver cómo es, continúan su declaración de que nadie podrá evitar que Alemania sea unificada una vez más. En ese momento... comienza a sonar una canción al estilo "Beach Boys", que habla de surfistas... que juegan al tiro al blanco sobre sus tablas! (y para colmo, la canción es pegadiza, incluso mejor que la original).
Esta es sólo una de las geniales ocurrencias de un guión donde influye tanto lo que está al frente en escena, como lo que está como fondo. Conocemos a Nick Rivers (un jovencito Val Kilmer), un cantante de rock and roll americano e ídolo de las muchachitas (clara referencia a Elvis), ultra frívolo, totalmente desinteresado en lo que haya a su alrededor, siempre con actitud cool y sin despeinarse jamás. Está en una Alemania totalitaria y no se le mueve un pelo. Hasta que conoce a una jovencita en apuros, la salva (típico galanazo), y sin quererlo, termina involucrado en una lucha entre la Resistencia y los opresores. Y formará parte, aunque después de todo... a él lo único que le importe es quedar con la chica bonita nada más.
Un argumento que toca temas tan controvertidos como el totalitarismo, y lo hace con un desenfado y una desfachatez tal que deja en segundo plano, y como escenario, el hecho de que tiene una cantidad irrisoria de gags, chistes, bromas de doble sentido y salidas ingeniosas, casi diría que a cada minuto de la película, sin darte respiros a dejar de sonreír ni reír a carcajadas, y a la vez, sin dejar en ningún momento de contar la historia principal (algo que rara vez se ve en este tipo de films, donde lo usual es irse por las ramas). Prácticamente, cualquier punto de la película al azar (literalmente) te despierta carcajadas. Esto nos habla de creatividad, de ingenio, de saber muy bien cómo "colocar las cosas donde no van" y conservar la gracia, el glamour y las sorpresas en el intento. ¿Qué se le puede criticar a un argumento que lo único que se toma en serio es su afán por crear humor absurdo y a la vez ingenioso y sorpresivo? Mis diez puntos para este clásico, y ojalá sus intentos de imitación hubieran prestado más atención.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
13 de febrero de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como película erótica es un bodrio. Como película romántica es un aburrimiento. Y como película de BDSM es una blasfemia.
Miles de veces se ha dicho que las películas basadas en un libro/novela siempre pecan por terminar siendo sustancialmente diferentes a la obra original, puesto a que la realización conlleva ciertas reescrituras y retoques. En este caso, como si de una ley de Murphy se tratara, la adaptación será tan fiel al libro como sea de horriblemente escrito que esté. Y aún así, se nota mucho la diferencia entre que, en el libro, la protagonista te esté relatando todo lo acontecido, a que la película te muestre planos y planos donde ella hace gestos, miradas, suspiros, se muerda el labio, nos enfoquen en primer plano sus piernas temblando y demás pruebas de lo caliente que está ("la diosa que lleva en su vientre" según le dicen, aunque en la película esa palabra no suena jamás).
La trama no podría ser más sencilla. Una humilde estudiante de literatura inglesa, Anastasia Steele (una Dakota Johnson que se juega la vida en este papel, espero algún día pueda volver a dormir en paz) reemplaza a su amiga Kate en una entrevista periodística que ella debía hacerle al CEO de una importante multinacional de telecomunicaciones, Christian Grey (Jamie Dornan, quien seguramente sabe que si alguien le dice que le dieron el papel por algo más que su físico, miente). Comienza un juego infantil de "ella es demasiado tímida e insegura, él es demasiado seguro", ella se excita como si literalmente nunca hubiera visto otro hombre en su vida y él se comporta como un... acosador. Vemos una seguidilla de acosos personales que rozan lo patológico (si no fuera que ella está caliente con él y consiente lo que hace, hablaríamos de apología al asedio). Luego de un histeriqueo estúpido, él decide hacerle firmar un pacto de confidencialidad (maniático) y luego, le expresa su deseo de tomarla a ella como su sumisa (aunque en el libro ella entiende perfectamente que él la quiere como su p...ersona sólo para sexo), y tener prácticas sadomasoquistas con ella. Y el resto de la película es un montón de choques argumentales donde NO se llega al romanticismo, NO se llega al erotismo, y NO se llega al nivel básico para hablar de BDSM. Intentos horribles de tres géneros en uno para una obra que hace agua ante la menor crítica.
Miles de veces se ha dicho que las películas basadas en un libro/novela siempre pecan por terminar siendo sustancialmente diferentes a la obra original, puesto a que la realización conlleva ciertas reescrituras y retoques. En este caso, como si de una ley de Murphy se tratara, la adaptación será tan fiel al libro como sea de horriblemente escrito que esté. Y aún así, se nota mucho la diferencia entre que, en el libro, la protagonista te esté relatando todo lo acontecido, a que la película te muestre planos y planos donde ella hace gestos, miradas, suspiros, se muerda el labio, nos enfoquen en primer plano sus piernas temblando y demás pruebas de lo caliente que está ("la diosa que lleva en su vientre" según le dicen, aunque en la película esa palabra no suena jamás).
La trama no podría ser más sencilla. Una humilde estudiante de literatura inglesa, Anastasia Steele (una Dakota Johnson que se juega la vida en este papel, espero algún día pueda volver a dormir en paz) reemplaza a su amiga Kate en una entrevista periodística que ella debía hacerle al CEO de una importante multinacional de telecomunicaciones, Christian Grey (Jamie Dornan, quien seguramente sabe que si alguien le dice que le dieron el papel por algo más que su físico, miente). Comienza un juego infantil de "ella es demasiado tímida e insegura, él es demasiado seguro", ella se excita como si literalmente nunca hubiera visto otro hombre en su vida y él se comporta como un... acosador. Vemos una seguidilla de acosos personales que rozan lo patológico (si no fuera que ella está caliente con él y consiente lo que hace, hablaríamos de apología al asedio). Luego de un histeriqueo estúpido, él decide hacerle firmar un pacto de confidencialidad (maniático) y luego, le expresa su deseo de tomarla a ella como su sumisa (aunque en el libro ella entiende perfectamente que él la quiere como su p...ersona sólo para sexo), y tener prácticas sadomasoquistas con ella. Y el resto de la película es un montón de choques argumentales donde NO se llega al romanticismo, NO se llega al erotismo, y NO se llega al nivel básico para hablar de BDSM. Intentos horribles de tres géneros en uno para una obra que hace agua ante la menor crítica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
Más sobre Ronin
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here
