Podemos decir que Rock and Roll High School es la película de Los Ramones ya que, aunque no trata en ningún momento la biografía de la banda, desarrolla la historia de una estudiante obsesionada con la música de los de Nueva York, que aparecen en numerosas ocasiones, tanto tocando, como interpretando sus propios papeles.

Si bien, gran parte de la película se desarrolla en un instituto y entorno a una banda punk real de gran éxito en los 70, nos encontramos ante una historia de pura fantasía basada en tópicos relacionados con el rock and roll, la adolescencia y la supuesta autoridad de los profesores ante el descontrol de los estudiantes, y esto es, bajo mi punto de vista, lo que la hace especial.

A pesar del aspecto colorido y alegre del film, y de la utilización de algunos recursos cinematográficos resultones como la aceleración de la imagen, algún que otro travelling interesante y el montaje en paralelo de algunas situaciones estrechamente relacionadas, en su conjunto da una ligera sensación de ‘cutrez’, de bajo presupuesto, pero acorde con las sensaciones quiméricas que se pretenden transmitir al espectador.

En escenas como la del experimento con los ratones o el surrealista lavabo del instituto, el director (Allan Arkush) deja muy claro que no intenta más que crear un mundo utópico a base de llevar a una parodia extrema todas aquellas situaciones que el más inventivo de los jóvenes roqueros haya podido imaginar, y sin ninguna duda, lo consigue y funciona bastante bien.

El delirante argumento es terriblemente simple, pero el montaje, que en ocasiones parece poco trabajado, es capaz de dar un ritmo frenético a la película –a pesar de ser una película de finales de los 70-.

Las interpretaciones no me han parecido especialmente destacables a pesar de lo alegre y simpático de los protagonistas, que durante toda la película se ven involucrados en imaginativas situaciones que resultan bastante divertidas.

En definitiva, una película vistosa, agradable y divertida que gustará a los roqueros más guasones y entusiasmará a los seguidores de Los Ramones, pero de una factura técnica un tanto cochambrosa.

¿Cuántas historias de horror se habrán visto ya en cabañas perdidas en el bosque? muchas, ¿pero cuántas tan seductoras como Evil Dead? poquísimas. Posesión Infernal rezuma encanto, tanto que parece que hasta puedes olerlo.

El argumento es simple y poco original, incluso diría que vulgar, pero la dirección de la película es brillante, la cinta estimula tus sentidos y no deja indiferente aún hoy día. Raimi juega magistralmente con los tempos, igual enlaza a un ritmo frenético una serie de imágenes, como mantiene un plano 20 segundos, consiguiendo un efecto de excitación/tensión que encandila.

Los pocos personajes actúan de manera extraña antes los hechos, de manera que, para el disfrute del espectador, parece que sigan el juego a la historia, consiguiendo momentos singulares de situaciones simples.

De la misma forma, decorados y maquillajes –al igual que los efectos sonoros– son, a propósito (y en parte por el bajo presupuesto), hermosamente bastos, toscos, cutres y jodidamente efectivos… geniales.

Una película directa, vistosa, cachonda y con una pegada brutal más de 30 años después de su estreno.
Hoy día Evil Dead es una película para ver con los colegas tomándote unas copas, reír, gritar, comentar y ovacionar en muchos momentos; y me da la sensación que hace 30 años esto también lo pretendía Raimi, lejos de intentar presentar una película seria de terror.

Todos los fallos e incongruencias de la película quedan en segundo plano ante el derroche visual y sonoro que nos ofrece Evil Dead, así que no seas quisquilloso y disfruta del espectáculo.

Un clásico con todo merecimiento lleno de zombies (o poseídos) cachondos, sobresaltos y sobretodo mucho encanto.

A mí, Evil Dead, me ha poseído infernalmente.

Over the Edge nos muestra de manera explícita la rebeldía de los adolescentes norteamericanos que, olvidados por la sociedad, utilizaban el vandalismo como vía de escape.

Si bien, en los primeros compases de la película encontramos un tono distendido y con elementos cómicos, ésta evolucionará hacia una situación dramática y un explosivo final con una gran lógica narrativa, gracias a un excelente guión que explica y contextualiza perfectamente la historia.

Gracias al buen montaje, la película posee un ritmo que la hace distraída, pero técnicamente no sobresale especialmente, incluso llegan a resultar exageradas ciertas escenas con efectos especiales excesivos que quitan realismo a las situaciones.

A pesar del coherente desarrollo del argumento, da la sensación que en ciertos momentos la cinta no acaba de transmitir el dramatismo de algunas situaciones realmente complicadas para los protagonistas; es como si esos chicos de 15 años no reflejaran en su aspecto y forma de relacionarse la maldad que en el fondo tenían sus actuaciones, por lo que resulta paradójico que en algunas situaciones el espectador tienda a sonreír, o directamente reír, en lugar de afligirse.

Al margen de este ‘desencuadre’ emocional que generan ciertas situaciones, el film cuenta con excelentes escenas como por ejemplo el flirteo entre Carl y Cory, la llegada del agente de policía a la casa en donde los jóvenes hacían una de sus fiestas o la estupenda escena final.

Es de recibo mencionar las más que decentes interpretaciones de jovencísimos actores no profesionales, así como la excelente banda sonora a cargo de grupos como The Ramones, Cheap Trick, Jimi Hendrix o Van Halen.

En definitiva, una buena película, con un excelente guión y un buen montaje que me ha dejado una sensación confusa en lo que a las emociones que pretendía transmitir se refiere.

Es curioso ver como un insólito entorno y unos singulares y extraños personajes pueden coger la archiconocida historia de la atractiva mujer que manipula a un débil hombre adinerado y convertirla en una peculiar película que, en tan solo una hora, es capaz de aunar de una forma eficaz y coherente drama, comedia, romance y terror.

En ‘La Parada de los Monstruos’ encontramos una fábula de confrontación entre la malicia y la ingenuidad, la belleza y la deformidad, la marginación y la compresión colectiva, genialmente contada a través de un flash-back. Como ejemplo de este enfrentamiento de valores tenemos –entre otros muchos detalles– la diferencia entre la noble y natural relación entre Hans y Freida y la superficialidad de la relación entre Hércules y Cleopatra… lo genuino de Freaks es que lo que realmente da miedo es la maldad de estos últimos, los supuestamente normales, la cual acaba induciendo la terrorífica venganza de los ‘diferentes’.

Después de la inicial contextualización del relato y presentación de los personajes -casi 20 minutos de continua música circense nos ponen en situación-, veremos como los protagonistas cogen profundidad hasta llegar a resultar entrañables, odiosos, dulces, despreciables… todo ello gracias a unas sublimes interpretaciones (en especial la de Cleopatra –Olga Baclanova–).

Al margen de la peculiaridad de la historia y el trasfondo que pueda tener, esta cinta está repleta de magníficas escenas y diálogos: el extremamente sugerente ‘Where are you going?’ de Cleopatra a Hércules desde la ventana de su caravana, la toma en que el hombre sin brazos ni piernas se enciende el cigarro, la dulce forma de Phroso de tratar a los niños deformes, la relación entre las siamesas y el prometido tartamudo, el diálogo tras el nacimiento de la hija de la mujer barbuda (-Oh, vaya ¿no es una monada? ¿qué es? -una niña, y tendrá barba), los excelentes finales –el del flash-back y de la película– y sobretodo los fantásticos 6 minutos del banquete de boda.

Una obra sincera, directa, osada, genuina, expresiva…dedica una hora de tu vida a ver esta película, no te arrepentirás.

“La película más influyente que he visto” fue el primer pensamiento que me vino a la cabeza al acabar de ver La Noche de los Muertos Vivientes.

Este film está cargado de escenas míticas que han sido repetidas múltiples veces por otras obras relacionadas con los zombies: el aumento progresivo de la cantidad de muertos vivientes, las disputas de los supervivientes en el interior de una casa rodeada de zombies, la radio informando del horror y la muerte producida por la plaga, el apuntalamiento de puertas y ventanas para evitar la entrada de zombies, la sensación de agobio de los protagonistas…

El ritmo de la película, que tras unas magníficas escenas iniciales de los primeros zombies, puede parece un poco lento, incluso aburrido, va incrementándose progresivamente.

En el ecuador de la película, ésta cuenta con una fantástica escena en donde se explica, a través de la televisión, el posible origen de la infección y marca un punto de inflexión en el ritmo del film, tras el cual, el acoso de los muertos vivientes y la sensación de agobio y desesperación, vuelven de una manera brusca y penetrante a la historia. Todo un acierto, este ‘parántesis’ en la batalla por la supervivencia de los protagonistas que además, dota de antecedentes y personalidad a la historia.

En su contra juegan unas interpretaciones discretas, un aspecto visual un tanto pobre y un primer tercio de la película aburrido (excepto la primera escena).

Mucha tensión en el tramo final de la película, una banda sonora muy adecuada, efectos sonoros inquietantes y un buen final son detalles que hacen de La Noche de los Muertos Vivientes un referente indispensable para los amantes del género.